Lista de enlances

domingo, enero 30, 2022

 "A ver si lo haces bien, nene, que yo te cuido las espaldas. 


Mi abrazo, Raúl.


Vicente Feliú"


Era el año 1999, yo, que no me había enterado que mi adolescencia había terminado unos años atrás, era por entonces -efectivamente- un "nene" de "veintitantos" (tampoco "veintimuchos", tendría unos 22, quizás). 


Fue el año que conocí a Vicente Feliú. Y compartí con él muchísimos momentos inolvidables. Dos recitales preciosísimos en lo que en ese tiempo se llamaba "Casona de la Pascualita" (en uno de los cuales, Vicente, que minutos antes había conversado conmigo por primera vez, me dedicó una canción en el escenario... nada más y nada menos que "No es fácil". Aquello me marcaría para siempre). Además tuve el inmenso privilegio de compartir un par de mañanas y un par de almuerzos escuchándolo, aprendiendo todo cuanto pudiera de semejante ÍCONO FUNDADOR de la Nueva Trova. Uno de los momentos, sin embargo, más trascendentales de su visita (para mí, quiero decir), fue el tener la oportunidad de cantar junto a él, ante un público de más de 350 personas, "Historia de las sillas", de Silvio Rodríguez. 


Luego de ese concierto, antes de que se fuera, en uno de esos gestos infinitamente generosos dignos de él, le pedí que me dedicara esta foto que alguien nos sacó. Y ese fue el mensaje.


La partida de Vicente Feliú, fundador del Movimiento de la Nueva Trova, fue para mí como la partida de un "hermano mayor".


A él, desde el amor más profundo, va dedicado este poema en décimas, titulado en alución a la canción "Mario y yo":


VICENTE Y YO


"Entro pidiendo permiso"

para pensarte en voz alta.

No dejas de hacerme falta,

no me acostumbro, te aviso.

Es por eso que preciso

comprender lo que pasó.

Y disculpa, pero yo

voy a dudar que te fuiste,

aunque haya gente que insiste

que tu canto se apagó.


Dicen que fue en un instante

y justo en el escenario.

Un infarto victimario.

El peor. El fulminante.

Caíste como un gigante,

el que nos guió a vivir.

Nadie te pudo asistir,

se apagaron tus latidos.

Y "como siempre has vivido,

así quisiste morir".


¿Cómo es que saldrá la Aurora

si en tu canto la traías?

¡Que la Muerte no se ría!

Aquella, no era tu hora.

Y aunque el dolor se me atora

porque sé que nunca más

nos veremos, ni vendrás...

aún sin "saber quedarte",

hoy, me atrevo a refutarte:

tú no te fuiste. Tú estás.


Y no es porque no te crea

-¡Imagina el disparate!-

solo un loco de remate

tendría esa absurda idea.

Si yo me formé en tu aldea

de canciones, de verdades,

de luchas y de bondades.

No dudaría jamás

de tu abrazo, de tu paz,

de tu idioma sin maldades.


Pero dudo que no estés

en todas las dosis diarias

de "canciones necesarias".

Estarás más de una vez.

Siempre andarás en los pies

de quien cante con conciencia.

Además de inteligencia,

fuiste canto, convicción.

Tú fuiste Revolución.

Eres pura trascendencia.


Por eso digo que dudo

que no estés más con nosotros.

Aunque me repitan otros

ese discurso tozudo.

Ni qué decir del ventrudo

sermoncillo que se vierte

desde aquel, que al no entenderte,

mal comprende tus canciones.

¡Malditas las intenciones

de quien celebre tu muerte!


Tú eres el "Canto de Todos",

de quienes fuimos testigos

de tu arte al hacer amigos

por lealtad, sobretodo.

Tú eres padre, de algún modo,

de mi canción más urgente.

Fuiste hermano, fuiste puente...

que no vengan a mentirme.

Hasta que alguien me confirme:

tú no te fuiste, Vicente.


Tú estás en lo que aprendí,

en mi sentir "guevariano",

cada vez que doy mi mano

resuena tu voz en mí.

Estás en lo que sentí

al cantar a quien no escucha.

Y aunque la aflicción es mucha

nunca falta la intención.

Siempre tuviste razón:

"No es fácil... pero se lucha".


En nombre de los abrazos,

en nombre de las palabras,

las de amor y las macabras,

que no nos falten tus lazos.

Quizás nos cuesten los pasos

y el tiempo siga dolido,

pero jamás habrá olvido.

Si hoy tu recuerdo se expande,

si has sido y serás tan grande,

que no digan que te has ido.


Te prometo que no miento

si digo efusivamente:

te creo todo, Vicente.

Te creo que eres "del viento".

Te creo el constante intento

de ir más allá de tu suerte.

No es que me cueste creerte.

"Creemé", te creo todo.

Eso sí, de ningún modo

he de creer en tu muerte.


***************

Raúl Ybarnegaray

Enero, 2022.




No hay comentarios:

Publicar un comentario