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sábado, agosto 31, 2019
Vicente Feliú: “La trova es también una actitud”
El niño que aprendió a sacar melodías de las guitarras con su padre, sigue siendo un ser humano natural y sincero...
YASEL LUIS TOLEDO GARNACHE
24/07/2019
EXCLUSIVO
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El éxito de la Nueva Trova en América Latina también estuvo favorecido por el proceso revolucionario en Cuba y su impacto internacional, expresó Vicente Feliú. (Yasel Luis Toledo Garnache / Cubahora)
Escuchar a Vicente Feliú, fundador del Movimiento de la Nueva Trova –del cual fue presidente-, es como beber de un manantial de enseñanzas más allá de la música.
Con normalidad deja perlas como: “El trovador es un poeta que canta…”, “…está dispuesto a defender sus canciones hasta las últimas consecuencias” y “…la juventud es un estado de rebeldía, de herejía”.
Hace apenas unos días intercambió con creadores jóvenes, integrantes de la Asociación Hermanos Saíz, y otras personas que acudieron al Salón de Mayo, del Pabellón Cuba, para conocer más de él, gracias al espacio Encuentro con, conducido por la periodista Magda Resik.
Sus ideas salían acompañadas de recuerdos y anécdotas de momentos singulares de la historia trovadoresca del país y Latinoamérica, junto a otros grandes como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola, Lázaro García, Augusto Blanca y José Andrés Ordás.
Autor de discos como Créeme, No sé quedarme, Arte poética, Aurora, Guevarianas y Colibrí, reafirmó su confianza en las nuevas generaciones de creadores, a quienes incitó a ser valientes y arriesgarse, porque “no lanzarse es señal de que se está envejeciendo”.
Con voz de hermano grande, aseguró que “la trova es también una actitud, no basta con cantar y saber tocar guitarra”. Y en ese sentido elogió a Israel Rojas, intérprete y líder de Buena Fé.
Sobre aquellos tiempos fundacionales del Movimiento de la Nueva Trova, reconoció que institucionalizarlo laceró algo surgido de manera espontánea, con un profundo sentimiento de amistad colectiva y amor a la música, especialmente a esa que sale del alma.
“Pero era necesario hacerlo, porque vivíamos un momento muy complejo, en el cual algunos de nosotros estábamos en lugares diferentes”, expresó quien ha interpretado sus canciones en más de 20 países.
Acerca de los primeros años de la Revolución, dijo que fueron impactantes. “De momento, los jóvenes éramos protagonistas de todo. Los triunfos de la lucha en la Sierra Maestra y luego en Girón nos estremecieron, y a la vez se lograron gracias a las nuevas generaciones de entonces, como también la campaña de alfabetización”.
“Hubo quien compuso canciones por primera vez después de la victoria en Girón, por eso nuestra creación también estuvo influida por todo eso. A veces, no pensamos que con esa invasión pudo terminar la Revolución”, agregó este hombre de hablar pausado y amor tremendo a su país.
Agregó que el éxito de la Nueva Trova en América Latina también estuvo favorecido por el proceso revolucionario en Cuba y su impacto internacional. “Nosotros y nuestras canciones eran la imagen de lo que sucedía aquí. En ocasiones, llegábamos a Argentina y otras naciones, y conocían nuestros temas, los copiaban de un casete a otro.
“Recuerdo que cierta vez me pidieron que escuchara uno para identificar las voces de quienes cantaban, pero casi ni se entendía. Ese era resultado de muchas grabaciones”, refirió sonriente.
Vicente, el niño que aprendió a sacar melodías de las guitarras con su padre, el hermano del también sobresaliente Santiago Feliú, sigue siendo un ser humano natural y sincero, igual que sus temas, cuya singularidad más entrañable radica en el alma noble y valiente de cada palabra y melodía.
El propio Silvio Rodríguez lo dijo en ocasión de cumplir Vicente 70 años: “… si este amigo tiene fama de algo entre sus compañeros -además de trovador irreductible- es de nobleza humana. Y es que todos sabemos que él siempre ha sido el más dispuesto al sacrificio, verdadero cantor de barricadas, tantas veces no bien gratificado”.
Según publicó en su blog Segunda cita en noviembre de 2017, Vicente “era uno de los estudiantes más aguerridos de la secundaria. De todos nosotros era el que parecía un héroe y, a la vez, el más elegante, el único que casi siempre andaba en saco. Nunca pude explicarme cómo conseguía aquel balance entre muchacho de clase media y feroz combatiente”, esto último seguramente en referencia a la etapa de ambos en la guerra de Angola, donde miles de cubanos pelearon por liberar aquel pueblo.
Nacido en noviembre de 1947 en La Habana, Feliú, actual Maestro de Juventudes, también demostró su dedicación y voluntad para ayudar a los demás durante sus 15 años en la dirección del Movimiento de la Nueva Trova, lo cual limitó su tiempo para crear.
Ya con 71 años de edad sigue fiel a la familia y a la guitarra, partes inseparables de sus esencias. Tal vez cuando usted lea estos párrafos, él interprete alguno de sus temas o converse, siempre desde el alma.
Las musas escuchan a Niurka González
- Detalles
- Escrito por Argel Calcines, editor general de Opus Habana
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Ya sea como solista bajo la batuta del creador de La espiral eterna, o acompañando al famoso juglar por los arrabales de la urbe capitalina, Niurka González parece esforzarse siempre por reivindicar el origen divino del instrumento al que ha dedicado su vida como intérprete y pedagoga. Tal vez fue por una jugarreta del semidiós Pan que perdió su clarinete cuando era una niña en el conservatorio. Pero quiso el destino que, a manera de desagravio, la
flauta arrojada con furia por Palas Atenea terminara cayendo en sus manos.
La mitología grecorromana insiste en que la diosa de la sabiduría se arrepintió de haberla inventado, dado que le hinchaba las mejillas al tocarla, deformándole el semblante. Aristóteles considera más acertado afirmar que ese gesto de despecho obedeció a que el estudio de la flauta no tenía ninguna eficiencia pedagógica sobre la inteligencia. Sin embargo, Niurka González pudiera ser una émula de Euterpe, musa de la música y de la poesía lírica, que siempre
lleva consigo una flauta doble como símbolo.
Al insuflarle un soplo de cubanía a la flauta traversa, esta suerte de musa habanera es capaz de sorprender a sus homólogas mitológicas. Ella asume el riesgo donde radica la maravilla, el verdadero sentido de la interpretación de la música en vivo y lo que nos acerca al arte: «El sonido de la flauta es aliento, por tanto vida; es la posibilidad de revelar una voz interior... Y al pensar de esta forma, todas esas leyendas alrededor de la flauta se aparecen y contribuyen
a enriquecer la creación de esa voz».
flauta arrojada con furia por Palas Atenea terminara cayendo en sus manos.
La mitología grecorromana insiste en que la diosa de la sabiduría se arrepintió de haberla inventado, dado que le hinchaba las mejillas al tocarla, deformándole el semblante. Aristóteles considera más acertado afirmar que ese gesto de despecho obedeció a que el estudio de la flauta no tenía ninguna eficiencia pedagógica sobre la inteligencia. Sin embargo, Niurka González pudiera ser una émula de Euterpe, musa de la música y de la poesía lírica, que siempre
lleva consigo una flauta doble como símbolo.
Al insuflarle un soplo de cubanía a la flauta traversa, esta suerte de musa habanera es capaz de sorprender a sus homólogas mitológicas. Ella asume el riesgo donde radica la maravilla, el verdadero sentido de la interpretación de la música en vivo y lo que nos acerca al arte: «El sonido de la flauta es aliento, por tanto vida; es la posibilidad de revelar una voz interior... Y al pensar de esta forma, todas esas leyendas alrededor de la flauta se aparecen y contribuyen
a enriquecer la creación de esa voz».
¿Cuáles fueron las circunstancias o motivos que te llevaron a dedicarte a la música?
Desde pequeña he sentido fascinación por la música. Recuerdo que mi tío me llevaba al ballet y, además de admirar la función, las maravillosas suites musicales me provocaban una especie de embeleso. También me recuerdo devorando las colecciones de discos de vinilo que había en la familia. La mayoría eran rusos (por entonces soviéticos); había algunos checos y unos pocos de Deutsche Grammophon, Philips o RCA.
A los seis años y sin tener ninguna tradición musical en mi familia, le dije a mi madre que quería «cantar». Ella contactó con María Álvarez Ríos, a través de mi tío abuelo Enrique Núñez Rodríguez. María, por esa época, dirigía un proyecto musical con niños, llamado Meñique. Luego de una prueba de aptitud, formé parte de esa experiencia colectiva que, además de musical, abarcó lo referente a la escena y también influyó en mi educación general, porque
ella era una pedagoga excelente.
Cuando se acercaba la edad reglamentaria para hacer la prueba de ingreso en el conservatorio, María habló con mis padres y les dijo que ella consideraba que sería bueno que me presentara a la oposición. Así fue como entré en el Conservatorio Manuel Saumell, cursando el sexto grado de enseñanza primaria.
Siempre tuve la ilusión de tocar la flauta, pero en las pruebas de aptitud —no en la de musicalidad, sino en una prueba física que se aplica para cada instrumento— la puntuación que tuve no fue suficiente para obtener una plaza en el escalafón. Entonces ingresé a estudiar clarinete.
A los seis años y sin tener ninguna tradición musical en mi familia, le dije a mi madre que quería «cantar». Ella contactó con María Álvarez Ríos, a través de mi tío abuelo Enrique Núñez Rodríguez. María, por esa época, dirigía un proyecto musical con niños, llamado Meñique. Luego de una prueba de aptitud, formé parte de esa experiencia colectiva que, además de musical, abarcó lo referente a la escena y también influyó en mi educación general, porque
ella era una pedagoga excelente.
Cuando se acercaba la edad reglamentaria para hacer la prueba de ingreso en el conservatorio, María habló con mis padres y les dijo que ella consideraba que sería bueno que me presentara a la oposición. Así fue como entré en el Conservatorio Manuel Saumell, cursando el sexto grado de enseñanza primaria.
Siempre tuve la ilusión de tocar la flauta, pero en las pruebas de aptitud —no en la de musicalidad, sino en una prueba física que se aplica para cada instrumento— la puntuación que tuve no fue suficiente para obtener una plaza en el escalafón. Entonces ingresé a estudiar clarinete.
¿Qué cualidades se necesitan para el dominio de la flauta? ¿Cómo pudiste combinar su estudio paralelamente al del clarinete, hasta lograr graduarte de ambos instrumentos, algo hasta ese momento inédito en Cuba?
La primera cualidad imprescindible para el dominio de la flauta es tener aptitudes musicales; me refiero al sentido de la entonación y del ritmo. Tan importante como la anterior, es la capacidad de concentración y enfoque, condiciones indispensables para avanzar en el aprendizaje. En lo que concierne a la parte física, considero que una condición relacionada con la fisionomía bucal puede impedir la ejecución del instrumento. Podría ser algún defecto de los dientes o un problema con la movilidad de la lengua que impida la articulación. Por ejemplo, el frenillo que impide la pronunciación correcta de determinados fonemas que se utilizan en la articulación. También se debe revisar que no existan impedimentos en los brazos, que todos los dedos tengan la movilidad y la longitud apropiadas y, por supuesto, que no haya un mal funcionamiento en el aparato respiratorio.
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Con apenas 16 años,Niurka González (La Habana, 21 de marzo de 1977) hizo su debut con la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, bajo la dirección del maestro Leo Brouwer. Todavía entonces cursaba estudios en el Conservatorio Amadeo Roldán, que culminó en 1995, graduándose de flauta y clarinete al mismo tiempo. Entre otros lauros, había ganado en 1991 y 1994 el Gran Premio del Concurso Amadeo Roldán. |
Como mencioné antes, no entré al conservatorio por flauta, pero obtuve una plaza por clarinete. No fue hasta pasados dos años que comencé con la flauta por la combinación de varias circunstancias, una desafortunada: me robaron
el clarinete. Otra: mi deseo siempre presente de tocar la flauta y la generosa actitud de la profesora del conservatorio, Luisa Mercedes Hernández, que accedió a darme clases. De esa forma, luego de ganar en ambos instrumentos el Concurso Amadeo Roldán, fui oficialmente una alumna con doble carrera y la seguí hasta el primer año del Instituto Superior de Arte (ISA), cuando decidí enfocarme en la flauta, aunque ocasionalmente sigo tocando el clarinete.
el clarinete. Otra: mi deseo siempre presente de tocar la flauta y la generosa actitud de la profesora del conservatorio, Luisa Mercedes Hernández, que accedió a darme clases. De esa forma, luego de ganar en ambos instrumentos el Concurso Amadeo Roldán, fui oficialmente una alumna con doble carrera y la seguí hasta el primer año del Instituto Superior de Arte (ISA), cuando decidí enfocarme en la flauta, aunque ocasionalmente sigo tocando el clarinete.
Son fascinantes las tradiciones y leyendas grecolatinas relacionadas con el origen divino de la flauta. Es significativo cómo al sonido de ese instrumento se le otorgan cualidades mágicas, así como la capacidad de influir sobre los estados de ánimo y reacciones de personas y animales. Cuando los piratas tirrenos intentaron esclavizar a Dionisio, este acudió a la flauta para convertir a esos piratas en delfines y los remos de su barca en serpientes. Para exacerbar la fertilidad de los campos y los rebaños era empleada la siringa, el instrumento de viento creado por el lujurioso Pan con la mata de cañas en que decidió transformarse la náyade Siringe para que aquel no pudiera poseerla.
Ambos semidioses —Dionisio y Pan— , junto a ninfas y sátiros, son invocados en la novela Dafnis y Cloe, escrita durante la segunda mitad del siglo II d. C. La relación ancestral entre la flauta y el mundo pastoral se manifiesta a través del idilio de ambos protagonistas: el pastor y la también jovencísima pastora que tocan ese instrumento para guiar a cabras y ovejas, cuyo comportamiento varía en dependencia de cuál sea la melodía.
¿Durante tu formación artística a través de los años, cuánto valor has concedido a la incursión en las fuentes literarias y pictóricas relacionadas con la música? ¿Qué otras referencias mitológicas sobre la flauta primitiva, ya sean literarias o iconográficas, te resultan interesantes o útiles por su connotación poética o metafórica?
Ambos semidioses —Dionisio y Pan— , junto a ninfas y sátiros, son invocados en la novela Dafnis y Cloe, escrita durante la segunda mitad del siglo II d. C. La relación ancestral entre la flauta y el mundo pastoral se manifiesta a través del idilio de ambos protagonistas: el pastor y la también jovencísima pastora que tocan ese instrumento para guiar a cabras y ovejas, cuyo comportamiento varía en dependencia de cuál sea la melodía.
¿Durante tu formación artística a través de los años, cuánto valor has concedido a la incursión en las fuentes literarias y pictóricas relacionadas con la música? ¿Qué otras referencias mitológicas sobre la flauta primitiva, ya sean literarias o iconográficas, te resultan interesantes o útiles por su connotación poética o metafórica?
Las fuentes iconográficas son un recordatorio de la belleza estética de la flauta, porque ella misma es bella como objeto y, a la vez, tiene la peculiaridad de hacer más bello al que la porta. Hacen notoria la hermosura de las manos agarrando el instrumento, ese balance armonioso de brazos y cuerpo. También transmiten el sentido de lo divino de la música y el arte, esa sensación de formar parte de algo que es eterno.
El sonido de la flauta es aliento, por tanto vida; es la posibilidad de revelar una voz interior... Y al pensar de esta forma, todas esas leyendas alrededor de la flauta se aparecen y contribuyen a enriquecer la creación de esa voz. La flauta tiene un sonido tan hermoso que conmueve y transciende lo físico.
La relación con las fuentes literarias es importante porque los músicos también trabajamos con el lenguaje, cuando estamos interpretando un texto musical. Y así, como cuando leo palabras, voy creando una imagen en mi mente; cuando descifro una partitura hago lo mismo. La literatura es la forma más económica de viajar y de conocer universos. Y de alguna forma todas esas referencias te habitan y contribuyen al proceso de interpretación de una obra, porque te dan más elementos para recrear y para que emerja tu propio sonido.
El sonido de la flauta es aliento, por tanto vida; es la posibilidad de revelar una voz interior... Y al pensar de esta forma, todas esas leyendas alrededor de la flauta se aparecen y contribuyen a enriquecer la creación de esa voz. La flauta tiene un sonido tan hermoso que conmueve y transciende lo físico.
La relación con las fuentes literarias es importante porque los músicos también trabajamos con el lenguaje, cuando estamos interpretando un texto musical. Y así, como cuando leo palabras, voy creando una imagen en mi mente; cuando descifro una partitura hago lo mismo. La literatura es la forma más económica de viajar y de conocer universos. Y de alguna forma todas esas referencias te habitan y contribuyen al proceso de interpretación de una obra, porque te dan más elementos para recrear y para que emerja tu propio sonido.
Las dos preguntas anteriores nos remiten al más reciente disco del Dúo Ondina, que integras junto a la pianista María del Henar Navarro. Titulado Habana-París, su repertorio incluye piezas de influjo simbolista como La flauta de Pan, de Jules Mouquet, y el Andante pastoral, de Paul Taffanel, entre otras joyas del repertorio francés académico, en su mayoría compuestas especialmente para el Concurso de Premios (Concours de Prix) del Conservatorio
Superior de París.
¿Es acaso este fonograma un tributo a tu formación académica en esa institución? ¿Cuánto debes como intérprete y pedagoga a la escuela de flauta traversa francesa?
Definitivamente este fonograma es un tributo a mi formación académica en esa institución, desde mi condición de cubana. Es un acercamiento, partiendo de mi esencia insular, a ese repertorio. Una apropiación que no consiste en modificar el texto musical, sino en acrecentar sus límites y así enfrentarlo con desenfado.
Superior de París.
¿Es acaso este fonograma un tributo a tu formación académica en esa institución? ¿Cuánto debes como intérprete y pedagoga a la escuela de flauta traversa francesa?
Definitivamente este fonograma es un tributo a mi formación académica en esa institución, desde mi condición de cubana. Es un acercamiento, partiendo de mi esencia insular, a ese repertorio. Una apropiación que no consiste en modificar el texto musical, sino en acrecentar sus límites y así enfrentarlo con desenfado.
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En el Pont des Arts, durante su estancia en el Conservatorio Superior de París (CNR), entre 1996 y 1997. Entonces obtuvo el Premier Prix en el concurso de flauta de dicha institución. En 1999 se graduó del Instituto Superior de Arte (ISA) con diploma de oro en la especialidad de Licenciada en Música con perfil en flauta. Desde entonces es profesora de este alto centro de estudios. |
La escuela francesa de flauta es legendaria y ha sido muy influyente en el desarrollo del instrumento a nivel mundial. En Francia se juntaron varios escenarios: estaban los pedagogos, que hicieron un gran trabajo en las aulas, y también estaban los compositores, quienes con sus creaciones universalizaron un lenguaje que se expandió por varios conservatorios europeos y, luego, americanos.
En mi experiencia en el Conservatorio, constaté la responsabilidad y plena conciencia con la que trabajan todos los aspectos del instrumento. Por otra parte tuve la suerte de tener profesores muy generosos, para nada mediocres, que no se guardaban nada para sí. También viví la competencia brutal que existe en una clase de conservatorio, en la que hay un combate silencioso diario.
En mi tiempo en París, obtuve herramientas técnicas que me permitieron profundizar en la construcción y concepción del sonido que quería para mi flauta. Me hicieron una mejor flautista, lo que me permitió con el tiempo poner esa cualidad al servicio de la música. Este fue todo un proceso. Comprender que mi objetivo no era ser flautista, sino ser músico a través de la flauta, es algo que puede sonar parecido, pero no es lo mismo.
En mi experiencia en el Conservatorio, constaté la responsabilidad y plena conciencia con la que trabajan todos los aspectos del instrumento. Por otra parte tuve la suerte de tener profesores muy generosos, para nada mediocres, que no se guardaban nada para sí. También viví la competencia brutal que existe en una clase de conservatorio, en la que hay un combate silencioso diario.
En mi tiempo en París, obtuve herramientas técnicas que me permitieron profundizar en la construcción y concepción del sonido que quería para mi flauta. Me hicieron una mejor flautista, lo que me permitió con el tiempo poner esa cualidad al servicio de la música. Este fue todo un proceso. Comprender que mi objetivo no era ser flautista, sino ser músico a través de la flauta, es algo que puede sonar parecido, pero no es lo mismo.
En varias ocasiones, al referirte a los compositores, has afirmado: «Me inspira la música que soy capaz de entender. Necesito encontrarle una lógica a las obras que voy a interpretar para poder desentrañar sus misterios. Por tanto me inspiran los compositores que tienen cosas que decir y que saben cómo decirlas».
¿Podrías desarrollar con algún ejemplo esa necesidad tuya de «entender» como intérprete, en el sentido de cuánto tiene de cognitivo y cuánto de emocional? Pongamos por caso Sonata para flauta sola, de Leo Brouwer, una de las piezas incluidas en tu primer CD en solitario: Flauta virtuosa (2002).
¿Podrías desarrollar con algún ejemplo esa necesidad tuya de «entender» como intérprete, en el sentido de cuánto tiene de cognitivo y cuánto de emocional? Pongamos por caso Sonata para flauta sola, de Leo Brouwer, una de las piezas incluidas en tu primer CD en solitario: Flauta virtuosa (2002).
Cuando toco una obra estoy proponiendo una tesis. Cada interpretación es una suerte de investigación, una indagación en el texto musical, y el performance es la presentación. En ese momento, el intérprete debe convencer al que escucha de que le está proponiendo «su» verdad. Si yo misma, como intérprete, no estoy convencida de lo que estoy planteando, considero que no estoy haciendo bien mi trabajo. Es por eso que prefiero tocar músicas que entienda, lo cual no sucede en todos los casos. Cuando me enfrento con alguna música con la que no me llevo muy bien, trato de sacar lo más que puedo del texto que tengo, y de apoyarme en toda la experiencia que tengo para extraer el mejor resultado, aunque en estos casos lo haga con menos placer.
Pongamos como ejemplo el segundo movimiento de la Sonata para flauta sola, de Leo Brouwer. Es una tonada y tiene que ver con el imaginario que viene del campo, con la influencia española que esto conlleva; en contraposición con el primer movimiento, en el que se puede sentir una evocación de lo africano. Entonces se comienza el trabajo cognitivo, evocando la sonoridad de las tonadas españolas, y se organiza en consecuencia el fraseo. Luego ocurre una segunda parte más contrastante, en compás irregular, también con influencia hispana, pero desde otro estado de ánimo en la expresión, hasta que finalmente se retoma la tonada. También trabajo en el modo de articulación, la dramaturgia armónica de la obra, y la organización de las respiraciones, que dependen de la capacidad física y de la estructura musical de las frases. Asimismo, analizo los riesgos que voy a tomar en la interpretación. Al tocar, mientras más nos alejamos de lo cognitivo y nos acercamos a lo sensorial, tenemos más riesgo como intérpretes, mayores posibilidades de fallar. A mi juicio, es en esa área de riesgo donde radica la maravilla, el verdadero
sentido de la interpretación de la música en vivo y lo que nos acerca al arte.
Pongamos como ejemplo el segundo movimiento de la Sonata para flauta sola, de Leo Brouwer. Es una tonada y tiene que ver con el imaginario que viene del campo, con la influencia española que esto conlleva; en contraposición con el primer movimiento, en el que se puede sentir una evocación de lo africano. Entonces se comienza el trabajo cognitivo, evocando la sonoridad de las tonadas españolas, y se organiza en consecuencia el fraseo. Luego ocurre una segunda parte más contrastante, en compás irregular, también con influencia hispana, pero desde otro estado de ánimo en la expresión, hasta que finalmente se retoma la tonada. También trabajo en el modo de articulación, la dramaturgia armónica de la obra, y la organización de las respiraciones, que dependen de la capacidad física y de la estructura musical de las frases. Asimismo, analizo los riesgos que voy a tomar en la interpretación. Al tocar, mientras más nos alejamos de lo cognitivo y nos acercamos a lo sensorial, tenemos más riesgo como intérpretes, mayores posibilidades de fallar. A mi juicio, es en esa área de riesgo donde radica la maravilla, el verdadero
sentido de la interpretación de la música en vivo y lo que nos acerca al arte.
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A partir de 1996, Niurka González y la pianista María del Henar Navarro formaron el Dúo Ondina. En 2002 grabaron su primer CD: Flauta virtuosa, que obtuvo el premio a la mejor ópera prima en el certamen Cubadisco al año siguiente. Su más reciente producción musical es el CD Habana-París (2018). En la foto superior, con la Orquesta Sinfónica de Santo Domingo. |
Roberto Ondina, Heriberto Rico, Richard Egües… son algunos legendarios flautistas cubanos del siglo XX que dirigieron sus propias orquestas y contribuyeron al desarrollo e internacionalización de nuestros géneros populares como el danzón y el cha-cha-chá, además de incursionar en el jazz. A grandes rasgos, ¿cuál es el significado de la flauta dentro de la música cubana? ¿Existe algún referente de la enseñanza e interpretación de repertorios clásicos para dicho instrumento en el siglo XIX?
Cuando pienso en la flauta cubana, lo que podría ser una definición de la flauta en Cuba, me traslado directamente al danzón, a la formación orquestal de la charanga, que colocó a la flauta en el paisaje sonoro popular de la Isla. Ahí se creó una forma de tocar, un estilo y una técnica específicos, que han evolucionado junto con la inclusión de este instrumento en otros géneros y formatos musicales. En ese contexto tenemos nombres de intérpretes cubanos que están inscritos en la historia universal de la flauta: los más conocidos son Richard Egües y Antonio Arcaño, pero la lista de nombres es extensa. Este fenómeno marca, en mi opinión, un momento crucial dentro del desarrollo de la flauta en Cuba.
Paralelamente, en la segunda mitad del siglo XIX, nos encontramos casos como el de Ramón Solís, flautista nacido en Sagua la Grande, que fue aclamado por la crítica de la época en París, Madrid y Estados Unidos por su prodigiosa manera de tocar y por su extraordinario virtuosismo. En la primera mitad del siglo XX, sobresale la figura de Roberto Ondina, quien fuera principal en la Filarmónica de La Habana. Aunque existen referencias del desempeño de estas figuras, considero que está por hacer un estudio profundo sobre esta etapa de la historia de la flauta en Cuba.
Paralelamente, en la segunda mitad del siglo XIX, nos encontramos casos como el de Ramón Solís, flautista nacido en Sagua la Grande, que fue aclamado por la crítica de la época en París, Madrid y Estados Unidos por su prodigiosa manera de tocar y por su extraordinario virtuosismo. En la primera mitad del siglo XX, sobresale la figura de Roberto Ondina, quien fuera principal en la Filarmónica de La Habana. Aunque existen referencias del desempeño de estas figuras, considero que está por hacer un estudio profundo sobre esta etapa de la historia de la flauta en Cuba.
Es una regularidad histórica que los músicos cubanos no han tenido ningún problema en interpretar paralelamente repertorios de música erudita y popular, sin menoscabo de esta última cuando es genuina y de calidad. ¿Hasta qué punto esta dualidad interpretativa es provechosa y ha incidido en la propia evolución de la música cubana, así como en su reconocimiento universal? ¿Cuál es tu experiencia en ese sentido? (FOTOS CON PIE p.19)
La música es una sola. Una melodía de Mozart puede tener el mismo poder de fascinación que una de Sindo Garay, y ambas pueden ser igual de horrorosas si no están interpretadas correctamente. La música que se crea en Cuba, sea «popular» o de «concierto», es nuestro patrimonio sonoro y debe tener un lugar en la formación de los instrumentistas. ¿Cómo un flautista cubano no va a estar familiarizado con la sonoridad de la flauta en el danzón o con el lenguaje de una sonata escrita por compositores más académicos? Creo que el buen músico debe ser capaz de abarcar todos los estilos, aunque se especialice en unos más que en otros. Es imprescindible que enfrente su trabajo con responsabilidad, porque el hecho musical influye todo el tiempo en el paisaje sonoro y, de esa forma, tiene una incidencia constante en la cultura del país. Por lo que los conocimientos académicos siempre se pueden poner en función
de que suene música bien realizada.
de que suene música bien realizada.
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Arriba: junto a su esposo, el cantautor Silvio Rodríguez, en una de las giras por los barrios de La Habana. Debajo: tocando con la Orquesta Sinfónica de Chile, bajo la batuta de Leo Brouwer. |
Haber obtenido el Primer Premio del Conservatorio de París en 1997, debió representar un impulso decisivo en tu carrera como solista. Sin embargo, es obvio que no eres dada a la búsqueda de protagonismo, a pesar de otros premios que has conseguido, sino que cultivas el trabajo en equipo con el mismo nivel de entrega y responsabilidad. ¿No te sientes tentada por obtener más reconocimiento o fama internacional?
La verdad es que no me siento tentada. Definitivamente me provoca mucho participar en buenos proyectos, tengan el reconocimiento que tengan; no perder los deseos de indagar, de mejorar siem- pre, de tomar riesgos y hacer cosas nuevas. Y sobre todo de que ese reconocimiento, más que para afuera, sea hacia dentro de uno mismo. Disfruto mucho escuchar que formo parte de un buen hecho musical. También tener el privilegio de ser parte de la formación de
los jóvenes flautistas cubanos. Eso es una maravilla.
los jóvenes flautistas cubanos. Eso es una maravilla.
Suelen catalogarte como una persona «con un profundo sentido de la autocrítica». ¿En qué momentos específicos se manifiesta con mayor vehemencia ese rasgo de tu personalidad? ¿Cómo te sobrepones al sentimiento de insatisfacción que embarga a un artistaconsecuente cuando considera fallida su actuación? ¿Cuán importante es para ti percibir o establecer un mecanismo de retroalimentación con el público asistente a tus conciertos?
La consecuencia más visible de mi sentido de autocrítica es que me cuesta mucho tomar la decisión de hacer un disco. Y es que ese hecho significa perpetuar un momento, mas siempre me cuestiono si vale la pena, porque nunca estoy conforme. Siempre creo que se puede llegar más lejos, y esto —que dicho así, puede sonar tan bien— resulta una limitante en cierta medida. Creo que ser inconforme es una posición ante la vida.
En cuanto al sentimiento de insatisfacción tras los conciertos, es porque lógicamente no tenemos la misma disposición todos los días. La cuestión de ser profesional como intérprete consiste en prepararse para un rendimiento de un 120 %. Eso quiere decir que aun cuando bajes un 25 %, estarás en un 95 %. Ahí radica, a mi juicio, el secreto de la calidad.
El público, en tanto receptor, juega un papel fundamental. Es responsabilidad del artista crear una empatía para que los presentes se sientan parte del hecho artístico.
En cuanto al sentimiento de insatisfacción tras los conciertos, es porque lógicamente no tenemos la misma disposición todos los días. La cuestión de ser profesional como intérprete consiste en prepararse para un rendimiento de un 120 %. Eso quiere decir que aun cuando bajes un 25 %, estarás en un 95 %. Ahí radica, a mi juicio, el secreto de la calidad.
El público, en tanto receptor, juega un papel fundamental. Es responsabilidad del artista crear una empatía para que los presentes se sientan parte del hecho artístico.
En varias entrevistas has afirmado que el momento que más disfrutas es cuando te «sientas en la casa a estudiar». Sin embargo, parece que también te complace mucho tu labor como pedagoga. ¿Consideras que has formado o podrías formar discípulos? ¿A qué profesores tuyos recuerdas con gratitud?
Soy profesora desde hace veinte años de una de las clases de flauta en el ISA, actual Universidad de las Artes, y la relación que he tenido con esta actividad durante todo este tiempo es muy especial. La docencia constituye una de las partes más estimulantes de mi carrera como músico. Disfruto ense- ñar porque resulta un aprendizaje constante. Cada alumno es un ser único, que entiende el universo a su manera. El profesor debe descifrar cada día, en cada momento, de qué forma enfocarle los aspectos a trabajar, para que el resultado sea el deseado. Es, por tanto, una labor creativa, cambiante, en la que circula el pensamiento y el conocimiento, en tanto se confrontan experiencias en ambas direcciones.
En cuanto a los profesores que recuerdo con gratitud, mencionaré a Luisa Mercedes Hernández, Halina Kusiak, Jorge Miguel Bueno, Alain Marion y Sophie Cherrier como los nombres fundamentales de la lista. Luego me gustaría decir que agradezco profundamente a todos, absolutamente a todos los profesores que he tenido, aunque de algunos apenas aprendiera lo que no debía hacer. Y aquí subrayo la magna responsabilidad de los maestros: poseen llaves
para abrir puertas y ventanas, potenciales universos maravillosos para los alumnos, pero como mismo tienen esa posibilidad de abrir, también pueden hacer lo contrario. Espero haber aprendido a ser de los profesores que abren.
para abrir puertas y ventanas, potenciales universos maravillosos para los alumnos, pero como mismo tienen esa posibilidad de abrir, también pueden hacer lo contrario. Espero haber aprendido a ser de los profesores que abren.
Además de tu labor como intérprete y pedagoga, entre tus intereses también se encuentra la proyección académica y musicológica. Una vez cursada exitosamente la Maestría en Gestión del Patrimonio Histórico-Documental de la Música, ¿cuál consideras fue el principal aporte de tu trabajo de tesis «Siete sonatas cubanas para flauta (1961-2012): pautas para una interpretación históricamente informada»?
Creo que el principal aporte de mi trabajo de tesis de maestría ha sido la adquisición de nuevas herramientas para estructurar mi pensamiento. La capacidad de organizar las ideas de una forma lógica, basada en una metodología científica, ha contribuido no solo a mi desarrollo como pedagoga, sino también a mi eterno aprendizaje como intérprete. Concretamente, la tesis rescató y reunió en ella un corpus documental: las partituras de las siete sonatas estudiadas, que estaban dispersas en archivos personales, tanto de intérpretes como de compositores. A lo anterior se suma la información recopilada sobre los autores, los contextos históricos y culturales, y, por último, el estudio de
la experiencia de la interpretación de estas obras desde la perspectiva autoetnográfica. Esta investigación nos deja un volumen de información muy relevante para la ejecución de las obras y, además, unas pautas interpretativas
basadas en el concepto de «interpretación históricamente informada».
la experiencia de la interpretación de estas obras desde la perspectiva autoetnográfica. Esta investigación nos deja un volumen de información muy relevante para la ejecución de las obras y, además, unas pautas interpretativas
basadas en el concepto de «interpretación históricamente informada».
Atendiendo a que los resultados de ese trabajo académico fueron altamente valorados por su «originalidad » y «rigor científico», ¿has pensado en continuar estudios de doctorado que profundicen en la aplicación de ese criterio musicológico a la interpretación de los repertorios de compositores contemporáneos, no ya solamente cubanos?
Tengo la intención de continuar una investigación doctoral. Estoy aunando fuerzas y sobre todo planificando disponer de tiempo para ello. Lo ideal sería con esta misma línea de indagación ampliar horizontes hacia otros repertorios. Espero que pueda lograrlo.
Habanera de nacimiento… ¿cuáles son los lugares preferidos de tu ciudad?
La Habana es una ciudad esplendorosa, de ensueño. Particularmente encantadora. Conozco varios de sus municipios porque de niña viví en La Víbora y, luego, en Arroyo Naranjo. Estudiaba en El Vedado; después en el Conservatorio Amadeo Roldán, en Centro Habana, y luego en Playa, en el ISA. Siempre he admirado su hermosa arquitectura, tanto la de los primeros siglos de creación de la villa, hasta la de los años 50 del siglo XX. La vida que contiene esta urbe
es muy diversa y rica.
Particularmente, en los últimos años, disfruto pasear por el Centro Histórico, en la Habana Vieja. Así voy descubriendo cómo poco a poco va creciendo ese proyecto de rehabilitación de la ciudad, que de la mano de ese prócer nuestro, el Dr. Eusebio Leal, aumenta respaldado por un criterio ético y estético impecable.
Paralelamente, en los últimos ocho años he conocido lugares más apartados y precarios de la ciudad, acompañando a Silvio en su gira por los barrios. En esos y otros muchos lugares no tan lejanos, duele esta Habana nuestra que a veces pareciera sufrir la desidia y el desamor de algunos. Claro que sé que hacen falta recursos, pero sobre todo hace falta mucho amor para revivirla, atenderla y mimarla como merece en sus próximos 500 años… y de esa parte
somos responsable todos.
es muy diversa y rica.
Particularmente, en los últimos años, disfruto pasear por el Centro Histórico, en la Habana Vieja. Así voy descubriendo cómo poco a poco va creciendo ese proyecto de rehabilitación de la ciudad, que de la mano de ese prócer nuestro, el Dr. Eusebio Leal, aumenta respaldado por un criterio ético y estético impecable.
Paralelamente, en los últimos ocho años he conocido lugares más apartados y precarios de la ciudad, acompañando a Silvio en su gira por los barrios. En esos y otros muchos lugares no tan lejanos, duele esta Habana nuestra que a veces pareciera sufrir la desidia y el desamor de algunos. Claro que sé que hacen falta recursos, pero sobre todo hace falta mucho amor para revivirla, atenderla y mimarla como merece en sus próximos 500 años… y de esa parte
somos responsable todos.
¿Qué significa decir «familia» para Niurka González?
Mi familia es el núcleo de energía en mi vida. Desde niña ahí se originó todo y ahora que tengo la mía propia, sigue siendo el centro gestor de todo lo que hago. Uno viene de la familia y va hacia ella; es una suerte de Patria.
ARGEL CALCINES, editor general de Opus Habana
Qué tiene que ver Silvio con lo que lucha?
Hace poco me preguntaron en una publicación que qué tenía que ver Silvio con los 21000 estudiantes asesinados en Honduras, qué tiene que ver con la actual represión en chile, quizás también con Haití, puede ser qué qué tiene que ver con Ahed....
Qué tiene que ver Silvio con lo que lucha?
Qué tiene que ver con quienes sueñan un mundo mejor y solo hayan lo más duro, el dolor y la herida por soñar en lo más puro, en su delirio de esperanza en el equilibrio de la balanza de la justicia...
Qué qué tiene que ver...
Y qué sería si no tuviese nada que ver?
Sería un imitador tan demente como la garganta del Sinsonte?
Sería ropitas lindas con brillo de lentejuela y un montón de lucecitas montadas para escena?
Un hombresito más con guitarra?
Un menjunje de carne de hombre con madera de guitarra teniendo bien tensadas las cuerdas ella y los tendones él?
Sería Un vendedor más de "más de lo mismo" disfrazado de cosa nueva, embriagadora, eternizando el final que se augura de seguir a cualquiera de nuestros Dioses?
Qué qué cosa sería Silvio si su canto no golpeara como una maza contra la cantera cual muro que se desea derribar?
Sería un traidor acumulador de aplausos si no le rindiera una canción a quienes hacen un camino en su lucha?
Qué sería su sonido?
Que sería si ya no les cantara guardando silencio?
Y Si no le cantara sus siete canciones al Che?
Y si el estudiante perseguido y el obrero explotado y el combatiente asustado ya no tuviesen sus canciones golpeando en su conciencia, fortaleciendo sus corazónes?
Silvio es esa maza golpeando los muros que debemos tirar abajo si nos queremos liberar.
No es una musiquita linda de inapreciable valor intelectual, musical y poético que pretendo escuchar queriendo parecer original.
Naaa....
Qué sería de la maza sin su cantera?
Es eso lo que tiene que ver.
El No dejar que se pierda el golpe de su maza, el poder de su garganta en la gente.
Silvio con su canto construye y forja a las personas, las conduce hacia el hombre nuevo.
Silvio cree en quienes lo escuchamos y sabe que eso lo convierte a él en un hermano de la vida.
Quien ha tenido la oportunidad de evaluar ser mejor persona tan solo por descifrar una de sus canciones sabe a lo que me refiero.
"La poesía es un arma cargada de futuro" y Silvio Rodriguez es su fusil.
Si no me crees escuchalo a él.
Qué tiene que ver Silvio con lo que lucha?
Qué tiene que ver con quienes sueñan un mundo mejor y solo hayan lo más duro, el dolor y la herida por soñar en lo más puro, en su delirio de esperanza en el equilibrio de la balanza de la justicia...
Qué qué tiene que ver...
Y qué sería si no tuviese nada que ver?
Sería un imitador tan demente como la garganta del Sinsonte?
Un hombresito más con guitarra?
Un menjunje de carne de hombre con madera de guitarra teniendo bien tensadas las cuerdas ella y los tendones él?
Sería Un vendedor más de "más de lo mismo" disfrazado de cosa nueva, embriagadora, eternizando el final que se augura de seguir a cualquiera de nuestros Dioses?
Qué qué cosa sería Silvio si su canto no golpeara como una maza contra la cantera cual muro que se desea derribar?
Sería un traidor acumulador de aplausos si no le rindiera una canción a quienes hacen un camino en su lucha?
Qué sería su sonido?
Que sería si ya no les cantara guardando silencio?
Y Si no le cantara sus siete canciones al Che?
Y si el estudiante perseguido y el obrero explotado y el combatiente asustado ya no tuviesen sus canciones golpeando en su conciencia, fortaleciendo sus corazónes?
Silvio es esa maza golpeando los muros que debemos tirar abajo si nos queremos liberar.
No es una musiquita linda de inapreciable valor intelectual, musical y poético que pretendo escuchar queriendo parecer original.
Naaa....
Qué sería de la maza sin su cantera?
Es eso lo que tiene que ver.
El No dejar que se pierda el golpe de su maza, el poder de su garganta en la gente.
Silvio con su canto construye y forja a las personas, las conduce hacia el hombre nuevo.
Silvio cree en quienes lo escuchamos y sabe que eso lo convierte a él en un hermano de la vida.
Quien ha tenido la oportunidad de evaluar ser mejor persona tan solo por descifrar una de sus canciones sabe a lo que me refiero.
"La poesía es un arma cargada de futuro" y Silvio Rodriguez es su fusil.
Si no me crees escuchalo a él.
Sabina me dijo como Jesús a San Pedro: 'Déjalo todo y ven conmigo'... y fui"
FOTOGRAFÍAS: ALBERTO DI LOLLI
IÑAKO DÍAZ-GUERRA Madrid9 MAY. 2019 02:13
Pancho Varona. Madrid, 1957. Músico. Lleva 37 años siendo la mano derecha de Joaquín Sabina, con el que ha compuesto más de 100 canciones, pero nunca se ha detenido ahí. Publica Pociones, un libro de poemas, letras y pensamientos, y hoy toca en la Sala Bira de Bilbao.
¿Por qué has decidido publicar estos textos que tenías guardados hace años?Yo no he decidido nada, en realidad. La editorial de repente me ofreció recopilar estas cositas antiguas y me enterneció que a alguien le preocuparan las cosas que yo podía haber estado escribiendo estos últimos 15 o 20 años. Así que les dije que sí.¿Tiene cabida esa modestia en un mundo de egos como el de la música o es un poco de postureo?No, no es postureo. Por ejemplo, una vez hice un disco en solitario porque me convenció una discográfica de que lo hiciera y ahora hago un libro por lo mismo. Yo no voy buscando ni discográficas que me graben ni editoriales que me publiquen, pero si alguien me lo pone fácil yo le digo que sí, sobre todo por el cariño que ponen en el proyecto. Realmente esa no es mi vocación, no me ha llamado el Señor por ese camino. Yo sé lo que soy: un músico al que le gusta estar dos metros detrás y dos metros a la izquierda de Joaquín (Sabina). Eso es lo que me gusta, ese es mi lugar en la vida, que bastante bonito es. Lo demás son cosas que me va regalando la vida y, como son regalos, los agradezco mucho.
¿Nunca has tenido la tentación de emanciparte y montártelo por libre?No. Hay mucha gente que tiene el síndrome de Messi y yo tengo el síndrome de Busquets. Me gusta más organizarlas cosas y verlas desde atrás. Dejo a los frontmen que sean frontmen, porque yo soy un hombre de segunda línea.¿Te facilita eso la vida?Sí, mucho. Conozco las dificultades de mucha gente muy grande para andar por la calle y pasear tranquilamente por las ciudades, que es algo que a mí me encanta hacer. Me gusta que me pidan una foto al día. Esa es mi media. Una está muy bien porque te mantiene el ego ahí arriba, pero te deja vivir tranquilo. Wyoming decía que es insoportable caminar por Preciados y que te paren 50 veces y yo sé lo que es eso, porque llevo con Joaquín Sabina muchos años y veo lo que es salir con él a la calle. Así que me encanta mi foto al día. Es la dosis perfecta: uno al día, que parece que hablo de sexo, pero hablo de fotos...¿De sexo no hablamos entonces? ¿Dónde ha quedado aquello del sexo, drogas y rock and roll?Del sexo, drogas y rock and roll, de esa última ele, estamos colgados del palo horizontal los rockeros mayores. Todo lo demás se acabó y de ese último palo estamos agarrados los Serrat, Sabina, Miguel Ríos, yo... Aunque ellos me sacan 10 o 15 años y esa pequeña ventaja les llevo. Yo me siento una persona joven. Me gusta que mis amigos tengan tu edad más que la mía. Prefiero tener más amigos de 30 y 40 que de 60. Me parece maravilloso porque tengo más que ver con ellos. Me gusta todos los días descubrir algo nuevo en la música y en la vida.
¿Y lo logras?En la música intento no quedarme anclado. Me jodería mucho quedarme fuera de todo lo que está pasando ahora, por eso soy muy amigo de bandas actuales como Love of Lesbian o Vetusta Morla. Me sigo manteniendo vivo, sobre todo, a través de mis gustos musicales. Si miras mi Spotify, está lleno de gente actual. Me interesa mucho y creo que la gente de mi generación se está perdiendo eso pensando que todo lo que no se hizo en los años 70 es una mierda. Yo me junto con tres personas más de 60 años y parece que vamos a mirar una zanja. Pero con tres de 40 me apetece meterme en una tienda de discos a buscar música con ellos. Esa es la diferencia.¿Tienes espíritu de maestro?Al contrario, soy alumno siempre. Alumno aventajado, eso sí. Soy ese repetidor que se las sabe todas a base de repetir una y otra vez.¿No se hace raro salir a un escenario a tocar los mismos temas que tocabas con 30?Se hace raro, pero la gente ama a las canciones más que a las personas y quiere escucharlas las toque un chico de 20 o un señor de 60. Me aplauden ahora igual que me aplaudían entonces y por eso no me siento ridículo. Aunque hay veces que veo actuar a gente de 60 años y digo: "Joder, qué mayor está ese tío para estar subido a un escenario". Y luego pienso: "Hostia, si es de mi edad, yo debo dar la misma impresión". Pero a mí me da la sensación de que no hago ese ridículo que me producen otros. Es curioso. No ver tus defecto cuando los ves en otros... un pecadillo.
¿Está muriendo el rock?Me preocupa que no exista un rock en estos momentos de la calidad del que escuchaba con 20 o 30 años. Mis bandas siempre han sido Led Zeppelin, King Crimson, Pink Floyd, Police... Y eso ya no existe, eso se ha acabado. Ahora hay otras cosas que a mí me gustan menos, como Coldplay. Y hasta los mejores que hay hoy, como Arctic Monkeys que me encantan, no me gustan al nivel que me gustaban los Zeppelin. Y hablamos de grupos de hace 10 años. Ahora mismo no hay nada, hay un vacío que nunca sé si es que yo me he dejado de enterar de cosas o es que han dejado de pasar. Cualquier tiempo pasado fue mejor musicalmente. Hay otros géneros, claro, pero a mí me interesan menos. Aunque siempre pienso que es un problema mío, que no escucho lo suficiente por más que lo intento.Lo que también parece desaparecer es la parte contestataria del rock. Los nuevos grupos tienden a esquivar el posicionamiento político que era constante en tu generación.Sí, por el miedo. No se meten mucho en charcos. Mira Serrat y Joaquín cómo se han posicionado en el tema de Cataluña y hay mucha gente allí enfadada con lo que piensan. Están pagando un precio por haberlo hecho. Es valiente, estés de acuerdo o no. Veo que hay mucha gente en redes que se calla y yo siempre he pensado que el que tenga un micrófono y cien mil seguidores tiene que decir lo que piensa. Y si tiene un millón, más todavía. Sea de política o de fútbol. De todo. Aunque te granjees enemigos, aunque a la gente no le guste. Da igual. No puedes estar siempre agarrándotela con papel de fumar: hay que opinar, hay que ser, hay que estar.

LOS ROCKEROS DE MI EDAD ESTAMOS COLGANDO DE LA ÚLTIMA ELE DEL SEXO, DROGAS Y ROCK AND ROLL
¿Te ha tocado ser mucho el Sancho Panza de Sabina, el que frena al genio?Sí. Joaquín a menudo me pregunta "Panchito, ¿qué dicen en las redes sociales?" o "¿Te ha gustado la entrevista que hice?". Y lo hace para que yo pulse la opinión de la gente que tengo alrededor y le haga un balance. Sí, me ha tenido siempre como cable a tierra, pero Joaquín es una persona muy inteligente que lee cada mañana cinco periódicos españoles de todo el espectro político, otro argentino, otro mexicano y no tiene redes sociales. Así que está siempre muy bien informado porque lee a todos, se forma su opinión y no le afecta el ruido de las redes.
En estos tiempos en los que todo ofende, ¿sigue apeteciendo crear?Ahora hay que crear más que nunca y decir las cosas como las piensas. Y si te buscas un marrón, así sea. Hay muchas injusticias y tenemos que decirlo muy claro para que deje de haberlas. No puede haber censura nunca ni en la música ni en el humor ni en el teatro ni en la literatura ni en nada.¿Dejamos que las redes sociales nos hagan pensar que ciertos movimientos son más grandes de lo que luego son, sea Vox, la censura, etc...?Bueno, la parte de que Vox tenga 24 escaños me horroriza aunque esperasen 50. Si llega a pasar eso, me cambio de país. Pero, sí, las redes son terribles, son pura ponzoña. Y yo las disfruto, pero o te aíslas un poquito de la parte fea o sufres. Yo busco información constante y las redes me tratan bien, aunque a veces he sido un poco bocazas. No tengo mucho hater y, si lo tengo, no es muy agresivo. Los que más, por ser del Atleti. Pero en general me tratan muy bien y lo agradezco, porque sufro mucho viendo las persecuciones que padecen otros.Llegaste a Sabina y, por extensión a la música, un poco por casualidad.Sí, fue un accidente. Yo tocaba la guitarra en el sofá de casa viendo la tele. Sacaba la música de los anuncios porque tengo buen oído, pero no quería ser músico en la vida, no era lo que tenía previsto profesionalmente. Yo iba a ser funcionario del Ministerio de Defensa. Mi madre tenía cierto enchufe allí, que es algo que hace 40 años podía suceder, y yo quería meterme en el Ministerio de Defensa como estuvieron mi madre y mi padre tanto tiempo. Ese era mi plan vital, ser funcionario, pero de repente pasó Joaquín por mi vida y me dijo como Jesús a San Pedro: "Déjalo todo y vente conmigo". Y fui.
Pero no aparecería Joaquín de la nada...No, yo iba a verlo actuar junto a Krahe en La Mandrágora y, como era un sitio muy pequeño que no tenía ni camerinos, cuando acababan no tenían donde meterse: o se iban a casa o tenían que sentarse a charlar con el público en las mesas. Y terminé haciendo cierta amistad con él a base de darnos fuego y cigarros. En aquella época había una brecha de edad considerable, yo tenía 25 y él y sus amigos 35, pero conecté bien y llevamos 37 años juntos.¿Cuál es tu canción favorita de las que has hecho?Últimamente me gusta mucho Ruido, una canción que está en Esta boca es mía, que la letra es de Joaquín y Pedro Guerra y la música es mía. Estoy muy orgulloso de ella y es la que más me pone últimamente. Pero yo quiero mucho a todas mis canciones y mi preferida va variando, aunque hay cuatro o cinco básicas: Peces de ciudad, Y sin embargo, Contigo, La del pirata cojo, No me importa nada, de Luz Casal... Esas siempre están en mi santoral.Eres un pluriempleado, ¿no vivían como Dios los rockeros?A ver, tengo mi gira en solitario, Ruta 52, en la que pretendo tocar en las 50 provincias y Ceuta y Mellilla. Llevo diez, pero no hay prisa. Ahora he montado un proyecto que me encanta y se llama El viejo y el mar, como la novela de Hemingway, en la que yo soy el viejo e invito a un joven a dar un concierto juntos en la sala Galileo. El próximo es el 7 de junio con Guille Galván, de Vetusta Morla: cantamos, charlamos, contamos anécdotas, chistes... Luego, la gira con la Noche Sabinera, la radio todos los martes en RNE, las giras grandes con Joaquín, el libro... Curro mucho. Los derechos de autor, aunque se van reduciendo, me los tomo como un regalo caído del cielo, porque nunca sabes cuánto te va a caer y son una sorpresa maravillosa, pero hay que seguir trabajando porque tengo dos casas, dos coches y pago más del 40% de mis ingresos en impuestos, porque yo pago a conciencia hasta el último euro... Así que vivo bien, pero no me da para ahorrar ni para dejar de trabajar. Además, yo he sido muy gastarín, aunque ahora ya soy ahorrarín porque empecé a pensar en el futuro.¿Y sigues trabajando con gusto?Sí, la música es una aventura preciosa. En cuanto haya 60 personas que me quieran ver, voy a tocar donde sea. Con 60 personas me da para pagarme la gasolina, el hotel, la SGAE, el IVA y me queda un poquito. Poco, pero me gusta. A mí me sigue sorprendiendo que la gente me quiera ver, aunque soy consciente de que hay mucho sabinero en el mundo que es muy feliz escuchando las historias que yo cuento, porque mi mérito en los conciertos no es cantar bien: es contar bien. Eso es lo que yo ofrezco.Pues cuéntame una historia de esas canciones.Hay una muy divertida que es que le hice una canción a Enrique Iglesias. Me la pidió, se la enseñé, no le gustó y me la quedé yo. Luego, a Joaquín le gustó mucho la música, me tiró la letra entera a la basura, escribió una nueva y la grabó: es 69 punto G. Y tiene un verso en esa letra que vale más que todas las letras que he escrito yo en mi vida. Dice: "Y los adivinos adivinan y los aladinos aladinan". Es una historia bonita con final feliz.Estáis preparando una nueva gira con Sabina y Serrat, ¿cómo podéis llevar siendo amigos casi 40 años en una profesión tan competitiva?Porque somos gente muy sensata. Sabemos qué hacer para llevarnos bien constantemente. El secreto es terminar una gira y dejar de vernos durante un tiempo. Así luego tenemos muchas ganas de estar juntos. Sabemos qué hacer para que los demás estén contentos. Joaquín dice que seguimos juntos tanto tiempo porque no hay sexo entre nosotros. Así que parece que otra vez nos vamos de gira y yo feliz. Agarro la guitarra y para Argentina que me voy. Mi vida es un viaje.Llevas casi 40 años viviendo sin saber qué vas a hacer pasado mañana.Sí. Cada mañana me levanto y doy gracias no sé a quién por permitirme poder inventarme cada día una vida nueva. Me encanta. Es bonito reinventarse cada día, me mantiene vivo. Un día toco solo para 60 personas y al siguiente con Sabina y Serrat para 10.000. Es precioso estar en los dos extremos. ¿Qué más puedo pedir?Me estás dando una envidia espantosa.¿Por qué? A mí me hubiera encantado ser periodista.Te aburrirías metido durante horas en una redacción.Hay conciertos que son una oficina, también. Giras muy largas y muy cansadas, que no sabes ni en qué ciudad te despiertas... Una vez que sales al escenario todo es precioso, pero el viaje a ninguna parte de toda la banda con la maleta: el check in y el check out en el hotel, la prueba de sonido, las horas en el autobús y el aeropuerto, facturar las maletas, el vuelo... Eso es lo peor. Me he pasado media vida esperando una maleta en una puta cinta de un puto aeropuerto.Bueno, y el Atleti, ¿qué?A mí el Atleti me hace muy feliz. Este Atleti me está tratando muy bien, aunque yo vengo de un Atleti de Gárate y Ufarte que también me dio muchas alegrías. Y las chicas han ganado la Liga, que es maravilloso y permite que me vuelva el romanticismo por el fútbol. En el mundo de la cultura hay un poco de postureo respecto al fútbol. Existe cierta obligación de mostrarse decepcionado por su lenguaje, por los programas de la tele, por el entorno... Pero el fútbol en sí me hace feliz.
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IÑAKO DÍAZ-GUERRA Madrid9 MAY. 2019 02:13
Pancho Varona. Madrid, 1957. Músico. Lleva 37 años siendo la mano derecha de Joaquín Sabina, con el que ha compuesto más de 100 canciones, pero nunca se ha detenido ahí. Publica Pociones, un libro de poemas, letras y pensamientos, y hoy toca en la Sala Bira de Bilbao.
¿Por qué has decidido publicar estos textos que tenías guardados hace años?Yo no he decidido nada, en realidad. La editorial de repente me ofreció recopilar estas cositas antiguas y me enterneció que a alguien le preocuparan las cosas que yo podía haber estado escribiendo estos últimos 15 o 20 años. Así que les dije que sí.¿Tiene cabida esa modestia en un mundo de egos como el de la música o es un poco de postureo?No, no es postureo. Por ejemplo, una vez hice un disco en solitario porque me convenció una discográfica de que lo hiciera y ahora hago un libro por lo mismo. Yo no voy buscando ni discográficas que me graben ni editoriales que me publiquen, pero si alguien me lo pone fácil yo le digo que sí, sobre todo por el cariño que ponen en el proyecto. Realmente esa no es mi vocación, no me ha llamado el Señor por ese camino. Yo sé lo que soy: un músico al que le gusta estar dos metros detrás y dos metros a la izquierda de Joaquín (Sabina). Eso es lo que me gusta, ese es mi lugar en la vida, que bastante bonito es. Lo demás son cosas que me va regalando la vida y, como son regalos, los agradezco mucho.
¿Nunca has tenido la tentación de emanciparte y montártelo por libre?No. Hay mucha gente que tiene el síndrome de Messi y yo tengo el síndrome de Busquets. Me gusta más organizarlas cosas y verlas desde atrás. Dejo a los frontmen que sean frontmen, porque yo soy un hombre de segunda línea.¿Te facilita eso la vida?Sí, mucho. Conozco las dificultades de mucha gente muy grande para andar por la calle y pasear tranquilamente por las ciudades, que es algo que a mí me encanta hacer. Me gusta que me pidan una foto al día. Esa es mi media. Una está muy bien porque te mantiene el ego ahí arriba, pero te deja vivir tranquilo. Wyoming decía que es insoportable caminar por Preciados y que te paren 50 veces y yo sé lo que es eso, porque llevo con Joaquín Sabina muchos años y veo lo que es salir con él a la calle. Así que me encanta mi foto al día. Es la dosis perfecta: uno al día, que parece que hablo de sexo, pero hablo de fotos...¿De sexo no hablamos entonces? ¿Dónde ha quedado aquello del sexo, drogas y rock and roll?Del sexo, drogas y rock and roll, de esa última ele, estamos colgados del palo horizontal los rockeros mayores. Todo lo demás se acabó y de ese último palo estamos agarrados los Serrat, Sabina, Miguel Ríos, yo... Aunque ellos me sacan 10 o 15 años y esa pequeña ventaja les llevo. Yo me siento una persona joven. Me gusta que mis amigos tengan tu edad más que la mía. Prefiero tener más amigos de 30 y 40 que de 60. Me parece maravilloso porque tengo más que ver con ellos. Me gusta todos los días descubrir algo nuevo en la música y en la vida.
¿Y lo logras?En la música intento no quedarme anclado. Me jodería mucho quedarme fuera de todo lo que está pasando ahora, por eso soy muy amigo de bandas actuales como Love of Lesbian o Vetusta Morla. Me sigo manteniendo vivo, sobre todo, a través de mis gustos musicales. Si miras mi Spotify, está lleno de gente actual. Me interesa mucho y creo que la gente de mi generación se está perdiendo eso pensando que todo lo que no se hizo en los años 70 es una mierda. Yo me junto con tres personas más de 60 años y parece que vamos a mirar una zanja. Pero con tres de 40 me apetece meterme en una tienda de discos a buscar música con ellos. Esa es la diferencia.¿Tienes espíritu de maestro?Al contrario, soy alumno siempre. Alumno aventajado, eso sí. Soy ese repetidor que se las sabe todas a base de repetir una y otra vez.¿No se hace raro salir a un escenario a tocar los mismos temas que tocabas con 30?Se hace raro, pero la gente ama a las canciones más que a las personas y quiere escucharlas las toque un chico de 20 o un señor de 60. Me aplauden ahora igual que me aplaudían entonces y por eso no me siento ridículo. Aunque hay veces que veo actuar a gente de 60 años y digo: "Joder, qué mayor está ese tío para estar subido a un escenario". Y luego pienso: "Hostia, si es de mi edad, yo debo dar la misma impresión". Pero a mí me da la sensación de que no hago ese ridículo que me producen otros. Es curioso. No ver tus defecto cuando los ves en otros... un pecadillo.
¿Está muriendo el rock?Me preocupa que no exista un rock en estos momentos de la calidad del que escuchaba con 20 o 30 años. Mis bandas siempre han sido Led Zeppelin, King Crimson, Pink Floyd, Police... Y eso ya no existe, eso se ha acabado. Ahora hay otras cosas que a mí me gustan menos, como Coldplay. Y hasta los mejores que hay hoy, como Arctic Monkeys que me encantan, no me gustan al nivel que me gustaban los Zeppelin. Y hablamos de grupos de hace 10 años. Ahora mismo no hay nada, hay un vacío que nunca sé si es que yo me he dejado de enterar de cosas o es que han dejado de pasar. Cualquier tiempo pasado fue mejor musicalmente. Hay otros géneros, claro, pero a mí me interesan menos. Aunque siempre pienso que es un problema mío, que no escucho lo suficiente por más que lo intento.Lo que también parece desaparecer es la parte contestataria del rock. Los nuevos grupos tienden a esquivar el posicionamiento político que era constante en tu generación.Sí, por el miedo. No se meten mucho en charcos. Mira Serrat y Joaquín cómo se han posicionado en el tema de Cataluña y hay mucha gente allí enfadada con lo que piensan. Están pagando un precio por haberlo hecho. Es valiente, estés de acuerdo o no. Veo que hay mucha gente en redes que se calla y yo siempre he pensado que el que tenga un micrófono y cien mil seguidores tiene que decir lo que piensa. Y si tiene un millón, más todavía. Sea de política o de fútbol. De todo. Aunque te granjees enemigos, aunque a la gente no le guste. Da igual. No puedes estar siempre agarrándotela con papel de fumar: hay que opinar, hay que ser, hay que estar.

LOS ROCKEROS DE MI EDAD ESTAMOS COLGANDO DE LA ÚLTIMA ELE DEL SEXO, DROGAS Y ROCK AND ROLL
¿Te ha tocado ser mucho el Sancho Panza de Sabina, el que frena al genio?Sí. Joaquín a menudo me pregunta "Panchito, ¿qué dicen en las redes sociales?" o "¿Te ha gustado la entrevista que hice?". Y lo hace para que yo pulse la opinión de la gente que tengo alrededor y le haga un balance. Sí, me ha tenido siempre como cable a tierra, pero Joaquín es una persona muy inteligente que lee cada mañana cinco periódicos españoles de todo el espectro político, otro argentino, otro mexicano y no tiene redes sociales. Así que está siempre muy bien informado porque lee a todos, se forma su opinión y no le afecta el ruido de las redes.
En estos tiempos en los que todo ofende, ¿sigue apeteciendo crear?Ahora hay que crear más que nunca y decir las cosas como las piensas. Y si te buscas un marrón, así sea. Hay muchas injusticias y tenemos que decirlo muy claro para que deje de haberlas. No puede haber censura nunca ni en la música ni en el humor ni en el teatro ni en la literatura ni en nada.¿Dejamos que las redes sociales nos hagan pensar que ciertos movimientos son más grandes de lo que luego son, sea Vox, la censura, etc...?Bueno, la parte de que Vox tenga 24 escaños me horroriza aunque esperasen 50. Si llega a pasar eso, me cambio de país. Pero, sí, las redes son terribles, son pura ponzoña. Y yo las disfruto, pero o te aíslas un poquito de la parte fea o sufres. Yo busco información constante y las redes me tratan bien, aunque a veces he sido un poco bocazas. No tengo mucho hater y, si lo tengo, no es muy agresivo. Los que más, por ser del Atleti. Pero en general me tratan muy bien y lo agradezco, porque sufro mucho viendo las persecuciones que padecen otros.Llegaste a Sabina y, por extensión a la música, un poco por casualidad.Sí, fue un accidente. Yo tocaba la guitarra en el sofá de casa viendo la tele. Sacaba la música de los anuncios porque tengo buen oído, pero no quería ser músico en la vida, no era lo que tenía previsto profesionalmente. Yo iba a ser funcionario del Ministerio de Defensa. Mi madre tenía cierto enchufe allí, que es algo que hace 40 años podía suceder, y yo quería meterme en el Ministerio de Defensa como estuvieron mi madre y mi padre tanto tiempo. Ese era mi plan vital, ser funcionario, pero de repente pasó Joaquín por mi vida y me dijo como Jesús a San Pedro: "Déjalo todo y vente conmigo". Y fui.
Pero no aparecería Joaquín de la nada...No, yo iba a verlo actuar junto a Krahe en La Mandrágora y, como era un sitio muy pequeño que no tenía ni camerinos, cuando acababan no tenían donde meterse: o se iban a casa o tenían que sentarse a charlar con el público en las mesas. Y terminé haciendo cierta amistad con él a base de darnos fuego y cigarros. En aquella época había una brecha de edad considerable, yo tenía 25 y él y sus amigos 35, pero conecté bien y llevamos 37 años juntos.¿Cuál es tu canción favorita de las que has hecho?Últimamente me gusta mucho Ruido, una canción que está en Esta boca es mía, que la letra es de Joaquín y Pedro Guerra y la música es mía. Estoy muy orgulloso de ella y es la que más me pone últimamente. Pero yo quiero mucho a todas mis canciones y mi preferida va variando, aunque hay cuatro o cinco básicas: Peces de ciudad, Y sin embargo, Contigo, La del pirata cojo, No me importa nada, de Luz Casal... Esas siempre están en mi santoral.Eres un pluriempleado, ¿no vivían como Dios los rockeros?A ver, tengo mi gira en solitario, Ruta 52, en la que pretendo tocar en las 50 provincias y Ceuta y Mellilla. Llevo diez, pero no hay prisa. Ahora he montado un proyecto que me encanta y se llama El viejo y el mar, como la novela de Hemingway, en la que yo soy el viejo e invito a un joven a dar un concierto juntos en la sala Galileo. El próximo es el 7 de junio con Guille Galván, de Vetusta Morla: cantamos, charlamos, contamos anécdotas, chistes... Luego, la gira con la Noche Sabinera, la radio todos los martes en RNE, las giras grandes con Joaquín, el libro... Curro mucho. Los derechos de autor, aunque se van reduciendo, me los tomo como un regalo caído del cielo, porque nunca sabes cuánto te va a caer y son una sorpresa maravillosa, pero hay que seguir trabajando porque tengo dos casas, dos coches y pago más del 40% de mis ingresos en impuestos, porque yo pago a conciencia hasta el último euro... Así que vivo bien, pero no me da para ahorrar ni para dejar de trabajar. Además, yo he sido muy gastarín, aunque ahora ya soy ahorrarín porque empecé a pensar en el futuro.¿Y sigues trabajando con gusto?Sí, la música es una aventura preciosa. En cuanto haya 60 personas que me quieran ver, voy a tocar donde sea. Con 60 personas me da para pagarme la gasolina, el hotel, la SGAE, el IVA y me queda un poquito. Poco, pero me gusta. A mí me sigue sorprendiendo que la gente me quiera ver, aunque soy consciente de que hay mucho sabinero en el mundo que es muy feliz escuchando las historias que yo cuento, porque mi mérito en los conciertos no es cantar bien: es contar bien. Eso es lo que yo ofrezco.Pues cuéntame una historia de esas canciones.Hay una muy divertida que es que le hice una canción a Enrique Iglesias. Me la pidió, se la enseñé, no le gustó y me la quedé yo. Luego, a Joaquín le gustó mucho la música, me tiró la letra entera a la basura, escribió una nueva y la grabó: es 69 punto G. Y tiene un verso en esa letra que vale más que todas las letras que he escrito yo en mi vida. Dice: "Y los adivinos adivinan y los aladinos aladinan". Es una historia bonita con final feliz.Estáis preparando una nueva gira con Sabina y Serrat, ¿cómo podéis llevar siendo amigos casi 40 años en una profesión tan competitiva?Porque somos gente muy sensata. Sabemos qué hacer para llevarnos bien constantemente. El secreto es terminar una gira y dejar de vernos durante un tiempo. Así luego tenemos muchas ganas de estar juntos. Sabemos qué hacer para que los demás estén contentos. Joaquín dice que seguimos juntos tanto tiempo porque no hay sexo entre nosotros. Así que parece que otra vez nos vamos de gira y yo feliz. Agarro la guitarra y para Argentina que me voy. Mi vida es un viaje.Llevas casi 40 años viviendo sin saber qué vas a hacer pasado mañana.Sí. Cada mañana me levanto y doy gracias no sé a quién por permitirme poder inventarme cada día una vida nueva. Me encanta. Es bonito reinventarse cada día, me mantiene vivo. Un día toco solo para 60 personas y al siguiente con Sabina y Serrat para 10.000. Es precioso estar en los dos extremos. ¿Qué más puedo pedir?Me estás dando una envidia espantosa.¿Por qué? A mí me hubiera encantado ser periodista.Te aburrirías metido durante horas en una redacción.Hay conciertos que son una oficina, también. Giras muy largas y muy cansadas, que no sabes ni en qué ciudad te despiertas... Una vez que sales al escenario todo es precioso, pero el viaje a ninguna parte de toda la banda con la maleta: el check in y el check out en el hotel, la prueba de sonido, las horas en el autobús y el aeropuerto, facturar las maletas, el vuelo... Eso es lo peor. Me he pasado media vida esperando una maleta en una puta cinta de un puto aeropuerto.Bueno, y el Atleti, ¿qué?A mí el Atleti me hace muy feliz. Este Atleti me está tratando muy bien, aunque yo vengo de un Atleti de Gárate y Ufarte que también me dio muchas alegrías. Y las chicas han ganado la Liga, que es maravilloso y permite que me vuelva el romanticismo por el fútbol. En el mundo de la cultura hay un poco de postureo respecto al fútbol. Existe cierta obligación de mostrarse decepcionado por su lenguaje, por los programas de la tele, por el entorno... Pero el fútbol en sí me hace feliz.
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Standards en la voz de Pablo Milanés
Escrito por Giusette León García/CubaSí Bajo el título Standards llega el fonograma en que Pablo interpreta íconos del jazz norteamericano y que fue nominado a la última edición del Cubadisco.
Standards de jazz norteamericanos, cantados por Pablo Milanés con la misma y otra voz, la del trovador apasionado y la del hombre vivido que, cercano a los ochenta, no endurece la melodía y es capaz de acomodarla a su antojo o de acomodarse él al antojo de la música. Claro que es un regalo escucharlo en una faceta diferente, incluso cantando en inglés, pero la participación de jóvenes y talentosos instrumentistas, de los que marcan el paso del jazz cubano en estos tiempos, resulta, sin dudas, un premio extra para nuestros oídos: Rolando Luna al piano, el bajista Gastón Joya y en la batería Ramsés Rodríguez. El propio Pablo declaró en entrevistas a diferentes medios que se trata de temas de los que se enamoró desde su juventud, a finales de la década del 50, cuando «perseguía por la ciudad a Bebo Valdés, a Armando Romeu y a Frank Emilio Flynn», según cuentan las notas
discográficas de Mauricio Vincent. Tampoco es que le fuera totalmente ajeno el jazz a uno de los más importantes cantautores cubanos: «todo ese ambiente y toda esa influencia de la música norteamericana siempre estuvo en su obra – no por casualidad uno de los primeros directores de su banda en los años setenta fue el destacado jazzista cubano Emiliano Salvador», asegura el texto de Vicent.
El fonograma fue grabado entre el 14 de febrero y el primero de marzo de 2017 en el estudio de Pablo Milanés en La Habana. Incluye diez temas, todos seleccionados por el propio interprete, quien venía dándole vueltas a la idea de producir un disco como este desde 2007, cuando grabó Más allá de todo, con Chucho Valdés. Según las palabras de Mauricio Vicent «Se respetó el espíritu original, pero cada tema fue creciendo y enriqueciéndose sutilmente, hasta adquirir calidez y personalidad propia… No es difícil darse cuenta de que detrás de su melodía hay músicos cubanos».
Un llamado directo a la complicidad literaria y humana.
Alexis Pimienta.
Ha muerto Roberto Fernández Retamar, el poeta, el sabio, el profesor, el amigo, el hombre de los grandes abrazos (una palabra inventada por él: "a brazos", porque así te asaltaba y no había escapatoria); ha muerto el hombre de la sonrisa franca y la risa contagiosa, el de las boinas y la perilla inconfundibles, el de habla reposada, el eterno marido de la eterna Adelaida, el padre de Laidi, su continuidad, el autor de "Caliban" y de "Felices los mortales" y de "Con estas manos" y de "¿Y Fernández?"; ha muerto un poeta -un señor- que cuando yo era muy joven imponía un respeto que paralizaba, y que, cuando yo ya no era tan joven imponía una cercanía que desentumecía, todo él hecho un llamado directo a la complicidad literaria y humana.
Ha muerto Retamar, para muchos. Roberto, para los más cercanos. Fernández, para los lectores de uno de sus mejores poemas. Ha muerto viejo, como deben morir los grandes poetas. Viejo y apoyado en un bastón. Viejo y delgado y pecoso y con boina. Con boina y con sonrisa. Siempre. Yo no recuerdo, con exactitud, la primera vez que conversé con él, que compartimos, pero la sonrisa estaba siempre.
¿Cuando yo fui jurado de novela del Premio Casa de las Américas, en 2002? ¿Tan tarde? No lo recuerdo, pero pudo ser. Y me sorprendió la cercanía de un autor tan distante, porque la maestría crea distancias psicológicas a veces insalvables. Ah, ya recuerdo. La primera vez que compartí con Roberto, él no lo supo. Fue en 1986. Yo tenía 20 años -tierna y fértil edad para los descubrimientos- y me encontré a Roberto Fernández Retamar vestido de azul, rectangular y paginado, y sin decirle nada lo acompañé a visitar a un viejo conocido suyo, que yo no conocía por entonces. Era Borges. Jorge Luis Borges.
En Cuba, mi generación poética descubrió a Borges en aquel libro azul editado por Casa de las Américas con impecable prólogo de Roberto Fernández Retamar. Y yo fui uno de los tantos jovenzuelos que, más nerviosos que felices, entramos con Roberto en la casa de Borges aquel año, y compartimos con ellos aquella taza de café que aún no se enfría. Borges. Jorge Luis Borges, el argentino universal.
Yo conocí a Borges con Roberto, a través de Roberto, gracias a él, por él. Y me cambió el concepto de literatura. Luego, cuando ya Borges era mi amigo más odiado, Roberto siguió siendo un amigo querido, pero desconocido. Seguramente hasta aquel año 2002 en el que yo fui jurado de novela, en el premio Casa de las Américas. "¿De novela?", me dije. "¿Yo, el repentista?", me pregunté a mí mismo, acostumbrado como estoy a ser víctima de las etiquetas.
Pero sí, los directivos del Premio Casa de las Américas se había leído mi novela Prisionero del agua (1998), tal vez también Maldita danza (2000) y habían decidido que yo fuera jurado. Me ilusionaba mucho imaginar que fue Roberto quien lo propuso. Pero no importa si no fue: la Casa era "su casa". Y él estaba allí, él estuvo allí todo el tiempo. Y durante las intensas jornadas del premio compartimos, claro, y nos hicimos amigos de verdad, y conversamos sobre literatura, y nos reímos mucho.
Roberto Fernández Retamar era un hombre que se reía mucho. Y bien. Con todos los dientes, con los brazos. Luego vinieron otras complicidades, inolvidables para mí, literarias, políticas, humanas, ¡hasta repentísticas! En mi larga carrera como repentista, y habiendo improvisado cientos de miles de décimas, más de un millón seguro, en más de 40 países y durante más de 40 años, les puedo asegurar que pocas veces he visto a alguien disfrutar mis improvisaciones tanto, tan de verdad, como a Roberto y su Adelaida inseparable, una noche de copas y charlas en una casona de El Vedado. No recuerdo qué celebrábamos.
El caso es que tras el ágape habitual, copa en mano, yo me puse a improvisar décimas, y Roberto y Adelaida estaban allí, en la primera mesa, delante de mis ojos. Y de mis versos. Y aquella su cara de niño feliz y sorprendido era un poema mayor que los poemas que yo improvisaba. Y sus aplausos estruendosos. Y sus carcajadas ante mis golpes de ingenio, unas veces, ante mis hallazgos poéticos, otras. Y él contagiaba a su Adelaida, claro, la sabia contenida. Y al resto de comensales devenidos oyentes, todos contagiados y con caras de niños felices por culpa de Roberto.
Y aquella noche sus abrazos fueron abrazos de camisa de fuerza, de esos que duran hasta hoy. No sé si fue entonces que le regalé mi libro Teoría de la improvisación poética. Pudo ser. Yo quería impresionar al maestro, que viera a todos los Alexis que hay en mí. El caso es que varias veces después se refirió a mi libro con asombroso entusiasmo, siendo él el ensayista que era, sorprendido.
Y yo, feliz, claro. Tanto, que poco tiempo después, en 2004, me atreví a pedirle que prologara mi libro de décimas "Confesiones de una mano zurda", Premio Cuculambé del año 2003. Y así, sin pensarlo, aceptó. Y así, como quien no quiere las cosas, un humilde poeta joven habanero, y además, repentista, tuvo un prólogo de Roberto Fernández Retamar en un libro de décimas. Casi nada. Uno de los prólogos más hermosos y sinceros de los que me han escrito. Generoso en elogios, escrito con maestría y con distancia. Retamar. Roberto. El poeta.
El ensayista. el profesor. El amigo. Luego supe -me lo contó él- que Roberto tenía un libro titulado "Concierto para la mano izquierda" y que él también era zurdo. Y sonreí, solamente. Esas fractalidades de la literatura, pensé. Y en los últimos años nos vimos varias veces más, siempre en encuentros cortos y afables, de cariño literario y humano. Una vez en su casa real, acompañado de sus dos Adelaidas, la grande, la pequeña; otras veces en su otra casa, la Casa grande, la de todos. Y siempre estuvo atento, risueño, con cara de sabio.
Mi última relación con Roberto fue por correspondencia. Me escribió, hace unos meses, a través de nuestro amigo común, Ernesto Sierra, para pedirme poemas para la revista Casa, en un correo lleno de frases tan generosas con mi obra y mi persona que da pudor citarlo. Me pareció increíble. El mismísimo Fernández Retamar me pedía poemas para la revista Casa (¡a mí, al repentista!, ¡poemas, no décimas!). Y por ahí deben andar ahora, en el último número de la revista, aquel manojo de poemas que le envié vía correo electrónico.
Y por último, su último mensaje fue para comunicarme que yo había sido el ganador del Premio Casa de las Américas 2019, en el género Literatura Infantil y Juvenil, con mi libro "Piel de Noche". ¡Imagínense! ¡Mi regreso a la Casa y otra vez a través de Roberto! (Es curioso: he pasado de llamarle Retamar, como todos, a llamarle Roberto, como pocos; debe ser la influencia de Ernesto Sierra, tan cercano a él, su editor, alumno y amigo, quien es ahora mi vecino en Sevilla; pero puede ser también la confianza que da tanta correspondencia). Y quedamos en vernos cuando yo fuera a recoger el premio y a la feria del libro. Pero no pude verlo.
Me llamó, me citó para un encuentro con Juan Villoro en la sede de la UNEAC, pero no pude ir, no recuerdo por qué: qué triste miércoles. Y luego, desde la misma Casa de las Américas yo lo llamé, pero tampoco pude hablar con él: estaba enfermo. Roberto estaba enfermo. Viejo y enfermo. Roberto y Retamar y Fernández y el autor de "Caliban" y el viudo de Adelaida y el padre de Laidi.
Mi amigo Roberto estaba enfermo. El prototipo del poeta intelectual, tan elegante en su esbeltez, tan poeta en sus andares por la vida. No me perdono no haber ido a su cita con Villoro, que hubiera sido, ya ven, nuestro último encuentro. Me quedo, eso sí, con unas ganas enormes de sentir un abrazo real, de los suyos, con ganas de acercarme "a brazos" para, con estos mismos brazos de hacer tantas cosas, hacer lo único que me pide hoy el cuerpo: abrazar yo también a su hija Laidi, la escritora, la médico, la cronista, la amiga distante. Un abrazo que dure hasta que la vejez nos haga andar a nosotros con paso retamarino por las calles, ahora vacías, de El Vedado.
En fin, ha muerto Roberto Fernández Retamar y llevo toda la mañana releyéndolo.
FELICES LOS NORMALES
...................................................
A Antonia Eiriz
Felices los normales, esos seres extraños.
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
Los satisfechos, los gordos, los lindos,
Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
Los flautistas acompañados por ratones,
Los vendedores y sus compradores,
Los caballeros ligeramente sobrehumanos,
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,
Los delicados, los sensatos, los finos,
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.
Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos
Que sus padres y más delincuentes que sus hijos
Y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.
Ha muerto Roberto Fernández Retamar, el poeta, el sabio, el profesor, el amigo, el hombre de los grandes abrazos (una palabra inventada por él: "a brazos", porque así te asaltaba y no había escapatoria); ha muerto el hombre de la sonrisa franca y la risa contagiosa, el de las boinas y la perilla inconfundibles, el de habla reposada, el eterno marido de la eterna Adelaida, el padre de Laidi, su continuidad, el autor de "Caliban" y de "Felices los mortales" y de "Con estas manos" y de "¿Y Fernández?"; ha muerto un poeta -un señor- que cuando yo era muy joven imponía un respeto que paralizaba, y que, cuando yo ya no era tan joven imponía una cercanía que desentumecía, todo él hecho un llamado directo a la complicidad literaria y humana.
Ha muerto Retamar, para muchos. Roberto, para los más cercanos. Fernández, para los lectores de uno de sus mejores poemas. Ha muerto viejo, como deben morir los grandes poetas. Viejo y apoyado en un bastón. Viejo y delgado y pecoso y con boina. Con boina y con sonrisa. Siempre. Yo no recuerdo, con exactitud, la primera vez que conversé con él, que compartimos, pero la sonrisa estaba siempre.
¿Cuando yo fui jurado de novela del Premio Casa de las Américas, en 2002? ¿Tan tarde? No lo recuerdo, pero pudo ser. Y me sorprendió la cercanía de un autor tan distante, porque la maestría crea distancias psicológicas a veces insalvables. Ah, ya recuerdo. La primera vez que compartí con Roberto, él no lo supo. Fue en 1986. Yo tenía 20 años -tierna y fértil edad para los descubrimientos- y me encontré a Roberto Fernández Retamar vestido de azul, rectangular y paginado, y sin decirle nada lo acompañé a visitar a un viejo conocido suyo, que yo no conocía por entonces. Era Borges. Jorge Luis Borges.
En Cuba, mi generación poética descubrió a Borges en aquel libro azul editado por Casa de las Américas con impecable prólogo de Roberto Fernández Retamar. Y yo fui uno de los tantos jovenzuelos que, más nerviosos que felices, entramos con Roberto en la casa de Borges aquel año, y compartimos con ellos aquella taza de café que aún no se enfría. Borges. Jorge Luis Borges, el argentino universal.
Yo conocí a Borges con Roberto, a través de Roberto, gracias a él, por él. Y me cambió el concepto de literatura. Luego, cuando ya Borges era mi amigo más odiado, Roberto siguió siendo un amigo querido, pero desconocido. Seguramente hasta aquel año 2002 en el que yo fui jurado de novela, en el premio Casa de las Américas. "¿De novela?", me dije. "¿Yo, el repentista?", me pregunté a mí mismo, acostumbrado como estoy a ser víctima de las etiquetas.
Pero sí, los directivos del Premio Casa de las Américas se había leído mi novela Prisionero del agua (1998), tal vez también Maldita danza (2000) y habían decidido que yo fuera jurado. Me ilusionaba mucho imaginar que fue Roberto quien lo propuso. Pero no importa si no fue: la Casa era "su casa". Y él estaba allí, él estuvo allí todo el tiempo. Y durante las intensas jornadas del premio compartimos, claro, y nos hicimos amigos de verdad, y conversamos sobre literatura, y nos reímos mucho.
Roberto Fernández Retamar era un hombre que se reía mucho. Y bien. Con todos los dientes, con los brazos. Luego vinieron otras complicidades, inolvidables para mí, literarias, políticas, humanas, ¡hasta repentísticas! En mi larga carrera como repentista, y habiendo improvisado cientos de miles de décimas, más de un millón seguro, en más de 40 países y durante más de 40 años, les puedo asegurar que pocas veces he visto a alguien disfrutar mis improvisaciones tanto, tan de verdad, como a Roberto y su Adelaida inseparable, una noche de copas y charlas en una casona de El Vedado. No recuerdo qué celebrábamos.
El caso es que tras el ágape habitual, copa en mano, yo me puse a improvisar décimas, y Roberto y Adelaida estaban allí, en la primera mesa, delante de mis ojos. Y de mis versos. Y aquella su cara de niño feliz y sorprendido era un poema mayor que los poemas que yo improvisaba. Y sus aplausos estruendosos. Y sus carcajadas ante mis golpes de ingenio, unas veces, ante mis hallazgos poéticos, otras. Y él contagiaba a su Adelaida, claro, la sabia contenida. Y al resto de comensales devenidos oyentes, todos contagiados y con caras de niños felices por culpa de Roberto.
Y aquella noche sus abrazos fueron abrazos de camisa de fuerza, de esos que duran hasta hoy. No sé si fue entonces que le regalé mi libro Teoría de la improvisación poética. Pudo ser. Yo quería impresionar al maestro, que viera a todos los Alexis que hay en mí. El caso es que varias veces después se refirió a mi libro con asombroso entusiasmo, siendo él el ensayista que era, sorprendido.
Y yo, feliz, claro. Tanto, que poco tiempo después, en 2004, me atreví a pedirle que prologara mi libro de décimas "Confesiones de una mano zurda", Premio Cuculambé del año 2003. Y así, sin pensarlo, aceptó. Y así, como quien no quiere las cosas, un humilde poeta joven habanero, y además, repentista, tuvo un prólogo de Roberto Fernández Retamar en un libro de décimas. Casi nada. Uno de los prólogos más hermosos y sinceros de los que me han escrito. Generoso en elogios, escrito con maestría y con distancia. Retamar. Roberto. El poeta.
El ensayista. el profesor. El amigo. Luego supe -me lo contó él- que Roberto tenía un libro titulado "Concierto para la mano izquierda" y que él también era zurdo. Y sonreí, solamente. Esas fractalidades de la literatura, pensé. Y en los últimos años nos vimos varias veces más, siempre en encuentros cortos y afables, de cariño literario y humano. Una vez en su casa real, acompañado de sus dos Adelaidas, la grande, la pequeña; otras veces en su otra casa, la Casa grande, la de todos. Y siempre estuvo atento, risueño, con cara de sabio.
Mi última relación con Roberto fue por correspondencia. Me escribió, hace unos meses, a través de nuestro amigo común, Ernesto Sierra, para pedirme poemas para la revista Casa, en un correo lleno de frases tan generosas con mi obra y mi persona que da pudor citarlo. Me pareció increíble. El mismísimo Fernández Retamar me pedía poemas para la revista Casa (¡a mí, al repentista!, ¡poemas, no décimas!). Y por ahí deben andar ahora, en el último número de la revista, aquel manojo de poemas que le envié vía correo electrónico.
Y por último, su último mensaje fue para comunicarme que yo había sido el ganador del Premio Casa de las Américas 2019, en el género Literatura Infantil y Juvenil, con mi libro "Piel de Noche". ¡Imagínense! ¡Mi regreso a la Casa y otra vez a través de Roberto! (Es curioso: he pasado de llamarle Retamar, como todos, a llamarle Roberto, como pocos; debe ser la influencia de Ernesto Sierra, tan cercano a él, su editor, alumno y amigo, quien es ahora mi vecino en Sevilla; pero puede ser también la confianza que da tanta correspondencia). Y quedamos en vernos cuando yo fuera a recoger el premio y a la feria del libro. Pero no pude verlo.
Me llamó, me citó para un encuentro con Juan Villoro en la sede de la UNEAC, pero no pude ir, no recuerdo por qué: qué triste miércoles. Y luego, desde la misma Casa de las Américas yo lo llamé, pero tampoco pude hablar con él: estaba enfermo. Roberto estaba enfermo. Viejo y enfermo. Roberto y Retamar y Fernández y el autor de "Caliban" y el viudo de Adelaida y el padre de Laidi.
En fin, ha muerto Roberto Fernández Retamar y llevo toda la mañana releyéndolo.
FELICES LOS NORMALES
...................................................
A Antonia Eiriz
Felices los normales, esos seres extraños.
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
Los satisfechos, los gordos, los lindos,
Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
Los flautistas acompañados por ratones,
Los vendedores y sus compradores,
Los caballeros ligeramente sobrehumanos,
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,
Los delicados, los sensatos, los finos,
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.
Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos
Que sus padres y más delincuentes que sus hijos
Y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.
A 84 años del nacimiento de Mercedes Sosa
10 grandes frases de “La Negra”
Este martes 9 de julio músicos como León Gieco, Víctor Heredia, Alejandro Lerner y otra decena homenajean a la tucumana en el Ópera. Repasamos sus dichos.
Nació en una fecha patria, casi como un guiño del destino. En su documento figuraba como Haydée Mercedes Sosa, pero su madre quiso llamarla -informalmente- Marta.
La Negra" junto a su amigo Charly García. Le gustaba definirse como “cantora” antes que como “cantante”. En octubre se cumplirá una década de su muerte. La recordamos con diez frases dichas en viejas entrevistas, en distintas épocas. “No se puede cantar con miedo. No tuve miedo ni cuando me amenazó la Triple A.
Si la mala va a venir no importa, pero no se puede tener miedo pero no se puede tener miedo al cantar. Vos vivís el momento más glorioso de tu vida cuando cantás; para un artista no hay instante más elevado, más sublime. Si te matan, ya sabrá el matador el castigo que tendrá, porque un artista sobre el escenario está totalmente indefenso. No hay manera de salir a cantar con un revólver en la mano Además, yo no mataría a nadie. Prefiero que me maten antes que tener que matar”.
Este martes 9 de julio músicos como León Gieco, Víctor Heredia, Alejandro Lerner y otra decena homenajean a la tucumana en el Ópera. Repasamos sus dichos.
Nació en una fecha patria, casi como un guiño del destino. En su documento figuraba como Haydée Mercedes Sosa, pero su madre quiso llamarla -informalmente- Marta.
La Negra" junto a su amigo Charly García. Le gustaba definirse como “cantora” antes que como “cantante”. En octubre se cumplirá una década de su muerte. La recordamos con diez frases dichas en viejas entrevistas, en distintas épocas. “No se puede cantar con miedo. No tuve miedo ni cuando me amenazó la Triple A.
Si la mala va a venir no importa, pero no se puede tener miedo pero no se puede tener miedo al cantar. Vos vivís el momento más glorioso de tu vida cuando cantás; para un artista no hay instante más elevado, más sublime. Si te matan, ya sabrá el matador el castigo que tendrá, porque un artista sobre el escenario está totalmente indefenso. No hay manera de salir a cantar con un revólver en la mano Además, yo no mataría a nadie. Prefiero que me maten antes que tener que matar”.
Un recital de Mercedes en Rosario.
“Acá en la Argentina parece que para ser artista hay que ser medio bandido, o contar chistes verdes, o tomarse el folklore como un instrumento para hacerse famoso en poco tiempo. Evidentemente, lo que yo canto le debe molestar a alguien”.
3) “Yo cambié para bien, pero sigo siendo de izquierda. Nadie puede decir que yo sea una traidora. Mis convicciones se mantienen. Creo que las revoluciones son en primer lugar culturales”.
4) “No me puedo detener frente a un puñado de capitalistas.No tengo belleza ni juventud, pero tengo mi voz y el sentimiento que sale de mi voz. No es fácil doblegar a una mujer de izquierda”.
Mercedes Sosa y su hijo Fabián.
“Me siento perseguida, pero no por los represores, como pasaba hace años, sino por una dictadura económica. Ahora las armas son otras.Es verdad, soy una artista cara, pero vendo en todo el mundo. Si acá la situación está mal y la gente no compra discos, es ridículo que me corten la posibilidad de vender en otros países. En Universal, hace dos meses me dijeron que no les interesaba firmar un contrato conmigo”.
“Vivir sin música era como la muerte. Pero eso ya pasó y no tengo palabras para agradecer la ayuda de los amigos y también de los medios, de los periodistas. Me levantaron de ese sillón, mi voz volvió renacida”.
"Creo que la gente me quiere porque nunca miento. Todo lo que canto es verdad, todo lo que vivo es verdad".
“A veces no tengo tiempo para nada. Es un desastre mi vida, no se qué he hecho para merecer ésto, pero el aplauso crea una responsabilidad permanentemente a la que no se puede renunciar. Es una responsabilidad sentirme punto de referencia o referente de algo”.
sábado, agosto 10, 2019
Amor, Edición Deluxe, se presentara en el Pabellon Cuba.
Publicado por: Redacción TTC agosto 9, 201922 Visitas

Foto: cortesía Bis
Amor Edición Deluxe, la nueva producción fonográfica de la intérprete Haydée Milanés, ya llegó a Cuba. Luego de su lanzamiento en diferentes plataformas digitales, será presentada en un concierto el día 16 de agosto a las 17:00 horas en el escenario central del Pabellón Cuba como parte de la programación que se lleva a cabo en las actividades de la feria de verano Arte en la Rampa.
Se trata de un álbum que recoge una nueva compilación de temas de su padre, Pablo Milanés, una prolongación de “Amor”, producción que lanzó el pasado año.
En este nuevo fonograma, Haydée se propuso invitar a grandes intérpretes, un álbum doble con los mejores representantes de la música en Latinoamérica, España y Francia.
Se trata de un homenaje a la obra de Pablo Milanés, pero en esta ocasión, con espectro de géneros más amplio que los cultivados por el autor, e incluso, un poco más allá, permitiendo que cada invitado aporte su riqueza musical y su visión de cada uno de estos grandes clásicos de la música latinoamericana.
Entre las figuras invitadas se destacan Edgar Oceransky, Rosalia León, Francisco Céspedes, Chico Buarque, Julieta Venegas, Pedro Aznar, Lila Downs, Omara Portuondo, Ibeyi, Pável Núñez, Silvia Pérez Cruz, Carlos Varela, Fito Páez y Joaquín Sabina.
Fuente: Bis Music
sábado, agosto 03, 2019
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