lunes, junio 01, 2020

Del Diario de Angola I.


Van juntos 26, 27 y 28 de abril, ya que son parte de la misma historia.
Lunes 26 de abril de 1976.
Nos levantamos a las 0600 y poco después seguimos para Noqui. El viaje fue emocionante pues vinimos todo e camino tirándoles a las águilas; Tony tumbó una como a 100 metros de la “carretera” pero después de un peine terrible entre la maleza de a veces dos metros de altura, regresamos Silvio, Tony y yo empapados y sin el pájaro. Luego matamos una boa como de tres metros; cruzamos el río por una escala pues el puente fue volado, y el Gas 66 cruzó en una balsa tirado por una soga que se partió cuando el camión iba por el centro; afortunadamente logramos sacarlo; próximos a Noqui, tomamos cervezas zairenses (1 litro la botella, muy buena aunque caliente) en dos sensalas. Cazamos un chivo y lo llevamos para comer.


En Noqui nos encontramos con el gordo de la UJC de Camagüey que estuvo en el 1er. Encuentro de Jóvenes Trovadores (1) con Rolando Granja; almorzamos arroz con una carne rusa a la que Tony le echó tal cantidad de picante que ni él comió; yo comí bastante, seguro por el hambre. Después dormí toda la tarde.
A las 2000 se hizo la actividad para cubanos, FAPLA y pueblo, en la que canté violando todas las disposiciones del médico.
(1) En Manzanillo, Cuba, diciembre de 1972. Encuentro fundacional de la Nueva Trova.

Martes 27 de abril de 1976.    (Día de la cloroquina)
0600: De pie; desayuno, despedida y visita al punto de la frontera donde tiramos fotos. Desde ésta se ve perfectamente la bandera y postas zairenses (30-40 Mts.).
Salimos a las 0800, llegando a las 1115 al puente. Hicimos yuca que recogimos y una paloma que cazó el Gallego por el camino, en espera del jeep con los compañeros que cruzarán con nosotros, pues entre los 9 no podíamos pasar el camión a mano. A las 1500 intentamos pasar el camión y casi se nos hunde en la mitad del río; logramos sacarlo y virarlo para atrás. Exhaustos, con un calor insoportable y las moscas de la filaria (*) molestando y picando constantemente, decidimos esperar a la gente, o pernoctar en este punto.
A las 1600 llegó el jeep e intentamos de nuevo, logrando pasar el camión; al tratar de pasar la balsa para el otro lado se partió la cuerda y todos los esfuerzos fueron inútiles. El jeep regresó a Noqui y nosotros partimos pasadas las 1700. Llegamos a San Salvador a las 2000, y como suponíamos, no había comida preparada ni agua, pues ya no nos esperaban.
Este ha sido un día extraordinario en emociones; un día absolutamente de campaña…
Después de comer opíparamente (macarela, arroz chícharos y cerveza zairense) y tomar café, me acosté en la sala del Estado Mayor.

Miércoles 28 de abril de 1976.  (Tercer Aniversario)
Sueño verdaderamente reparador.
El agua llegó sobre las 1000, y me pude bañar, quitándome de encima todo (o gran cantidad) el polvo del viaje de ayer, y el cansancio. Aun en el almuerzo comentábamos la epopeya del camión en el río; cómo Silvio cruzó la escala con el Ak en una mano y el abrigo con la agenda en la otra; cómo Tony se quedó aterrado en medio de la escala, tieso, gritando “¡se hunde, se hunde!”, sin moverse; los “¡cojones!” de Ramón tirando de la cuerda solo conmigo y el Gallego; en fin, el caos que reinó en ese momento, y la victoria del camión salvado, y con él, todo nuestro equipo fundamental en esta guerra: los instrumentos.
(*) Las tales moscas de la filaria resultaron ser las Tsé-Tsé. Lo supe años después –en 1980- por Héctor Cué y casi me desmayo. Me dijo que no me preocupara, que a fin de cuentas estaba bien y que solo el 3% trasmiten la enfermedad del sueño. Al preguntarle cómo se podía saber cuáles entraban en el 3%, me dijo que no se podía saber. Gran alivio...

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