Acontecimientos importantes que han sucedido en la vida de Silvio y en el mundo me sugieren canciones del aprendiz de brujo.
La intervención de la OTAN en Libia se puede responder con extractos de Sinhue www.megaupload.com/?d=YSO55OW0 , sí renovara la letra de cita con los angeles www.megaupload.com/?d=7ORP5LH5 ,podrian ser parte de sus personajes malogrados Muammar y sus hijos Kamis y Mutasin, para todos los martires anominos caidos en defensa de la yamahiriya se podria dedicar canción del elegido www.megaupload.com/?d=PKXR2S7R .
La polemica iniciada entre Silvio y Pablo me sugiere dedicarle llover sobre mojado www.megaupload.com/?d=ZVHH5N6E, por las declaraciones de Pablito sobre las damas de blanco.
Con La crisis economica me viene a la mente debo cantarte un beso www.megaupload.com/?d=RR4L48ID .
Para las reformas economicas emprendidas en Cuba me encaja juego que me regalo un 6 de enero. www.megaupload.com/?d=R2TMA98C
Tal vez para lo que me esteis leyendo estos acontecimientos os sugieren otras canciones, o tal vez considerais otros acontecimientos a los cuales adjudicarle esta u otras canciones, seguramente en acontecimentos sucedidas nuestras vidas particulares tambien sugieren ponerle melodia, te invito a realizarlo
"la cultura es el mejoramiento del ser humano" Email oficial de Silvio: ojala@cubarte.cult.cu Email de este Blog:tropandaluz@yahoo.es
miércoles, enero 11, 2012
martes, enero 10, 2012
Analisis de el matador
beto juarez
Hace poco, comentando sobre otras cosas, mencioné como al pasar la posibilidad de que El Matador podría ser entendida a la luz del antiguo mito griego del Minotauro (una bestia semihumana que fuera confinada
-por su madre- a un laberinto, en una isla frente a Atenas. EL creador del laberinto fue Dédalo, la hija de éste, Ariadna, ayuda a Teseo, el matador del Minotauro, a entrar y salir de la isla-laberinto sin perderse. Al Minotauro se lo alimentaba periódicamente con víctimas jóvenes, vírgenes).
Ahora que tengo un poco de tiempo para charlar acá en el foro, dejo esta inquietud.
Pensé en buscar por ahí, en la red, una explicación de tal mito, pero mi novia me mencionó el breve cuento que añadiré abajo. Un poco para comparar lo que dice Silvio con una fuente ajena, a la manera de lo hecho por Reijavo y Escaramujo con un cuento de Bradbury y la canción Cayo Una Estrella.
Acá va dicho cuento, el autor no sé quién es. Espero ideas, sugerencias, refutaciones, polémicas y etc etc etc.
***
Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito (1) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios, pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de la Tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida.) Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que no hay una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el Sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, creo, se ocultó bajo el mar. No en vano fue una reina mi madre; no puedo confundirme con el vulgo, aunque mi modestia lo quiera.
El hecho es que soy único. no me interesa lo que un hombre pueda transmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos.
Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suelo, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. ( A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día cuando he abierto los ojos.) Pero de tantos juegos el que prefiero es el del otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: Ahora volvemos a la encrucijada anterior o Ahora desembocamos en otro patio o Bien decía yo que te gustaría la canaleta o Ahora verás una cisterna que se llenó de arena o Ya verás cómo el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.
No sólo he imaginado esos juegos; también he meditado sobre la casa. Todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes. La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar. Esto no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce [son infinitos] los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado Sol; abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el Sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo.
Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen sin que yo me ensangriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor. Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara todos los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá que me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?
El Sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba un vestigio de sangre.
- ¿Lo creerás, Ariadna? - dijo Teseo -. El minotauro apenas se defendió.
****
SIlvio, por su parte, dice:
Siento un hilo profundo
que atraviesa el espacio
-de tiempo en tiempo llega
despacio-.
Siento olor de llanuras
llenas de peregrinos
-la llanura se llama
camino-.
Siento de pronto el gusto
de un raro mineral,
me siento a veces hombre
y muchas animal.
Se confunde el deseo
de calentar la piel
con rugidos lejanos
que recuerdan mujer.
Y en una playa angosta caen del cielo
estas reminiscencias de veneno.
Yo no sé, pero hay días sin reposo
que lo que tenga cerca lo destrozo
muy primitivamente, casi salvajemente,
con odio, con desprecio, con rencor,
con palabras hirientes, con garras y con dientes,
con rabia, con violencia, con horror.
Le he cantado a la muerte
como nadie con vida,
mas yo dijera siempre:
querida.
Junto a cada palabra
hay cuerpos de millones
y los maté yo mismo:
perdonen.
A veces se me olvida
que mato por vivir
y olvido los entierros
y no quiero dormir.
El día que me acusen
no me defenderé:
esta culpa es muy vieja,
de todos la heredé.
Y en una playa angosta caen del cielo
estas reminiscencias de veneno.
Yo no sé, pero hay días sin reposo
que lo que tenga cerca lo destrozo
muy primitivamente, casi salvajemente,
con odio, con desprecio, con rencor,
con palabras hirientes, con garras y con dientes,
con rabia, con violencia, con horror.
MaineGracias por transcribir el cuento. Es "La casa de Asterión" de Borges, un cuento muy bueno. Supongo que la clave de esa comparación que hacés está en ese "hilo" que se menciona; como el hilo de Ariadna que permite a Teseo salir del laberinto, además de la brutalidad que se expresa, y eso de sentirse hombre y animal, como el minotauro. Nunca me había detenido a pensar en esa canción, quisiera ver qué opinan los demás.
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escaramujoLo mismo digo, Maine y Beto. Me cuesta mucho comprender lo que en ella se dice, aunque el tema de la violencia es claro y ha sido explicado. Se noa habla desde una primera persona, la del matador, que confiesa sus culpas. ¿Pero qué persigue en concreto? ¿Por qué en un momento determiando nos dice que le exoneremos de sus culpas porque de todos la heredó? ¿Está diciendo Silvio que la violencia es inherente a nuestra condición de animal?
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danielYo creo que sì,Escaramujo.
En los recitales cuenta que la canciòn que habla de agresividad humana.
Y tambièn le leì que es un exorcismo a la violencia.Canciòn-exorcismo.
No pensè en el minotauro y su hilo conductor pero tiene muchas similitudes,incluso por lo de la playa angosta
beto juarezA mí también me da mucho que pensar esa línea de la culpa colectiva. Hasta podría pensarse en la concepción cristiana del pecado, etc.
Una idea que en Silvio aparece en lugares muy importantes, como en Cuántas Veces Al Día.
"Esta culpa es muy vieja, de todos la heredé"... Le va como anillo al Minotauro, que fue resultado de cuando su madre se puso a refocilar (estoy cervantesco hoy) con el toro sagrado de Minos. De ahí que él haya sido el semitoro expiatorio de los pecadillos de conocimiento público de la reina.
Es cierto, Maine, eso del hilo es muy fuerte, y también las pilas de cadáveres de los que El Matador de Silvio dice "los maté yo mismo".
Como también esa línea final del cuento, que nos dice que la bestia no se defiende del ataque de su matador, el héroe Teseo.
A todo esto, Silvio dice "el día que me acuse no me defenderé".
Y poco antes, tmb dice que mata por vivir (que se le "olvida" aquello), que no quiere dormir, etc.
Vamos, amigos silviófilos, ¿qué opinan ustedes?
No sé, Escaramujo, si la condición violenta es la animal. Tal vez esa sea justamente la parte humana. Viendo cómo va el mundo, cómo va la cuestion del calentamiento planetario y etc, certeras dudas me asaltan.
escaramujo¿Y lo de a veces se me olvida que mato por vivir?
danielComo dice Beto,en la canciòn inèdita dice "se me olvida que mato por vivir".Pero en la versiòn de erase es " se me borra que mato por vivir".
Siguiendo por la teorìa del minotauro la pila de victimas que el mata son las que le ofrecen en forma de sacrificio.
Con la racionalidad que habla el matador,bien parece que mata ya por inercia y no por necesidad.
Es una bestia con dudas existenciales.Donde se ha visto
Pd:Hecho de menos el icono de la marìa
beto juarezOye, Daniel, ¿podrías copiar eso que Silvio dice en concierto sobre esta canción? Me gustaría poder echarle ojo, ya que no oído.
ayer leía lo que dice el librito de ERASE y me descolocó que Silvio pone a Palabras junto con El Matador, no sólo que fueron compuestas el mismo día, sino que, según él, que hablan de lo mismo. Quedé mirando pa´l techo por horas. No veo el vínculo entre esas canciones.
Y tienes razón, es una bestia con dudas existenciales: lo de estar inercialmente arrastrado por una violencia que no puede gobernar es lo que da pie a la canción, ¿no crees?
Escaramujo, ¿a qué venía la pregunta tuya?
reijavoYo la conocí en su época como "reminiscencias", título que me gusta mucho más que matador (será porque me acuerdo de lso fabulosos cadillacs?). Bueno esta canción pareciera tener algunas claves que Silvio no ha querido contarnos. Silvio en una entrevista dijo:
En cualquier caso es una canción contra la violencia, en la que me incluía, porque yo era antes más violento que ahora. Era más agresivo en general, seguramente por ser parte de un complejo mundo de agresiones. Así que también es una canción autocrítica, porque a mi inteligencia no le gustaban algunas respuestas de mi furor. Para mi lo cuestionable es la ferocidad ciega, incompatible con la piedad humana. Lo rechazable es lo cruel, lo bestial, no lo animal, porque animales somos y seguramente seguiremos siéndolo, al menos por un tiempo.
ENTREVISTA COMPLETA:

Creo que en la primera estrofa Silvio no nos habla de ningún texto en particular, sino que ocupa metáforas. Un hilo profundo que atraviesa el espacio, me hace recordar el famoso rayo de luz solar de la canción "En cual de esos planetas":
Voy por el mundo de un rayo de luz que dispara una endija que mira hacia el sol. El polvo viaja y parece cristal o pequeños planetas que saben bailar.
En mi galaxia sencilla hay un sol que es mi uña tocando el hilillo de luz.
Pero en el contexto de la rabia y la ira de la canción, me puse a pensar que este hilillo de luz no proviene del sol precisamente. Nuestro hilo profundo, que de tiempo en tiempo llega, es un rayo!
Y ahí cobra sentido lo de sentir un rayo, cuando nos invade la ferocidad.
El caso de la llanura llena de peregrinos me hace pensar que silvio se refiere a los musulmanes, peregrinación a la Meca, ese camino que deben recorrer de tantos dias y todo eso. ¿qué por qué le dará rabia eso?, no lo sé, tal vez pudiera ser esa ferocidad ciega de la que hablábamos, tantos accidentes que ocurren todos los años ahi, las avalanchas humanas que matan tanta gente. A ver si alguien asocia algo más.
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daniel

cuadro picaso
Tanta plàstica no me extrañaria a mì que al igual que con Mirò,Chagal,Masiques,pues eso...Picasso
escaramujoMagnífico Reijavo, lo del rayo es luminoso, y aclara la primera estrofa. El rayo con que ataca la ira humana. Para mi la llanura llena de peregrinos representa a la historia del hombre y al mundo. Es un nexo de unión con palabras, que trata fundamentalmente de la historia humana y de como todos los acontecimientos tras pasar un tiempo se convierten en palabras (pero eso da para otro tema en el foro).
También las palabras de la entrevista resaltan el tono de autocensura que encontraba en la canción, pero al mismo tiempo autoexculpatorio.Y eso tiene que ver con una posición, si se quiere, ambigua de Silvio con respecto de la violencia y que también se nota en otras canciones, en la que más, la canción del elegido. Es como si Silvio sintiera escrúpulo moral (¿burgués?) frente a la violencia pero la considerara un mal necesario que como él mismo explica no es necesariamente animal. Aún así creo que el resto de la canción permanece nebulosa y debemos seguir tirando del hilillo:
¿Y por qué se le olvida o borra que mata por vivir?, ¿y por qué en una playa angota?¿y por qué se confude el deseo de calentar la piel con rugidos lejanos de mujer?¿y por qué en cada palabra hay cuerpos de millones?¿y por qué la luna se enlaza con otra con un dibujo? Ah, esa última no que me lío.
reijavote lias, porque son las estrellas las que se enlazan unas con otras. jajaja, la luna solo es blancura que ongorda y adelgaza.
¿Y por qué se le olvida o borra que mata por vivir?,
R: Recordemos que el título de la canción es "El Matador" y se refiere a sí mismo. Pero no entendamos esta "muerte" como algo físico, sino como la aniquilación del adversario en forma ideológica a veces, o simplemente de la supervivencia del ego por sobre intereses ajenos, y que a veces es inevitable haberlo sentido alguna vez, para poder vivir de acuerdo a como uno piensa que se debería vivir. Y tan frecuente a veces se vuelve esta conducta que nos olvidamos de ella por parecernos de lo más natural.
¿y por qué en una playa angosta?
R: la playa representa la mente de silvio, y por ser tan estrecha que solo da cabida a la violencia a veces, se torna una playa muy angosta no?, y esas ideas, esos recuerdos de furia, esas reminiscencias de veneno, caen sobre nuestra cabeza, asi como el maná cayó en el desierto, del cielo...
¿y por qué se confude el deseo de calentar la piel con rugidos lejanos de mujer?
El deseo de calentar la piel, se refiere al instinto animal del sexo. Este deseo inherente a todos nosotros, por el motivo de que nos invade la violencia a veces, la rabia, en fin, el deseo de elevar nuestras hormonas, lo ocupamos para esta violencia en vez de lo otro, porque se llega a confundir coo habia dicho antes. Se confunde entonces el instinto, con rugidos lejanos. Las fieras rugen, y las mujeres a su manera, en el sexo, también, jajaj.
¿y por qué en cada palabra hay cuerpos de millones?
R: porque antes dice:
Le he cantado a la muerte
como nadie con vida,
mas yo dijera siempre: querida.
Es decir que en cada canción hay un atisbo de muerte, aunque en dichas canciones quiera hacer seña al amor (te quiero mi amor, no me dejes solo...pero me fui enredando en mas asuntos...). Inevitablemente aparecen otros temas contingentes, y que silvio engloba en la muerte. Y de ahi, junto a cada palabra que él cantó, murieron muchos, hay cuerpos de millones. Esto es una hipérbole o exageración literaria, pero se entiende que en cada cosilla que ha cantado ha atacado a ciertas cabecitas, ciertas mentecitas, por eso él lo sume con responsabilidad, "los mate yo mismo, perdonen" con un dejo de humildad también y reconociendo la falta, reconociendo la debilidad humana de la ira.
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escaramujoGracias Reijavo, por invitarme a caminar contigo.
Ya no sé si soy blancura que engorda como adelgaza o simplemente calabaza.
En lo de la playa me parece que aciertas al centro de la diana. En el resto de las cuestiones opino que vas abriendo la selva a machete, pero que aún puede quedar camino por caminar y recorrido por recorrer. Veo que entiendes violencia en sentido amplio
JuliánYo creo que el matador puede ser un soldado que está en la guerra. El hilo profundo atravesando el espacio podría ser una analogía a las bombas y las balas que hacen que las llanuras se llenen de personas tratando de huir de esa guerra.
Siente deseos de estar en su hogar, sentir el calor de la mujer que ama, pero despierta a su triste realidad al sentir el sabor mineral en su boca, este sabor mineral no puede ser otro que el de la pólvora, que si mal no estoy está compuesta de varios de estos elementos, carbón, azúfre, potasio,etc.
Las reminiscencias de veneno que caen del cielo pueden ser los gases tóxicos tras una explosión, talvez radiación? obviamente en una guerra habrán muchos cadáveres, la forma en la que pide perdón por haberlos asesinado es humilde y sabe que quienes lo escuchan entienden sus razones, es como decir "ustedes saben que eran ellos o yó" y lo justifica diciendo que a veces mata por vivir, talvez ésto se podría entender como si matara para poder comer, pero en este caso sería ser víctima o verdugo y mata con rabia, con ira, con horror, etc. Pero en ningún momento dice hambre o necesidad de matar para subsistir, antes pensaba que se trataba del poema de Ruben Darío "Los Motivos del Lobo" pero tras analizar la letra cambié de opinión. Tampoco piensa defenderse el día que lo quieran culpar, es como si dijera "no me digan nada, ustedes me enviaron allí, es su culpa tanto como la mía"
Estoy de acuerdo con lo que dicen de heredar la culpa de ser violentos por naturaleza, pero no diciendo que somos como animales, sino que la sociedad nos ha inculcado esa violencia.
beto juarezQué decir....
Me gusta mucho esta charla, la posibilidad de charlar de esta manera con silviófilos tan apasionados y tan lúcidos (y lucidos, y luminosos) como ustedes.
Sólo lamento que en el foro no se pueda -aún- ordenar una ronda de vino o tequila...
Daniel menciona Picasso... En este contexto, El Matador queda muy bien como comentario al cuadro aquel con nombre de aldea vasca, ¿nocreen?
Creo que jllobet ha dado en el clavo con muchas cosas, pero sobre todo con el para mí inasible -antes de leer su post- vínculo entre Palabras y la canción en cuestión.
Siento un hilo profundo... juntando las cuentas de ese collar que es esta charla.
escaramujoPues una vez que he releído todo y atando algunos de los cabos que hemos ido dejando sueltos, yo también tengo ya mi lectura de la canción. Por cierto, creo que Reijavo es el que más me ha guiado hasta ella. Entremos más adentro en la espesura:
Siento un hilo profundo
que atraviesa el espacio
-de tiempo en tiempo llega
despacio-.
Siento olor de llanuras
llenas de peregrinos
-la llanura se llama
camino-.
Aquí es donde creo que voy a diferir más de la interpretación general. Puede ser que esta primera estrofa no hable de la violencia, que las dos impresiones que percibe el yo poético no estén connotadas peyorativamente. Ya expliqué que la llanura llena de peregrinos es la historia del ser humano en la que Silvio constituye una gota más de la marea. Por su parte el hilo profundo que atraviesa el espacio es el amor, el AMOR que el poeta proclama en todas sus canciones, el amor que aflora en ocasiones a lo largo de la historia y que han labrado algunos extraterrestres procedentes de Casiopea :Giordano Bruno, Jesucristo, el Che y algunas revoluciones sociales. Ese amor llega despacio (dos veces lo dice para ralentizarlo más). Y claro esa lentitud es exasperante, y llama muchas veces a la violencia. Dan ganas de acelerar su llegada a puñetazos y dentelladas (¿secas y calientes Beto?)
Siento de pronto el gusto
de un raro mineral,
me siento a veces hombre
y muchas animal.
Se confunde el deseo
de calentar la piel
con rugidos lejanos
que recuerdan mujer.
Esta estrofa tiene un tono de primitivismo, de albor de la humanidad, que es común por ejemplo con otras canciones como Detalle de mujer con sombrero ( del Silvio más temprano: en mi lomo crecieron animales y selvas y la inteligencia fue haciéndose rienda para mi nerviosa emoción. Pero qué joven soy, qué me dará la vida.. El ser humano es un embutido de ángel y bestia, de mineral, animal y hombre como explicó Reijavo. Aspira a lo mejor, pero aun no puede alcanzarlo.
Y en una playa angosta caen del cielo
estas reminiscencias de veneno.
Yo no sé, pero hay días sin reposo
que lo que tenga cerca lo destrozo
muy primitivamente, casi salvajemente,
con odio, con desprecio, con rencor,
con palabras hirientes, con garras y con dientes,
con rabia, con violencia, con horror.
Y como el hombre es así, y el poeta es un hombre, la playa angosta de su frente a veces se ilumina con el relámpago de la ira, salvaje, primitiva, que le impulsa a destrozarlo todo, que desea romper con lo establecido, que intenta acortar los plazos revolucionarios y lleva a la rabia, la violencia y el horror (cómo domina el aprendiz la gradación ascendente).
Le he cantado a la muerte
como nadie con vida,
mas yo dijera siempre:
querida.
Junto a cada palabra
hay cuerpos de millones
y los maté yo mismo:
perdonen.
A partir de aquí, la voz poética de Silvio se hace aun más reconocible. Este señor canta a la muerte, es que es Silvio, el que ríe porque va a producirse una mordida en lo más suyo y ya ha hecho testamento porque la muerte anda en secreto. Y, he aquí el nexo con palabras, junto a cada palabra de Silvio, junto a cada palabra de cada uno de nosotros hay cuerpos de millones. No creo que se trate de la violencia, sino de la inacción (otra vez me guío de la mano de Reijavo). Ése es el nexo con la canción compuesta el mismo día, lo que decimos: nuestras valientes frases y consignas, no van siempre seguidas de actos valientes y decididos. Es por eso que originan muertos. Nos quedamos sentados en el sillón, hablando, llenos de palabrería. Y ante eso al joven Silvio le vuelven a dar ganas de dejarse llevar por la violencia natural y prender una buena lumbre de ira.
A veces se me olvida
que mato por vivir
y olvido los entierros
y no quiero dormir.
El día que me acusen
no me defenderé:
esta culpa es muy vieja,
de todos la heredé.
En esta estrofa o bien se refiere a la violencia como algo heredado, como ya se ha señalado en otros mensajes, o , si se sigue la lógica que estoy aplicando, es una disculpa por la inacción. Hablo y no hago porque quiero sobrevivir, me quedo callado para no tener que echarme al monte a luchar. Y eso es una culpa vieja que la humanidad va heredando, que unos seres heredamos de otros. Ante este panorama a veces dan ganas de prender fuego a todo como dije, por eso volvemos al estribillo:
Y en una playa angosta caen del cielo
estas reminiscencias de veneno.
Yo no sé, pero hay días sin reposo
que lo que tenga cerca lo destrozo
muy primitivamente, casi salvajemente,
con odio, con desprecio, con rencor,
con palabras hirientes, con garras y con dientes,
con rabia, con violencia, con horror.
Bueno, como ven me ha salido un Silvio más revolucionario y más violento de lo que esperaban, pero tengamos en cuenta que esta canción es muy antigua. No me extraña que Silvio luego la haya ido reinterpretando por otros caminos más acordes a los tiempos actuales. En fin, esto es lo que pienso hoy, después de leerlos a todos. Posiblemente esté equivocado, pero gracias a ustedes ahora tengo una lectura personal del texto que hace 48 horas no existía ni por asomo.
Son los mejores
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Yo vivo de preguntar
beto juarez Escaramujo, ya estamos mucho menos lejos del cerca en lo que hace a El Matador.
Quedan algunos hilitos por ahí, todavía surcando el espacio.
Por ejplo, esa cosa cínica o irónica que asume la voz de Silvio al decir "perdonen, perdonen", a todos los que "ha matado". Cínico o irónico porque no se puede pedir perdón a alguien por matarlo.
Es como que, digamos, no se arrepintiera. Eso entre otras cosillas que se me ocurren vagamente y que ya despuntarè, con ayuda de mi aguda novia.
Ese paso de la llanura a camino, sería el paso del animal al hombre, ¿no? Es el hombre adueñàndose de Natura y dàndole nombre. La llanura es naturaleza, estadio primitivo, el camino ya no, ya es obra humana.
Totalmente de acuerdo en lo del amor. Difiero ahí con Reijavo: la alusión a la mujer està despojada de violencia, es de ternura, de bùsqueda de amparo, como el cachorro que se acoge al seno materno para protehgerse. Algo así, "rugidos lejanos".
Y otra cosa que me parece inteligente es lo que haces de poner la canción a dialogar con otras de nuestro semimono cazador de venados y tañedor de guitarras. Ese que en Un Hombre Se Levanta dice, sin pestañear, "se aprende que matar es ansia de vivir".
Grossas parolas estas.
Que ruede la rueda, yo soy todo oídos
danielinteresante,Beto
Como cosa curiosa dejo una frase de Picasso. “Si se señalara en un mapa todos los itinerarios que he recorrido, y si se los uniera por una línea, quizás apareciera un minotauro”.Nada,que ayer ojeando me tope con ello. http://revista.libertaddigital.com/articulo.php/195
reijavo
Qué interesante resultó haber analizado esta canción en conjunto, parece que somos un buen equipo. Qué diría Silvio si la leyera....Estoy seguro que nadie dio con lo que pensó él, pero esa es la idea no?
escaramujo
Bueno, bueno. En primer lugar algunos son más atrevidos que otros,se lanzan vestidos a la piscina y tanto tú, Reijavo, como Beto, nos habéis ido llevando por los senderos y habéis atrochado los primeros. Os nombramos Exploradores Oficiales de la Tribu de Silviófilos (ya os buscaré un emoticón con plumas).
Por lo que respecta a la segunda parte, lo que pensará Silvio, no me gusta caer en un exceso de relativismo con los textos poéticos. Es cierto que la poesía toca las nebulosas regiones del alma y los silencios húmedos que habitan en lo inefable, pero eso no quiere decir que no sea un acto comunicativo y que realice la intención de un emisor. Cuando Silvio escribió la canción quería decir algo y lo dijo. Ahora bien la recepción del texto literario, (y también la emisión) está profundamente condicionada por el contexto y exige un receptor (lector) activo que, juntando los signos y su conocimiento de la tradición literaria, su propia experiencia vital y el contexto histórico, lo interprete. Y ,claro, con tantos factores en juego el texto puede ser objeto de varias lecturas legítimas, partiendo de una intención inicial única. El propio Silvio aprovecha el mecanismo para reinterpretar sus canciones y dotarlas de nuevos significados. La lectura que el Aprendiz hace de El Matador en Érase que se era y en los conciertos actuales no es la misma lectura visceral y revolucionaria que hacía el joven Silvio cuando la compuso.
Por otro lado, lo mismo tienes razón y nuestro poeta está ahora así :RISA
mientras lee lo que yo escribo. En cualquier caso sería un honor.
beto juarez
zzssssapto, Escaramujo. Como dice mi novia, no hay que preguntarse qué quiso decir un poeta, ya que cada poeta dice exactamente lo que quiere decir (excepto casos de represión extrema, etc). Si x poeta quisiera decir otra cosa, la diría, pero dice lo que dice.
Ahora bien, el lenguaje es un sistema en que cada elemento constitutivo dice más de lo que aparenta decir. De ahí, entre otras cosas, lo esencial de poner a un escritor como Silvio en su contexto histórico y a la vez en el contexto de su propio hacer con el lengaje.
Y en Silvio está, además, la música. Que algún teórico, muy acertado según yo, considera el habla del inconsciente de las canciones. Me explico, cantar "te molesta mi amor" demanda en nosotros una cierta respuesta si la frase es acompañada con ritmo de hip hop y otra si es dicha con la música que sabemos.
Como saben, me interesan, y mucho, esos juegos de re-contextualización que el mismo Silvio ensaya sobre sus canciones. En lo de EL Matador, ya el mero hecho de publicarla oficialmente en 2006, variando un verbo y etc, supone cosas importantes. Refrenda, por un lado, la intuición juvenil, y a la vez la relativiza. Todo el ERASE, de alguna manera, hace eso.
Me parece que en El Matador Silvio mete varios gatos en la misma bolsa. El califica su canción como un exorcismo, es decir un sacar el demonio del propio cuerpo. Entonces, hay un fuerte elemento personal allí. Y por ello aparece, como en varios lugares claves de Silvio, la crítica al quehacer del cantautor. De ahí lo de "he cantado a la muerte como nadie con vida", frase temeraria donde las haya.
Y en ese pliegue resuena el víncula con Palabras.
Me gusta pensar en ese título inicial que recordó Reijavo, Reminiscencias. Por de pronto, amplifica una línea que pasa casi desapercibida: la de las reminiscencias de veneno. Y también vuelve la canción al punto de partida, el hilo que viene de algún infinito insondable, atravesando el espacio.
Daniel: cuando comente lo del Guernica, siguiendo tu alusión picassiana, pasó que mi lamentable conexión no me dejaba ver que habías pegado una imagen. Recién hoy, con mejor suerte en lo de la transerencia de kbytes,veo que había una imagen. Digo, no había por qué mentar ningún cuadro en especial, ya tú lo habías hecho de la mejor manera.
Cambio de oficio
Cubadebate rescato estas páginas de Silvio publicadas en 1987" Hemos dudado al elegir con qué amanecíamos hoy, si su música, una entrevista o el homenaje que otros le han dedicado, pero este “Cambio de oficio” escrito por él para recordar sus primeros 20 años bregando con la guitarra, además de ser un texto poco conocido, prueba que 20 años después sigue siendo el mismo Silvio con más canciones en el equipaje. El hecho es que hoy cumple 65 años y nada nos parece suficiente para agradecerle su voz y su vida, que siendo tan suyas, han sido también compañeras de viaje de millones que creyeron y creen en él, y a los que jamás defraudó. Desde Cubadebate, querido amigo, un gran abrazo."
Cambio de oficio
Por Silvio Rodríguez
Dentro de pocos meses, habrán transcurrido 20 años de aquella fecha en que instigado, sobre todo por Mario Romeu y por algunos familiares y amigos, me atreví a sentarme ante una cámara de televisión, guitarra e
n mano, y a interpretar dos de mis canciones.
Seis años atrás, en el semanario Mella, me había iniciado como dibujante de historietas, labor que luego fui ampliando con la ilustración, el diseño y el emplane gráficos.
Pero aquella noche del programa Música y Estrellas, espacio que realizaban Manolo Rifat, Orlando Quiroga y el propio Mario, decidió mi cambio de oficio. Fue un día después de mi desmovilización de las FAR; fue el martes 13 de junio de 1967.
Hoy, luego de dos décadas, reflexiono sobre aquello que sucedió tan fluidamente que, si llegó a ser una decisión, fue más pasional que inteligente.
Por otra parte, la verdad es que me encantaba inventar canciones y luego hacérselas saber a quienes me rodeaban: familia, compañeros de armas y amigos. Era algo nuevo, hermoso, fascinante. Fascinación que se enriqueció en condimentos con las primeras visitas que hice a los estudios de radio y televisión, donde conocí personas famosas, algunas admiradas por mí hacía tiempo.
Recuerdo, por ejemplo, una vez que Maritza Rosales se sentó a escucharme en un pasillo, donde yo le cantaba a Froilán, el de Elena, y la fuerte impresión que me produjo una frase que dijo al despedirse acerca de mi canción Y nada más. Ella no lo sabe, pero en ese momento me sentí importante por hacer lo que hacía con tanta naturalidad, cosa que incluso me ayudó a pensar que iba por el camino correcto.
A pesar de ello, mi oficio, o sea, el trabajo con que pensaba podía ganarme la existencia, era la gráfica, y en los primeros meses de cantor me sentí un dibujante aventurado en parajes misteriosos.
Y es que la canción era, para mí, una actividad tan vital y espontánea que no conseguía considerarla un trabajo -aunque ya me esmeraba en no hacer dos canciones iguales o parecidas y trabajaba en los textos y la música con todo el rigor de que era capaz.
La canción era el infinito donde se liberaba mi espíritu, donde se revelaban mis anhelos y sueños de juventud -cosa que no excluía, por supuesto, que en ella aparecieran mis angustias y preocupaciones.
Algún tiempo después le escuché a Carlos Puebla una frase definitoria de su caso: decía el viejo Puebla, que antes, en el capitalismo cantaba él para vivir y ahora vivía para cantar.
Por mi parte la plástica siempre me había gustado tanto como para no considerarla una obligación, pero hacer canciones me resultaba diez veces menos una carga.
Y así, casi sin darme cuenta, me fui dando a mi nuevo oficio de cantor. Así me vi a la espera, cada vez más ansiosa, de proposiciones de programas de radio y televisión; y hacía pequeños recitales donde me lo pedían y llegué a cantar casi hasta donde no. Por las noches me iba al Coctel, donde trabajaba Teresita Fernández, no solo porque me gustaban sus canciones, sino porque, generosa maestra, me invitaba a cantar. Y cuando al cabo de algunas semanas alguno de los presentes hizo lo mismo, me puse contento luchando siempre contra mi obstinada timidez escénica.
Luego vino la historia más o menos sabida. Y digo “más o menos” porque en cierto grado es una historia enriquecida por la fantasía del tiempo y por la a veces extraviada memoria de alguno de sus protagonistas, incluyéndome.
Visto a vuelo de pájaro, lo cierto es que hicimos aquel programa llamado Mientras tanto, que tuvo repercusiones, sobre todo en la joven televidencia de entonces.
A pesar de esto por aquel tiempo me costaba trabajo convencerme de que el cambio de vida era acertado, primero porque ambientalmente era todo muy distinto, y segundo porque no me imaginaba, precisamente a mí, tan aguajirado y silencioso, trepado a un escenario y cantando ante un público.
También cuando aquello fue que comencé a enfrentar ciertas dificultades, las que también han sido tamizadas por el ensueño, el desconocimiento y hasta por la mala intención. Pero en todo caso fueron embates que me hicieron querer mi nuevo oficio de trovador, porque uno ama y se compromete más con las cosas que ha tenido que defender, que con las que le caen del cielo.
Así, la fragua, los azares y seguro también la vocación me aferraron a la guitarra que generosamente me daba canciones, como a lo único en el mundo a lo que me pudiera dedicar.
Recuerdo que hasta dormía con el instrumento al lado, como si fuera un arma y que de madrugada me lo subía al pecho y rompía a cantar como un loco.
Por eso una mujer casi me bota de su lado, poco después que conocí a Pablo, porque a cualquier hora la despertaba con Yo vi la sangre de un niño brotar.
O sea que, cada vez más íntimamente, me fue invadiendo la canción la vida y fui disfrutándola más, gozándola más, hasta los límites del vicio, de la entrega total, del abandono.
Viviendo yo semejante desmesura conocí a Haydée, que nos abrió la CASA de su corazón. Y luego a Alfredo, que, como un mago, nos convirtió en Grupo de Experimentación Sonora. Y fue esta una etapa de profundización de mis responsabilidades, porque comencé a aprender nuevos rigores de la alquimia a la que me entregaba, cuando aparecieron partes ignoradas de mi ciencia y con ellas comencé a precisar, con más nitidez, algunas zonas de la estrategia del oficio.
Responsabilidad fue un concepto que siempre más se fue agrandando, incluso a veces algo incómodamente, al situarse junto a escaños tan sacrosantos como vocación o inspiración.
Después, cuando terminó la etapa del Grupo, cuando uno era ya algo así como un personajillo del mundo cultural Responsabilidad continuó apareciendo más y más frecuentemente, en la medida misma en que Historia y Arte iban desarrollando su área.
Así empezó a conformarse esa ambigua materia denominada éxito. Esta palabrita siguió complicando las cosas y haciéndome sentir, a veces, que mi cambio de oficio me había metido en camisa de once varas.
Y es que el éxito va unido, inevitablemente, a otra palabra -hija por cierto de Responsabilidad-que es Compromiso.
Y aquí no sé si por iluminación o por licencia, poso los ojos sobre el diccionario de sinónimos, lo abro y ved lo que encuentro: COMPROMISO: conflicto, riesgo, apuro, dificultad, brete, trance, aprieto, embarazo y además: obligación deber, pacto, empeño, convenio, ajuste.
Creo que todos los oficios exigen responsabilidad. Lo que se hace debe hacerse bien para que valga la pena. Desde este punto de vista no hay oficio mejor que otro, porque la dignidad de una faena está en la profundidad, en la convicción, en el amor que pone el hombre en su empeño.
Pero respecto a mis ocupaciones creo que me sucede algo curioso: he invertido veinte años de mi vida trabajando en una esfera del saber humano que considero útil y noble, aunque ahora, y aun cuando le doblo la edad a mi quehacer, no solo desconozco si hice bien o no en cambiar de oficio, sino que ignoro si aún me aguardan mutaciones.
¿Crisis de los cuarenta? ¿Condición sagitariana de ir siempre más allá? ¿Musarañas?…
Sea lo que sea y cámbiese o no de oficio, donde quiera que se vaya nos estará esperando Don Compromiso, como una sombra anticipada de la brega. No lo digo intentando aconsejarme y mucho menos por dar consejos a otros.
Alguien con siniestra certeza dijo que son los viejos quienes aconsejan, cuando no pueden dar malos ejemplos. Y aunque a mí me gustaría ser siempre capaz de dar buenos ejemplos, confieso que prefiero que nadie necesite de consejos.
En marzo de 1987, Siboney
(Publicado en Bohemia el 22/5/1987 y en Granma Internacional el 21/06/1987.)
Cambio de oficio
Por Silvio Rodríguez
Dentro de pocos meses, habrán transcurrido 20 años de aquella fecha en que instigado, sobre todo por Mario Romeu y por algunos familiares y amigos, me atreví a sentarme ante una cámara de televisión, guitarra e
Seis años atrás, en el semanario Mella, me había iniciado como dibujante de historietas, labor que luego fui ampliando con la ilustración, el diseño y el emplane gráficos.
Pero aquella noche del programa Música y Estrellas, espacio que realizaban Manolo Rifat, Orlando Quiroga y el propio Mario, decidió mi cambio de oficio. Fue un día después de mi desmovilización de las FAR; fue el martes 13 de junio de 1967.
Hoy, luego de dos décadas, reflexiono sobre aquello que sucedió tan fluidamente que, si llegó a ser una decisión, fue más pasional que inteligente.
Por otra parte, la verdad es que me encantaba inventar canciones y luego hacérselas saber a quienes me rodeaban: familia, compañeros de armas y amigos. Era algo nuevo, hermoso, fascinante. Fascinación que se enriqueció en condimentos con las primeras visitas que hice a los estudios de radio y televisión, donde conocí personas famosas, algunas admiradas por mí hacía tiempo.
Recuerdo, por ejemplo, una vez que Maritza Rosales se sentó a escucharme en un pasillo, donde yo le cantaba a Froilán, el de Elena, y la fuerte impresión que me produjo una frase que dijo al despedirse acerca de mi canción Y nada más. Ella no lo sabe, pero en ese momento me sentí importante por hacer lo que hacía con tanta naturalidad, cosa que incluso me ayudó a pensar que iba por el camino correcto.
A pesar de ello, mi oficio, o sea, el trabajo con que pensaba podía ganarme la existencia, era la gráfica, y en los primeros meses de cantor me sentí un dibujante aventurado en parajes misteriosos.
Y es que la canción era, para mí, una actividad tan vital y espontánea que no conseguía considerarla un trabajo -aunque ya me esmeraba en no hacer dos canciones iguales o parecidas y trabajaba en los textos y la música con todo el rigor de que era capaz.
La canción era el infinito donde se liberaba mi espíritu, donde se revelaban mis anhelos y sueños de juventud -cosa que no excluía, por supuesto, que en ella aparecieran mis angustias y preocupaciones.
Algún tiempo después le escuché a Carlos Puebla una frase definitoria de su caso: decía el viejo Puebla, que antes, en el capitalismo cantaba él para vivir y ahora vivía para cantar.
Por mi parte la plástica siempre me había gustado tanto como para no considerarla una obligación, pero hacer canciones me resultaba diez veces menos una carga.
Y así, casi sin darme cuenta, me fui dando a mi nuevo oficio de cantor. Así me vi a la espera, cada vez más ansiosa, de proposiciones de programas de radio y televisión; y hacía pequeños recitales donde me lo pedían y llegué a cantar casi hasta donde no. Por las noches me iba al Coctel, donde trabajaba Teresita Fernández, no solo porque me gustaban sus canciones, sino porque, generosa maestra, me invitaba a cantar. Y cuando al cabo de algunas semanas alguno de los presentes hizo lo mismo, me puse contento luchando siempre contra mi obstinada timidez escénica.
Luego vino la historia más o menos sabida. Y digo “más o menos” porque en cierto grado es una historia enriquecida por la fantasía del tiempo y por la a veces extraviada memoria de alguno de sus protagonistas, incluyéndome.
Visto a vuelo de pájaro, lo cierto es que hicimos aquel programa llamado Mientras tanto, que tuvo repercusiones, sobre todo en la joven televidencia de entonces.
A pesar de esto por aquel tiempo me costaba trabajo convencerme de que el cambio de vida era acertado, primero porque ambientalmente era todo muy distinto, y segundo porque no me imaginaba, precisamente a mí, tan aguajirado y silencioso, trepado a un escenario y cantando ante un público.
También cuando aquello fue que comencé a enfrentar ciertas dificultades, las que también han sido tamizadas por el ensueño, el desconocimiento y hasta por la mala intención. Pero en todo caso fueron embates que me hicieron querer mi nuevo oficio de trovador, porque uno ama y se compromete más con las cosas que ha tenido que defender, que con las que le caen del cielo.
Así, la fragua, los azares y seguro también la vocación me aferraron a la guitarra que generosamente me daba canciones, como a lo único en el mundo a lo que me pudiera dedicar.
Recuerdo que hasta dormía con el instrumento al lado, como si fuera un arma y que de madrugada me lo subía al pecho y rompía a cantar como un loco.
Por eso una mujer casi me bota de su lado, poco después que conocí a Pablo, porque a cualquier hora la despertaba con Yo vi la sangre de un niño brotar.
O sea que, cada vez más íntimamente, me fue invadiendo la canción la vida y fui disfrutándola más, gozándola más, hasta los límites del vicio, de la entrega total, del abandono.
Viviendo yo semejante desmesura conocí a Haydée, que nos abrió la CASA de su corazón. Y luego a Alfredo, que, como un mago, nos convirtió en Grupo de Experimentación Sonora. Y fue esta una etapa de profundización de mis responsabilidades, porque comencé a aprender nuevos rigores de la alquimia a la que me entregaba, cuando aparecieron partes ignoradas de mi ciencia y con ellas comencé a precisar, con más nitidez, algunas zonas de la estrategia del oficio.
Responsabilidad fue un concepto que siempre más se fue agrandando, incluso a veces algo incómodamente, al situarse junto a escaños tan sacrosantos como vocación o inspiración.
Después, cuando terminó la etapa del Grupo, cuando uno era ya algo así como un personajillo del mundo cultural Responsabilidad continuó apareciendo más y más frecuentemente, en la medida misma en que Historia y Arte iban desarrollando su área.
Así empezó a conformarse esa ambigua materia denominada éxito. Esta palabrita siguió complicando las cosas y haciéndome sentir, a veces, que mi cambio de oficio me había metido en camisa de once varas.
Y es que el éxito va unido, inevitablemente, a otra palabra -hija por cierto de Responsabilidad-que es Compromiso.
Y aquí no sé si por iluminación o por licencia, poso los ojos sobre el diccionario de sinónimos, lo abro y ved lo que encuentro: COMPROMISO: conflicto, riesgo, apuro, dificultad, brete, trance, aprieto, embarazo y además: obligación deber, pacto, empeño, convenio, ajuste.
Creo que todos los oficios exigen responsabilidad. Lo que se hace debe hacerse bien para que valga la pena. Desde este punto de vista no hay oficio mejor que otro, porque la dignidad de una faena está en la profundidad, en la convicción, en el amor que pone el hombre en su empeño.
Pero respecto a mis ocupaciones creo que me sucede algo curioso: he invertido veinte años de mi vida trabajando en una esfera del saber humano que considero útil y noble, aunque ahora, y aun cuando le doblo la edad a mi quehacer, no solo desconozco si hice bien o no en cambiar de oficio, sino que ignoro si aún me aguardan mutaciones.
¿Crisis de los cuarenta? ¿Condición sagitariana de ir siempre más allá? ¿Musarañas?…
Sea lo que sea y cámbiese o no de oficio, donde quiera que se vaya nos estará esperando Don Compromiso, como una sombra anticipada de la brega. No lo digo intentando aconsejarme y mucho menos por dar consejos a otros.
Alguien con siniestra certeza dijo que son los viejos quienes aconsejan, cuando no pueden dar malos ejemplos. Y aunque a mí me gustaría ser siempre capaz de dar buenos ejemplos, confieso que prefiero que nadie necesite de consejos.
En marzo de 1987, Siboney
(Publicado en Bohemia el 22/5/1987 y en Granma Internacional el 21/06/1987.)
Carta de Alexis Díaz Pimienta.
Hace ya varios años, durante varios meses me mantuve colaborando con la revista online cubana LA JIRIBILLA, en la que publicaba cada semana una carta en décimas, en una sesión intitulada Epístolas espinelas, cartas en décimas dirigidas a varios amigos, parientes o "fantasmas interiores".
Junto a las cartas a mis hijos, por ejemplo, hubo cartas a Borges, a Cortázar, a Mozart, y a Rosa Regás, a Álvaro Salvador, a Silvio Rodríguez... El eje unitario de este divertimento literario era que todas las cartas estaban escritas en décimas, pero no en décimas líricas, o bucólicas, lineales o encalgadas, sino en lo que di en llamar "décimas prosadas", porque intentaban mantener un tono narrativo y conversacional más propio de la prosa que de la poesía, mucho menos de la poesía escrita en décima.
Además, la escritura en prosa, sin particiones ni cesuras versales, fue el formato original de este libro, co
n el que obtuve una mención (accésit) en el Premio Iberoamericano de Décima Escrita Cucalambé, en el 2003. Ahora, quiero compartir con los visitantes de mi cuarto ésta, mi carta a Silvio, Rodríguez

gran amigo, gran poeta, un maestro para muchos de nosotros...
Querido Silvio: No sabes
—me ha dado pena decírtelo
y he optado por escribírtelo—
cuántas veces en tus naves
poéticas, con tus graves
canciones y tus poemas
dilucidé mis problemas.
Cuántas veces imité
tu canto y enamoré
utilizando tus temas.
No sabes en cuántas fiestas
fuiste mi héroe (aún lo eres).
No sabes cuántas mujeres
Desde todas las ventanas
de la ciudad te imité.
Dos ídolos: tú y el Che.
Dos soles y dos mañanas.
Recuerdo que me ponía
la mano sobre la oreja
y la camisa más vieja
y un jean que se me caía.
Recuerdo que todavía
no me sabía afeitar.
Y sin guitarra. Juglar
mitad gaucho y mitad hippi.
Tiempos de Flipper y Skippi.
Tiempos de Onán y solar.
Imberbe y delgado andaba
cantando por los rincones
pedazos de tus canciones.
Dicen que desafinaba.
Eran tiempos de Plan Jaba.
Tiempos de acné juvenil.
Calculaba: en el 2000
yo tendría 33.
Qué lejana la adultez.
Qué largo era el mes de abril.
Y ahora aquí me ves, gastando
papeles en recordarte.
Recuperando una parte
de mi vida. Confesando
que todos —duros y blandos,
desafectos y afectivos—
somos hijos putativos
de aquella voz falseteada,
de una cabeza ladeada...
que todos fuimos cautivos
de tus cantos, trovador.
Con velas y fosforeras.
En avenidas y aceras,
entre un fusil y una flor.
Hasta tus cambios de humor
nos parecían poéticos.
Y tus silencios proféticos.
Y tu ojalá el Ojalá.
Mi generación está
—los felices, los patéticos,
los negros y los rubitos,
los hombres y las mujeres,
los finos y los aseres—
marcada por varios hitos.
Y uno eres tú. Monolitos
te hemos levantado dentro
de cada uno, en el centro
de nuestra propia existencia.
Monolitos de inocencia.
Efigies para el reencuentro
Contigo, en algún lugar
de la isla o la memoria.
Toda vida es transitoria,
pero tú —viejo juglar,
rapsoda espectacular—
te has repartido en canciones,
y éstas en palpitaciones,
y éstas en ratos felices,
y éstos en hondas raíces
dentro de otros corazones.
Por eso ahora he querido,
en este confesionario
con forma de epistolario,
escribírtelo al oído.
Gracias por haberme sido
útil en la adolescencia.
Gracias por la persistencia
(léase, testarudez).
Gracias por la sencillez.
Gracias por la coherencia.
Por último, te confieso
que cuando te di la mano
por vez primera —un lejano
domingo— me sentí preso
de tal emoción, fue un peso
tan grande lo que sentí,
que charlamos como si
fuera lo más natural,
pero la pasé muy mal.
Silvio estaba junto a mí,
vaso de ron en la diestra,
con su perfil vallejiano,
su silencio boddyliano,
su cara de Obra Maestra.
Desde entonces tu-mi-nuestra
amistad ganó el derecho
a crecer, y satisfecho
he vuelto a hablarte y a verte.
Sólo me faltaba hacerte
una carta. Ya la he hecho.
Orquesta infantil pinareña intervendrá en documental cubano
Elena Milián Salaberri
Pinar del Río, 25 nov (AIN) La Orquesta Sinfónica Infantil de Pinar del Río participará en el nuevo documental cubano "La música es mi respiración", dirigido por Edesio Alejandro.
En el material intervendrán también otros músicos, como Silvio Rodríguez, Frank Fernández, Vicente Feliú, el grupo de Compay Segundo y Clave y Guaguancó, además de los musicólogos María Teresa Linares y Alfredo Diez Nieto, según sitios de prensa digital.
De acuerdo con Eduardo Herrera, especialista pinareño en comunicación cultural, el filme -en fase de producción- rinde tributo a la obra del cantante Adriano Rodríguez
(Guanabacoa, 27 de noviembre de 1924), con una trayectoria artística de casi 70 años e incursiones en la música folclórica afrocubana, la trova y el arte lírico.
Esa fuente agregó que los niños de la más occidental provincia cubana interpretarán la melodía del tema "Nada en el camino", de la autoría de Edesio, mientras el trabajo vocal corresponderá al puertorriqueño Danny Rivera, y la filmación será en el Teatro José Jacinto Milanés, el principal de Pinar del Río.
Para el nuevo documental, el director eligió a estos pequeñines, debido al talento demostrado por ellos y los lazos sentimentales y profesionales que lo unen al territorio, desde los inicios de su carrera en 1979, concluyó el especialista.
Dirigida desde hace dos años por el profesor y saxofonista Jaciel Salgas Díaz, la sinfónica infantil agrupa a estudiantes del nivel elemental de música en la Escuela Vocacional de Arte Raúl Sánchez, de la capital pinareña.
Pinar del Río, 25 nov (AIN) La Orquesta Sinfónica Infantil de Pinar del Río participará en el nuevo documental cubano "La música es mi respiración", dirigido por Edesio Alejandro.
En el material intervendrán también otros músicos, como Silvio Rodríguez, Frank Fernández, Vicente Feliú, el grupo de Compay Segundo y Clave y Guaguancó, además de los musicólogos María Teresa Linares y Alfredo Diez Nieto, según sitios de prensa digital.
De acuerdo con Eduardo Herrera, especialista pinareño en comunicación cultural, el filme -en fase de producción- rinde tributo a la obra del cantante Adriano Rodríguez

Esa fuente agregó que los niños de la más occidental provincia cubana interpretarán la melodía del tema "Nada en el camino", de la autoría de Edesio, mientras el trabajo vocal corresponderá al puertorriqueño Danny Rivera, y la filmación será en el Teatro José Jacinto Milanés, el principal de Pinar del Río.
Para el nuevo documental, el director eligió a estos pequeñines, debido al talento demostrado por ellos y los lazos sentimentales y profesionales que lo unen al territorio, desde los inicios de su carrera en 1979, concluyó el especialista.
Dirigida desde hace dos años por el profesor y saxofonista Jaciel Salgas Díaz, la sinfónica infantil agrupa a estudiantes del nivel elemental de música en la Escuela Vocacional de Arte Raúl Sánchez, de la capital pinareña.
Amaury Pérez habla de la gira de Silvio por Argentina
“No se podía creer”

Carteles en las calles sobre la presentación de Silvio en Buenos Aires. Foto: Kaloian
Pocas veces a un artista lo emociona tanto lo que logra otro. O pocas veces muestra tanta disposición a contarlo. Pero Amaury Pérez no hace otra cosa desde que se bajó del avión que lo devolvió a La Habana, después de acompañar la gira de 14 días de Silvio Rodríguez por Argentina y Uruguay, en la que participó como artista invitado.
“Ni la prensa ni la TV pueden recoger las emociones que se desbordaban en los conciertos. Yo vi aquello, no se podía creer…”
“En medio de la absoluta sobriedad que caracteriza todas sus presentaciones - solo músicos e instrumentos en el escenario-, por los llenos totales y los delirios que provocaba en el público, aquello parecía un concierto de rock.”
Los comentarios los hace Amaury a Cubadebate como marcando una suerte de revelación de este viaje. En más de 30 años de carrera artística cercana, cuando no junto a Silvio, dice que nunca vio algo igual, ni dentro ni fuera de Cuba.
“No puedo compararlo con la primera gira de los 80 por América Latina, porque no estuve allí, pero lo que viví en los cuatro conciertos de esta vez-Córdoba, Rosario, Montevideo y Buenos Aires- fue único.
“Tanto Silvio, como Trovarroco, Oliver o Niurka, estuvieron inmensos. Imagínense que un diario de derechas como Clarín, dijo que la voz de Silvio era elástica…”
¿Y tú?, indago, pero Amaury se escabulle con uno de esos gestos, a lo Vidal, de quien desestima la pregunta y apunta a donde quiere que miremos:
“Bien, creo, pero él no tenía por qué invitarme a sus conciertos. Creo que fue un acto de generosidad tremendo, conmigo y con La Surca (grupo argentino de mucha calidad que estuvo en los cuatro escenarios), pero también con Santiaguito Feliú y Yusa, que actuaron nada más en Rosario o con Víctor Heredia que lo hizo en Buenos Aires. Lo que quiero decir es que realmente él no necesita invitados en esos dos países…
Y enseguida insiste:
“Por otra parte, la calidad de los técnicos -cubanos, argentinos y uruguayos- era también tremenda, pero no te imagines una concepción grandilocuente ni siquiera ante los 20 mil espectadores que lo vieron en Buenos Aires. Sus espectáculos fueron lo más alejado del show que se pueda concebir. Apenas hablaba, solo para decir lo indispensable, como la referencia a los Cinco (héroes cubanos presos en Estados Unidos), que no faltó en ningún escenario -decía siempre: “Mientras ellos estén allá, mientras no los regresen a nuestra patria, en mis altares siempre habrá un rinconcito para ellos”.
Pero parquedad no quiere decir sequedad o mutismo. Tanto Amaury como la prensa argentina, hablan de un Silvio más comunicativo y cercano que otras veces. “Yo diría que hasta simpático estuvo. Él, a quien hasta los chistes siempre se los toman demasiado en serio, tuvo suerte con los pocos pero buenos que hizo en esta gira”, apunta.
El autor de “Amigos como tú y yo”, tema con el que lo introducía el trovador en cada presentación, confiesa que el ambiente que provocaban las interpretaciones de Silvio lo convirtió a él en un espectador más.
“Lo escuché cantar todo el tiempo y descubrí que en los misteriosos caminos de nuestras cercanías, me perdí algunas canciones importantes que ahora creí escuchar por primera vez.
“En medio de todo eso, me mataban los momentos, muchos, en todas partes, cuando la gente coreaba: “Cuba, Cuba, Cuba, Fidel, Fidel…” porque el público de los conciertos era mayoritariamente joven y el 80 por ciento de los más entusiastas entre los que vitoreaban a Cuba y a Fidel, no pasaba de 20 años.
“Uno sabe que a Silvio lo quieren mucho en el cono sur, pero piensa en sus seguidores de los 70 ó los 80 y cree que ya no es igual con las nuevas generaciones, hasta que vas a Argentina y Uruguay y ves lo mismo en todas partes. Los que llenan los estadios, los que corean sus canciones, los que gritan vivas a Cuba y a Fidel, son jóvenes, muy jóvenes que no solo están asistiendo a un concierto para oír buena música y divertirse. Están expresando una solidaridad con la Revolución cubana.
“A veces, intoxicados de tanta cosa que se dice por internet, tanta mixtificación y tanto silencio sobre muchas cosas que cambian sin que nos enteremos, nos parece que Cuba está sola o que la solidaridad con nuestro país es asunto de generaciones mayores o pasadas. Entonces descubres que esta islita que Fidel puso en el centro de los acontecimientos mundiales, sigue siendo un referente importante. Que no solo no estamos solos, sino que estamos bastante acompañados.
“Y eso no se lo expresan a cualquiera, por supuesto. Eso está reservado para un artista de la talla de Silvio. Creo que, aparte de su talento innegable, eso lo genera su coherencia. Él sigue siendo ese que no hace concesiones ni al mercado ni al aplauso.
“En fin, que me sentí feliz de que me haya pedido acompañarlo y orgulloso de que mi país tenga un artista como él. No hay otro con el poder de convocatoria de Silvio.”

Carteles en las calles sobre la presentación de Silvio en Buenos Aires. Foto: Kaloian
Pocas veces a un artista lo emociona tanto lo que logra otro. O pocas veces muestra tanta disposición a contarlo. Pero Amaury Pérez no hace otra cosa desde que se bajó del avión que lo devolvió a La Habana, después de acompañar la gira de 14 días de Silvio Rodríguez por Argentina y Uruguay, en la que participó como artista invitado.
“Ni la prensa ni la TV pueden recoger las emociones que se desbordaban en los conciertos. Yo vi aquello, no se podía creer…”
“En medio de la absoluta sobriedad que caracteriza todas sus presentaciones - solo músicos e instrumentos en el escenario-, por los llenos totales y los delirios que provocaba en el público, aquello parecía un concierto de rock.”
Los comentarios los hace Amaury a Cubadebate como marcando una suerte de revelación de este viaje. En más de 30 años de carrera artística cercana, cuando no junto a Silvio, dice que nunca vio algo igual, ni dentro ni fuera de Cuba.
“No puedo compararlo con la primera gira de los 80 por América Latina, porque no estuve allí, pero lo que viví en los cuatro conciertos de esta vez-Córdoba, Rosario, Montevideo y Buenos Aires- fue único.
“Tanto Silvio, como Trovarroco, Oliver o Niurka, estuvieron inmensos. Imagínense que un diario de derechas como Clarín, dijo que la voz de Silvio era elástica…”
¿Y tú?, indago, pero Amaury se escabulle con uno de esos gestos, a lo Vidal, de quien desestima la pregunta y apunta a donde quiere que miremos:
“Bien, creo, pero él no tenía por qué invitarme a sus conciertos. Creo que fue un acto de generosidad tremendo, conmigo y con La Surca (grupo argentino de mucha calidad que estuvo en los cuatro escenarios), pero también con Santiaguito Feliú y Yusa, que actuaron nada más en Rosario o con Víctor Heredia que lo hizo en Buenos Aires. Lo que quiero decir es que realmente él no necesita invitados en esos dos países…
Y enseguida insiste:
“Por otra parte, la calidad de los técnicos -cubanos, argentinos y uruguayos- era también tremenda, pero no te imagines una concepción grandilocuente ni siquiera ante los 20 mil espectadores que lo vieron en Buenos Aires. Sus espectáculos fueron lo más alejado del show que se pueda concebir. Apenas hablaba, solo para decir lo indispensable, como la referencia a los Cinco (héroes cubanos presos en Estados Unidos), que no faltó en ningún escenario -decía siempre: “Mientras ellos estén allá, mientras no los regresen a nuestra patria, en mis altares siempre habrá un rinconcito para ellos”.
Pero parquedad no quiere decir sequedad o mutismo. Tanto Amaury como la prensa argentina, hablan de un Silvio más comunicativo y cercano que otras veces. “Yo diría que hasta simpático estuvo. Él, a quien hasta los chistes siempre se los toman demasiado en serio, tuvo suerte con los pocos pero buenos que hizo en esta gira”, apunta.
El autor de “Amigos como tú y yo”, tema con el que lo introducía el trovador en cada presentación, confiesa que el ambiente que provocaban las interpretaciones de Silvio lo convirtió a él en un espectador más.
“Lo escuché cantar todo el tiempo y descubrí que en los misteriosos caminos de nuestras cercanías, me perdí algunas canciones importantes que ahora creí escuchar por primera vez.
“En medio de todo eso, me mataban los momentos, muchos, en todas partes, cuando la gente coreaba: “Cuba, Cuba, Cuba, Fidel, Fidel…” porque el público de los conciertos era mayoritariamente joven y el 80 por ciento de los más entusiastas entre los que vitoreaban a Cuba y a Fidel, no pasaba de 20 años.
“Uno sabe que a Silvio lo quieren mucho en el cono sur, pero piensa en sus seguidores de los 70 ó los 80 y cree que ya no es igual con las nuevas generaciones, hasta que vas a Argentina y Uruguay y ves lo mismo en todas partes. Los que llenan los estadios, los que corean sus canciones, los que gritan vivas a Cuba y a Fidel, son jóvenes, muy jóvenes que no solo están asistiendo a un concierto para oír buena música y divertirse. Están expresando una solidaridad con la Revolución cubana.
“A veces, intoxicados de tanta cosa que se dice por internet, tanta mixtificación y tanto silencio sobre muchas cosas que cambian sin que nos enteremos, nos parece que Cuba está sola o que la solidaridad con nuestro país es asunto de generaciones mayores o pasadas. Entonces descubres que esta islita que Fidel puso en el centro de los acontecimientos mundiales, sigue siendo un referente importante. Que no solo no estamos solos, sino que estamos bastante acompañados.
“Y eso no se lo expresan a cualquiera, por supuesto. Eso está reservado para un artista de la talla de Silvio. Creo que, aparte de su talento innegable, eso lo genera su coherencia. Él sigue siendo ese que no hace concesiones ni al mercado ni al aplauso.
“En fin, que me sentí feliz de que me haya pedido acompañarlo y orgulloso de que mi país tenga un artista como él. No hay otro con el poder de convocatoria de Silvio.”
Vuelta a San Antonio de los Baños
Papalote constante más allá de la cuchilla
Texto: Mónica Rivero. Fotos: Alejandro Ramírez Anderson
Presentación de Silvio Rodríguez con Trovarroco, Oliver Valdés y Niurka González; en La cueva del Sumidero, San Antonio de los Baños, con el grupo Yaguar y Amaury Pérez como invitados.
“(…) mi memoria se empina a ratos
como tus papalotes,
los invencibles, los más baratos,
y te levanta en peso,
Narciso el Mocho, para ponerte
junto a los elegidos,
los que no caben en la muerte”.
En una esquina de San Antonio de los Baños, común a la vista, corriente, hay un puesto de venta de vegetales y viandas, pequeño, tan poco especial como aparentemente el lugar que lo acoge. Júpiter la Bala le dicen al vendedor, sin que la razón del apodo sea evidente. Su nombre es Nardo Castellanos, es un hombre de 63 años, de trato fácil, elocuente, mucho.
Contando tanto en un momento, como quien no lo puede evitar, evoca su niñez, y ya se está viendo con 8 o 9 años en el río Ariguanabo, haciendo travesuras, “cosas de muchachos”, y de pronto un guiño, una coincidencia que asalta: habla de un viejo personaje hacedor de papalotes y de pelotas también, el borracho del pueblo que vivía junto a la bodega que ahora sirve de establecimiento al modesto negocio de venta. “El Sol de Cuba”, reza el dibujo en la pared, y una inscripción en letras grandes en la parte superior de la fachada. (Ya suena una estrofa de canción).
Nardo conoció de niño a Silvio Rodríguez, también niño entonces: “4to y 5to grados los pasamos juntos”; y esta bodega es El sol de Cuba de El Papalote, compuesta tiempo después por el trovador, en 1972. El lugar se revela así espacio mítico salido de la letra para sorprender, para causar cierta sensación, algo rara, y dar la impresión de que ha sido la canción la que precedió al lugar y los hechos, y cierta magia de la leyenda musicalizada ahora se proyecta sobre aquellas viejas paredes que de otro modo acaso dirían nada o muy poco.
Estamos muy cerca de donde vivía Narciso el Mocho, el personaje de la canción, que nunca la sospechó. De aquella época solo se conserva en el lugar el mamoncillo grandísimo del patio, añejo testigo silencioso. Y algo más, mucho más: una canción, la concreción en poesía y melodía de una fascinación despertada por el viejo Narciso, bebedor, posiblemente ermitaño, obstinado, misterioso. Así, el papalote no cae, voló siempre, vuela, muy alto. No hay cuchilla que pique esa imaginación.
Al final del concierto de hoy, cuando sonó la canción tan de barrio, tan de historia memorable de pueblo pequeño, un amigo, después de haberla escuchado muchas veces, dice haberla entendido por primera vez (¿entendido, sentido, sentipensado?).
Allí estaba el viejo personaje vivo en una memoria. En la oscuridad del público, desde lejos se adivinaban esta noche las sonrisas de los amantes de volar papalotes, o simplemente de echar a volar cosas, algo que todos amamos por lo menos una vez.




Texto: Mónica Rivero. Fotos: Alejandro Ramírez Anderson
Presentación de Silvio Rodríguez con Trovarroco, Oliver Valdés y Niurka González; en La cueva del Sumidero, San Antonio de los Baños, con el grupo Yaguar y Amaury Pérez como invitados.
“(…) mi memoria se empina a ratos
como tus papalotes,
los invencibles, los más baratos,
y te levanta en peso,
Narciso el Mocho, para ponerte
junto a los elegidos,
los que no caben en la muerte”.
En una esquina de San Antonio de los Baños, común a la vista, corriente, hay un puesto de venta de vegetales y viandas, pequeño, tan poco especial como aparentemente el lugar que lo acoge. Júpiter la Bala le dicen al vendedor, sin que la razón del apodo sea evidente. Su nombre es Nardo Castellanos, es un hombre de 63 años, de trato fácil, elocuente, mucho.
Contando tanto en un momento, como quien no lo puede evitar, evoca su niñez, y ya se está viendo con 8 o 9 años en el río Ariguanabo, haciendo travesuras, “cosas de muchachos”, y de pronto un guiño, una coincidencia que asalta: habla de un viejo personaje hacedor de papalotes y de pelotas también, el borracho del pueblo que vivía junto a la bodega que ahora sirve de establecimiento al modesto negocio de venta. “El Sol de Cuba”, reza el dibujo en la pared, y una inscripción en letras grandes en la parte superior de la fachada. (Ya suena una estrofa de canción).
Nardo conoció de niño a Silvio Rodríguez, también niño entonces: “4to y 5to grados los pasamos juntos”; y esta bodega es El sol de Cuba de El Papalote, compuesta tiempo después por el trovador, en 1972. El lugar se revela así espacio mítico salido de la letra para sorprender, para causar cierta sensación, algo rara, y dar la impresión de que ha sido la canción la que precedió al lugar y los hechos, y cierta magia de la leyenda musicalizada ahora se proyecta sobre aquellas viejas paredes que de otro modo acaso dirían nada o muy poco.
Estamos muy cerca de donde vivía Narciso el Mocho, el personaje de la canción, que nunca la sospechó. De aquella época solo se conserva en el lugar el mamoncillo grandísimo del patio, añejo testigo silencioso. Y algo más, mucho más: una canción, la concreción en poesía y melodía de una fascinación despertada por el viejo Narciso, bebedor, posiblemente ermitaño, obstinado, misterioso. Así, el papalote no cae, voló siempre, vuela, muy alto. No hay cuchilla que pique esa imaginación.
Al final del concierto de hoy, cuando sonó la canción tan de barrio, tan de historia memorable de pueblo pequeño, un amigo, después de haberla escuchado muchas veces, dice haberla entendido por primera vez (¿entendido, sentido, sentipensado?).
Allí estaba el viejo personaje vivo en una memoria. En la oscuridad del público, desde lejos se adivinaban esta noche las sonrisas de los amantes de volar papalotes, o simplemente de echar a volar cosas, algo que todos amamos por lo menos una vez.

En la memoria de los vecinos, la cuadra de la niñez de Silvio, aunque su apariencia ha cambiado mucho desde entonces Foto: Alejandro Ramírez Anderson

Júpiter la Bala. Foto: Alejandro Ramírez Anderson

"...dinero de aguardiente/ de El Sol de Cuba, de la cerveza" Foto: Alejandro Ramírez Anderson

Vista de la Terminal. Foto: Alejandro Ramírez Anderson Yaguar,
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