y sus compañeros de oficio en la escalinata de la Universidad de La Habana.
“Los que están lejos se sienten cerca”, dijo Silvio antes de despedirse dirigiéndose a quienes estaban en lo alto de la colina, cerca del Alma Máter y el rectorado. También iba para muchos que no pudieron estar en la escalinata, para quienes ni siquiera estaban en Cuba y siguieron en concierto desde transmisiones en vivo hechas con los celulares en alto. La metáfora se hizo realidad.
Lo vivido en la escalinata el viernes fue una verdadera cura colectiva para el alma. Cuba atraviesa tiempos muy difíciles: crisis, migraciones, desesperanza.
Sin embargo, la noche del 19 de septiembre quedará grabada como un bálsamo en la memoria de quienes estuvimos allí y de aquellos que, desde diversas latitudes, también suspiraron.
Acá les va esta galería más que de fotos de sentimientos.
Seguimos la gira. Próxima estación: Santiago de Chile.
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