lunes, abril 14, 2025

Luis Eduardo Aute


Otro cuatro de abril

así de triste 

te llevó entre sus grises 

buen amigo. 

Así quita la vida de nosotros 

las luces, los abrazos

y las risas. 

No avisa, no amenaza, 

sólo arranca lo que su

ambigüedad desea. 

Cómo hubiera querido

retenerte, para que debatieras 

sobre el viento,

sobre la espuma infame

de la muerte! 

O del ayer,

mañana o nunca. 

Creo que nos hablaste del

destino una vez frente al mar

cubano, amigo mío.

Tenías razón, es como un niño

al que debemos darle un escarmiento.

Y hoy que galopas las centellas

que tras la lluvia te sonríes,

debo decirte que te extraño

y no hay remedio, ni consuelo. 

Sólo un vacío donde duermen 

su soledad nuestros retazos. 

Víctor Heredia



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