sábado, diciembre 07, 2013

selección de poemas por silvio rodriguez

Elegía a la muerte de Lenin
de Vicente Huidobro
 Más que el canto de la vida
más que la muerte misma
más que el dolor del recuerdo
más que la angustia del tiempo
es tu presencia en el mundo.
 Tu nombre de alto clima
Tu corazón de fuegos dominados
Al entrar en la tumba
Fuiste como un sol de repente en el invierno
Fuiste como un verano en la muerte
Contigo la muerte se hace más grande que la vida.
Los siglos reculan ante tu tumba (…)
El ruido de los mares
Se confunde con el canto de las multitudes
Tu muerte crea un nuevo aniversario
Más grande que el aniversario de una montaña
Has vencido has vencido
Todos oyen
ese latir de tu corazón más allá de la muerte
El hombre que piensa el hombre que canta
El hombre solitario como la campanada de la una
Las muchedumbres que se mueren lentamente
Todos oyen todos oyen tu corazón más allá de la muerte
Tu corazón repicando adentro del sepulcro
 Contigo la muerte se hace más grande que la vida
Los siglos reculan ante tu tumba
Selvas y ríos vienen en peregrinación
Y los países se arrodillan
 Desde hoy nuestro deber es defenderte de ser dios. « Anterior
 EL POETA OBRERO 
 Vladímir Mayakovski
Tal vez para nosotros el trabajo es la tarea mas afín.
 Yo también soy fábrica, aunque sin chimeneas, pero quizásin ellas se pasa peor.
Sé odiáis la palabrería.
Talar el alcornoque es vuestro quehacer.
¿Y nosotros? ¿No somos ebanistas’ Transformamos el alcornoque de las cabezas humanas.
 Sin duda, pescar es cosa distinguida.
 Sacar la red y en ellas el pescado.
 Pero el trabajo del poeta es más delicado: pesca a gentes, que no a peces.
Enorme trabajo arder ante el horno, el rojo hierro templar.
¿pero quién nos tilda de holgazanes? Con la lima de la lengua desbastamos los cerebros.
 ¿quién es mas– poeta o el perito que al hombre el bien material? Iguales.
El corazón es otro motor.
 El alma es otro ingenio. Somos parejos. Compañeros, dentro de la masa obreras.
 Proletarios de cuerpo u alma.
Sólo juntos hermosearemos el mundo y lo impulsaremos con himnos.
Pondremos un dique a los chorros verbales, ¡A la obra! El trabajo es vivo y nuevo.
Y los oradores ociosos– ¡AL molino!
A girar las muelas con el torrente de las palabras.

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