jueves, noviembre 22, 2007

las poderosas leyes de la inercia me mantienen activo.

José Neketan Las Palmas de Gran Canaria

Canarias 7
El próximo viernes 9 de noviembre, la gira de este cubano universal (San Antonio de los Baños, 1946) llegará, quizás por última vez, a Gran Canaria. Será en Telde, en el Auditorio del parque de San Juan (las entradas se venden a través de la Caja de Canarias a 25 euros).
—Cada una de sus apariciones por las Islas siempre vino acompañada del comentario del público, «este concierto va a ser el último». Recientemente usted comentó que si no acaba con las giras, ellas acabarán con usted. ¿Será este el definitivo? Y si es así, ¿cómo piensa despedirse de este público canario?
— Llevo cuatro décadas sobre los escenarios y aunque admiro mucho a Mick Jagger, lo cierto es que no pretendo emularlo. Después de tanto tiempo llega un momento en que se sienten deseos de hacer otras cosas, o al menos yo lo siento así. Si esta resultara ser mi última visita a las Islas Canarias, cosa que espero que no sea, me estaría despidiendo con el repertorio que traigo preparado, que es de canciones conocidas y solicitadas a lo largo de mi trayectoria. Aún así prometo un par de sorpresas cada noche.
—¿Qué papel ha jugado Canarias en su carrera?
— Quizá no tanto en mi carrera como en mi vida. Las Palmas fue la primera tierra fuera de Cuba que visité, en enero de 1970, cuando llegué a su puerto a bordo del Océano Pacífico. La primera visión de otro lugar del mundo, para cualquiera, ya significa una impronta especial. Por otra parte, por mis venas corre algo de sangre tenerifeña. Creo que son circunstancias que me vinculan mucho, además de los buenos amigos que tengo allá.
—¿Qué recuerda de aquella primera vez en estas Islas?
—Yo había pasado cuatro meses pescando entre Dakar y Cabo Verde y viajaba de regreso a Cuba. Hicimos un par de paradas de abastecimiento, primero en Las Palmas y después en Lanzarote. Bajé en las dos islas, pero muy brevemente, porque no tenía documentos. En las tiendas estaba Abbey Road y por la radio se escuchaba Tu nombre me sabe a hierba. Eché un vistazo a las suecas del parque de Santa Catalina, pasé por las tiendas de los indios, me perdí en un tumulto, me tomé una caña en un bar, regresé a mi barco e hice una canción titulada Navegando Hacia el Este, sobre las sociedades de consumo.
—¿Recuerda algún concierto en las Islas de forma especial?
— Recuerdo uno que hice junto a Caco Senante en el teatro Guimerá, hace muchos años. La gente inundó la sala de flores.
—¿Qué le mueve a hacer esta nueva gira?
— Unos amigos me la propusieron y me pareció razonable.
—¿Ha elegido el repertorio?
— Prometí que mientras me duraran los 60 cantaría canciones que me han pedido mucho. Eso estoy haciendo.
—Después de esta gira, ¿qué le espera?
— Mucho trabajo, música para cine, terminar canciones, empezar un disco que ya tengo en mente y, por supuesto terminarlo.
—¿Cómo será su jubilación?
— Mi jubilación laboral fue efectiva el 28 de febrero de este año. Pero las poderosas leyes de la inercia me mantienen activo.
—Cuando mira atrás, ¿qué ve?
— Veo al Mundo levantándose, cayendo y volviéndose a alzar, como siempre.
—¿Y contra qué lucha?
— Apenas soy un autor de canciones. Mi función es observar y cantar lo que observo, a ver si con eso ayudo a mejorarnos todos.
—¿Qué tienen sus canciones para vencer al tiempo?
— Quién sabe si el asombro con que le he cantado a cada cosa.
—¿Cuál es el mérito de Silvio Rodríguez?
— No apegarse al espejo. He escuchado que la muerte presume.
—¿Qué destaca del los músicos que le acompañan en esta ocasión?
— Hace tres años que andamos juntos y los sitúo entre los mejores con quienes haya trabajado. Por una parte están Rachid López, Maykel Elizarde y César Bacaró, que conforman el trío Trovarroco, combinadores de lo académico con la música popular. También me acompañan la excelente percusión de Oliver Valdés y en la flauta y el clarinete el virtuosismo sonoro de Niurka González.
—Noel Nicola es el protagonista de su nuevo disco y uno de los artistas que más le influyó e inspiró. ¿A quién considera usted que ha inspirado o influenciado?
— Noel es un compañero de generación a quien tuve la suerte de conocer desde muy temprano, cuando los dos apenas comenzábamos. El murió hace dos años y acabamos de terminar un CD homenaje llamado 37 canciones de Noel Nicola, en el que muchos de sus amigos cantamos sus canciones. Espero que este disco llame la atención sobre la muy interesante obra de Noel e invite al mundo a escuchar sus canciones por él mismo.
—¿Cómo ve ahora desde la distancia temporal aquel movimiento llamado la Nueva Trova?
— Creo que fuimos una generación privilegiada, porque nos tocó un tiempo histórico y unas circunstancias excepcionales en nuestro país. Fuimos adolescentes cuando comenzó una revolución que se proponía cambiar radicalmente el mundo y nosotros, los jóvenes, llevábamos en los corazones la impaciencia y el altruismo. Partíamos de una tradición trovadoresca gloriosa pero muy marginada. Fue un crecimiento paralelo sumergirnos en la justicia social y a la vez en la reivindicación cultural.
—¿Podría darse en la Isla un movimiento creativo similar?
— Ahora mismo en Cuba, y fuera de ella, hay muchos de trovadores y trovadoras de quehacer riguroso. En La Habana, alrededor del Centro Pablo de la Torriente se reunen muchos. En la provincia de Villa Clara esta ocurriendo un fenómeno trovadoresco muy interesante, con grupos de cuerdas pulsadas de proposiciones muy abiertas. El trabajo vocal también prolifera en muchos lugares: hay duos como Lien Y Rey, Karma, Enigma, Ariel y Amanda. Todos son jóvenes y ya acumulan un nivel de excelencia admirable.

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