A tres años de su última presentación para el público capitalino, el máximo exponente de la canción protesta en Cuba, Silvio Rodríguez regresó al Karl Marx con el gran concierto que todos esperaban. Como a pedir de boca, los principales hilos que han conducido siempre su poesía el amor, el compromiso, la justicia, la verdad- encauzaron esta ?expedición por más de cuatro décadas de composición y entrega.
Junto al trío Trovarroco, al percusionista Oliver Valdés y a la flautista y clarinetista Niurka González, el cantautor interpretó zemas de algunos de sus discos antológicos: Días y Flores, Tríptico, Antología, Al final de este viaje, Mariposas, Cuando digo futuro, Cita con Ángeles y Expedición. Además de títulos como Óleo de una mujer con sombrero y Quien fuera, emblemáticos dentro la canción de amor, el admirado creador recordó otros ?Sueño con serpientes, El necio y Canción del elegido- que definieron época desde el punto de vista político y social.
Al Guerrillero Heroico, a los Cinco Héroes prisioneros del imperio, a las masacres y guerras injustas en el Medio Oriente dedicó también Silvio parte de su presentación. Como en el verso del cantautor, que parece resumir todos los misterios de la existencia humana, una escenografía e imágenes de lujo, a cargo del artista Ernesto Rancaño y el realizador Lester Hamlet, acompañaron a un auditorio siempre ávido y fiel.
El espectáculo cedió también espacio a las muchachas de Sexto Sentido, que versionaron magistralmente y Acapella Come together de The Beatles e hicieron coro a algunas de las últimas entregas de Silvio. Con Ángel para un final, pretendió el ídolo dar conclusión a una espléndida actuación de más de dos horas, a lo cual, el público, que él calificó de los propios, reaccionó con una ovación que lo hizo volver con la descollante Ojalá.
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