domingo, junio 07, 2020


“Danzón para la espera”: Silvio Rodríguez estrena un clip especial (+Video)
Cubadebate 
Silvio Rodríguez. Foto: Iván Soca/ Cubadebate.
“Este es un clip que hizo mi hija Malva con un teléfono, en plena cuarentena. Iba a ser un recuerdo familiar, pero me gustó tanto que decidí compartirlo con ustedes”.
Así presenta en su canal de Youtube el cantautor cubano Silvio Rodríguez el especial video que su hija realizara para su canción “Danzón para la espera”, el cuarto sencillo del disco “Para la espera”, que fue grabado, mezclado y masterizado en los estudios Ojalá, en La Habana, Cuba, entre 2010 y 2020.
Todas las canciones de este álbum fueron compuestas e interpretadas por Silvio Rodríguez.

Cubadebate comparte con sus lectores la letra y el video de esta canción.
Danzón para la espera
Un recuerdo para la distancia/ un cinquillo en un salón binario/ un abrazo que se fue/ un artículo de fe/ y un danzón para los solitarios
Un amor para decir te espero/ una piel donde aprender fragancia/ un azul para volver/ un sinsonte para ser/ y un danzón para bailar el ansia/
Un danzón para esperar el alba/ un fulgor donde empezar de cero/ un relámpago inicial/ una gota en el cristal/ y una música del aguacero/
Se va el danzón/ se va el danzón/ se va el danzón/ cuando del monte/ baja un son/
Para decir te espero/ para aprender fragancia/ para empezar de cero/ en la distancia/
Se va el danzón/ se va el danzón/ se va el danzón/ cuando del monte/ baja un son/
Para los solitarios/ y para la esperanza/ hay un salón binario/ y danza y danza/
Se va el danzón/ se va el danzón/ se va el danzón/ cuando del monte/ baja un son/


En video, Danzón para la espera

lunes, junio 01, 2020

Tengo un disco virtual en mente



Nuevo disco de Silvio Rodríguez: PARA LA ESPERA

El próximo 12 de junio se presentará, en las principales plataformas digitales, el disco "Para la espera" del trovador Silvio Rodríguez.

Previo al lanzamiento del álbum se adelantarán 4 singles del disco, la fecha de estos adelantos son: 

15 de mayo: “La adivinanza”
22 de mayo: “Noche sin fin y mar”
29 de mayo: “Viene la cosa”
5 de junio: “Danzón para la espera”  

NOTA:

“Para la espera” incluye algunas de las canciones que he compuesto en los últimos años. En todos los casos son primeras versiones, realizadas poco tiempo después de haberlas compuesto. Los instrumentos y voces que aquí se escuchan soy yo mismo, tomando apuntes para desarrollar después. Sólo tres de estos temas fueron divulgados anteriormente: “Jugábamos a Dios” (2010) para los créditos del filme “Afinidades” –dirigido por Jorge Perugorría y Vladimir Cruz–, “Viene la cosa” (2016), interpretada en múltiples conciertos en barrios de La Habana y “Noche sin fin y mar” (2017), dedicado a mi querido amigo Eduardo Aute. Los 10 temas restantes son inéditos.

Dedico este trabajo a la memoria de varios amigos, excelentes creadores que el mundo ha perdido en el último mes. Los pongo en el orden que partieron:

Tupac Pinilla Núñez: sicólogo, cineasta y editor ….. [28.08.72 – 18.03.20]
Juan Padrón Blanco: historietista y cineasta ………. [29.01.47 – 24.03.20]
Luis Eduardo Aute: pintor, cantautor y cineasta …..  [13.09.43 – 04.04.20]
Luis Sepúlveda: escritor, periodista y cineasta ……. [04.10.49 – 16.04.20]
Marcos Mundstock: locutor, escritor y humorista …  [25.05.42 – 22.04.20]
Óscar Chávez: cantante, actor, compositor ……….. [20.03.35 – 30.04.20]

Gracias infinitas a todos.

Silvio Rodríguez Domínguez,
22 de abril de 2020, 
La Habana, Cuba.

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FICHA TÉCNICA

“Para la espera” fue grabado, mezclado y masterizado en los estudios Ojalá, en La Habana, Cuba, entre 2010 y 2020. Todas las canciones fueron compuestas e interpretadas por Silvio Rodríguez.
Grabación y mezclas: Olimpia Calderón Arias
Masterización: Merlin Lorenzo Rodríguez.
Responsable de Estudios Ojalá: Juan Mario Chávez.
Auxiliar: Orlando Valdés.
Secretaria: Mirtha Almeida.
Foto: Daniel Mordzinski.
Guitarras, voces, bajo, percusión y diseño de portada: Silvio Rodríguez.

Gracias especiales a Jerzy Belc, por su asesoría en ambientes
y al luthier granadino Paco Marín, por su guitarra, con la que grabé este disco.

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Nota: La guitarra que sale en la foto fue un regalo del luthier argentino Walter Valdez

La herramienta estratégica del porvenir es el humanismo


14:36 GMT 24.04.2020

Hace dos meses, en La Habana, conocí a Silvio Rodríguez por segunda vez. La primera fue hace veinte años, cuando me regalaron un casete con su música. Ese 1999, coloqué la cinta en el reproductor y apreté el botón.

A partir de ese momento, no pasa un día en que no escuche, cante, recuerde, recomiende, toque en la guitarra una canción suya. Cecilia Todd, la maga, obró el milagro.


La historia de cómo se organizó el encuentro podría dar para una larga crónica, pero me conformo por ahora con comentarles que tuve el privilegio de asistir al concierto de su esposa, la flautista Niurka González, y de allí, a que me guiara por las calles de La Habana Vieja, la catedral sumergida en su baño de tejas. De que me dijese, señalando el letrero de Floridita, "tú que eres escritor, aquí es donde Hemingway gustaba tomar su trago de ron".
Fuimos al Museo Nacional de la Música y disfrutamos de la maravillosa voz de Cecilia. Luego cenamos, hablamos de la victoria del pueblo sirio, de la lucha que se libra en Chile. Tuve la dicha de que se uniera a la conversa, Vicente Feliú. Contó del abrazo colectivo que sentía cada vez que iba a Argentina. De cuando Vicente se comió, él solo, una inmensa torta de chocolate, cosa que aún recuerda la mamá de Silvio.
Vi sus ojos humedecerse al relatar la historia de un guerrillero nicaragüense, cuyo último aliento fue para evocar una de sus canciones. Luego, como si aquello no hubiese sido suficiente, me llevó a través de la noche habanera y vimos el malecón. Hablamos sobre el significado de Casiopea y le expuse la teoría que tenía.
"Me gusta cuando la gente interpreta como quiere mis canciones. No busco explicarlas. Ellas son lo que la gente quiere que sean", dijo.

Cecilia bromeaba con él y decía que Silvio era el unicornio. Él reía también y daba detalles de cómo se le ocurrió la canción.
Dejamos a Cecilia en su casa y luego seguimos hacia Marianao. Quería absorber todo lo posible, que la mente siempre tan traicionera tatuara en mi alma ese momento. Cuando me dejó frente a la puerta de la residencia, me dio la mano y me dijo "te voy a leer". Yo solo pude mirarlo, darle las gracias y repetirle "eres la banda sonora de mi vida".
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De aquel encuentro, surgió un compromiso. Otorgar una entrevista para la agencia rusa de noticias Sputnik.
La pandemia de la COVID-19 brindó un marco de oportunidad propicio para explorar los tiempos que transita la humanidad y los retos colectivos que enfrentamos.
— Silvio, el capitalismo ha quedado desnudo ante esta pandemia. Se ha visto impotente para dar respuesta a millones de mujeres y hombres alrededor del mundo. Ahora son Cuba, China, Rusia quienes salen de sus fronteras para dar una mano a la humanidad. ¿Estamos en presencia de un cambio de época o de un reacomodo? ¿Crees que como en tu canción, la era está pariendo un corazón?
— Al menos yo, me siento en presencia de una gran incógnita.
El corazón que paría la era a la que canté hace más de medio siglo era el descubierto por hombres que, después de ganar una guerra revolucionaria, renunciaron a sus cargos y comodidades para, con una humildad desconcertante, volver a situarse en primera fila, otorgándole a la lucha armada virtudes que la realidad después mostró como circunstanciales.

Cuando el Che y sus compañeros se fueron yo estaba pasando mi servicio militar. En aquellos momentos (1964-1965) yo no entendí la idea del internacionalismo. Me parecía que en Cuba había demasiado que hacer y consolidar para marcharse, aunque fuera con tan elevados propósitos. Sin embargo, el fracaso de la experiencia boliviana y la muerte de tantos buenos hombres, me hizo querer ser como ellos. Así es, a veces, la juventud: capaz de sacar lecciones de las hormonas, más que de los hechos.
— Se dice que los poetas, los músicos, escritores y artistas tienen la capacidad de adelantarse a los acontecimientos, por esa intuición que poseen. Muchas veces el tiempo termina dándoles la razón. ¿Cómo imagina el mundo postpandemia? ¿Qué debemos aprender de este momento que vivimos? ¿Podremos ser 'un tilín mejores'?
— Es obvio que la pandemia ha hecho aflorar deficiencias, a nivel humano, del sistema llamado liberal, cuya divisa es privatizarlo todo. Es obvio que en muchos aspectos le está yendo mejor a países con Estados fuertes. Pero no creo que esa reflexión vaya a cambiar las mentalidades y mucho menos los intereses creados que suelen mover al mundo. No es que niegue que vayan a quedar cosas positivas. Una fuerte corriente de pensamiento progresista se está manifestando en temas como la desigualdad, y el maltrato al planeta, lo que sin duda es positivo y espero que al final tenga su peso. Aunque sería bien raro que una pandemia lograra transformar el mundo. ¿Dónde quedarían tantos pensadores, tantas doctrinas, tantos ejemplos.

​Yo creo que lo peor del mundo, resulte lo que resulte, va a tratar de seguir siendo como era. Falta por ver la conciencia, la fuerza que van a generar las muy evidentes deficiencias de los sistemas.
— La guerra simbólica que Estados Unidos ha desatado durante el último siglo llevó a la gente a pensar que su sociedad y valores eran el modelo a seguir. Pero, a pesar de las pruebas, de las dolorosas imágenes que vemos por televisión y que reflejan a personas que no pueden pagar el tratamiento contra la COVID-19, parece difícil hacer despertar a la gente de este sueño donde Hollywood luce como gran altar intocable de las fantasías humanas. ¿Cómo podemos hacer frente a esta batalla por el imaginario colectivo? ¿Qué herramientas debemos utilizar los modelos distintos para no quedarnos rezagados en este nuevo siglo? ¿En qué hemos fallado, de ser este el caso?
— Nada y mucho menos nadie es lo suficientemente poderoso para enfrentar tantos retos solo. Diversos grupos y personas deberán seguir trabajando. Los complejos de superioridad y desmanes de algunos países son parte de una naturaleza, de una cultura. Nada de eso se va a abolir por decreto, porque no sólo creen en ello quienes mandan, también están convencidos muchos de los que son mandados.
Por otra parte, con la internet y la comunicación generalizada han aflorado opiniones que antes quedaban en los hogares, en las esquinas, en los vecindarios. Muchos jubilados, sobre todo los que ocuparon cargos de responsabilidad, están en el mundo virtual dando opiniones. A mí me abruma a veces tanta información, tantas personas diciendo cómo debieran ser las cosas. Ante esa avalancha incontenible me siento una partícula minúscula, un soplo de nada. Entonces tiendo a abrazarme a lo elemental, a lo esencial. Creo que debemos tratar a los demás como nos gustaría ser tratados. La herramienta estratégica del porvenir es el humanismo, no hay nada mejor. El fallo consiste en alejarse de las verdades elementales, que suelen ser útiles incluso para tratar temas complejos.
— ¿Cómo está sobrellevando Silvio Rodríguez esta Cuarentena? ¿Está leyendo algo? ¿Componiendo, quizá? ¿Tiene alguna recomendación literaria o musical a quienes nos leen? ¿Una película tal vez?
— Estoy como me gusta estar: en familia. Por supuesto que con muchas tareas pendientes. Estoy llevando al pentagrama alguna música. Eso es grato y es trabajo. Por supuesto que estoy leyendo cosas. Ahora mismo, "Algo más en el equipaje", unos cuentos de [Ray] Bradbury. Volví a ver una película profética de Steven Soderbergh: "Contagio". Es de 2013 y describe paso a paso lo que nos ha sucedido en los últimos meses. También riego las matas, trato de caminar lo más posible. Lo que más me angustia es que no seamos capaces de aprender. Una pieza triste con forma de rondó.
— Tal como se lo dije en la Habana, "eres la banda sonora de mi vida". Si ves los miles de comentarios que le escriben a tus videos en la red social Youtube, puedes darte cuenta de que podría ser esa una frase adecuada para millones de personas alrededor del mundo. Hay un comentario que leí en Youtube que quería transmitirte: "Me enamoré con los temas de Silvio, en los 80. En Valparaíso y Santiago de Chile eran casetes de oro. Estaban prohibidos por la dictadura, pero igual los escuchábamos, los regrabábamos. Silvio nos acompañaba en nuestras limitaciones juveniles bajo un régimen fascista. ¡Cuántas vivencias hermosas, asociadas a vuestra compañía!". ¿Qué sientes cuando alguien se te acerca y te dice que su música le ha cambiado la vida? ¿Cuál es la historia que más te ha marcado en este sentido?
— Lo primero que hay que comprender es que cuando alguien lleva más de medio siglo en un oficio, es difícil no tener algo que contar… En eso, la música es una privilegiada, por los acercamientos que propicia. No me ha sido posible guardar todo lo que recibo, pero tengo cartas, fotos, dibujos, libros y un largo etcétera afectivo que la generosidad humana me ha ido obsequiando a lo largo de la vida.

​La canción es una de las artes que más vínculos logra, por ser capaz de acompañar en cualquier circunstancia: un viaje, una enfermedad, un amor, una pérdida, un miedo, una felicidad… Las canciones tienen esa virtud, y además pueden ser reproducidas, si no en la voz, sí en la memoria de cualquiera. Ese don vincula a los autores con historias personales y colectivas de diversas magnitudes. Es milagroso ser parte de la vida de tanta gente, es un obsequio lleno de significados.
— Eres un latinoamericano de alcance mundial. En tu recorrido has conocido a otros personajes con alcance
semejante. Le preguntaré por dos: Hugo Chávez y Fidel Castro. ¿Qué recuerdas de ellos?
— Desde los 90 he sido cada vez más reacio a salir. Conocí a Chávez porque Fidel me convenció de ir a Venezuela a hacer un concierto. Recuerdo que se lo dije a Amaury Pérez y a Carlos Varela, que se sumaron con entusiasmo. Chávez tuvo la gentileza de recibirnos, e incluso se sentó a comer con nosotros. Tuvo el detalle de invitar a unos músicos que cantaron con arpa, cuatro y maracas, recordándome una antigua mañana en que estuve en San Fernando de Apure, en casa del Indio Figueredo. Aquella noche en Miraflores nos sirvieron hallacas, que yo no había comido, y me gustaron tanto que me serví de nuevo. Llegué vivo al día siguiente de milagro. Deshecho en menudos pedazos participé de aquel concierto. Fue un infortunio.

La segunda vez que estuve por allá, fue durante un revocatorio. Había gente de muchos países; recuerdo a mi amigo Roy Brown, cantor puertoriqueño. Esta vez me cuidé de comer hallacas y pude cantar algo mejor. Hasta que el mismísimo Chávez se subió al escenario y dijo que, aunque la gente no lo sabía, él y yo teníamos un duo —Silvio y Hugo, dijo—, y que allí íbamos a hacer nuestra rutina. Me miró y empezó a recitar un hermoso poema sobre [Simón] Bolívar, y yo a seguirlo con la guitarra, acompañándolo como podía, y así continuamos durante un largo rato. La gente estaba enloquecida.
Chávez, además de su corazón generoso, tenía un gran talento histriónico. Era un hombre muy carismático. Lo de aquella tarde fue uno de los eventos más insólitos que me ha tocado vivir sobre un escenario; rotundamente inolvidable.
— Su producción creativa, poética y musical, está marcada por los momentos históricos. Pueden verse retazos en ellos que nos hablan de los acontecimientos vividos en Latinoamérica y el mundo. Las denuncias imperialistas en países como Nicaragua, Chile y la propia Cuba. Pienso en su canción 'Cita con Ángeles' que parece ser un compendio de sus angustias, pero también de admiración por personajes que lucharon por el bienestar de la humanidad. ¿Cuál sería la canción de estos tiempos?
— Eso mismo me gustaría saber a mí.
— Se suele marcar el martes 13 de junio de 1967 como su 'debut musical', en el  programa de televisión Música y estrellas. Cincuenta años después a usted se le sigue escuchando, recomendando, así como se hace con Los Beatles. Personas de 70 y 80 años lo escuchan con la misma pasión que estudiantes universitarios de 20 años. ¿A qué cree que se deba este fenómeno?
— Efectivamente, yo debuté un martes 13 (ni te cases ni te embarques, dicen en Cuba sobre ese día). Yo iba a ser dibujante. A los 15 años empecé a trabajar en el semanario Mella, inicialmente órgano de la Juventud Socialista, y hasta los 20 estuve dibujando en las revistas Venceremos y Verde Olivo, publicaciones militares. Pero me encontré con la guitarra y me enamoré. Lo cierto es que el instrumento me entretenía más que la gráfica. Era un mundo que me tentaba desde niño; de pronto se me abrió la oportunidad y me perdí en él.

Yo también me pregunto el porqué de esa secuencia temporal; para mí también es un misterio. Pero viendo cómo se comportan esas cosas, recuerdo que nunca me interesó hacer canciones muy a la moda; es decir, para hacerme fácilmente de un público. Algunos de mis contemporáneos me veían raro, y no me lo decían para herirme sino porque les llamaba la atención que me aferrara a aquella forma personal, pudiendo ser más popular de otra manera… Lo cierto es que cuando empecé a tocar la guitarra ya yo leía literatura, tenía nociones de historia del mundo y del arte, precariamente, pero manejaba algunos criterios. También era un adicto a la música llamada clásica. Puede que todo esto haya tenido que ver con la decisión de explorar caminos propios, con intentar no ser mimético, con la disciplina de escuchar la música con sentido crítico, incluída la propia, y con el deseo de no parecerme a nadie, ni siquiera a mi mismo.
— ¿Hacia dónde va Silvio Rodríguez? ¿Hay algún país al que desee volver? ¿Algún proyecto del que pueda darnos un atisbo?
— Tengo la tentación de responderte que no me queda más remedio que ir hacia la cuarta edad… Si no te parece demasiado humor negro (aunque a mí me gusta el humor, sea del color que sea)… Sinceramente, es formidable viajar, ver el mundo; se adquiere un tamaño de bola, se aprende mucho. Aún me gustaría ver Grecia, Egipto, Japón, al menos un pedacito de India; me gustaría ver Madagascar y pasar por el Cabo de Buena Esperanza.  Me gustaría ver Perito Moreno. Me gustaría —mucho— ver Machu Picchu, el Gran Cañón, las cataratas del Niágara (aunque estuve en Iguazú). Pero me temo que no me va a alcanzar el tiempo para ver todo lo que me gustaría. Y no es que sea conformista, pero me parece que soy un afortunado que ha podido ver mucho. Así que mi más preciado proyecto ahora mismo es poder seguir trabajando en el estudio cuanto antes, para terminar algunos discos que tengo empezados. Entre ellos, uno con el grupo Diákara, de hace casi 30 años. Y otros muchos temas que he estado grabando después y que tengo que terminar de mejorar y/o editar. Sin contar los que se me ocurren constantemente.

​Ahora mismo, en la pandemia, pienso sacar un disco virtual de canciones a guitarra: diez u once temas que, en conjunto, se va a llamar Para la espera. Habrá una canción dedicada a mi amigo Eduardo Aute: Noche sin fin y mar.
— ¿Hay algo de lo que se arrepienta? ¿Algo que haría distinto de poder volver el tiempo atrás?
— Es curiosa esa pregunta, porque me hace recordar que cuando joven analizaba mis etapas anteriores con mucha severidad, dando por sentado que no iba a volver a incurrir en tal o más cual defecto… Es bueno ser autocrítico, y hacer retrospectivas ayuda mucho, aunque también debiéramos ser capaces de anticiparnos, de asumir valores sólidos como espina dorsal de una conducta deseable.
Jamás me arrepentiré de haber tenido sentimientos de piedad, de comprender que cada ser humano puede sufrir las mismas angustias y tragedias. En consecuencia, no me es posible renunciar a la defensa de mi conglomerado humano, o sea, mi país.
Por ser parte de ese todo, cualquier impertinencia extraña me ofende el albedrío, mi soberanía, que tampoco es magnífica, porque somos un pueblo que a duras penas se  ha podido desarrollar en algunos sentidos. Si yo tuviera alguna diferencia con quienes me gobiernan, sería entre ellos y yo. Nadie tiene derecho a meterse en eso. Mucho menos quienes van por el mundo como si todo les perteneciera. No soporto a los hipócritas que afirman que las sanciones a Cuba son contra su gobierno. Ahora, durante la pandemia, cubanos incluso de Estados Unidos les han pedido que tengan piedad con el pueblo de Cuba. Pero son sordos al dolor ajeno los que tanto hablan de Dios.
Ellos saben que si un gobierno se mantiene es porque un pueblo lo permite —es imposible de otra forma—, por eso llevan 60 años haciéndonos la vida imposible, para que sepamos el precio. Es un tópico del humanismo universal estar contra la tortura. Pues todo un pueblo, el cubano, lleva más de seis décadas siendo torturado por un vecino poderoso y abusador. Aclaro que aunque tenga opiniones, aunque puntualmente esté a favor de unas cosas y rechace otras, nunca he tenido la más mínima tentación de dedicarme a la política. Y que no soy nada complaciente con nuestra realidad.
— ¿Cuál es su mensaje para el mundo, para quienes resisten a esta pandemia, y también a las amenazas de un sistema que no permite que los pueblos decidan su propio destino?
— Mi mensaje es como el montuno de los sones: reiterativo. Tratemos al prójimo como queremos ser tratados. Si no respetas, no rezongues cuando no te respeten. Como dicen por allá, por Mayarí: que lo que me deseas tengas.
Decirlo así es mi forma de mirar al futuro con optimismo.

Nuevo directo de Ismael Serrano

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"Los países con Estados fuertes demostraron estar más preparados para la pandemia.


Por: Luis Zarranz/Cubadebate
29 mayo 2020 | 54 |  
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Silvio Rodríguez Domínguez – Silvio, para todo el mundo – ocupa un lugar en el podio de los artistas más venerados de América Latina, ese pedestal al que aspira todo músico y solo alcanza una ínfima minoría de elegidos. A lo largo de su trayectoria compuso y cantó, con esa voz clara e inconfundible, diversos temas que, a lo largo de los años, se convirtieron en himnos. Nadie como él le ha cantado tanto y mejor a la Revolución, esa que los cubanos lograron fuese algo real como el sol de cada mañana.
Como referente de la Nueva Trova – el movimiento musical que, tras la Revolución, se convirtió en la banda de sonido de los sueños emancipadores de toda Latinoamérica – está enclavado en el corazón de cada militante, como un estandarte que da orgullo y pertenencia. De alguna manera, así, sus canciones y su poética dejaron de ser suyas para pasar a ser de los millones que, a través de varias generaciones, las cantaron y las cantan, según cada caso, como una realidad o una utopía.

En plena pandemia, en un mundo que detuvo buena parte su dinámica habitual, Silvio no para y lanza un nuevo disco, Para la espera, el vigésimo de estudio en su larga trayectoria musical, dedicado a diversos amigos fallecidos recientemente, como el español Luis Eduardo Aute, el chileno Luis Sepúlveda y el argentino Marcos Mundstock, a quienes no pudo despedir a raíz de las restricciones que genera el COVID-19.
El nuevo trabajo, que verá la luz el 12 de junio en las principales plataformas digitales, es la excusa perfecta para esta entrevista exclusiva con Contraeditorial. Vía correo electrónico, Silvio habla de su nuevo disco, claro, pero también analiza los cambios globales que genera la pandemia, la situación en Cuba, el bloqueo sobre la isla y la situación de los médicos cubanos que brindan asistencia sanitaria en todo el mundo, pero que en la Argentina la derecha y los medios hegemónicos, valga la redundancia, fueron tildados de “espías”.
— Estamos atravesando una situación de emergencia global a raíz de la pandemia del COVID-19. En este contexto tan difícil, en el que el mundo que conocimos indefectiblemente tiene que cambiar, sale a la luz tu nuevo disco, Para la espera. ¿Cómo fue el proceso de creación y qué te genera parir este nuevo trabajo en medio de esta situación tan excepcional, en la que parecemos detenidos en un presente continuo?
— Tengo una carpeta que se llama Siglo XXI, que contiene las primeras versiones de los temas compuestos desde el 2000 hasta hoy. Para la espera son algunos de esos temas, poco trabajados, un poco con el aliento que tienen las cosas cuando nacen. Todo está como fue concebido, apenas con unos pocos instrumentos o voces agregados por mí mismo. Viendo que todo el mundo está tratando de aportar algo en estas circunstancias especiales, me dije: “¿Por qué no extraer algunos de estos primeros acercamientos, tal como están?”. Y eso estoy haciendo.
— Para la espera. ¿Qué cosas te parecen que son para la espera y cuáles son tan urgentes que no la admiten?
— Es obvio que algunas cosas como la vida social e incluso el arte pueden esperar, y está visto que lo que no puede esperar es la atención a la salud, la investigación, y también la producción de alimentos, lo vital para sobrevivir. El nombre del disco está tomado de un tema que se llama Danzón para la espera, que compuse hace tiempo y resultó apropiado.
“Creo importante que se sepa aprovechar esta conciencia universal de cosas que nos estaban haciendo mal y de lo que ganaríamos haciéndolas mejor”.
— Has anunciado que este material estaba dedicado a “la memoria de varios amigos, excelentes creadores que el mundo ha perdido en el último mes”. ¿Cómo fue despedirlos en esta situación tan excepcional en que las posibilidades de juntarse a hacerlo con otros amigos está muy restringida?
— Mientras estaba ordenando las canciones empezaron a morir amigos. Algunos fueron muy cercanos, como Tupac Pinilla, que era el editor de los libros que he hecho, un joven brillante. Juan Padrón, con una trascendencia artística y cultural enorme, ya que fue el creador de historietas y películas de animación fundamentales. Luis Eduardo Aute fue mi hermano, lo sabe todo el mundo, su familia es como mi familia. César López fue un importante poeta cubano, un patriota de la Santiago de Cuba insurgente. Luis Sepúlveda, gran escritor chileno y una bella persona. Marcos Mundstock no recuerdo si estaba en un asado que nos hizo Daniel Rabinovich, hace años, pero es un incuestionable referente cultural latinoamericano. Con Oscar Chávez compartí muchas veces varios escenarios de México y de Cuba, un gran compañero. A todos tuve que decirles adiós desde lejos.
— Hasta este momento hemos conocido la canción “La Adivinanza”. Bellísimo tema. ¿Por qué, como se dice allí, te parece que el amor es siempre una adivinanza?
—Todo es una adivinanza, hasta la vida, e incluso cosas más grandes, como el universo. ¿Qué más da que lo sea, también, un sentimiento?
—¿Tenés previsto realizar alguna gira para presentar el disco, por supuesto una vez que la pandemia y la situación de emergencia lo permitan?
—Pre-visto no lo tengo. Ojalá alcancemos a post-verlo.
— Silvio, hay muchos intelectuales y pensadores que sostienen que la pandemia del COVID-19 implica el fin del capitalismo o de su fase neoliberal. Como hombre de las ideas, ¿cuál es tu mirada al respecto?
—Sí, he leído algunas hipótesis a partir de esta extraña realidad… Por lo que yo he vivido, intuyo que todo va a tratar de seguir siendo lo más parecido posible a lo que fue. Creo importante que se sepa aprovechar todo este movimiento pensante que la pandemia ha provocado, esta – digamos – conciencia universal de cosas que nos estaban haciendo mal, a los humanos y al planeta, y de lo que ganaríamos haciéndolas mejor… Potenciar esas ideas sería importante, creo que todo el mundo ganaría.

Silvio Rodriguez. Concierto 108 Gira por los barrios.Foto. Valeria Caballero

Modelo para a(r)mar
En el mundo, pocos artistas tienen una vinculación tan estrecha con su país como la que posee y genera Silvio con Cuba y su Revolución. Como militante y artista ha sido parte del proceso que, a partir de 1959, cambió el destino de la isla en forma definitiva. Siempre reivindicando y ejerciendo el derecho a la crítica y el disenso, que muchas veces, aquí y allá, confunde unidad con unanimidad, Silvio ha puesto el cuerpo en distintas etapas desde que, en 1961 y con solo dieciséis años, participó de las campañas alfabetizadoras – en su caso en las montañas del Escambray – que, a partir de allí, lograron eliminar el analbabetismo del país.
— A partir de la Revolución, Cuba se ha destacado por su política sanitaria y educativa, entre otros tantos aspectos. ¿Cuál es la situación actual que generó la pandemia allí, en términos de asistencia, por un lado; y en términos económicos, por ejemplo, a partir de la merma en el turismo que esta situación genera?
— Cuba y en general los países con Estados fuertes han demostrado estar más preparados para un evento como esta pandemia que el mundo llamado liberal. Esto ha desatado cierta suspicacia, para mi fascistoide, de comparar la disciplina que imponen estas circunstancias con la pérdida de libertades. Está claro que ninguno de estos ideólogos anda rozándose con la gente por la calle. A nosotros la recuperación nos va a costar trabajo, sobre todo por el recrudecimiento del bloqueo. Y creo que esto nos compromete a mixturar nuestras prácticas económicas, algo que estaba previsto en Cuba desde hace años y que un exceso de cautela ha ido postergando.
—¿Cuáles son tus aspiraciones para el curso de la Revolución en los próximos años?
Que nuestro Estado siga siendo fuerte, para que continúe garantizando las conquistas de la Revolución y las profundice. Y también que con inteligencia libere las fuerzas productivas y sepa hacer cómplice suyo a la gestión privada. No creo que esto resuelva todos nuestros problemas, tampoco los que tenemos con el Imperio, pero va a corregir errores cometidos hace décadas y nos va a hacer más fuertes, más autosuficientes.
—A partir de la pandemia, el presidente argentino, Alberto Fernández, y varios líderes latinoamericanos reclamaron que Estados Unidos levante el bloqueo a Cuba, tras señalar que “no es una cuestión política sino humanitaria”. ¿Estás al tanto de esos pedidos? ¿Qué reflexión te merecen?
— Claro que lo conozco y por supuesto que lo agradezco. Cubanos que viven fuera del país, incluso en Estados Unidos, lo han planteado y los he apoyado – con no muchas esperanzas de su éxito –. Lamentablemente, no tengo mucha fe en la calidad humana de quienes dirigen esas políticas, que con toda justicia han sido bautizadas de genocidas.
— En Argentina, hubo una especie de polémica luego de que varios dirigentes de derecha, y sus voceros mediáticos, se opusieran a la posibilidad de arribo de médicos cubanos acusándolos de “espias” (sic). Vos siempre has estado cerca de toda la solidaridad que exporta Cuba a través de sus médicos y educadores. ¿Podrías contarnos, aunque sea brevemente, qué aspectos de todo lo que han hecho estos “espías” te genera más orgullo?
—Precisamente ayer Alicia Jrapko, una argentina-norteamericana, me pedía sumarme a la petición del premio Nobel de la Paz 2021 a la Brigada Internacional Henry Reeve, que es la que reúne a los médicos y personal de la salud cubanos que enfrenta la pandemia en tantos países. La Brigada toma el nombre de Henry Reeve por un brigadier norteamericano que llegó a ser un importante combatiente en el Ejército Libertador de Cuba, en la primera guerra de liberación, que duró diez años, en el siglo diecinueve. Lo de “espías” son patrañas de los que quieren desacreditar a toda costa a Cuba. La mayor parte del mundo reconoce la incuestionable calidad científica y humana de nuestros médicos.

Silvio Rodríguez canta para 100 mil personas en concierto gratuito en Avellaneda, Argentina. Foto: Kaloian Santos Cabrera / Archivo de Cubadebate
La aldea y el juego
—¿De qué músicos de Argentina te nutrís o escuchás o admirás?
—Montones. Argentina siempre ha sido una potencia musical. Para no hacer la lista interminable mencionaré a Yupanqui, a Mercedes, a Pugliese y a Piazolla, a quienes tuve el honor de conocer.
—Lennon decía que “algunos están dispuestos a cualquier cosa, menos a vivir aquí y ahora”. ¿Qué significa y qué implica para vos lo cotidiano? ¿Cómo crees que desde allí se puede abordar lo trascendente?
—Siempre aparece algún motivo para recordar el proverbio indio con que el cineasta Satyajit Ray da inicio a su Trilogía de Apú: “Cuenta tu aldea y contarás el mundo”.
—A la hora de componer, ¿preferís apelar a momentos de inspiración o te imponés alguna rutina?
— Mi rutina no es componer, sino divertirme con la guitarra, de ahí sale todo. Todas mis canciones aparecen jugando.

Oda a mi generacion

Felices 50 años a esta canción: Oda a mi generación.
Silvio dijo:

“Todo el mundo decía que esa canción yo se la dedicaba a Fidel, no creían en mis palabras, pensaban que yo decía una cosa pero pensaba otra (jeje), y todo porque un día también de mayo Fidel, en un acto ante la embajada americana, había dicho que no íbamos a llegar a los 10 millones. Fue un momento de mucho dramatismo. Una derrota personal para Fidel, que había cifrado en esa super zafra el destino de Cuba (por los precios de entonces del azúcar) y muchos dicen que para no someternos a tanta dependencia del campo socialista. Yo escuché ese discurso a pocas cuadras de donde se estaba produciendo el acto, que fue por el regreso de unos pescadores secuestrados. Estaba en el balconcito del apartamentico de Germán Pieniella. Pero incierto que ese discurso me inspiró la canción. Me la inspiró todo por lo que estábamos pasando aquella generación que nos habíamos hecho hombres rodilla en tierra, defendiendo la primera revolución socialista de América y viendo en el estado en que nos encontrábamos, y sobre todo los retos que teníamos por delante. En mi página de youtube está la filmación de como era cuando la hice, sentado sobre la cama en que la hice, con los mismos zapatos con que la hice y con la misma rabia conque la cantaba. En el momento de escribir poetas pensé en Wichy Nogueras, a quien siempre consideré el mejor de nuestra generación.

Muchos años después, mediados de los 80, la primera vez que fui invitado a Palacio, a una recepción que se hacía por un festival de cine, me dijeron que llevara la guitarra y que allí iba a estar Fidel. Era la segunda vez en mi vida que lo iba a tener cerca. Solo canté una canción. Esta. Y la introducción fue, más o menos, lo mismo que el párrafo anterior. Al final Fidel se me quedó mirando, asintiendo con la cabeza, sin decir nada. Dos o tres dieron algunas palmadas. Cuando se reanudó la conversación me tomé un mojito. Fidel me hizo señas de que me acercara y fue la primera vez que conversamos un poquito. Después discretamente me fui a casa.”

Recopilación de aclaraciones.

Homófonos Silviófilos

A todos nos ha pasado que hemos cantado una canción de una manera, entendiendo auditivamente que se decía una cosa, cuando en realidad estaba diciendo otra, solo que los sonidos se hacían semejantes. Esto se debe a múltiples factores: antiguamente las escuchamos en cassette y el audio no tenía una buena fidelidad, simplemente nos autocondicionamos a oír una palabra que nos hizo sentido la primera vez que la escuchamos y de ahí no fuimos capaces de entender otra cosa, o en algún libro o cancionero la escribieron mal, y copiamos el error para la posteridad. También están las noticias falsas que se echan a correr por internet, como es el caso de la palabra “nievi”. Sea cual sea la razón, a todos nos ha pasado. Hoy en día contamos con los textos oficiales de las canciones, ya sea por el libro “Cancionero” de Silvio, como por su sitio Zurron del aprendizen donde están escritos correctamente todas (o casi todas) sus canciones.

A continuación les dejo una recopilación que hice con algunas frases de canciones que suenan de una manera pero en realidad dice otra cosa.

Iré colocando las frases entre comillas y en mayúscula la palabra aludida en forma CORRECTA, para después explicar cuál es la errónea.

1. "Por eso un cisne canta PRÓFUGO en la floresta."  (La tonada inasible)


En muchos cancioneros aparece incorrectamente escrito la palabra “PROFUNDO”, y así muchos la cantan. La confusión se produce Silvio al cantar, ya que remarca la penúltima sílaba no respetando la correcta acentuación, por una razón musical.

2. “Río, me dejo IR en mano alegre voy PREVIENDO” (Río)

Acá tenemos estas dos: en muchos cancioneros vi escrito me dejo OIR en mano alegre. Y el otro es el error más común: en mano alegre voy PERDIENDO. Silvio dice “previendo”, del verbo prever, por eso después alude al mañana.

3. “Aunque nadie me VE nunca contigo” (Te doy una canción)

Esta es una de las más comunes, y debemos reconocer que es muy difícil percatarse. Silvio jamás dice “aunque nadie me VEA...”, sino que lo dice sin la A.


4. “El cine de enamorados tuvo un par de buenas VISTAS” (Tu fantasma)


Yo siempre la cantaba diciendo que “el cine de enamorados tuvo un par de buenas PISTAS”, pensando que aludía a las pistas cinematográficas o las películas. Pero en realidad esas son metáforas para describir las veces que Silvio vio películas de amor con su añorada amada.

5. "O YO deliro o me corta tu filo" (Aceitunas)

Muy difícil de detectar. En decenas de cancioneros se lee “HOY yo deliro”, y y mismo la canté por años así. Sin embargo Silvio nos da 2 opciones: o yo deliro o me corta tu filo….

6. “Si uno fuera a llorar CUÁNTO termina” (Requiem)


 Muchos aún creen que dice “cuando termina”. En realidad usa el "cuánto" como indicador de cantidad.

7. "Yo sé que ella me ama, es por eso tal vez / que te siento en SU SALA”
(De la Ausencia y de Ti)


El error es fácil, muchos dicen “te siento en sus alas”.

8. “Gaviota, gaviota, blancura DELIRIO” (La Gaviota)

Con justa razón alguno podría escuchar “blancura de lirio”, es decir, el color de la flor. Para mayor sustento, Silvio mismo declaró en una entrevista que originalmente ese era el texto original, pero lo cambió porque le parecía mejor usar la palabra delirio.

9. “Tú, dispuesta la VAJILLA” (Desnuda y con sombrilla)

    Típico error de cancionero es que diga “vaquilla”, lo cual no tiene ningún sentido.

10. “El amor sigue en BRETE” (Compañera)

Alguna vez vi un cancionero que decía “el amor sin membretes”. El brete en Cuba se   refiere a chismes, entonces que el amor siga en brete quiere decir que la gente sigue hablando del amor en los chismes y no como debería ser, en las cosas más profundas: en la poesía, en el tú a tú o en la lucha por la patria.

11. “y yo dieciocho para mi favor (FAVOR DUDOSO)” (Cierta historia de amor)


    Error de cancionero también era que decía “Amor dudoso”, fácil errarle.

12. "Con melodía de adolescente SACO y te entrego mi adiós para siempre"

    Erróneamente cantábamos “salgo y te entrego mi adiós…”

13. "Aprenderé a cazar con PEDERNAL"  (Mira).

    Acá lo que se ve a veces es que dicen “con pez del mar”.

14. “Con su barba CULTA de polvo” (El pintor de las mujeres soles)

Canción dedicada a su amigo el pintor José Masiques, que falleció siendo muy joven. Se escucha “barba oculta de polvo” lo cual hace mucho sentido, pero en realidad es “culta de polvo”.

15. “Iba PLATICANDO su viaje hacia el universo” (El pintor de las mujeres soles)

    Suelen cantarla como “iba practicando...”

16. "que si se cumple es a fuerza HERRUMBRE y mentira mortal" (Con melodía de adolescente)

En cancioneros aparecía como “que si se cumple es a fuerza de el hombre y mentira mortal.”

17. “una luz cegadora, un disparo de NIEVE” (Ojalá)

El error más popular, creer que Silvio dice “nievi” en vez de “nieve” que es lo correcto. Acá es posible identificar a dos grupos de personas. El primero, alude a que Nievi es un francotirador ruso (argumento que con un simple googleo se cae por sí mismo). El segundo grupo de personas dice que “escucha claramente la palabra nievi”. Puede ser que escuches eso, pero no es lo que dice, y no corresponde con el texto oficial de la canción. Silvio incluso lo aclaró en una entrevista. la palabra es NIEVE.

18. “Sus zapatos de GASTADOS son espejos” (Historia de las sillas)
 
Acá también se suele cantar “sus zapatos desgastados…”, pero creo que obedece a que el mismo Silvio alguna vez la cantó así en varios recitales.

19. "no hay mejor elegía que una BALA" (En ciertos lugares)

Acá hay una discrepancia entre lo que se oye y lo que dice Silvio que es, por que en el audio de esta canción sí que se puede oír claramente "una vana". Otros la confunden con "una habana".

20. "o se acurrucan entre las HENDIJAS" (Adonde van)

Estonse oye claro. Sin embargo, no hay tanto cancioneros como personas tienden a cantar "rendijas".


¿Y tú? ¿cuántas de estas cantabas de forma incorrecta? ¿Tienes alguna frase o palabra que te cause duda o que suena similar a otra cosa.?

Respecto a ojala

Silvio dijo:
Respecto a Ojalá…

Varias veces he hecho la historia de la canción, que compuse no recuerdo si a bordo del motopesquero “Playa Girón” o del buque madre “Océano Pacífico”. Yo era un hombre con 23 años acabaditos de cumplir, que ya llevaba dos largos meses en altamar, saltando de barco en barco para ofrecerles mis trovas iniciales a los sacrificados pescadores, la mayoría tan jóvenes o más que yo, gente que pasaba meses y meses trabajando, lejos de sus familias y demás bondades de la tierra.

Fuera de aquella función cardinal, causa principal de mi embarque, lo único que hacía era leer, soportar mi memoria y preguntarle a la guitarra. Entre aquellos diálogos no pocas veces disparatados, iba y venía el recuerdo de una inteligente y bella camagüeyana que había conocido pocos años antes, cuando pasaba mi servicio militar: Emilia Sánchez. Ella, que cuando la conocí acababa de abandonar la carrera de medicina, terminó siendo poeta, filóloga, profesora, investigadora, autora de libros como uno hermoso que recuerdo sobre Emilio Ballagas. Ya desde aquellos tiempos se le notaba la inclinación por las letras, porque leía mucha literatura que, además, me recomendaba.

Pienso que las canciones para lo que sirven es para acompañar y que, en esa misión, hay mucho de lo que aporta quien las adopta y lleva consigo. Cuando decidimos que algo nos acompañe es porque descubrimos al menos un destello de identidad, porque encontramos claves que nos descifran zonas de nosotros mismos y porque, a veces sin darnos cuenta, también vamos modelando aquello que escogimos para que se nos parezca, como un pedacito de espejo que se encuentra y que, aunque no nos veamos completos, al menos vemos parte y nos imaginamos lo demás. Es un misterio, una extraña virtud de las canciones todo lo que puede desencadenar en cada receptor; porque, como se suele decir, “cada persona es un mundo”.

Por eso no me asombra y mucho menos me disgusta lo que cada cual piense de una canción aparentemente tan misteriosa como Ojalá, que, permítanme decirles, para mi y para quien fue hecha no tiene nada de misterio. Y es que Ojalá es una descripción de cosas puntuales que nos pasaron a aquella muchacha y a mi, las pocas veces que pudimos vernos cuando yo era un joven recluta, porque me daban muy pocos pases. Y lo que pueda parecer desprecio, era todo lo contrario, era sentirse fascinado por una persona a quien no podías ver todo cuanto querías, hasta el punto de desear que la muerte me llevara para no seguirme atormentando.

Me da un poco de vergüenza hablar de estas cosas (no quiero gratitudes, no las publicaré) porque me parecen innecesarias. Las únicas interpretaciones de Ojalá que considero insultantes, no a mi ni a la canción sino a la inteligencia, son las que pretenden vincular la canción con cuestiones políticas. Y es que son vulgarizaciones francamente bochornosas. Es como entresacar una línea del contexto y decir: ah, esto puede querer decir tal cosa, así que vamos a usarlo. Es pedestre. Es brutal.

24 de diciembre de 2019, 13:15
silvio dijo...
Respecto a Ojalá (2 y fin)

Hace ya muchos años, en Madrid, un opositor cubano que había estado preso y que creo que Felipe González intercedió por él y se llevó, escribió un artículo sobre Ojalá en el periódico monárquico ABC. Me resultó asombroso porque, por entonces, ese periódico tenía la mejor sección cultural de la prensa española, además de un equipo de opinión de muy alta calidad literaria. Y es que aquel señor lo que decía, o balbuceaba, es que Ojalá era una canción política que yo había enmascarado o algo así. Era tan burdo que incluso llegaba a cambiarle la letra, como para demostrar que tenía razón.

Y es que por entonces en Madrid había una especie de núcleo con fachada cultural, dirigido por un notable contrarrevolucionario, que tenía vínculos con diversos estratos españoles, entre ellos la prensa. Ellos hacían unas reuniones de opositores que venían de diversos países, y aquella vez su reunión coincidió con unos conciertos de Pablo y míos, y al menos parte de la prensa, en vez de volcarse en la propaganda contrarrevolucionaria, iba a nuestros conciertos y acababa hablando bien de Cuba.

Por supuesto que moralmente me vi obligado a desmentir aquel libelo, que en realidad no merecía atención, porque me dolió que retorcieran la historia de dos jóvenes y la verdad de aquella forma inadmisible. Todo esto que cuento es parte de una leyendita que me han querido fabricar los que les duele que yo desde siempre haya defendido a mi país contra “el norte brutal que nos desprecia”, en vez de abrazarme, como ellos, a un estandarte que un día simbolizó la libertad y que los malos gobernantes han convertido en la bandera del atraco y el abuso universales.

Hasta en estas batallas, algo inocentemente pero firme, ha tenido que estar Ojalá, una canción de amor.

24 de diciembre de 2019, 13:16

Yolanda:nunca apoye aquellas ejecuciones.

 mensaje del 2011.



La ciudad se derrumba y yo cantando.


La influencia de los beatles en los van van.

Juan Formell especifica la influencia de Los Beatles en sus creacciones musicales. (Tomado del libro La Leyenda)

Yo tengo una base de orquesta charanga, que la voy reformando con sintetizadores bajo una influencia muy clara de Los Beatles. El songo mismo, eso que suena "chin chin tarará" (tararea una canción) es un diseño tan a Los Beatles que puede ser Lady Madonna.
Ya en este nuevo siglo (...) volví a esa sencillez, era una armonía tan simple que parecía infantil.
El truco de Los Beatles era así, una armonía que se le pegaba a todo el mundo. Yo pienso ahora que estoy teniendo otra vez la influencia de Los Beatles, así como del rhythm and blue y del country estadounidense, aunque ello no quiera decir que sea en todos los números.

Juan Formell, La Habana 2003










Juan Formell especifíc
a la influencia de Los Beatles en sus creacciones musicales. (Tomado del libro La Leyenda)

Yo tengo una base de orquesta charanga, que la voy reformando con sintetizadores bajo una influencia muy clara de Los Beatles. El songo mismo, eso que suena "chin chin tarará" (tararea una canción) es un diseño tan a Los Beatles que puede ser Lady Madonna.
Ya en este nuevo siglo (...) volví a esa sencillez, era una armonía tan simple que parecía infantil.
El truco de Los Beatles era así, una armonía que se le pegaba a todo el mundo. Yo pienso ahora que estoy teniendo otra vez la influencia de Los Beatles, así como del rhythm and blue y del country estadounidense, aunque ello no quiera decir que sea en todos los números.

Juan Formell, La Habana 2003

En el cemeterio de highgate.


El viejo comunista.


Del Diario de Angola I.


Van juntos 26, 27 y 28 de abril, ya que son parte de la misma historia.
Lunes 26 de abril de 1976.
Nos levantamos a las 0600 y poco después seguimos para Noqui. El viaje fue emocionante pues vinimos todo e camino tirándoles a las águilas; Tony tumbó una como a 100 metros de la “carretera” pero después de un peine terrible entre la maleza de a veces dos metros de altura, regresamos Silvio, Tony y yo empapados y sin el pájaro. Luego matamos una boa como de tres metros; cruzamos el río por una escala pues el puente fue volado, y el Gas 66 cruzó en una balsa tirado por una soga que se partió cuando el camión iba por el centro; afortunadamente logramos sacarlo; próximos a Noqui, tomamos cervezas zairenses (1 litro la botella, muy buena aunque caliente) en dos sensalas. Cazamos un chivo y lo llevamos para comer.


En Noqui nos encontramos con el gordo de la UJC de Camagüey que estuvo en el 1er. Encuentro de Jóvenes Trovadores (1) con Rolando Granja; almorzamos arroz con una carne rusa a la que Tony le echó tal cantidad de picante que ni él comió; yo comí bastante, seguro por el hambre. Después dormí toda la tarde.
A las 2000 se hizo la actividad para cubanos, FAPLA y pueblo, en la que canté violando todas las disposiciones del médico.
(1) En Manzanillo, Cuba, diciembre de 1972. Encuentro fundacional de la Nueva Trova.

Martes 27 de abril de 1976.    (Día de la cloroquina)
0600: De pie; desayuno, despedida y visita al punto de la frontera donde tiramos fotos. Desde ésta se ve perfectamente la bandera y postas zairenses (30-40 Mts.).
Salimos a las 0800, llegando a las 1115 al puente. Hicimos yuca que recogimos y una paloma que cazó el Gallego por el camino, en espera del jeep con los compañeros que cruzarán con nosotros, pues entre los 9 no podíamos pasar el camión a mano. A las 1500 intentamos pasar el camión y casi se nos hunde en la mitad del río; logramos sacarlo y virarlo para atrás. Exhaustos, con un calor insoportable y las moscas de la filaria (*) molestando y picando constantemente, decidimos esperar a la gente, o pernoctar en este punto.
A las 1600 llegó el jeep e intentamos de nuevo, logrando pasar el camión; al tratar de pasar la balsa para el otro lado se partió la cuerda y todos los esfuerzos fueron inútiles. El jeep regresó a Noqui y nosotros partimos pasadas las 1700. Llegamos a San Salvador a las 2000, y como suponíamos, no había comida preparada ni agua, pues ya no nos esperaban.
Este ha sido un día extraordinario en emociones; un día absolutamente de campaña…
Después de comer opíparamente (macarela, arroz chícharos y cerveza zairense) y tomar café, me acosté en la sala del Estado Mayor.

Miércoles 28 de abril de 1976.  (Tercer Aniversario)
Sueño verdaderamente reparador.
El agua llegó sobre las 1000, y me pude bañar, quitándome de encima todo (o gran cantidad) el polvo del viaje de ayer, y el cansancio. Aun en el almuerzo comentábamos la epopeya del camión en el río; cómo Silvio cruzó la escala con el Ak en una mano y el abrigo con la agenda en la otra; cómo Tony se quedó aterrado en medio de la escala, tieso, gritando “¡se hunde, se hunde!”, sin moverse; los “¡cojones!” de Ramón tirando de la cuerda solo conmigo y el Gallego; en fin, el caos que reinó en ese momento, y la victoria del camión salvado, y con él, todo nuestro equipo fundamental en esta guerra: los instrumentos.
(*) Las tales moscas de la filaria resultaron ser las Tsé-Tsé. Lo supe años después –en 1980- por Héctor Cué y casi me desmayo. Me dijo que no me preocupara, que a fin de cuentas estaba bien y que solo el 3% trasmiten la enfermedad del sueño. Al preguntarle cómo se podía saber cuáles entraban en el 3%, me dijo que no se podía saber. Gran alivio...

Una fuerza mistica que penetra

Entiendo al que no creen en nada, motivos hay. Pero cuando una persona de pronto te dice , " que Dios te bendiga ", hay en esa frase una fuerza mística que penetra.

Yo la siento cada vez que me la dicen, por eso no puedo decir que no creo, aunque no crea. Y sabiendo que no creo, voy al Cobre, veo a los peregrinos dejando ofrendas a la virgen y me da una especie de calorcito y los comprendo, e inevitablemente me siento parte, no porque  crea sino porque estoy en el imán humano de la identidad, que es otra forma de creer, quizás por carambola.."


Las cartas que se escribieron Subcomandante Marcos y Joaquin Sabina

Carta del Subcomandante Marcos pidiendole a Joaquin Sabina que transforme su poema en una cancion18 de octubre de 1996.
De: Subcomandante Insurgente Marcos.
CCRI-CG del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Montañas del Sureste Mexicano, Chiapas.
México.
Don Sabina:

Yo sé que le parecerá extraño que le escriba, pero resulta que me duele la muela y, según acabo de leer, usted camina ahora por estas tierras que, mientras no acaben por venderlas también, siguen siendo mexicanas. Entonces pensé yo que, aprovechando que me duele la muela y que usted camina ahora bajo estos cielos, pudiera yo escribirle y saludarlo e invitarlo a echarse un "palomazo" con el Sup (a larga distancia, se entiende).
¿Qué dice usted? ¿Cómo? ¿Que qué tiene que ver el dolor de muelas con el "palomazo"? Bueno, tiene usted razón, debo explicarle entonces la muy extraña relación entre el dolor de muelas, el que usted camine por estas tierras, la larga distancia y una muchacha. No, no se sorprenda usted de que ahora haya aparecido una muchacha. Siempre aparece una, vos lo sabés Sabina.

Bien, resulta que cuando yo pasaba por esa etapa difícil en que uno descubre que ya no es más un niño y tampoco alcanza a ser un hombre (esa etapa, vos lo sabés Sabina, en que las féminas se transmutan de molestas a interesantes y hay que ver la de problemas que esto provoca), conocí a un viejo que, sin que se lo pidiera, decidió que tenía que darme un consejo sobre esos seres incomprensibles pero tan amables que eran, y son, las mujeres. "Mira muchacho" me dijo, "la vida de un hombre no es más que la búsqueda de una mujer. Fijate que digo 'una mujer' y no 'cualquier mujer'. Y por 'una mujer', muchacho, me estoy refiriendo a una de 'única'. El problema está en que el hombre siempre queda con la duda de si la mujer que encontró, si es que encuentra alguna, es esa 'una mujer' que estaba buscando. Yo ya estoy viejo y he descubierto una fórmula infalible para saber si la mujer que uno encontró es la 'una mujer' que estaba uno buscando." El viejo carraspeó y me confió: "Si tu le dices a una mujer que te duele una muela y ella, en lugar de mandarte al dentista o darte un analgésico, te abraza y deja que recuestes la mejilla en sus pechos, entonces, muchacho, esa mujer es la 'una mujer' que andabas buscando". Yo me quedé perplejo, pero como quiera tomé nota de la fórmula. A mí nunca se me había ocurrido que debía pasarme la vida buscando una mujer. A mí se me ocurrían cosas más concretas y factibles, como ser bombero, conquistar el mundo o construir un avión que se controlara solo con el pensamiento. Respecto a las mujeres, yo me tenía en muy alta estima y estaba más propenso a que esa "una mujer" me encontrara a mí, que a buscarla yo. A mí ni se me ocurrió que la fórmula estuviera mal. Así que achaqué mis primeros fracasos a la falta de autenticidad en mi dolor de muelas. Con clips y palillos, después de una paciente labor de meses, logré picarme dos muelas con tanto éxito que tuve que acompañar la estrategia con una fuerte dosis de antibióticos. Repetí la fórmula, ahora con la confianza de saberme auténtico, y los resultados siguieron siendo magros.Así hubiera seguido adelante, acabando con mis muelas, si no es porque, ya adolescente, encontré a otro viejo que, cruel, me dijo: "Tu problema está en la cara. Más bien en tu nariz. A los feos, las muchachas no les hacen caso, a menos que sean cantantes".
"¿Cantantes?" Bueno, esta nueva fórmula les daría reposo a mis muelas (que por lo demás ya estaban definitivamente destrozadas). Claro que el problema entonces era saber qué se necesitaba para ser cantante. Después, escuchando canciones, me di cuenta de que el problema era mayor, ya que una cosa era ser "cantante" y otra más difícil era ser "cantautor" o "canta-autor" (vos lo sabés Sabina). Entonces hice trampa, es decir, escribí algunos poemas (o como se llamara lo que escribía) y dejaba siempre pendiente la música.
Resulta que (vos lo sabés, Sabina) hay ahora una muchacha que está demasiado lejos y entonces pensé que usted, Don Sabina, podría echarme una mano y una tonadita (mire que no es lo mismo pero pudiera ser igual). Y usted podría echarme una mano si me permitiera tutearlo y, cómplice como ha sido antes sin saberlo, fingiera usted que nos conocemos desde hace mucho tiempo y que, por tanto, es perfectamente natural que usted reciba una carta del Sup redactada en los siguientes términos:
"Sabina (sí, ya sé que te desconcierta este inicial e irreverente tuteo, pero tú compórtate como si tal cosa): He trabajado arduamente en los últimos días en la letra que me encargaste para tu nueva canción (Vamos, quita ya esa cara de espanto! Ya sé que no me has encargado ninguna letra para ninguna canción, pero sígueme la corriente para despistar al enemigo) pero ha sido inútil. No me sale nada original. Así las cosas, busqué en el cofre del pirata y solo encontré un viejo y mohoso poema, que no es tan viejo y tal vez ni a poema llegue, que te puede servir si le das un poco de aliño. Es ideal para ponerle música y escalar con velocidad el "hit parade" internacional (no me preguntes si para arriba o para abajo), pero tú ya sabes que a nosotros los artistas (sigue fingiendo demencia, no denotes la menor sorpresa) no nos importa la fama (bueno, no mucho). En este caso particular, a mí solo me interesa una muchacha que está demasiado lejos para que pueda yo musitarle al oído este poema y arrancarle así, vos lo sabés Sabina, una sonrisa o una lágrima. El poema dice, más o menos, así:
"Como si llegaran a buen puerto mis ansias,
como si hubiera donde hacerse fuerte,
como si hubiera por fin destino para mis pasos,
como si encontrara mi verdad primera,
como traerse al hoy cada mañana,
como un suspiro profundo y quedo,
como un dolor de muelas aliviado,
como lo imposible por fin hecho,
como si alguien de veras me quisiera,
como si, al fin, un buen poema me saliera.
Llegar a ti."
La tonadita puede ir más o menos así: tara-tarara-tararira-etcétera, vos lo sabés Sabina. El título de la canción podría ser "Canción para una muchacha que está demasiado lejos", o "Un dolor de muelas para ella", o "Un dolor de muelas, Sabina, la larga distancia, una muchacha y el Sup". En fin, ya se te ocurrirá algo. El crédito puede ser "Letra: el Sup. Música: Joaquín Sabina", o "Letra y música: Joaquín Sabina (a petición del Sup)" o como quieras. Vale.
Salud y ojalá ella entienda... El Sup."
Esa podría ser la carta que usted recibiera y aceptara, Don Sabina. Y todo esto viene a cuento porque estaba yo solo, con mi dolor de muela y leyendo que usted camina por estas tierras. Entonces pensaba yo que usted, tal vez, estaría de buen humor y magnánimo y que podría contarle yo la historia de los dolores de muelas, mi frustrada carrera como cantautor y una muchacha que está demasiado lejos.
Vale. Salud y ya sabe usted, si le sobran por ahí un analgésico o una tonadita, no dude en mandármelos. Ambas cosas se agradecen en este asfixiado pecho que le escribe...
Desde las montañas del sureste mexicano.
México, octubre de 1996
Subcomandante Marcos

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Carta de Joaquin Sabina en respuesta a la del Subcomandante Marcos

Al Subcomandante Marcos
¿Dónde encontrar una excusa para tan terca mudez? Sucede que, cada vez con mayor saña, las musas se vengan de quien abusa del ripio y el do, re, mi. Qué puedo contarte a ti, que no sepas de memoria, si andas cambiando la historia con la tinta y el fusil. Bastaría con que en las actas chiapanecas del dolor, conste que mi corazón es una ciencia inexacta, que a regañadientes pacta, con la razón militante. Ojalá, subcomandante, al cabo de este pregón merezca tu absolución, este afónico cantante. Pero, elige con cuidado a quién diriges tus cartas, porque hay leyendas que infartan al ánimo más templado. ¿Cómo puede merecer corresponsal tan bragado quien desde el mejor hotel de Cancún o de Sevilla oye hablar de la guerrilla como quien oye llover? Y, sin embargo excluido de partidos y banderas, me conmueve tu manera de no darte por vencido, de disputarle al olvido la hoguera del porvenir, de desempolvar la crin del caballo de Zapata, de matar a los que matan, de enseñarnos a vivir.
Me encargaste una canción aunque no se escribir por encargo, y por décimas te salgo, hace meses que cabalgo sobre la contradicción de restaurar la emoción, en tiempos tan iscariotes, con la mano en el escote del verso a la antigua usanza. Así hablaba Sancho Panza con mi señor Don Quijote. Por lo demás, cuídate, cuando vengan por las malas, que no te rocen las balas, que no te falte papel, ni frijoles, ni mujer, que la virgen lacandona te esconda bajo su lona. Te lo pide un gachupín que se despierta en Madrid soñando con tu persona.
Como si llegaran a buen puerto mis ansias,
como si hubiera donde hacerse fuerte,
como si hubiera por fin destino para mis pasos,
como si encontrara mi verdad primera,
como traerse al hoy cada mañana,
como un suspiro profundo y quedo,
como un dolor de muelas aliviado,
como lo imposible por fin hecho,
como si alguien de veras me quisiera,
como si al fin un buen poema me saliera…
una oración.
Como si la arena cantara en el desierto
los cantos de sirena del mar Muerto,
como si para crecer sobraran las escaleras,
como si escribiera un ciego un libro abierto.
Ven a poblar el zócalo de ojos,
siembra de migas de pan caliente
mis canas de alcanfor adolescente.
Ponle al sordo voz y alas al cojo,
bendice nuestro arroz, nuestro minuto,
como si no fuéramos cómplices del luto…
del corazón.