viernes, julio 04, 2008

mision internacionalista

Memorias trovadas de la revolución
Joseba Sanz



A Revolución de los Claveles en Portugal había creado expectativas de éxito para el Movimiento Popular de Liberación de Angola que, liderado por Agostinho Neto, venía luchando desde los años 60 por la liberación nacional. El 10 de enero de 1975 se firmaron los acuerdos de Alvor en los que se acordó la creación de un gobierno de transición, integrado por el MPLA y los movimientos Frente Nacional de Liberación de Angola (FNLA) y Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), y se fijó la fecha para la Independencia definitiva: el II de noviembre de 1975. Estas dos últimas organizaciones no respetaron los acuerdos y comenzaron a enfrentarse al MPLA con el asesinato de varios de sus miembros en un claro intento de tomar el poder. fueron expulsados de Luanda y se establecieron en los alrededores, desde donde lanzarían sus ataques a todo el país.













Con el apoyo de las fuerzas del Zaire y de Sudáfrica, a las que pronto se uniría el ELP (Ejército de Liberación Portuq ges que se oponía a la independencia, tomaron varias localidades y provincias. El entonces secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger aprobó grandes sumas de dinero para las dos organizaciones contrarrevolucionarias. Ante la inminente agresión extranjera Agosthino Neto pidió ayuda a Fidel Castro. En octubre de 1975 a bordo de un Boeing 747 de la línea portuguesa TAP llegaron a Luanda los primeros asesores militares cubanos en misión internacionalista. Diez años después de que el Che pisara tierras africanas para establecer un frente guerrillero, la solidaridad cubana era solicitada por un pueblo hermano, expoliado por el colonialismo, en busca de su propia liberación.


El conflicto, pasando por varias etapas de estabilidad, se alargaría muchos años y unos 30.000 soldados cubanos pisarían suelo angoleño. No era sino una muestra mas de la política internacionalista cubana. Los primeros pasos los habían dado, años antes, en Argelia, en Vietnam o en la guerra de Yom Kipur, apoyando a Siria contra Irak, y seguirían, a partir de entonces, demostrando su solidaridad, enviando tropas a Etiopia, Nicaragua, Yemen del Sur y otros muchos países, acogiendo en su territorio a lisiados salvadoreños, niños soviéticos afectados por el accidente de Chernobyl y refugiados de todo el planeta o enviando médicos y maestro a mas de 30 países del Tercer Mundo, convirtiéndose en un autentico baluarte antiimperialista. La solidaridad internacionalista estaba arraigado profundamente en el corazón de cada cubano, como se pondría de manifiesto en numerosas ocasiones: en el terremoto de Irán o el huracán Joan en Nicaragua y como ya habían demostrado en el terremoto de Perú, en el 70, ocasión en que donaron mas plasma sanguíneo que el propio Perú y contribuyeron enviando alimentos de su propia libreta de racionamiento.






La política solidaria de Cuba, sin embargo, le supondría a largo plazo, un gran esfuerzo humano y sobre todo económico, el mismo perjuicio que le produce mantener activo el mayor ejercito del continente después del de EEUU.






Tras el envió de los primeros asesores comenzaron a movilizarse tropas hacia Angola. La primera gran batalla librada en tierras de Angola fue la de Cabinda, pequeña provincia situada al norte del país y desgajada del resto, rodeada por terreno del Zaite y Congo. Debido a su gran riqueza petrolífera las fuerzas zairenses tenían especial interés conquistarla. Las tropas cubanas y del MPLA consiguieron vencer en 72 horas a los agresores, en lo que fue una especie de “Girón africano”, y el 11 de noviembre de 1975 a las 12 de la noche fue proclamada la independencia de Angola.






En la Habana pronto se supo que estaba yendo combatientes y las colas de voluntarios eran enormes en los Comités Militares. La joven generación, que no había vivido en su propia carne los primeros y combativos años de la Revolución, deseaba apoyar al pueblo Angola, deseaba luchar por unos ideales al igual que lo habían hecho Fidel, el Che, Abel, Camilo y tantos otros. “Todo el mundo necesita su Moncada” dijo Fidel al despedir a los primeros combatientes. El Che había dicho en la carta que dejo a la partida hacia su primer proyecto revolucionario fuera de Cuba.: “Libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de mi ejemplo”. Siguiendo este ejemplo varios jóvenes en el 69 y 70 habían sido capturados cuando trataban de abandonar ilegalmente la isla para incorporarse a una guerrilla en Latinoamérica. Ahora era la oportunidad para hacer realidad la lucha libertadora en otras tierras, cumpliendo los sueños del Che.






Cada uno se las ingeniaba como podía para ir a Angola. Había personas que sabia que eran necesarios chóferes y decían que lo eran y al llegar a África se comprobaba que eran ingenieros o médicos. Silvio se entero de que se estaba reclutando voluntarios para Angola por lo que el Che denominaba “Radio Bemba”; era un secreto a voces. Para la gente de la trova era mas difícil, ya que eran conocidos de la televisión, pero ellos mas que nadie, que le habían cantado a la solidaridad y al internacionalismo, deseaban ir.






Cada cual comenzó a hacer gestiones por su cuenta y algunos tuvieron suerte antes que otros y fueron llamados a una unidad militar para su preparación. Al final, descubierto el pastel, serian enviados como “brigada artística” pero con uniforme militar y armados. Se les reunió se les dijo:
-A ustedes igual les toca combatí, porque ustedes van a recorrer los frentes y es posible que les hagan una emboscada, o les toque combatir un día, pero es preferible que allá les canten a los soldados y se muevan, a que vayan y estén fijos, metidos en una trinchera donde a lo mejor ni combaten.






El plan no podía ser mas interesante. Silvio se sentía orgulloso. A lo largo de la Revolución había corrido peligros, pero sentía el reto de ir un poco mas allá, una especie de auto-desafió que le impulsaba a exponer un poco su seguridad en pos de una idea que consideraba justa. Sudáfrica todavía ocupaba buena parte del sur del país y los contrarrevolucionarios continuaban su actividad en casi todo el territorio. Era consciente del peligro que correría y de que existía posibilidades de no volver, pero estaba dispuesto a afrontarlo. Cuando estaban recibiendo la preparación física y militar, antes de partir, compuso testamento.



Aquel primer grupo estuvo formado por varios artística que se dividieron en tres brigadas. La primera la formaba grupo Manguaré. Otra el grupo Los Cañas y la tercera lo componían Vicente Feliú, Silvio, y el mago y prestidigitador de Santiago de Cuba José Álvarez Ayra, conocido como mago Ayra”, que en la actualidad dirige un programa en Televisión cubana. En febrero de 1976 salieron hacia África ,4 Tras muchísimas horas de vuelo y varios transbordos estaban llegando a Cabinda. Desde la avioneta podían ve el verdor exuberante de la región en contraste con las sabana y desiertos sobrevolados horas antes. Era una nueva expe riencia para él observar desde el aire estas tierras y recordaba emocionado los tiempos en que estuvo navegando en las costas de Namibia, años atrás, a bordo del Playa Girón Ahora regresaba a África con nuevos propósitos, nuevas ilusiones, defendiendo la causa del internacionalismo y dispuesto a quemar el cielo si es preciso por cualquier hom bre del mundo, en cualquier selva”.



En Cabinda estarían durante un mes. Poco antes de la llegada había tenido lugar el ataque enemigo y era muy peligroso estar allí. El FLEC (Frente para la liberación del en clave de Cabinda) continuaba operando unido a las fuerzas del Zaire y mercenarios blancos. Silvio en las noches África nas, plagadas de estrellas, tras frugales cena de mandioca y café, evocaba su niñez cantando El Papalote y hablaba de El mocho. Los rostros negros de los combatientes le miraban con respeto y cantaban sus canciones. Cubanos y angoleños unidos por un mismo ideal cantaban al Che, al internacionalismo, a la fraternidad universal. Vicente Feliú también hacía vibrar a los angoleños con su canción Pablo, dedicada al cubano Pablo de la Torriente Brau que fue a luchar a España en la Guerra Civil al lado de la República, junto a otros mil voluntarios, y que cayó en el frente de Madrid, o con Créeme, compuesta poco antes e interpretada a dúo con Silvio.




Una de las más bellas canciones de amor creadas en Cuba: Cróeme, cuando te diga que el amor me espanta, que me derrumbo ante un “te quiero” dulce, que soy feliz abriendo una trinchera. Las cartas, aros y pañuelos del Mago Ayra también estuvieron presentes en aquellas noches, al calor del fuego. Por influencia de Silvio y Vicente los angoleños se hicieron guitarras de madera con cuerdas de alambre. En una ocasión visitaron Bocusao, al norte de Cabinda, en la Selva de Mayombe. Existía una infiltración del FLEC y se estaban dando combates simultáneos en tres o cuatro zonas dentro de la provincia. Al regreso, el general Espinosa, que dirigía la operación, se opuso a volver durante el día. Se levantaron a las tres de la madrugada, medio dormidos, comentando: —Este Espinosa, siempre jodiendo, siempre cuidándolo a uno. Montaron en los jeeps y comenzaron el retorno. A medio camino hicieron una parada y Silvio salió a orinar entre los dos jeeps. Espinosa ordenó apagar las luces. Montó en el vehículo y continuaron el camino.




Con las primeras luces del alba llegaron a un lugar llamado Landana. A los cinco minutos de haber llegado ellos, llegó otro jeep reventado, hecho un colador. Le habían disparado y tirado granadas, si haberles causado, de milagro, ninguna baja. En el mismo lugar donde Silvio se había bajado había una emboscada puesta. Se habían librado por los pelos. Al dejar Cabinda los cubanos muertos llegaban a 35. De allá se fueron al frente Norte y recorrieron toda la zona de San salvador (hoy M’BanZa Congo), Noqui, Mama Rosa y Maquela do Zombo, a lo largo de la frontera norte con Zaire Se les encomendó la misión de actuar en los frentes y algunas ciudades. Fueron pueblo por pueblo, cantando para los combatientes. Hicieron cientos de actividades y sus recitales llegaban hasta lo más recóndito de los frentes. Al terminar el frente norte se fueron al sur, que era mucho más extenso, y allí estuvieron durante más de tres meses. Les dieron una guagüita Mercedes Benz, fusiles AK, un botiquín de campaña, algunos lanzacohetes y un mapa, y les dijeron —Los cubanos están aquí, aquí y aquí.




Esa es la carretera. El peligro en el sur era aún mayor. Les pusieron una escolta y dos compañeros experimentados para protegerlos. La expulsión de los sudafricanos del frente sur estaba casi acabada, pero el peligro era constante. Cayeron en varias emboscadas y tuvieron que defenderse. En uno de los batallones se encontraron a Lázaro García, amigo trovador y fundador del Movimiento de la Nueva Troya. En aquel primer viaje Silvio se encontró con José Caza ñas, compañero de la revista Verde Olivo. El estaba en Angola de corresponsal de la revista, al igual que otros muchos, enviados por la Agencia de Noticias Prensa Latina, la revista Bohemia, el diario Granilla, Estudios Fílmicos de las Far, etc. José CazañaS conocía la presencia de Silvio en Angola, pero habían coincidido. Fue una gran alegría para los dos. Cuando CazañaS le encontró le vio muy entusiasma0, a pesar de las situaciones de peligro. Le contó sus proyectos, su canciones. Estaba feliz y a veces, en los mejores momentos recordaba a pablo: —1Si pablo estuviera aquí Silvio ya había hecho la canción Pioneros, dedicada a lo pequeños niños angoleños armados con grandes fusiles, m creando la melodía del himno nacional cubano. Le impresiono la dura vida y el futuro incierto de estos niños. Es una sencilla canción en la que recuerda a su pequeña hija Violeta que dejo en La Habana



Regresó a Cuba en julio del mismo año. A su regreso recibió diplomas de Combatiente Internacionalista y de Trabajador Internacionalista. A la vuelta de aquella primera experiencia declaró: “El pueblo angoleño es un grupo humano digno de que se le ayude. Allí nosotros no descansamos un instante para ofrecerle numerosas presentaciones por todo el país”. “Fuimos aldea por aldea, ciudad por ciudad, y en todas partes recibimos el calor del Pueblo”. Estaba impresionado por el altruismo y desinterés con que Cuba es capaz de practicar el internacionalismo Como él diría: “La guerra es dura, pero los ideales por s que se lucha la hacen soportable”. Durante el verano el 76, mientras Silvio estaba en Angola, la Nueva Trova cubana había girado por España: Pablo Milanés, Sara Gonzáles y Amaury Pérez. El público se volcó en los teatros.



Ia primera gira de la Nueva Troya cubana en el Estado español y los cubanos encontraron una gran receptividad en el público. En La Habana Silvio se encontró con José Cazañas que había a regresado antes que él, ya que llevaba allí mucho mas tiempo. Ambos se intercambiaron sus chapillas militares la 3.565 de Silvio por la 2.106 de José: “Entonces fue un gesto que él tuvo cuando vino, porque regresó antes que nosotros y me dio la chapilla aquí en La Habana. Ahora que recuerdo , fue en su casa o en mi casa, con alguna botella de por medio. Pero bueno, fue un gesto de ésos... porque la chapilla significa mucho para quien va a cumplir misión internacionalista Un gesto como ése, es entregarle a un amigo su nombre su identidad”.



El 29 de noviembre, justo el día de su cumpleaños, volvió a Angola. En aquella ocasión fue mucha gente, entre ellos Pablo. Se convirtió en una tradición y se harían habituales a partir de entonces las brigadas artísticas. Alguien consiguió una botella de whisky y cruzaron el atlántico celebrando el cumpleaños de Silvio en aquella ocasión atravesaron todo el país por el centro, en caravana. Estaban Pablo, Noel, Vicente, el trovador Virulo y el grupo Los Papines, y gran parte del viaje lo hicieron todos juntos.



Había una canción que se escuchaba mucho por entonces: ¿Quién mato a Amilcar Cabral? A Pablo le gusto el sentido musical de los angoleños y que asimilaron el sentido político de la canción, pero también que le bailaran. No había razón para no poder bailar las canciones con contenidos político o dedicados a los mártires revolucionarios.
Otra canciones compuestas por Silvio en Angola son la Gaviota y Canción para mi soldado.Esta canción, creada en las trincheras angoleñas, constituye una de las máximas expresiones del internacionalismo en la obra de Silvio.


Un luminoso y radiante día de enero del 77 regreso a Cuba. Los sudafricanos se habían retirado del frente sur y la situación del país parecía controlada por las fuerzas angoleñas y cubanas. Había pasado, disparando sus canciones con su mejor arma, casi todo el 76 en Angola y al fin, dando por cumplida su misión, regresaba intacto a su querida Habana.


Corrían los días de a fines de guerra y allí estaban, como siempre había estado, la Catedral, el Capitolio, el Castillo del Morro, el Malecón que contenía las olas del Caribe. La atmósfera era clara y transparente. Elevo los ojos, respiro profundo, la palabra cielo se hizo en su boca

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