viernes, septiembre 27, 2013

El sueño de Moncho

Víctor González
Esta columna me la van a hacer entera dos amigos, Moncho Conde Corbal que escribe en este periódico y Silvio Rodríguez. Así que les doy las gracias a ambos desde aquí por adelantado: gracias, chicos.

Víctor GonzálezY es que Moncho me ha hablado de un sueño suyo. Un sueño que tenemos muchos. El de un movimiento ciudadano que expulse a los políticos de sus poltronas para ocuparlas con gente de a pie. Gente normal con un sueldo normal. Oyéndolo me sentí en los ochenta como en un tripi, y creí que estaba otra vez en la sala Toldería de Madrid, bajo el Viaducto, escuchando a Rafael Amor o al Indio Juan. Moncho es bienintencionado. Y lúcido. Pero lo que me contó sonaba como una canción de aquellas tan bonitas. Y recordé otra, una de Silvio Rodríguez. Silvio es uno de mis recursos literarios habituales. Lo considero casi uno de los grandes poetas modernos en español, un hijo de Lorca y Alberti. Como si Federico y Rafael hubieran parido un niño imposible en Cuba una noche de mambo y ron. Un niño que nació con una guitarra en las manos y un verso en el alma. Un niño además porque siempre se vuelve a lo mismo, a la infancia. La canción es 'Ala de colibrí'. Estúdienla ustedes detenidamente porque yo ya no sé qué pensar. Y empiezo a creer que Moncho tiene razón.

'Hoy me propongo fundar un partido de sueños, / talleres donde reparar alas de colibríes. / Se admiten tarados, enfermos, gordos sin amor, tullidos, enanos, vampiros y días sin sol. / Hoy quiero patrocinar el candor desahuciado, esa crítica masa de Dios que no es post ni moderna. / Se admiten proscritos, rabiosos, pueblos sin hogar, desaparecidos, deudores del banco mundial. / Hoy voy a hacer asamblea de flores marchitas, de desechos de fiesta infantil, de piñatas usadas, / de sombras en pena del reino de lo natural / que otorgan licencia a cualquier artefacto de amar. / Por el levante, por el poniente, por un deseo, por la simiente, / por tanta noche, por el sol diario, en compañía y en solitario. / Ala de colibrí, liviana y pura. Ala de colibrí para la cura'.

Seguramente habrá que repetir aun muchas veces que la solución a nuestros problemas no la tienen los economistas (que no se enteran de nada), ni los políticos (que solo piensan en sí mismos). La solución la tienen los poetas. Y si no los escuchamos, si no les hacemos caso no tenemos nada que hacer. Y estaremos perdidos. Ya se dijo por aquí en otra ocasión que son los poetas los que tienen en sus manos la llave del futuro. Y mientras no entendamos eso no podremos pasar a la estancia siguiente. Lo explica muy bien el propio Silvio en otro sitio:

'Sospecho que hoy empiezo a ser canción / y tengo la impresión de que seré tu sol si logro ser tu canto

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