domingo, junio 09, 2013

Lo hermoso nos cuesta la vida

Pablo Ramón - pramon@ole.com.ar

La felicidad es más difícil de explicar, de llevarla en la cara. Debe ser por ese verso inigualable del maestro Silvio Rodríguez: “Lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida”. Y los Triperos nos hemos pasado la vida correteando sueños y las alegrías nos han visitado tan pocas veces.

La sabiduría del pueblo gimnasista es que entendió que la verdadera aventura es perseguir y no tanto atrapar: un sueño que se alcanza es un sueño que se muere.

Ponerles palabras a las cosas que pasan es parte del oficio diario de nuestro trabajo, pero admito que siempre me quedo corto cuando veo la alegría danzante del pueblo tripero, yendo a Córdoba a reventar una cancha en un día laborable, o cuando la postal de 7 y 50 es una alfombra de cabezas y dos colores que lo resumen todo. Cuando nos acosan las horas del balance y el después empieza a ser el ahora, la primera reflexión va para Troglio.

Todo el mundo le pide que se quede, pero él se ganó la libertad de decidir. Me gustó verlo combativo. No se dejó llevar por la emoción y le puso algún pero a su continuidad. Prefiero que exija seriedad, compromiso, trabajo, honestidad... El fue el primero en dar eso, en un momento en el que el club quedó pendiendo de su ilustre nombre.

Si Troglio se queda es porque los dirigentes se pusieron a la altura de lo que se viene. Es hora de pensar un Gimnasia distinto, que deje de ser el tatami de disputas personales y egos, tonterías de los tipos con plata.

Troglio vino a un club devastado, que se estaba yendo a la B Metro y si se va o si se queda, no habrá puerta lo suficientemente grande para que pase su figura: lo grande que es que hasta nos deja un hijo hermoso y de Gimnasia. La revancha no tardó tanto.

Pienso en Oliver Benítez, que se fue al descenso ante San Martín (SJ) y metió un gol. En los pibes del club, como Monetti -el mejor jugador del campeonato-, Mussis, García, Nachito y en Piarrou.

Pienso en Barsottini y su dolor, en Litch y su cinta, en Blengio, Orejita, Omar, los enanos de arriba y en Bangardino y su silencioso aporte. Pienso en Rinaudo, que se despidió llorando el día del descenso y que estuvo en Córdoba bancando.

Gracias a todos, a Teté, a Olave, a los Mellizos que no pudieron viajar pero estuvieron... Gimnasia vuelve mejor, como en ese 1984 sofocante de pasión. El Lobito está otra vez de pie, hagámoslo caminar entre todos. Y no olvidemos lo que dijo Silvio...

No hay comentarios: