viernes, enero 12, 2007

Los inicios de la Nueva Trova(I)

Libro:Silvio Memoria trovada de una revolución.Joseba Sanz


A partir del 29 de julio de 1967 se celebro en La Habana, organizado por la Casa de las Americas, el primer encuentro de la canción Protesta, en el que Silvio no participo, ya que aun no era conocido, pero que siguió atentamente por la radio y el cine.La Casa de las Américas había sido creada para estrechar los lazos con Latinoamérica y el Caribe desde la Cuba Revolucionaria. Su principal actividad es la edición de libros y publicaciones periódicas, como la revista Casa, apoyando también cualquier otro tipo de manifestaciones culturales.

En la Casa se había seguido el surgimiento y desarrollo de la Nueva canción en el mundo entero y especialmente en América Latina. En el encuentro hubo más de 50 participantes de los 5 continentes. Entre ellos: Daniel Viglietti de Uruguay, Irving Silver de EEUU, Luis Cilla de Portugal, John Uruguay, Irving Silver de EEUU, Luís Cilla de Portugal, John Faulkner de Inglaterra y Van Loc de Vietnam. Todo había empezado por iniciativa de la Casa que había enviado cartas a todo el mundo. Se creo una comisión para orientar el encuentro, que quedaría integrada por los ya citados y Leocario Setimelli de Italia,Oscar Chavez de México, Ángel Parra de Chile, Meri Franco Lao de Italia y Harold Gramatges de Cuba.





El estadounidense Peter Seeger(cantante protesta, que fue quien “descubrió” en EEUU la Guantanamera de Joseito Fernández y la hizo popular como símbolo de solidaridad con Cuba) no pudo estar presente y envió un saludo y una canción grabados. También participaron Isabel Parra, el músico argentino Rodolfo Mederos y Raimon: Jean Lewis, de Australia; Gerry Wolf, Sandra Kerr, Ewan McCollo y Ferry Yaanell de Inglaterra; y Bárbara Dane, Peggy Seeger y Julios Lester de EEUU. Bárbara era una vieja luchadora de la canción protesta en EEUU, simpatizante de la Revolución Cubana, que ya había visitado la isla anteriormente-fue la primera cantante norteamericana que lo hizo tras la Revolución-y era muy querida por los cubanos que apreciaba sus canciones y su actitud solidaria hacia la causa de Cuba.

Los participantes eran cantores destacados por su defensa de las causas obreras, su oposición a la guerra de Vietnam o su lucha por la liberación de los pueblos y, claro esta, su identificación con la Revolución Cubana. El ICAIC filmo un documental del encuentro y se editaría una revista y dos discos como resumen del mismo.

No hubo acuerdo en cuanto a la definición de canción Protesta, Social, Comprometida o Revolucionaria, pero si en cuanto a los objetivos de la misma. La resolución final del encuentro decía entre otras muchas cosas: “La canción es un arma al servicio de los pueblos, no un producto de consumo utilizado por el capitalismo para enajenarlos”.

La canción Protesta, con sentido insurreccional y patriótico, tenía en Cuba gran tradición. Desde el siglo pasado abundaron los sones, guarachas, habaneras, criollas, marchas, puntos, danzones y rumbas “protesta”, siendo destacable La Bayamesa en la guerra de los diez años; los sonetos protesta de Rubén Martínez Villena contra la dictadura de Machado; las rumbas patrióticas de Gonzalo Asencio, por las que fue encarcelado en el Gobierno de Carlos Prio; y Cuando llegue la ofensiva o Cuando ya no me oprimas del Quinteto Rebelde en la época de Batista; pero resultaba evidente que una vez triunfada la Revolución la canción protesta en Cuba debía ser de signo contrario al resto de países, puesto que para mantener su sentido social y comprometido debía apoyar a esta, debía tener un sentido de reafirmación y no de ruptura.

Silvio seguía amando con locura a Emilia. Había algo que superaba el simple afecto, el amor incluso, y la hacia alguien mágico para Silvio, alguien de otra dimensión. Silvio no podía salir del circulo en que se encontraba, continuamente pensando en Emilia, poniéndola como centro de su existencia, leyendo lo que ella leía, tratando de pensar como ella pensaba, cantando siempre para ella. Poco antes Emilia, que era algo mayor que él, se había ido a Santa Clara, como profesora de literatura, y Silvio se había quedado desolado en La Habana, con su amor frustrado por las circunstancias de la vida.



Había comenzado a trabajar de forma relativamente estable en el ICR y participo en una brigada artística en las actividades del aniversario del 26 de Julio en Santiago de Cuba, cantando para miles de personas junto a Teresita Fernández y Cesar Portillo de la Luz.

Estos dos intérpretes cultivaban el feeling, llamado filin en Cuba. Tras una regresión de la trova debido a la escasa difusión, en los años 30 se había expandido el danzon y el son con figuras como Miguel Matamoros, y en los años 50, en medio de una etapa de difusión masiva de la canción comercial había surgido el filin. Tenía sus raíces en la trova y asumía influencias del jazz y el blues norteamericano y la forma intimista de cantar de Ella Fitzgerald o Sarah Vaughan
La guerra seguía siendo el instrumento base, pero la armonía pasaba al primer lugar, tornándose de elementos acompañante en autentico medio de expresión y generando un estilo conversacional e intimo salpicado de poesía.

Su guitarra seguía siendo el instrumento base, pero la armonía pasaba al primer lugar tornándose de elementos acompañante en autentico medio de expresión y generando un estilo conversacional e intimo salpicado de poesía.



Su nuevo modo de expresión provoco una ruptura con la canción banal, y también sus contenidos pasaron a expresar un desarraigo de la moral establecida con letras más atrevidas y sobre todo plenas de sentido. Los máximos representantes serian Cesar Portillo de la Luz y José Antonio Méndez, y como ejemplos tenemos Contigo en la distancia o La gloria eres tú.

Pero el filin no se salvaría de su prostitucion al contacto con los medios de difusión masiva, desnaturalizándose y no llegando al público sin adulteraciones hasta el triunfo de la Revolución. Hacia la mitad de los 60 surgió una segunda corriente de filinistas que buscaba una expresión aun mas novedosa en el ámbito de la canción cubana: como la segunda, mas cercana al folclor campesino y mas desligada del filin que Marta, crearon una especie de puente hacia una nueva canción en Cuba, introduciendo nuevas sonoridades y sobre todo un nuevo interés por lo poético y lo social. El camino para una nueva canción revolucionaria estaba abierto.

Desde entonces algunos jóvenes cantautores, a los que pronto se uniría Silvio, comenzaron a reunirse en la Casa de las Ameritas, que les abrió sus puertas. Haydee Santamaría, directora de la Casa y combatiente en la Sierra, les recibió y supo ver en ellos, la expresión nacional de un fenómeno que estaba generándose desde los 50 en todo el continente y que adquiría su máxima expresión en aquellos años en que la Nueva canción Latinoamericana surgía con fuerza arrolladora en Argentina, Uruguay, Brasil y Chile, los valores autóctonos y de respuesta al colonialismo cultural norteamericano.

Poco después, en octubre, se crearía en la Casa el Centro de la canción Protesta, que trataría de difundir la canción con contenido político y social y potenciar la labor de los creadores que trabajaran este tipo de música. La Casa trato de buscar jóvenes valores que estuvieran tratando de hacer una canción comprometida con el devenir histórico cubano.Entre ellos estaban Pablo Milanes y Noel Nicolas.Noel procedía de un ambiente muy musical.

Su padre fue el fundador de la Escuela de guitarra en Cuba y su madre había sido violinista de la Orquesta Sinfónica Nacional. Pablo nació en Bayamo, en la parte oriental de la isla y estaba cantando profesionalmente desde 1959. Había comenzado a los 14 o 15 años con un grupo vocal llamado Cuarteto del Rey, especializado en “spirituales” de los negros del Sur de los Estados Unidos. Más tarde había formado parte de otro cuarteto llamado Los Bucaneros. Luego estuvo como solista antes de incorporarse al ejército para cumplir su servicio militar. Incursiono en todos los ritmos (son, guaguancos, bolero, guajira…), trabajando especialmente el son y el filin, siendo uno de sus mejores interpretes.





Pero Pablo, al igual que Silvio, ya buscaba una nueva expresión, una nueva canción revolucionaria que, partiendo de los valores de la trova tradicional y del filin, se acercara a una dimensión mas humana y social de la nueva realidad y cantara desde una óptica no solo mas comprometida sino también mas positiva, optimista y vital para adecuarse a los nuevos tiempos, dejando de lado las temática pesimistas, los amores imposibles, la tristeza y la apatía, para cantar a la vida y al amor de una nueva forma. Dos años antes había compuesto la canción Mis 22 años donde se aprecia el contacto mas evidente entre el filin y la música que caracterizaría a la Nueva Trova-

Hace tiempo yo anhelaba
Encontrar la dicha eterna
Siempre a base de reveses,
Pude ver la realidad.
Le cantaba a mi tristeza,
A mi dolor y a mi muerte,
La tristeza en mi vivía,
Viniendo el dolor, a veces,
A acompañarme en la búsqueda
Del camino hacia la muerte.
Pero como ser humano,
Me contradigo y me opongo
Al pasado que paso
Pasando por veintidós años
De penas y dolor.
Y de aquí sale mi canción

Mi tristeza la sepultares en la nada,
Y el dolor siempre del brazo de ella ira.
Nada habrá que me provoque mas tristezas,
Y el dolor siempre del brazo de ella ira.
Y en cuanto a la muerte amada,
Le diré si un día la encuentro;
“Adiós que de ti no tengo
Interés en saber nada.
Nada”.


Esta canción se puede tomar como punto de partida de la nueva línea de creación que caracterizaría a la Nueva Trova.Pablo se propuso romper con la tradicional letra romántica y aunque su contenido no era revolucionario sino humano, apoyado en el paso del tiempo tan presente en su obra, la intención era establecer una nueva forma de expresión. En la primera parte se aprecia el contenido típico del filin: el recuerdo del pasado, el pesimismo, la presencia de la muerte, del dolor y de la tristeza. En el segundo bloque el texto, ayudado por las sonoridades del son campesino, toma un carácter positivo y optimistas en que aparecen la confianza en el futuro y las ansias de vivir. Esta canción marcaría la transición hacia una nueva forma de cantar.

Haydee fue la primera que entendió su música y sus inquietudes, el primer sector de la dirigencia que se puso de su parte. Eran muy jóvenes, admiraban la gesta del Che y se sentían profundamente revolucionarios. Comenzaban a hacer canciones buscando la canción para el hombre nuevo, para un mundo nuevo. Admiraba a Allende, a Sandino, a Ignacio Agramante de sus guerras de independencia, a Marti y sobre todo al Che.

Había una cosa que se convertía en una pequeña obsesión en estos y en todos los jóvenes cubanos de aquella época, una idea constante, imperecedera, una idea plagada de humanidad y amor: “Ser como el Che, ser como el Che”. Aquellos jóvenes se coalimentaban unos a otros con sus experiencias, con sus ideas. En palabras de Silvio: “No solo cantábamos, sino que hablábamos discutíamos, éramos polémicos entre nosotros y fuimos formando una ética común, una verdad común que considerábamos sagrada”.


"El movimiento de la Nueva Trova comenzaba sagrada”

El movimiento de la Nueva Trova comenzaba a ser una realidad “natural”, mucho antes de su institucionalización. Existían unas inquietudes sociales, unas temática a las que cantar, una revolución compartida.


La Canción Protesta, con sentido insurreccional y patriótico, tenía en Cuba gran tradición. Desde el siglo pasado abundaron los sones, guarachas, habaneras, criollas, marchas, puntos, danzones y rumbas “protesta”, siendo destacable La Bayamesa en la guerra de los diez años; los sonetos protesta de Rubén Martínez Villena contra la dictadura de

El 18 de febrero de 1968, Silvio, Pablo y Noel, reunidos por el Centro de la Canción Protesta en su primer recital conjunto, en la Casa de las Ameritas, cimentaban de alguna manera el comienzo de un movimiento artístico que adquiriría en todo el país dimensiones desmesuradas la Nueva Trova. A sus espaldad como única escenografia tenían un mural con una enorme rosa con una espina sangrante en el mas puro estilo “Pop”, realizado por el diseñador Alfredo Rostgard, que era el símbolo con que se identificaba Alfred Rostgard, que era el símbolo con que se identificaba a la Canción Protesta desde el encuentro de julio del año anterior. El ambiente era informal y desenfadado. En un momento de su actuación invitaron a tomar parte en el recital a otros jóvenes trovadores que habían acudido como espectadores: Vicente Feliu, Eduardo Ramos y Martín Rojas.

Aquellos fue el estreno de la Nueva Trova, aunque no había un propósito consciente ni existía aun el nombre, como algo que surgía, nuevo, irrefrenable, necesario, producto de unas condiciones sociales y culturales nacidas con y para la Revolución. Ernesto Che Guevara había dicho: “Ya vendrán los revolucionarios que entonen el canto del hombre nuevo con la autentica voz del pueblo, es un proceso que requiere tiempo”. Aquel momento había llegado.

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