martes, mayo 29, 2012

Un trovador cubano en Neuquén

Por primera vez, Carlos Varela llega a Neuquén. Presentará "No es el fin", el miércoles en Casino Magic.
06/05/2012
El miércoles, a las 21:30, en el Salón Rainbow del Casino Magic, Carlos Varela abre en Neuquén su primera gira sudamericana, acompañado por su trío para recorrer además grandes éxitos de su carrera, como "La Palabra", "Siete" o "Guillermo Tell", composiciones que le han valido reconocimiento internacional.

En el bachillerato, Varela participó en grupos de rock inspirado por los sonidos clandestinos que retumbaban desde el otro lado del mar –Beatles, Peter Frampton– que captaba con una antena de fabricación casera. Una noche de 1977, un tío lo llevó a ver un concierto de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, y entonces se convenció de que la música podía ser mucho más que un pasatiempo.

Varela formó un conjunto y pronto se perfiló como integrante de la nueva generación de figuras de la, a veces designada, Novísima Trova de los 80, que marcó un cambio de dirección.

Las canciones expresaban una crítica social más afinada tomando como punto de mira las políticas internas del gobierno cubano.

Sin embargo, muchas de ellas eran lo suficientemente ambiguas como para desviar las acusaciones de fomentar sentimientos antirrevolucionarios.

–¿Cómo definirías el estado actual de la música popular cubana post Nueva Trova?

–Cuba se mantiene aún como una gran potencia musical donde hay excelentes músicos de todas las generaciones y en todos los géneros. En los últimos tiempos se han ido muchos artistas a otros países, pero la mayoría de ellos mantienen un vínculo con la isla y siguen conectados con sus raíces. El movimiento de trovadores o cantautores es todavía muy activo. Hay una gran cantidad de agrupaciones, de orquestas de música bailable y en el mundo del jazz es donde quizás más talento joven se ha desarrollado con excelentes instrumentistas e incluso compositores. Pero no estamos exentos de los males que golpean a cualquier otro país. Tenemos un sinnúmero de grupos que hacen algo que insisten en llamarle música pero que no es otra cosa que ritmos con melodías mediocres, y que sobrepasan cualquier barrera del mal gusto. En Cuba también la radio y la televisión están saturadas de este tipo de cosas y según los programas que veas o escuches, parece haber más músicos que música y más poetas que poesía.

– ¿Y tu posición en la música?

–Gracias a Dios he logrado vivir de lo que más me gusta: la música; durante estos treinta años que llevo como músico y compositor. No ha sido nada fácil, pues he tenido que capear varias tormentas. Pero visto desde la distancia creo que todo lo que me ha tocado vivir me ayudó a hacerme más fuerte como persona y más exigente como artista. .

– ¿Cómo procesan, los músicos que salen de Cuba, las experiencias que recogen en el exterior, cómo lo procesas vos?

–Bueno la música es un lenguaje universal y somos un gremio con códigos bastante universales. Yo he tenido la oportunidad de colaborar con músicos de muchos países y es increíble cómo se puede superar la barrera del idioma con la música. En el caso de los cubanos, como la mayoría tienen muy buena formación académica, pues se les hace más fácil integrarse a otros entornos. Quizás lo que más les cueste es crear ciertos hábitos de trabajo que en Cuba, por el tipo de sociedad en que vivimos, no los desarrollamos. Para mí es una bendición tener la oportunidad de viajar y conocer otras culturas. Ha sido muy enriquecedor y es algo que disfruto mucho. Los años en que estuve viajando y pasando mucho tiempo en España junto a Joaquín Sabina fueron como un master en la mejor universidad del mundo. Mis visitas a EE. UU. y el contacto con músicos del calibre de Jackson Browne, Bonnie Raitt, pues es sin duda algo que se agradece mucho.

–¿Cómo definirías tu aporte a la canción cubana?

–Creo que le tocará a los historiadores o musicólogos responder esta pregunta y decidir cuál ha sido mi aporte, si es que existe. En cualquier caso me siento satisfecho con mi trabajo pero ni siquiera a mitad de camino. Espero cada día escribir mi mejor canción y hacer mi mejor concierto.

–¿Cuánto tiene de nuevo, cuánto de herencia?

–Como cualquier otro músico, aspiro a crear con toda la originalidad posible. Trato de mantener mi sello como compositor e instrumentista y no repetirme en mis canciones o en mis discos. Procuro sorprenderme todo el tiempo con lo que hago, sin dejar de ser auténtico. Pero como cualquier otro músico estoy permeado de influencias que van desde la música clásica hasta Salvador Dalí. Mi manera de contar historias es bastante teatral y quizás en esto mis mayores influencias vienen más del mundo del cine y la literatura que de la canción, aunque Silvio, Pablo, Joaquín, Charly (García) y otros, aparecen como fantasmas en mis letras.

– ¿De qué fuentes has bebido para darle forma a tu modo de componer y cantar?

–El proceso de escribir una canción es algo muy extraño y mágico. Esto explica que hay canciones que se escriben en cinco minutos, otras tardan años y algunas no se terminan nunca. En mi caso, como no estudié música, el proceso es además muy empírico. Cuando he conversado con compositores que admiro y respeto mucho, pues también me ha sorprendido que cada uno tenga su forma muy diferente de escribir. A mí, lo que suele sucederme es que algo específico, que puede ser una historia, una película o una mujer, me obligue a convertirla en canción.

–¿Qué expectativas tienes acerca de su visita a Neuquén?

–Pues tenemos muchos deseos de conocer esta ciudad que nos cuentan tiene una naturaleza impresionante y con fuertes tradiciones y folclore. A mediados de los años 80 viajaban muchos argentinos a La Habana y conocí a algunos que me hablaban de esta ciudad. Ojalá los pueda ver. Me hace mucha ilusión compartir mi música con la gente de Neuquén y conocerlos. Espero que éste sea el primero de muchos otros viajes por esa región y que podamos hacer muchos amigos por allí.

Eduardo Rouillet eduardo rouillet@gmail.com

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