sábado, agosto 31, 2019

Sabina me dijo como Jesús a San Pedro: 'Déjalo todo y ven conmigo'... y fui"

FOTOGRAFÍAS: ALBERTO DI LOLLI
IÑAKO DÍAZ-GUERRA Madrid9 MAY. 2019 02:13


Pancho Varona. Madrid, 1957. Músico. Lleva 37 años siendo la mano derecha de Joaquín Sabina, con el que ha compuesto más de 100 canciones, pero nunca se ha detenido ahí. Publica Pociones, un libro de poemas, letras y pensamientos, y hoy toca en la Sala Bira de Bilbao.

¿Por qué has decidido publicar estos textos que tenías guardados hace años?Yo no he decidido nada, en realidad. La editorial de repente me ofreció recopilar estas cositas antiguas y me enterneció que a alguien le preocuparan las cosas que yo podía haber estado escribiendo estos últimos 15 o 20 años. Así que les dije que sí.¿Tiene cabida esa modestia en un mundo de egos como el de la música o es un poco de postureo?No, no es postureo. Por ejemplo, una vez hice un disco en solitario porque me convenció una discográfica de que lo hiciera y ahora hago un libro por lo mismo. Yo no voy buscando ni discográficas que me graben ni editoriales que me publiquen, pero si alguien me lo pone fácil yo le digo que sí, sobre todo por el cariño que ponen en el proyecto. Realmente esa no es mi vocación, no me ha llamado el Señor por ese camino. Yo sé lo que soy: un músico al que le gusta estar dos metros detrás y dos metros a la izquierda de Joaquín (Sabina). Eso es lo que me gusta, ese es mi lugar en la vida, que bastante bonito es. Lo demás son cosas que me va regalando la vida y, como son regalos, los agradezco mucho.

¿Nunca has tenido la tentación de emanciparte y montártelo por libre?No. Hay mucha gente que tiene el síndrome de Messi y yo tengo el síndrome de Busquets. Me gusta más organizarlas cosas y verlas desde atrás. Dejo a los frontmen que sean frontmen, porque yo soy un hombre de segunda línea.¿Te facilita eso la vida?Sí, mucho. Conozco las dificultades de mucha gente muy grande para andar por la calle y pasear tranquilamente por las ciudades, que es algo que a mí me encanta hacer. Me gusta que me pidan una foto al día. Esa es mi media. Una está muy bien porque te mantiene el ego ahí arriba, pero te deja vivir tranquilo. Wyoming decía que es insoportable caminar por Preciados y que te paren 50 veces y yo sé lo que es eso, porque llevo con Joaquín Sabina muchos años y veo lo que es salir con él a la calle. Así que me encanta mi foto al día. Es la dosis perfecta: uno al día, que parece que hablo de sexo, pero hablo de fotos...¿De sexo no hablamos entonces? ¿Dónde ha quedado aquello del sexo, drogas y rock and roll?Del sexo, drogas y rock and roll, de esa última ele, estamos colgados del palo horizontal los rockeros mayores. Todo lo demás se acabó y de ese último palo estamos agarrados los Serrat, Sabina, Miguel Ríos, yo... Aunque ellos me sacan 10 o 15 años y esa pequeña ventaja les llevo. Yo me siento una persona joven. Me gusta que mis amigos tengan tu edad más que la mía. Prefiero tener más amigos de 30 y 40 que de 60. Me parece maravilloso porque tengo más que ver con ellos. Me gusta todos los días descubrir algo nuevo en la música y en la vida.

¿Y lo logras?En la música intento no quedarme anclado. Me jodería mucho quedarme fuera de todo lo que está pasando ahora, por eso soy muy amigo de bandas actuales como Love of Lesbian o Vetusta Morla. Me sigo manteniendo vivo, sobre todo, a través de mis gustos musicales. Si miras mi Spotify, está lleno de gente actual. Me interesa mucho y creo que la gente de mi generación se está perdiendo eso pensando que todo lo que no se hizo en los años 70 es una mierda. Yo me junto con tres personas más de 60 años y parece que vamos a mirar una zanja. Pero con tres de 40 me apetece meterme en una tienda de discos a buscar música con ellos. Esa es la diferencia.¿Tienes espíritu de maestro?Al contrario, soy alumno siempre. Alumno aventajado, eso sí. Soy ese repetidor que se las sabe todas a base de repetir una y otra vez.¿No se hace raro salir a un escenario a tocar los mismos temas que tocabas con 30?Se hace raro, pero la gente ama a las canciones más que a las personas y quiere escucharlas las toque un chico de 20 o un señor de 60. Me aplauden ahora igual que me aplaudían entonces y por eso no me siento ridículo. Aunque hay veces que veo actuar a gente de 60 años y digo: "Joder, qué mayor está ese tío para estar subido a un escenario". Y luego pienso: "Hostia, si es de mi edad, yo debo dar la misma impresión". Pero a mí me da la sensación de que no hago ese ridículo que me producen otros. Es curioso. No ver tus defecto cuando los ves en otros... un pecadillo.

¿Está muriendo el rock?Me preocupa que no exista un rock en estos momentos de la calidad del que escuchaba con 20 o 30 años. Mis bandas siempre han sido Led Zeppelin, King Crimson, Pink Floyd, Police... Y eso ya no existe, eso se ha acabado. Ahora hay otras cosas que a mí me gustan menos, como Coldplay. Y hasta los mejores que hay hoy, como Arctic Monkeys que me encantan, no me gustan al nivel que me gustaban los Zeppelin. Y hablamos de grupos de hace 10 años. Ahora mismo no hay nada, hay un vacío que nunca sé si es que yo me he dejado de enterar de cosas o es que han dejado de pasar. Cualquier tiempo pasado fue mejor musicalmente. Hay otros géneros, claro, pero a mí me interesan menos. Aunque siempre pienso que es un problema mío, que no escucho lo suficiente por más que lo intento.Lo que también parece desaparecer es la parte contestataria del rock. Los nuevos grupos tienden a esquivar el posicionamiento político que era constante en tu generación.Sí, por el miedo. No se meten mucho en charcos. Mira Serrat y Joaquín cómo se han posicionado en el tema de Cataluña y hay mucha gente allí enfadada con lo que piensan. Están pagando un precio por haberlo hecho. Es valiente, estés de acuerdo o no. Veo que hay mucha gente en redes que se calla y yo siempre he pensado que el que tenga un micrófono y cien mil seguidores tiene que decir lo que piensa. Y si tiene un millón, más todavía. Sea de política o de fútbol. De todo. Aunque te granjees enemigos, aunque a la gente no le guste. Da igual. No puedes estar siempre agarrándotela con papel de fumar: hay que opinar, hay que ser, hay que estar.



LOS ROCKEROS DE MI EDAD ESTAMOS COLGANDO DE LA ÚLTIMA ELE DEL SEXO, DROGAS Y ROCK AND ROLL

¿Te ha tocado ser mucho el Sancho Panza de Sabina, el que frena al genio?Sí. Joaquín a menudo me pregunta "Panchito, ¿qué dicen en las redes sociales?" o "¿Te ha gustado la entrevista que hice?". Y lo hace para que yo pulse la opinión de la gente que tengo alrededor y le haga un balance. Sí, me ha tenido siempre como cable a tierra, pero Joaquín es una persona muy inteligente que lee cada mañana cinco periódicos españoles de todo el espectro político, otro argentino, otro mexicano y no tiene redes sociales. Así que está siempre muy bien informado porque lee a todos, se forma su opinión y no le afecta el ruido de las redes.

En estos tiempos en los que todo ofende, ¿sigue apeteciendo crear?Ahora hay que crear más que nunca y decir las cosas como las piensas. Y si te buscas un marrón, así sea. Hay muchas injusticias y tenemos que decirlo muy claro para que deje de haberlas. No puede haber censura nunca ni en la música ni en el humor ni en el teatro ni en la literatura ni en nada.¿Dejamos que las redes sociales nos hagan pensar que ciertos movimientos son más grandes de lo que luego son, sea Vox, la censura, etc...?Bueno, la parte de que Vox tenga 24 escaños me horroriza aunque esperasen 50. Si llega a pasar eso, me cambio de país. Pero, sí, las redes son terribles, son pura ponzoña. Y yo las disfruto, pero o te aíslas un poquito de la parte fea o sufres. Yo busco información constante y las redes me tratan bien, aunque a veces he sido un poco bocazas. No tengo mucho hater y, si lo tengo, no es muy agresivo. Los que más, por ser del Atleti. Pero en general me tratan muy bien y lo agradezco, porque sufro mucho viendo las persecuciones que padecen otros.Llegaste a Sabina y, por extensión a la música, un poco por casualidad.Sí, fue un accidente. Yo tocaba la guitarra en el sofá de casa viendo la tele. Sacaba la música de los anuncios porque tengo buen oído, pero no quería ser músico en la vida, no era lo que tenía previsto profesionalmente. Yo iba a ser funcionario del Ministerio de Defensa. Mi madre tenía cierto enchufe allí, que es algo que hace 40 años podía suceder, y yo quería meterme en el Ministerio de Defensa como estuvieron mi madre y mi padre tanto tiempo. Ese era mi plan vital, ser funcionario, pero de repente pasó Joaquín por mi vida y me dijo como Jesús a San Pedro: "Déjalo todo y vente conmigo". Y fui.

Pero no aparecería Joaquín de la nada...No, yo iba a verlo actuar junto a Krahe en La Mandrágora y, como era un sitio muy pequeño que no tenía ni camerinos, cuando acababan no tenían donde meterse: o se iban a casa o tenían que sentarse a charlar con el público en las mesas. Y terminé haciendo cierta amistad con él a base de darnos fuego y cigarros. En aquella época había una brecha de edad considerable, yo tenía 25 y él y sus amigos 35, pero conecté bien y llevamos 37 años juntos.¿Cuál es tu canción favorita de las que has hecho?Últimamente me gusta mucho Ruido, una canción que está en Esta boca es mía, que la letra es de Joaquín y Pedro Guerra y la música es mía. Estoy muy orgulloso de ella y es la que más me pone últimamente. Pero yo quiero mucho a todas mis canciones y mi preferida va variando, aunque hay cuatro o cinco básicas: Peces de ciudad, Y sin embargo, Contigo, La del pirata cojo, No me importa nada, de Luz Casal... Esas siempre están en mi santoral.Eres un pluriempleado, ¿no vivían como Dios los rockeros?A ver, tengo mi gira en solitario, Ruta 52, en la que pretendo tocar en las 50 provincias y Ceuta y Mellilla. Llevo diez, pero no hay prisa. Ahora he montado un proyecto que me encanta y se llama El viejo y el mar, como la novela de Hemingway, en la que yo soy el viejo e invito a un joven a dar un concierto juntos en la sala Galileo. El próximo es el 7 de junio con Guille Galván, de Vetusta Morla: cantamos, charlamos, contamos anécdotas, chistes... Luego, la gira con la Noche Sabinera, la radio todos los martes en RNE, las giras grandes con Joaquín, el libro... Curro mucho. Los derechos de autor, aunque se van reduciendo, me los tomo como un regalo caído del cielo, porque nunca sabes cuánto te va a caer y son una sorpresa maravillosa, pero hay que seguir trabajando porque tengo dos casas, dos coches y pago más del 40% de mis ingresos en impuestos, porque yo pago a conciencia hasta el último euro... Así que vivo bien, pero no me da para ahorrar ni para dejar de trabajar. Además, yo he sido muy gastarín, aunque ahora ya soy ahorrarín porque empecé a pensar en el futuro.¿Y sigues trabajando con gusto?Sí, la música es una aventura preciosa. En cuanto haya 60 personas que me quieran ver, voy a tocar donde sea. Con 60 personas me da para pagarme la gasolina, el hotel, la SGAE, el IVA y me queda un poquito. Poco, pero me gusta. A mí me sigue sorprendiendo que la gente me quiera ver, aunque soy consciente de que hay mucho sabinero en el mundo que es muy feliz escuchando las historias que yo cuento, porque mi mérito en los conciertos no es cantar bien: es contar bien. Eso es lo que yo ofrezco.Pues cuéntame una historia de esas canciones.Hay una muy divertida que es que le hice una canción a Enrique Iglesias. Me la pidió, se la enseñé, no le gustó y me la quedé yo. Luego, a Joaquín le gustó mucho la música, me tiró la letra entera a la basura, escribió una nueva y la grabó: es 69 punto G. Y tiene un verso en esa letra que vale más que todas las letras que he escrito yo en mi vida. Dice: "Y los adivinos adivinan y los aladinos aladinan". Es una historia bonita con final feliz.Estáis preparando una nueva gira con Sabina y Serrat, ¿cómo podéis llevar siendo amigos casi 40 años en una profesión tan competitiva?Porque somos gente muy sensata. Sabemos qué hacer para llevarnos bien constantemente. El secreto es terminar una gira y dejar de vernos durante un tiempo. Así luego tenemos muchas ganas de estar juntos. Sabemos qué hacer para que los demás estén contentos. Joaquín dice que seguimos juntos tanto tiempo porque no hay sexo entre nosotros. Así que parece que otra vez nos vamos de gira y yo feliz. Agarro la guitarra y para Argentina que me voy. Mi vida es un viaje.Llevas casi 40 años viviendo sin saber qué vas a hacer pasado mañana.Sí. Cada mañana me levanto y doy gracias no sé a quién por permitirme poder inventarme cada día una vida nueva. Me encanta. Es bonito reinventarse cada día, me mantiene vivo. Un día toco solo para 60 personas y al siguiente con Sabina y Serrat para 10.000. Es precioso estar en los dos extremos. ¿Qué más puedo pedir?Me estás dando una envidia espantosa.¿Por qué? A mí me hubiera encantado ser periodista.Te aburrirías metido durante horas en una redacción.Hay conciertos que son una oficina, también. Giras muy largas y muy cansadas, que no sabes ni en qué ciudad te despiertas... Una vez que sales al escenario todo es precioso, pero el viaje a ninguna parte de toda la banda con la maleta: el check in y el check out en el hotel, la prueba de sonido, las horas en el autobús y el aeropuerto, facturar las maletas, el vuelo... Eso es lo peor. Me he pasado media vida esperando una maleta en una puta cinta de un puto aeropuerto.Bueno, y el Atleti, ¿qué?A mí el Atleti me hace muy feliz. Este Atleti me está tratando muy bien, aunque yo vengo de un Atleti de Gárate y Ufarte que también me dio muchas alegrías. Y las chicas han ganado la Liga, que es maravilloso y permite que me vuelva el romanticismo por el fútbol. En el mundo de la cultura hay un poco de postureo respecto al fútbol. Existe cierta obligación de mostrarse decepcionado por su lenguaje, por los programas de la tele, por el entorno... Pero el fútbol en sí me hace feliz.

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