Mostrando entradas con la etiqueta Ernesto Rodríguez.. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ernesto Rodríguez.. Mostrar todas las entradas

domingo, febrero 23, 2025

Sosa, avanza hermano querido. Celebro y celebraré siempre tu existencia!

 Enrique Ernesto Rodríguez.

Eduardo Sosa , en estos momentos las emociones dicen más que las palabras .

Me he despertado con la noticia de tu partida y aunque ese era un posible escenario,  no puedo creerlo compay. Te había hablado hace un mes de hacer un nuevo disco juntos y la idea te pareció hermosa.

Te conocí en los festivales de aficionados, me llamó inmediatamente la atención, tu voz y tu manera de interpretar, me dije, - ese gordito tiene talento!!  Aunque nunca pude ganarte en esos festivales, te gané como amigo, te llevé a mi casa y te presenté a mi mamá. En ese tiempo éramos  jóvenes trovadores y también cantábamos a dúo: tú con Bárbara y yo con María Isabel Prado Asef . Recuerdo que quedaste de primero como trovador en el festival provincial de aficionados( no recuerdo el año) María Isabel y yo quedamos como dúo. Nos fuimos al festival nacional, por esos días hice mi primera canción " Julio" hecha a Yisel Benitez Reymon mi primera esposa y madre de Ernestico . Tuviste la gentileza (después de escucharla), de cantarla  en el festival de Varadero. Ese año ganó Axel Milanés , el dúo con María Isabel tampoco cogió nada. Improvisamos un trio María Isabel , tú y yo con la canción de Rafael Clemente Hechavarria " Que lindo el amor" y nos llevamos el primer premio. Recuerdo que el cantante Joaquín Moré ganó el gran premio y cuando me escuchó cantar , me preguntó, -tú vienes de trovador por Santiago? - no, le dije. - Hay uno que canta mejor que yo y te presenté a Joaquinito .

 Una vez nos fuimos a cayo Coco con una brigada de la AHS , venían también el folklórico de Oriente y el cuarteto Iglesias con  Zulema Iglesias y Adolfo Iglesias Salazar . Era un gran espectáculo, con la idea de que algún grupo se quedara trabajando  en el hotel que dirigía un español. Abría y cerraba magistralmente el folklórico Oriente, el cuarteto Iglesias harían un set de varias canciones, a nosotros nos dijo Víctor que hiciéramos una sola canción, tú te enfadaste mucho y no querías cantar, a mí me tocó convencerte y te dije - Sosa vamos a cantar compay, ya estamos aquí, sabemos que no nos van a elegir por encima de estos mostros! Tú me dijiste , - Hemingway, lo voy a hacer por tí! Cantamos el " Son de la loma" de Matamoros, una versión que hicimos  William Vivanco y yo cuando éramos el dúo Willer,. Después del Show, el gerente se reunió con todos los artistas y dijo, - todo maravilloso, de primera , pero nos quedamos con el dúo! . Sosa, tu cara de sorpresa no se me olvida! 

Nos regresamos a Santiago y le dijimos a nuestro representante Salvador Palomino Menéndez , -Palomino, triunfamos, nos quedaremos trabajando en un hotel de cayo Coco. Palomino nos quedó mirando , con la tranquilidad absoluta que lo caracteriza y nos dijo - Eso es una mierda! Si Postrova se queda trabajando en un hotel, se acabó Postrova! - Vamos a ir a la Habana, vamos a hacer radio , televisión y vamos a grabar un disco .Yo te miré y te dije, - Sosa, este tipo o está loco o es un genio, pero vamos a seguirlo compay. 


Nos fuimos a la Habana, nos hicimos la típica foto en el Capitolio. No teníamos ni donde estar. Palomino consiguió que tocasemos en el Gato Tuerto junto con  César Portillo de la Luz . Dormimos algunos días en el malecón, hasta que Palomino te llevó para la casa de la tía Ondina y yo me fui a casa de mi tía Nancy. Hicimos varios programas de radio y de televisión, ni siquiera teníamos una maqueta para mostrar. 

 Nos fuimos al Cuba-disco  y le cantamos a muchos en medio de tanto ruido. Tú les cantabas por un oído y yo por el otro. Hasta que llegó el Tosco , después de tocarle los primeros compases del " Son de la loma" , nos hizo seña para que paráramos y nos dijo- vengan conmigo. Nos llevó para la sede de Caribean Production , llevo a varios directores de cultura , llamo a los músicos de NG la Banda , les dijo - ustedes van a escuchar a un dúo fuera de serie. Se volteo hacia nosotros y nos dijo- ahora si muchachos, aprieten.

Son muchas las anécdotas que podría contar a todos, pero mejor será en un libro. No por estás redes. 

Sosa, avanza hermano querido. Celebro y celebraré siempre tu existencia!  Tus hijos Claudia y Rafa pueden contar conmigo, tú hermano el "Negro " ahora es también mi hermano.

 Agradezco mucho a todos nuestros colegas, artistas, fans , amigos del pedagógico Frank País por tantos gestos de humanidad y cariño. Gracias a Rogelio Ramos Domínguez  por poner a nuestro servicio su manera única de decir.

Abrazo grande compay.


sábado, febrero 08, 2025

Eduardo Sosa y Ernesto Rodríguez cantan para alejar la tristeza

Rogelio Ramos Domínguez

Eduardo Sosa. Foto: Tomada del perfil de Facebook del Festival de la Trova Pepe Sánchez.

Una vez escuché decir a Joaquín Borges Triana que, si en Cuba hubiera un mercado importante para el jazz, muchos dúos y tríos que se movían en el entorno de la trova habrían sobrevivido. La canción cubana ha experimentado siempre una constante hibridación.

En los 90, los duetos y tríos alcanzaron gran importancia, con ejemplos como Gema y Pavel, Cachibache, Hoby, Trío Enserie y Postrova. Estos últimos grabaron dos discos con EMI Production; fueron de los primeros artistas cubanos en trabajar con esta multinacional. Su impronta llegó a promotores internacionales como Seju Monzón, quien creía en la posibilidad de impulsar lo que llamaba el “Joven Son”.

Después de trabajar con Emilio Vega como productor, Postrova —compuesto por Ernesto Rodríguez y Eduardo Sosa— se reunió con la productora Rosa León para lanzar un segundo disco. El primero incluía figuras como Emilito del Monte, Ruy López-Nussa, El Chino Verdecia, Alfredo Thomson, José Luis Cortés y César López. En el segundo, incorporaron a figuras como Pancho Amat o Antonio Serrano e hicieron dúo con Ana Belén, cantando nada más y nada menos que La Cleptómana.

Aquí me detengo. Eduardo Sosa, quien me contaba cada cosa (al fin y al cabo, escribimos juntos muchas canciones y vivimos dolores mutuos), me dijo que, cuando Ana Belén llegó a grabar, ellos solo iban a hacer voces de prueba, de apoyo; pero cuando la vieron en el estudio, vestida como el más común mortal, Sosa cantó, impresionado, y tan bien que ya no pudo hacerlo mejor. Y fue esa la voz que quedó.


Otro alto: son mil historias, la carrera de más de 20 años, “guitarra por medio”. En Madrid, a principios de siglo, los Postrova fueron a comer a algún restaurante que ya me recordaba a Salvador Palomino; al pasar unos minutos, se dieron cuenta de que estaba Fito Páez. Palomino fue a la mesa del argentino y le dijo:

—Tengo a la persona que hace la mejor versión de Un vestido y un amor en este mundo.

Fito se reclinó en su silla, miró con sus ojos rosarinos; al fin, no iba a dejar que le pusieran la bola en portería.

—Che, tenés que competir con grandes: La Negra, Caetano…

—Este la canta mejor.

—Vamos a ver.

Y Eduardo Sosa agarró toda la guitarra, atravesó la vida. Es que nos pasábamos madrugadas juntos escuchando a Fito, y cantó como solo puede Eduardo Sosa. Fito pidió, “por favor, otra vez”, y cerraron el restaurante cantando a guitarra, bebiendo ron cubano, admirados por la voz del santiaguero.

Eduardo Sosa y Ernesto Rodríguez junto a Fito Paez y parte de su equipo de producción en Madrid. Foto: Cortesía del autor.

Postrova era el requinto de Ernesto, la guitarra de Sosa, un empaste de voz cercano a la perfección y mucho verso, además de una búsqueda incesante, porque había jazz, blues, timba, bolero, reggae y mucho más. Sus temas iban desde la literatura hasta parodias de canciones populares

Para ser sinceros, su primer disco no les hizo justicia. Sucede mucho en la canción: lo que se logra en un escenario es complicado de plasmar en un fonograma. Lo saben los del Trío Enserie, cuyo disco destacaba mucho menos de lo que lograban en vivo.
Son asuntos distintos, pero una producción elocuente debe dejar plasmado lo mejor del artista, no la visión personal, absoluta, digamos, del productor.


El segundo disco de Postrova, por cierto, se hizo bajo la producción de Rosa León, que venía de hacer pop y, al parecer, Seju Monzón tenía la idea de que, con ella, moldearía las inquietudes de unos músicos que no temían entrar en ningún terreno. Grabaron entre Cuba y España y, como ya dije, estuvieron grandes figuras, pero el fonograma no vio la luz.

Era el 2001, hubo una caída estrepitosa en la industria, cayeron además las Torres Gemelas y fue imposible seguir. Ernesto se fue a vivir “fuera”, y Eduardo Sosa, como su compañero, continuó solo. Ambos han hecho sus obras hasta donde han podido. Ha habido siempre lugar para el diálogo, para cantar incluso juntos, como sucedió en el Pabellón Cuba hace unos años.

Eduardo Sosa ha tenido una producción discográfica importante en Cuba, ha presidido festivales, ha viajado a muchas partes del mundo y, sobre todo, ha hecho una defensa rotunda de la canción cubana.

Poca gente conoce tanto la canción como Sosa. Hizo giras durante mucho tiempo con Lino Betancourt: mientras el musicólogo relataba, Eduardo Sosa cantaba la canción con el manejo prolijo de su guitarra y su voz, que logra, en la trova, hacer segundas voces con la misma facilidad que las primas.

Nació Eduardo en abril de 1972, en El Jobo, Tumba Siete, Segundo Frente. Lo escuché por primera vez en la Casa del Estudiante, en el Instituto Superior Pedagógico Frank País, y fue entonces cuando intercambiamos Hemingway, Salinger, García Márquez, Proust o Cervantes y Fito, Spinetta, Charly y mucho Silvio.

Hablo de un amigo, y eso puede hacerme un parcial demasiado citable, pero no me equivoco al decir que tiene, además, algunas de las canciones más hermosas que puedan escribirse; que su disco —Como si fueran mías— rueda lindo como pocos, y que es uno de los seres humanos más fieles y valientes que conocí en mi vida. Sirva este texto para que, cuando despierte del coma inducido que vive, sepa que, en Lansdale, Pensilvania, como muchos cubanos, lo espero para seguir la canción.