martes, julio 10, 2012

Unicornio Azul moral

Manuel Gonzalez Bello.
Cuando el cantor Silvio Rodriguez hizo publica la perdida de su unicornio azul, todos,los más y los menos sensibles nos conmovimos; él reclamaba su animal de amistad y nosotros lamentabamos no poder encontrarselo. Sufrimos junto a Silvio la desaparición de su amigo.

Mas que decir, la canción del trovador sugería: acudían, letra y música, a lo más hondo de los oyente; de tal manera que de pronto experimentábamos la sensación de haber perdido alguna vez de un unicornio azul, verde, o magenta. Nos sorprendimos solidarios de su dolor, porque somos hombres humanos.


Yo soy de esos que al escuchar a Silvio salgo a buscar el unicornio, el azul, y no otro, que de ese se trata en este caso.Y sin embargo, Tony Martín, mi amigo y compañero de labor, estuvo ingresado varios dias, muy enfermo y no fui verlo al hospital. Requería él-seguro- que no por formalismo, sino por elemental e imprescindible apoyo, llegaramos hasta su cama.Más yo no lo hice, bajo el amparo de la falta de tiempo y otros pretextos.No es dificil suponer que Tony habrá tenido el estrecimiento de haber perdido un unicornio.

No siempre que alguien de nuestra oficina o nuestra fabrica es hospitalizado, vamos a verlo.¿Donde puede estar la razon de que descuidemos ese detalle de elemental solidaridad, nosotros, gente de esencia y educación solidaria?¿ es acaso visitar enfermos algo ajeno a nuestras costumbres?.

A veces alguien nos cuenta su tragedia, su para nosotros mínima tragedia, pero para él enorme catástrofe, y seguimos la marcha sin dejarle una frase de soporte, algun aliento que lo haga levantarse o lo ayude a andar.

No propongo convertirnos en "paño de lagrimas" de quienes nos rodean;solo hablo de prestar el hombro a quien deja pastando su unicornio y le desaparece.
Conocida es la grandeza de la solidaridad del hombre cubano. La historia pasada y presente se encarga de demostrarlo.Ser solidario es una de las celulas de nuestro andamiaje humano de hombres politicos. Asi nos lo enseñaron los antepasados y nos lo inculcan nuestros proceres actuales.

Somos en mayoria como quería el poeta Don Antonio Machado, en el buen sentido de la palabra buenos. Y si esa anciana va a descender del ómnibus y no tenemos el gesto, el simple y obligado gesto de extenderle la mano de ayudarle, ¿no estamos faltando a nuestra esencia? Cuando esa mujer cargada de año baja los escalones y no encuentran una mano que se le tienda, es muy probable que en cada peldaño sienta que ha perdido el unicornio.

Respetamos y admiramos la dignidad de la anciana, y sin embargo...
Dice el reglamento que en los ónmibus hay asientos destinados a embarazadas.Pero eso no se cumple. Lo real: otros-hombres y mujeres- los ocupan y se muestran incapaces de levantarse al ver a una embarazada.

Sin dramatizar, esa mujer, ubicada entonces en la indefensión total, sentirá por dentro, ante la insensibilidad que pierde su unicornio.¿se trata de pura educación formal o el hecho va mas alla? ¿No debemos revisarnos interiormente ante esta indolencia?.

El diario quehacer hace que nos preocupemos por hacer.Y de esa preocupación surgen ideas, iniciativas de más o de menos valor, y si nadie nos escucha, le desaparecemos un unicornio.Un niño nos muestra cuatro garabatos su linea recta que es su barco, su circulo mal trazado que es un sol, y no le aplaudimos su gran, para él, obra maestra. ¿a donde ira su unicornio? La indeferencia frente a las ideas de los demas es asesina de unicornios.

En la edición anterior de BOHEMIA, dedicamos las paginas centrales a la dramatica situación de las mujeres en el Tercer Mundo, con cuatro excelentes fotos.Por negiglencia de este redactor, aparecieron anominas, sin creditos.Luego, su autor, Luis Toca, abrio la revista y me dijo:"Esto que me has hecho le quita el animo a cualquiera".Y yo senti que le habia desaparecido un unicornio, que era eso lo que me decía.

Pienso en el buen maestro, el verdadero que se empeña en enseñar, en hacer que sus educandos adquiera realmente conocimientos.Imagino el derrumbe que habra en su interior cuando tropieza con un alunmo con desinteres, sordo a las enseñanzas. Derrumbe perfectamente comparable al del alunmo deseoso de aprender que encuentra frente a sí a un maestro limitado a cumplir un programa, a llegar un horario, a dar clases y no conocimientos, a entregar lecciones y no elementos formadores.Ay!, del maestro, del alunmo.

¿Y ese gastronomico amable, enamorado de su trabajo, que se esmera en brindarnos el mejor servicio y su trato? Del lado de aca del mostrador también se da maltrato aunque siempre se vea el que viene del lado de allá. Ese trabajador eficiente espera de nosotros el reconocimiento a su labor, una palabra de cortesía, que le hablemos en forma amable. Si no lo hacemos, siente que de su lado izquierdo se escapa su unicornio.

¿a quien no le han desaparecido un unicornio?¿Quien no ha desaparecido un unicornio?

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