Alejandro Ramirez | Foto:
De ahí nació Canción de barrio, el excelente, oportuno y necesario documental de Alejandro Ramírez Anderson que tomó a Silvio como brújula para entrar en la vida diaria de poblados como Pogolotti, La Corea, El Chico, El Fanguito, entre otros, “congelando” imágenes que funcionan como una foto de una parte del presente insular y de los relatos de cientos de cubanos que a pesar de sus cargas, de sus fracturas y de sus anhelos, fueron capaces de entregarse sin desmayo a las canciones del trovador y vivirlas como si se tratara de un nuevo aire de esperanza.
Los entrevistados cuentan con naturalidad ante la cámara sus remembranzas atravesadas por las ausencias, las incógnitas y las luchas épicas que llevan a diario, numerosos y diversos relatos que al final se convierten en una sola historia, en un solo testimonio en el que todos sus protagonistas se reconocen aunque a veces no narren lo mismo.
“Aquí nunca viene ningún artista. Por eso agradecemos a Silvio que llegó para cantarnos y hasta los niños repiten sus canciones”, insisten en más de una ocasión los humildes pobladores de esos barrios a los que Silvio ha prometido seguirles llevando su música en una gira interminable. Ciertamente, en esas regiones de la Isla no se había presentado anteriormente casi ningún artista, salvo honrosas excepciones como los raperos, cantantes de regué o algún que otro trovador local.
“Aquí nunca viene ningún artista. Por eso agradecemos a Silvio que llegó para cantarnos y hasta los niños repiten sus canciones”, insisten en más de una ocasión los humildes pobladores de esos barrios a los que Silvio ha prometido seguirles llevando su música en una gira interminable. Ciertamente, en esas regiones de la Isla no se había presentado anteriormente casi ningún artista, salvo honrosas excepciones como los raperos, cantantes de regué o algún que otro trovador local.
El documental, con una eficaz edición del realizador Marcos Louit, también abre las puertas para que los cubanos de estos apartados lugares tengan la posibilidad de expresar ante las cámaras sus preocupaciones, anhelos y necesidades que en ocasiones, no se requiere de mucho tiempo para resolverlas, como quedó demostrado en una de las declaraciones grabadas en el audiovisual, en la que una mujer de mediana edad confesó sorprendida que poco antes de que el trovador llegara le habían construido una calle a su localidad.
El documental, una obra que debería trascender los marcos del cine para entrar en los predios de la televisión, refleja además cómo el trovador compartió con los propios artistas de las comunidades. Este es el caso del rapero David Escalona, quien antes de abrazar a Silvio y subir al escenario cantaba entre el público algunas rimas junto a sus colegas Etián Brebaje Man y esa joya de la música cubana que es Danay Suárez.
Canción de barrio afianzará los lazos de unión de muchos jóvenes cubanos, sobre todo de las más nuevas generaciones, con la obra de Silvio Rodríguez, quien ha declarado recientemente en su blog Segunda Cita, que “estar con la gente, es también una deuda que pago, porque yo salí de ahí, es la única forma que yo tengo de pagarle a este pueblo que es de donde yo salí en definitiva”.
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