Con el deceso de Eduardo Moya, a los 80 años de edad, víctima de una dolencia maligna irreversible, la televisión cubana perdió a uno de sus realizadores más capaces y creativos
Autor: Pedro de la Hoz | pedro@granma.cu
6 de abril de 2016 21:04:31
Eduardo Moya (izquierda) y Juan Castillo Vázquez. Foto: Alberto Borrego
Con el deceso de Eduardo Moya, a los 80 años de edad, víctima de una dolencia maligna irreversible, la televisión cubana perdió a uno de sus realizadores más capaces y creativos, un hombre profundamente comprometido con la concepción del medio como portador de valores políticos, éticos y estéticos.
Aunque su última incursión, no muy feliz que digamos, la hizo en el cine, con el largometraje Sumbe (2011), producción del Icaic sobre uno de los episodios de la épica internacionalista en Angola, la estela dejada por Moya en la pantalla doméstica marcó hitos referenciales no solo en telenovelas y series dramáticas, sino también en la programación musical.
Es hora de recordar que fue el director de Mientras tanto (noviembre 1967–abril 1968), espacio renovador y sin precedentes por su visión artística integradora, protagonizado por Silvio Rodríguez y al que tributaron el poeta Víctor Casaus y el diseñador René Azcuy. El tema de apertura era justamente Mientras tanto y el de cierre Y nada más, ambos de Silvio.
Tres años después Moya imprimió una nueva dinámica a las series juveniles de aventuras con la realización de Los comandos del silencio, inspirada en la guerrilla urbana uruguaya de Los Tupamaros. La canción que identificó la obra, compuesta por Silvio Rodríguez, situó a su intérprete, la inolvidable Sara González, en la memoria popular.
Otro momento estelar en la carrera televisual de Moya llegó con Algo más que soñar (1984-1985). Nunca antes se había representado el espíritu de una generación, nacida luego del triunfo revolucionario, cuya inserción en la vida del país fue reflejada con sensibilidad y hondura en una serie que contó en el guion con el aporte del escritor Eliseo Altunaga, la fotografía de Ángel Alderete, la música de Pablo Milanés y las actuaciones protagónicas de Luis Alberto García, Rolando Brito, Beatriz Valdés, Isabel Santos, Patricio Wood, y Enrique Álvarez.
La crítica también valoró la telenovela De tu sueño a mi sueño (1991), que honró la participación de los jóvenes en la lucha clandestina contra la dictadura batistiana.
Del rigor de su dirección escénica dejó testimonios de su altísimo nivel de exigencia en quienes lo acompañaron en adaptaciones de textos teatrales para la TV, entre las que sobresalieron Las brujas de Salem, de Arthurr Miller, y La indagación, de Peter Weiss.
Artista de Mérito del Icrt y Premio Nacional de la Televisión, Eduardo Moya fue un infatigable promotor del debate en los foros convocados por la Uneac, a cuyo Consejo Nacional perteneció.
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