Dentro de la llamada Canción Cubana Contemporánea la presencia femenina es una realidad tangible. Compositoras y multiinstrumentistas como Yusa, excelentes voces como la de Gema Corredera y capacidad improvisadora como la de Thelmary, son algunas de las exponentes de esa cantera inagotable y de altísima calidad que es la música cubana actual. Insertada en esa corriente y asociada a la canción de pretensiones artísticas está Haydée Milanés, una muchacha de ya probados talentos, en especial en la interpretación.
Haydée Milanés lleva dos sólidas marcas a superar desde su propio nombre.
La primera es llamarse Haydée, un recuerdo imborrable de la heroína del Moncada que tanto hizo en su momento por la Nueva Trova Cubana y que justamente marchó tras la muerte en 1980, el mismo año en que nació en La Habana la Haydeé de esta historia.
La otra huella es ser la hija de Pablo Milanés, uno de los grandes compositores y cantantes de la canción trovadoresca cubana de todos los tiempos. Sin embargo, aunque resulta casi imposible soslayar este dato cuando de Haydée Milanés se trata, ella prefiere labrar sus propias sendas sin dependencias, ni préstamos. Precisamente, en una entrevista concedida en México, la joven cantante expresó refiriéndose a su padre: “Ni me pesa ni me ayuda, ya que he hecho mi carrera por mi lado, tomándolo como ejemplo solamente”. En cualquier caso, es muy difícil hablar de ella sin dejar de mencionar la influencia paterna desde el punto de vista musical.
De hecho, no son pocos los que ven coincidencia en el estilo de ambos, aunque a ella no le preocupa el parecido, porque en su caso mezcla música cubana, bosanova y otras influencias como las del jazz y el pop. El inglés y las lenguas yorubas también aparecen en algunas de las piezas cantadas por esta joven artista que fue cercana colaboradora de Yoruba Andabo.Y en verdad, la ruta de Haydée Milanés se mueve por sitios alejados de la obra de Pablo Milanés, excepto en lo que a seleccionar buenos temas se refiere y en el ejemplo que le inspira la figura de su progenitor.
Desde su nacimiento ha estado siempre rodeada de música, pues creció mirando a su padre componer y cantar canciones. A los seis años de edad comenzó sus estudios de piano en el conservatorio Manuel Saumell y a los diez subió por primera vez a un escenario para acompañar a Pablo Milanés en uno de sus temas. Más tarde recibió clases de dirección coral y de teoría de la música en el conservatorio Amadeo Roldán, además de participar en algunos coros como parte de sus actividades escolares.
Completó su preparación musical con un curso de canto antiguo en Suiza, país a donde viajó en 1998 y al año siguiente comenzó su actividad como vocalista profesional. Debutó como profesional de la música junto al pianista Ernán López-Nussa, quien quiso contar con su voz, como si de un instrumento más se tratara, en su cuarteto de jazz latino. Con este elenco participó en el Heineken Festival de Sao Paulo, realizado en el año 2000. También grabó un disco que lamentablemente es poco conocido en Cuba. Se trata de From Havana to Río, CD que contó además con la participación de leyendas de la música cubana como Tata Güines y Pancho Terry.
Tras un comienzo tan prometedor junto al cuarteto de Ernán López-Nussa, Haydée Milanés empezó a actuar regularmente en el club La Zorra y el Cuervo, junto a Roberto Carcassés, el líder de Interactivo.decoration: Participar en estas descargas de jazz latino cada semana le permitió familiarizarse con los rigores del trabajo en directo con el público. Pero sucedió también que a partir de ese momento sus colaboraciones en los conciertos y grabaciones de otros músicos no se hicieron esperar.De todos estos destacó su trabajo conYoruba Andabo, uno de los principales grupos de rumba y música folklórica de Cuba.
En esa misma época la Milanés también comenzó a cantar temas de Descemer Bueno, destacadísimo compositor y a quien para más detalles conoce desde niña. Juntos realizaron algunas grabaciones caseras hasta que en el año 2001 Descemer le propuso grabar un disco como solista con canciones de su autoría. Así surgió el primer álbum en solitario de Haydée Milanés, en el cual el afamado compositor tuvo además a su cargo los arreglos y la producción musical. El disco vio la luz en 2003 bajo el sello BMG luego de ser grabado entre New York y La Habana durante casi dos años.
El debut en solitario de Haydée Milanés resultó un álbum ecléctico, cuyas canciones navegan con suavidad entre el jazz latino, el pop, el bolero, la bossa nova y lo afrocubano. Luego de su debut discográfico en solitario junto a Descemer Bueno, se lanzó en grande al mundo del fonograma. A este álbum que lleva su nombre le siguió el titulado “Haydée Milanés en vivo”, que vio la luz en 2008. En su segunda producción discográfica interpretó canciones junto a su padre y sus hermanas Lynn y Suylén Milanés.
El tercero y más reciente álbum en la trayectoria de Haydée Milanés se titula “A la felicidad” y marcó además su debut como compositora. Grabado en el 2010, “A la felicidad reúne once temas en los que se acompañó de importantes artistas nacionales e internacionales. Entre ellos, el brasileño Thiago de Mello, con quien escribió el tema No me hables, el argentino Pedro Aznar y los cubanos Omara Portuondo, David Blanco y José Luis Cortés. La cálida voz de la joven intérprete volvió a estremecer a los amantes de la canción en este fonograma del cual fue también su arreglista y productora. “A la felicidad” está dedicado La Habana y a Cuba, a los músicos que la han inspirado y “a toda la gente que busca el amor, la belleza, la magia, y la verdad”.
Durante toda su carrera, Haydée Milanés ha incursionado en diversos géneros que van desde el pop y el soul, hasta el jazz y la música cubana. Según confiesa, “la idea de que el jazz es lo máximo me hizo sumergirme bastante en ese mundo. Y así poco a poco he descubierto que me gusta experimentar con los géneros, eso también forma parte de mí”. Ella trabaja actualmente en varios proyectos, y uno de estos es la grabación de un disco con canciones de la compositora cubana Marta Valdés.
También prepara otro disco con los temas escritos por su trombonista Carlos Marín y se alista igualmente para lo que será su cuarta producción discográfica. La esquina de la lunase llamará este álbum, que reunirá las canciones escritas en los últimos tiempos. En esos proyectos anda inmersa ahora Haydée Milanés, joven cantante y compositora a quien le encanta la música, porque es un disfrute muy grande y brinda la posibilidad de ser sincero con uno mismo. Por Grisel Chirino
La otra huella es ser la hija de Pablo Milanés, uno de los grandes compositores y cantantes de la canción trovadoresca cubana de todos los tiempos. Sin embargo, aunque resulta casi imposible soslayar este dato cuando de Haydée Milanés se trata, ella prefiere labrar sus propias sendas sin dependencias, ni préstamos. Precisamente, en una entrevista concedida en México, la joven cantante expresó refiriéndose a su padre: “Ni me pesa ni me ayuda, ya que he hecho mi carrera por mi lado, tomándolo como ejemplo solamente”. En cualquier caso, es muy difícil hablar de ella sin dejar de mencionar la influencia paterna desde el punto de vista musical.
De hecho, no son pocos los que ven coincidencia en el estilo de ambos, aunque a ella no le preocupa el parecido, porque en su caso mezcla música cubana, bosanova y otras influencias como las del jazz y el pop. El inglés y las lenguas yorubas también aparecen en algunas de las piezas cantadas por esta joven artista que fue cercana colaboradora de Yoruba Andabo.Y en verdad, la ruta de Haydée Milanés se mueve por sitios alejados de la obra de Pablo Milanés, excepto en lo que a seleccionar buenos temas se refiere y en el ejemplo que le inspira la figura de su progenitor.
Desde su nacimiento ha estado siempre rodeada de música, pues creció mirando a su padre componer y cantar canciones. A los seis años de edad comenzó sus estudios de piano en el conservatorio Manuel Saumell y a los diez subió por primera vez a un escenario para acompañar a Pablo Milanés en uno de sus temas. Más tarde recibió clases de dirección coral y de teoría de la música en el conservatorio Amadeo Roldán, además de participar en algunos coros como parte de sus actividades escolares.
Completó su preparación musical con un curso de canto antiguo en Suiza, país a donde viajó en 1998 y al año siguiente comenzó su actividad como vocalista profesional. Debutó como profesional de la música junto al pianista Ernán López-Nussa, quien quiso contar con su voz, como si de un instrumento más se tratara, en su cuarteto de jazz latino. Con este elenco participó en el Heineken Festival de Sao Paulo, realizado en el año 2000. También grabó un disco que lamentablemente es poco conocido en Cuba. Se trata de From Havana to Río, CD que contó además con la participación de leyendas de la música cubana como Tata Güines y Pancho Terry.
Tras un comienzo tan prometedor junto al cuarteto de Ernán López-Nussa, Haydée Milanés empezó a actuar regularmente en el club La Zorra y el Cuervo, junto a Roberto Carcassés, el líder de Interactivo.decoration: Participar en estas descargas de jazz latino cada semana le permitió familiarizarse con los rigores del trabajo en directo con el público. Pero sucedió también que a partir de ese momento sus colaboraciones en los conciertos y grabaciones de otros músicos no se hicieron esperar.De todos estos destacó su trabajo conYoruba Andabo, uno de los principales grupos de rumba y música folklórica de Cuba.
En esa misma época la Milanés también comenzó a cantar temas de Descemer Bueno, destacadísimo compositor y a quien para más detalles conoce desde niña. Juntos realizaron algunas grabaciones caseras hasta que en el año 2001 Descemer le propuso grabar un disco como solista con canciones de su autoría. Así surgió el primer álbum en solitario de Haydée Milanés, en el cual el afamado compositor tuvo además a su cargo los arreglos y la producción musical. El disco vio la luz en 2003 bajo el sello BMG luego de ser grabado entre New York y La Habana durante casi dos años.
El debut en solitario de Haydée Milanés resultó un álbum ecléctico, cuyas canciones navegan con suavidad entre el jazz latino, el pop, el bolero, la bossa nova y lo afrocubano. Luego de su debut discográfico en solitario junto a Descemer Bueno, se lanzó en grande al mundo del fonograma. A este álbum que lleva su nombre le siguió el titulado “Haydée Milanés en vivo”, que vio la luz en 2008. En su segunda producción discográfica interpretó canciones junto a su padre y sus hermanas Lynn y Suylén Milanés.
El tercero y más reciente álbum en la trayectoria de Haydée Milanés se titula “A la felicidad” y marcó además su debut como compositora. Grabado en el 2010, “A la felicidad reúne once temas en los que se acompañó de importantes artistas nacionales e internacionales. Entre ellos, el brasileño Thiago de Mello, con quien escribió el tema No me hables, el argentino Pedro Aznar y los cubanos Omara Portuondo, David Blanco y José Luis Cortés. La cálida voz de la joven intérprete volvió a estremecer a los amantes de la canción en este fonograma del cual fue también su arreglista y productora. “A la felicidad” está dedicado La Habana y a Cuba, a los músicos que la han inspirado y “a toda la gente que busca el amor, la belleza, la magia, y la verdad”.
Durante toda su carrera, Haydée Milanés ha incursionado en diversos géneros que van desde el pop y el soul, hasta el jazz y la música cubana. Según confiesa, “la idea de que el jazz es lo máximo me hizo sumergirme bastante en ese mundo. Y así poco a poco he descubierto que me gusta experimentar con los géneros, eso también forma parte de mí”. Ella trabaja actualmente en varios proyectos, y uno de estos es la grabación de un disco con canciones de la compositora cubana Marta Valdés.
También prepara otro disco con los temas escritos por su trombonista Carlos Marín y se alista igualmente para lo que será su cuarta producción discográfica. La esquina de la lunase llamará este álbum, que reunirá las canciones escritas en los últimos tiempos. En esos proyectos anda inmersa ahora Haydée Milanés, joven cantante y compositora a quien le encanta la música, porque es un disfrute muy grande y brinda la posibilidad de ser sincero con uno mismo. Por Grisel Chirino
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