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viernes, febrero 15, 2008
Xaime y el aprendiz de brujo
Supongo que muchos de los asiduos a este foro pensaron en algún momento "me gustaría estar con Silvio, preguntarle algunas cosas, guardar para el recuerdo una instantánea a su lado, darle un abrazo de agradecimiento por ser tan bello, imprimir en el cedro de mi guitarra su saludo y su firma".
¿No?, pues yo si lo pensé. Mi primer acercamiento físico al poeta fue en el año 99, cuando, después de 6 años de escuchar y forzar mis dedos sobre los trastes de una guitarra prestada, por fin visitó Vigo dentro de una gira que lo llevaba por varias ciudades españolas. En mi ciudad lo hacia el 14 de agosto, y el 13 por la noche, después de cenar con unos amigos y mientras paseábamos , entramos en un lujoso hotel a ver si, por casualidad resultaba estar alojado.
Fuimos directamente a la recepción y al pedirle al recepcionista que nos pusiera con la habitación de Silvio, nos descargó una batería de preguntas que nos hizo entender que habíamos acertado a la primera. Esa noche no hablamos con él pero si con su hermana que nos explicó que acababan de llegar de Murcia y estaban muy cansados. Nos citó para la mañana siguiente y, por su puesto, no faltamos a la cita. Al día siguiente nos plantamos en el hotel a las 9 de la mañana y después de que Maria de los Ángeles Rodríguez nos diera unas pocas de largas, a ver si nos evitaba, Silvio apareció por recepción y nos atendió muy amablemente.
Charlamos un ratito con él, unas fotos y su rubrica en mi guitarra dejaron para siempre el recuerdo de un encuentro buscado. Tengo que dejaros, mi niño está despertando de su siesta, pero no se vayan todavía, aún hay mas.
Después del primer encuentro en Vigo, Silvio continuaba de gira por España, y yo, que estaba de vacaciones veraniegas, me dispuse a seguirlo a todos los conciertos que me fuese posible. Viajé primero a Coruña donde me lo encontré después de las pruebas de sonido en el Coliseum.Alli le regalé mi sombrero de trovador a lo cual me respondió "lo añadiré a mi colección de sombreros". La siguiente parada fué Gijón. En esa ciudad fui a saludarlo al hotel y en esa ocasión fué él quien me hizo un regalo.
Las entradas para el concierto y un libro llamado "canciones del mar".(Quizas alguno de vosotros puede pensar que me excedí en mi insistencia por acercarme al poeta, pero es que 6 años esperando un concierto son muchos años y además, a saber cuándo volvería) Estos dos encuentros fueron mucho mas fugaces que el primero, pero el que se lleva la palma es el que ahora os voy a relatar. Corrían los días de a fines de guerra. Septiembre de 2004. Silvio incluye a Vigo en su gira de presentación de su nuevo disco "cita con angeles"y también presenta los dos primeros volúmenes de la colección "Antología". Exactamente el 15 de ese mes, y en una conocida libreria de la ciudad está programada la presentación de los libros a las 20 horas. Alrededor de las 18 horas aquello ya era un hervidero de seguidores que hacíamos cola para comprar y esperarlo.
Fuimos tomando posiciones y en un momento dado alguien elevó la voz para sugerir que recibiéramos a Silvio cantando. Pero para eso hacia falta una guitarra y allí no había ninguna, así que, poniendo en riesgo la privilegiada posición de la que me había hecho acreedor, me acerqué a una tienda de música cercana en la cuál gozo de cierta confianza,y tras explicar el "problemilla" no pusieron ningún reparo en prestarme la mejor de las guitarras que en ese momento había en la tienda.
Presto, volví a mi puesto de privilegio y al guiño de un vigilante improvisado entonamos a coro "Ojalá"acompañando de esta guisa la entrada del poeta. Al final de la "rueda de prensa", Silvio volvió a interpretar con mi guitarra prestada el mismo canto de entrada, a petición de un niño que le reprocho la hora tan tardía del concierto del día siguiente. Durante el día yo había preparado un pequeño estuche en el cuál había introducido un libro de poesía gallega de Rosalía de Castro, otro de dibujos de Castelao, otro de fotografías de Galicia desde el aire y un par de discos de música gallega.
Mi intención era dárselos a Silvio para que conociese un poco mas profundamente mi tierra, pero esa tarde fue imposible, así que concreté con su hermana y representante, Maria de los Ángeles, para entregárselos a la mañana siguiente en el hotel. Cuando mi chica y yo llegamos al susodicho, en la mañana del día 16, Maria de los Ángeles no se acordaba de haberme citado y me dijo que dejara lo que traía en la recepción, a lo cual me negué.
Montamos guardia en el recibidor y cuando Silvio bajó a almorzar lo abordamos sin ningún temor. Olvidé deciros en el anterior capitulo que, además de los libros y los discos, llevaba conmigo mi zanfona, simplemente para mostrársela. Bueno, pues cuando Silvio apareció por el recibidor del hotel, mi chica y yo nos acercamos pidiéndole unos minutos de su tiempo. Su primera respuesta fue "no puedo, ahora tengo que ir a desayunar". Tras explicarle que teníamos unas cosas para él, accedió.
Muy rápidamente abrí el estuche de los libros y discos e hice una pequeña explicación de los distintos presentes. Por ultimo y ya cuando Silvio había retomado el andar hacia el restaurante del hotel, abrimos el estuche de la zanfona que frenó repentinamente su marcha. Como no podía ser de otra manera, y tal como corresponde a un músico de la categoría de Silvio, la curiosidad pudo mas que el desayuno. "¡Que instrumento mas bonito!", fue lo primero que salió de su boca.
Empezó a preguntarme cosas acerca de su origen, su afinación, cómo se toca ,cuánto cuesta, cómo suena...Ahí no me quedo mas remedio que, pese al temblor de mis manos, ofrecerle el dulce sonido de mi zanfona. Lo siguiente que me preguntó fue: "y yo ¿cómo puedo conseguir una de estas?". Le explique que yo era el constructor, que era mi trabajo y me soltó una frase que me dejó de piedra: "Pues quiero que me construyas una".Cuando conseguí cerrar la boca y asimilar lo que estaba pasando, nos intercambiamos los correos electrónicos para tener un contacto mas o menos directo para concretar la entrega una vez rematada la construcción de su zanfona.
"Expedición". Esa fue la primera canción que Silvio interpretó aquella noche del día 16 para nosotros. Comprenderéis que me quedó grabada a fuego en mi mente. Aquel señor, aquel gigante que sobre el escenario se presentaba solo con su guitarra y nos hacia enmudecer, se había convertido en mi cliente numero 104. Aunque fuera una relación profesional, podía decir con la boca bien llena que existía algo que me relacionaba y me relaciona con él.
"Este joven pero experto zanfonista construyó para Silvio Rodríguez un ejemplar único, elaborado con mimo de artesano y con el sentimiento de devoto incondicional del poeta cubano". Este texto entrecomillado corresponde a un reportaje que un periódico de tirada regional publicó el 1 de Mayo de 2005. Para mi todas las zanfonas que salen de mi obradoiro son únicas, pero cuando sé en que manos van a recalar, me gusta ponerle algún detalle que la identifique como única y especifica para esa persona en concreto. En la tapa del teclado de la de Silvio se me ocurrió ponerle un paisaje de la ría de Vigo con las islas Cies al fondo y un pequeño texto en la esquina inferior derecha que dice "O mar de Vigo" ¿Y por qué esto y no otra cosa? Pues porque a Cuba y a Galicia los baña el mismo mar. En el mes de diciembre terminé la construcción e inicié los contactos con Silvio para concretar la entrega.
Durante muchos días no conseguí respuesta por su parte así que empecé a pensar que quizás se había arrepentido. Le envié un correo haciéndole saber que no pasaba nada en el caso de que así fuera, al cual por fin respondió. Seguía interesado, y después de barajar varias posibilidades optamos por la mas correcta. La Zanfona es un instrumento hecho en su 99,99% de madera. Tiene muchos puntos débiles y su puesta a punto requiere de ciertos conocimientos. Esto, sumado a la diferencia climática entre Galicia y Cuba hacían aconsejable nuestro viaje al país de la trova. A Silvio le pereció bien y quedamos a su disposición en cuestiones de fechas. Por fin, el 14 de marzo de 2005 mi chica y yo embarcamos en un vuelo con destino La Habana.
En la madrugada del día 15 de marzo de 2005 llegamos a La Habana. Nos fuimos directos al hotel, después de tan largo viaje necesitábamos cama. Cuando despertamos ya era de tarde, lo único que pudimos hacer en ese día fue pasear por los alrededores y telefonear a Silvio para hacerle saber de nuestra llegada. En esa conversación él nos informó de sus quehaceres para el día siguiente. La celebración del cumpleaños de su hija Malva retrasaba nuestro encuentro al día 17. Ahora mismo no recuerdo si fue antes o después de comer, pero un hombre y una mujer pasaron a buscarnos por el hotel, previo aviso del poeta.
Nos llevaron a los estudios "Ojalá" donde nos recibió Lourdes, que pensamos debía ser una especie de secretaria o administradora o contable, yo que se. En ese momento Silvio estaba ocupado, así que estuvimos un buen rato con esta señora, la cual se mostró también muy interesada por saber que rayos era eso de la zanfona. Al fin apareció Silvio y tras saludarnos y preguntarnos por el viaje, el hotel etc... se dirigió a Lourdes pronunciando la misma frase que protagonizó su primer encuentro con mi instrumento: "has visto Lourdes que instrumento tan bonito".
A continuación comencé a explicarle los "intríngulis" de la zanfona: Colocación de los algodones, control de presiones, limpieza de la rueda, distribución de resina nueva, en fin, una serie de cosas que hay que saber hacer si quieres que el instrumento suene. Él probó a hacer algunas de estas cosas e inmediatamente se percató de que no era fácil. En ese momento se vio desbordado por tanta información y tras pedir una pausa nos emplazó para repetir el encuentro el día siguiente. Antes de abandonar el inmueble donde están ubicados los estudios, y ejerciendo de buen anfitrión nos guió por los mismos sin escatimar en explicaciones acerca de las distintas estancias que lo componen (mientras Marga se ocupaba del reportaje fotográfico): El estudio principal, situado en la primera planta de la casa, al que se accede por una estrecha escalera con una mesa de mezcla enorme la cual tuvieron que meter en el habitáculo derribando un pared, explicó.
El sistema de grabación digital, único en la isla, continuó. Una habitación climatizada en la que duermen un sin fin de instrumentos, a salvo de las altas temperaturas y de la humedad y en la que depositaron también la zanfona recién llegada. Después de la visita con tan ilustre guía, concretamos la nueva cita. Las personas que trabajan para él, y que se ocuparon de nuestro traslado ese día, no estarían al día siguiente, así que él mismo pasaría a recogernos. Nos pidió que estuviéramos preparados en el recibidor del hotel para cuando llegase. Concretamos hora y nos despedimos hasta entonces.
Saudos dende o mar de Vigo.
En la mañana del 18, Silvio pasó a recogernos por el hotel Colina, situado frente al campus universitario de La Habana. Tal y como nos pidió, Marga y yo esperabamos en el recibidor. No me quedó claro el motivo de por qué tanto misterio en no demorar mucho la parada frente al edificio. Supusimos que se debia a su condición de artista admirado, pero tambien podian ser otros los motivos, como que en su ultimo concierto en la ciudad tubo sus mas y sus menos con el público. En cualquier caso, nuestro acceso al vehiculo fue mas rapido que un cambio de neumáticos y repostaje en un gran premio de formula uno. Yo me senté delante, de copiloto, y Marga... bueno, digamos que el asiento trasero sentia su peso pero su larga melena ocupaba el hueco entre el hombro de Silvio y el mio. Iniciamos la marcha en dirección norte, bajando primero hacia el malecon y enfilando seguidamente la 5º avenida. En mi cabeza resonaban los acordes y la letra de "flores nocturnas". Tuve que hacer un gran esfuerzo para no ponerme a cantar.
El panorama arquitectónico iba cambiando poco a poco. De los edificios apuntalados, viejos, descascarados, de los cuales te preguntas como es posible que estén habitados, fuimos pasando a viviendas unifamiliares, no lujosas, pero que se nota que los que alli viven no pasan penúrias.
La conversación versó sobre varios temas. Silvio me preguntaba cosas acerca de otros instrumentos tradicionales gallegos, y entre medias nosotros tratabamos de averiguar donde estábamos, como se llamaba ese arbol tan frecuente que no dejábamos de ver...etc. Dentro del coche se estaba bien. El aire acondicionado se encargaba de ello. Marga le preguntó si su garganta no se veia afectada por la maquina aclimatadora a lo que respondió: " a mi no, pero Serrat no lo soporta".
Hablábamos del terrible calor que hacia cuando nos contó lo suiguiente:"recuerdo una noche en Cordoba(España) después de un concierto. Decidí volver al hotel dando un paseo y era tanto el calor que hacia a las 12 de la noche que me fuí despojando de las ropas hasta quedarme casi desnudo". Recordó esto para nosotros como el dia que mas calor habia pasado.
Después de 20 minutos de marcha, llegamos nuevamente a los estudios "Ojalá", subimos al estudio principal y continuamos con el "curso acelerado" de mantenimiento y puesta a punto de la zanfona. Una vez repasado todo lo aprendido el dia anterior comprobé las condiciones de la zanfona por ver de qué manera se estaba "adaptando" a su nuevo hogar.
De este momento hay una foto que pondré proximamente.
Dando por concluida la mañana abandonamos los estudios dando por echo que nuestra visita había tocado a su fin. Subimos en el coche convencidos de que nuestro destino era el hotel, cuando Silvio nos preguntó: "¿cuáles son sus planes para la comida?", como no los teníamos, nos dijo que nos llevaba a "pinchar" algo. Por el camino íbamos pensando que nos llevaría a algún bar o restaurante de su gusto... cuál no será nuestra sorpresa cuando tras detener el vehículo frente a un portalón, acciona el mando a distancia que lo abre, encontrándonos de repente en "la vieja casa de la bombilla verde".
Tras aparcar, accedimos a la vivienda por la cocina, donde estaban 2 personas preparando la comida; de la mujer no recuerdo su nombre y del hombre me llamó la atención que lo presentase como "su papa", sabiendo como sé, que su padre biológico está fallecido. En la casa estaban también su compañera Niurka, su hijita Malva y su madre Argelia.
Previo a la comida nos sirvieron un "piscolabis" mientras disfrutabamos de la sombra del patio y la compañía de Malva quitándole los zapatos a papá...
Nos sentamos a la mesa y compartimos ese momento como si fuesemos 2 más de la familia. Su madre era una persona encantadora que nos hacía muchas preguntas, también Niurka -mientras daba de comer a Malva-, nos preguntaba acerca de instrumentos típcos gallegos y de la zanfona en particular.
Despues de la deliciosa comida, Silvio fue a buscar su guitarra, entre tanto, su madre me mostraba un cuadro que un artista cubano le había echo a Silvio con pedazos de guitarra, mientras decía: "esa fue la primera guitarra que tuvo Silvito".
Regresó Silvio al salón portando una guitarra recién adquirida construida por un artesano español llamado Contreras. Pude comprobar que los materiales conque estaba construida eran los mismo que yo había empleado en su zanfona.
Después de esta agradable mañana Silvio nos devolvió al hotel y así terminó nuestro periplo "Silviatico" en Cuba.
El verano del año pasado Silvio volvió a Galicia para dar unos conciertos que tuvieron que ser suspendidos por culpa de la ola de incendios forestales que asoló nuestra comunidad. No obstante no se quiso marchar sin ofrecer al menos uno, gratuito, en Pontevedra. Naturalmente fui a saludarlo y a preguntarle por la zanfona a lo cual me respondió que no había tenido tiempo para sacarla del estuche. Tengo que decir que ese día no vimos al Silvio que conocimos en Cuba, sino a uno esquivo y "huyendo" de las personas que le rodeábamos.
El último concierto al que asistí fue el pasado 18 de Noviembre en Madrid.
Y esto es todo lo que tengo que contaros acerca de "mi relación" con Silvio. Sé que si algún día decide emplear la zanfona, tendrá que requerir los conocimientos de algún experto. Espero ser yo...
"Al final de este viaje en la vida, quedarán nuestro cuerpos hinchados de ir a la muerte, al odio, al fondo del mar..."
PD Si vais a Cuba a buscar la "vieja casa de la bombilla verde" no lo hagais, buscad una buena casa con piscina
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