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viernes, octubre 03, 2025

un viaje ascendente de emociones.

 Kaloian Santos Cabrera

La segunda noche de Silvio Rodríguez Zurrón del Aprendiz - Silvio Rodríguez en el Movistar Arena de Santiago fue un viaje ascendente de emociones.Casi treinta canciones conforman el repertorio que el trovador preparó para esta gira, pero cada concierto guarda sus propios giros. De ahí que cada velada sea diferente. Entre lo planificado y lo inesperado, el público chileno fue testigo de momentos irrepetibles.

 

Uno de los más intensos ocurrió cuando Silvio leyó los versos finales de Halt, de su hermano de vida, el poeta Wichy Nogueras: “Pienso en ustedes y no acierto a comprender cómo olvidaron tan pronto el vaho del infierno”. Un silencio profundo atravesó el estadio, roto de pronto por una ovación estremecedora. El trovador alzó el puño y, con voz firme, exclamó: “¡Palestina libre!”. 

Las sorpresas continuaron. Alguien entre la multitud pidió Playa Girón. Silvio respondió que, si se acordaba más tarde, la cantaría, pues hacía mucho tiempo que no la interpretaba. Y se acordó. Hacia el final regresó solo con su guitarra y, con una sonrisa cómplice, preguntó: “¿Era Playa Girón la que pedían?”. Tras merodear en unos acordes, dejó caer esa canción emblemática, provocando un estallido de júbilo.

Como en la primera noche, el público se resistía a marcharse incluso después de los bises. La señal inequívoca del cierre –cuando retiran la guitarra del escenario– parecía definitiva. Sin embargo, contra todo pronóstico, el trovador volvió a salir, apurado y sin su gorra de Aprendiz. Conmovió con Pequeña serenata diurna y cerró la noche con El reparador de sueños.











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