lunes, julio 21, 2008

Con diez años de menos:letra


Si fuera diez años más joven, qué feliz
y qué descamisado el tono de decir:
cada palabra desatando un temporal
y enloqueciendo la etiqueta ocasional.


Los años son, pues, mi mordaza, oh mujer;
sé demasiado, me convierto en mi saber.
Quisiera haberte conocido años atrás
para sacar chispas del agua que me das,
para empuñar la alevosía y el candor
y saber olvidar mejor.

Esta mujer propone que salte y me estrelle
contra un muro de piedras que alza en el cielo.
Y como combustible me llena de anhelos,
de besos sin promesa y sentencias sin leyes.


Esta mujer propone un pacto
que selle la tierra con el viento,
la luz con la sombra.
Invoca los misterios del tiempo
y me nombra.


Esta mujer propone que salte y me estrelle.
Sólo para verle,
sólo para amarle,
sólo para serle,
sólo y no olvidarle.

Con diez años de menos,
no habría esperado
por sus proposiciones
y hubiera corrido
como una fiera al lecho
en que nos conocimos,
impúdico y sangriento, divino y alado.

Con diez años de menos,
habría blasfemado
con savia de su cuerpo
quemaría los templos
para que los cobardes
tomaran ejemplo.

Con diez años de menos,
hubiera matado.
Sólo para verle,
sólo para amarle,
sólo para serle,
sólo y no olvidarle.
(1978)

Con diez años de menos.analisis

Nuriurka


Esta canción está dedicada a una mujer que tiene nombre propio: Raquel (Raquelín para la familia y amigos). Raquelín era (y es) 10 años más joven que Silvio, era (y es) bellísima, con un estilazo impresionante, un sentido del humor muy fino y una personalidad arrolladora. Hija de un intelectual cubano, lleva con mucho orgullo el apellido de su padre, y es traductora de búlgaro y de francés.


Formaban parte de un grupo de amigos en el cual TODAS las féminas (incluída la hermana) estaban loquitas por Silvio, ¡todas menos Raquelín!!! , pero él se enamoró justamente de ella ... Conclusión: aunque Silvio parece extraterrestre también es humano. Esta canción, una de las más bellas de Silvio, es una prueba de ello. Por cierto, NUNCA, JAMAS DE LOS JAMASES, puede compararse una canción de Silvio con una de Pablo. Pablo está a años luz de Silvio en todos los sentidos. Nada que ver con la poesia y la magia, y mucho menos con la calidad humana. Saludos a todos.

Aniversario de Homenaje


Querido Silvio celebra 10 años ininterrumpidos
El cantante Osvaldo Navarro, trovador argentino residente en Uruguay, cumple diez años ininterrumpidos con su espectáculo "Querido Silvio" en el que interpreta canciones conocidas e inéditas de Silvio Rodríguez.






Mañana se volverá a presentar en La Casa de la Trova, diagonal 79 y 57.Sobre su show Navarro cuenta que "es una propuesta que nació para una noche, allá por noviembre de 1997, con la intención de recrear sólo algunas canciones del vasto repertorio del trovador Silvio Rodríguez. Desde esa noche, y con un público tan numeroso como inesperado, comenzó a rodar y a crecer este espectáculo. Fue un hallazgo, y de los más gratos, ya que con lo años el show fue visto por muchísimos espectadores que en muchos casos recomiendan el show boca a boca".

Reeditan Disco


Cubanismo sólo para nostálgicos

«En vivo en Argentina». Silvio Rodríguez-Pablo Milanés. Lucio Alfiz Producciones 733772-2. En abril de 1984, a pocos meses del retorno a la democracia en nuestro país, llegaron a Buenos Aires los cubanos Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, dos artistas que habían sido durante años voces ocultas en casettes semiclandestinos. Actuaron en el estadio de Obras Sanitarias con varios argentinos invitados (León Gieco, Antonio Tarragó Ros, Piero, César Isella, el ya desaparecido Cuarteto-Zupay) y dejaron un disco-en vivo que tuvo una edición inmediata en forma de LP y una repercusión enorme. Pero «el tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos» -como dice Milanés en una de sus canciones-y nada es lo mismo.

La reedición de este doble CD -remasterizado y con el agregado de tres temas que faltaban en la edición original- da cuenta del deterioro que sufrieron algunas composiciones al perder su valor coyuntural, de lo «naïves» que resultan, escuchadas a la distancia. Sólo para los nostálgicos, entonces, se reedita este álbum doble, con las canciones que faltaban, con buen sonido, y con un pequeño álbum fotográfico para evocar tiempos idos.

Niurka González en perfecta armonía

La reconocida flautista y clarinetista cubana, una de las más importantes intérpretes de ambos instrumentos de los últimos lustros, afirma a JR que para ella «todo es un reto»
Por: Agnerys Rodríguez Gavilán y José Luis Estrada Betancourt





«Prefiero ni darme por enterada», dice sin poder disimular el rubor la joven y multipremiada flautista y clarinetista Niurka González Núñez, cuando se le pregunta su parecer acerca de lo que no pocos especialistas afirman: que es una de las más importantes intérpretes cubanas de ambos instrumentos de los últimos lustros. «Es una responsabilidad muy grande vivir con eso», continúa, intentando dejar por cerrado un asunto sobre el cual, evidentemente, prefiere no conversar, lo que denota absoluta sencillez, pero, además, una gran sensibilidad y alma especialísima, y concluye: «No podría enfrentar los retos de la vida pensando en esas cosas, aunque me conmueve la generosidad de los conocedores».



Sin embargo, y aunque no quiera, es imposible ponerse a escuchar la manera como hace suyas piezas tan ricas melódicamente y al mismo tiempo complejas —como Sonata para flauta sola, de Leo Brouwer; Tango Estudio No. 3, de Astor Piazzolla; Cantabile et Presto, de Enescu; o Fantasía Pastoral Húngara para flauta y piano, de Francois Doppler—, regalándonos una sonoridad cálida y pura, y no deshacerse en elogios. Sucede que la González hechiza con su inmenso virtuosismo y su apreciable belleza, dondequiera que sus femeniles dedos se mueven con la suavidad y la vitalidad del viento sobre las lustrosas llaves de su flauta en Do, ya sea en Cuba, o en Francia, España, Ecuador, Alemania, República Checa o Inglaterra, donde sorprendió hace apenas dos años durante la 5ta. Convención Internacional de Flauta, prestigioso certamen que le permitió actuar en la sala de conciertos del Royal Northern College of Music, de Manchester.



De su grandeza como concertista también da fe su primer álbum titulado Flauta virtuosa, «un disco indispensable para los amantes de la flauta y para aquellos que deseen conocer de ese instrumento algo más de lo que ofrecen, demasiado a menudo, los rutinarios registros ya existentes», según afirma en las notas discográficas la musicóloga Laura Inclán Narbona, y con el cual obtuvo el codiciado premio Ópera Prima del Cubadisco 2004. Mas eso no impide —o quizá exactamente por ello—, que músicos de la talla de Silvio Rodríguez, Leo Brouwer, José María Vitier, Liuba María Hevia y Amaury Pérez, entre otros, la conviden una y otra vez a que participe como artista invitada a sus ambiciosos proyectos.






Graduada hace casi una década con Diploma de Oro en la especialidad de Licenciatura en Música con perfil en flauta, en el Instituto Superior de Arte (ISA), y multipremiada tanto en Cuba como en el extranjero, la obra de Niurka González Núñez es, inexplicablemente, poco conocida, razón por lo cual es ahora una invitada de lujo de Juventud Rebelde.



—Un día, siendo una pequeña, le dices a tu mamá que querías cantar. ¿En qué momento el canto le cedió lugar a la flauta y al clarinete?


—Luego de estar unos años cantando en el grupo Meñique fue la propia maestra María Álvarez Ríos, entonces directora del grupo, quien le recomendó a mi madre que me llevara a rendir exámenes de aptitud en el conservatorio Manuel Saumell. Recuerdo que no teníamos muchas expectativas porque no provengo de una familia de músicos, así que me sorprendí cuando hallé mi nombre en el escalafón de los aprobados. Mi primera opción en cuanto al instrumento era flauta y la segunda clarinete. En aquella ocasión fui admitida en clarinete y años más tarde comencé a estudiar la flauta.


—¿Cambió en algo tu vida obtener el Primer Premio en el Conservatorio Superior de Música de París?


—El año que estudié en París fue muy intenso para mí. Yo obtuve una beca del Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia avalada por el maestro Alain Marion. Solamente se me otorgó un año de estipendio y en el Conservatorio Superior de París uno tiene que estudiar como mínimo dos años para tener el derecho a presentarse a concurso. Entonces yo pedí a la dirección del conservatorio un permiso especial que me permitiera rendir examen habiendo cursado solo un año.
«Luego de ser autorizada, la preparación para el concurso fue muy fuerte; fueron unos meses de mucha tensión para mí. Y sinceramente una gran sorpresa el resultado. Algunas de mis compañeras se presentaban por segunda vez al concurso y por supuesto llevaban más tiempo que yo en el conservatorio».



—¿Qué te aportó estudiar bajo la tutela de la profesora Sophie Cherrier en el Conservatorio de Música de París?



—Los maestros son muy importantes en el desarrollo de los músicos. Son ellos los que te abren la puerta hacia un mundo lleno de maravillas, si tienen la sensibilidad y el conocimiento para hacerlo. Por eso le estoy agradecida a todos y cada uno de mis maestros por haberme convidado a entrar al universo de la música y a amar ese camino.
«Sophie Cherrier es un gran músico, flautista y pedagoga exigente, con excelentes resultados. Bajo su tutela profundicé mucho en el estudio del instrumento, de la sonoridad, del color, depurando la técnica al servicio completo de la expresividad y de la interpretación de las obras en sus diferentes estilos».



—La grabación de La región más transparente (CD Homo Ludens), de Leo Brouwer, se considera de referencia. ¿Qué ha significado el maestro en tu carrera?



—El Maestro Leo Brouwer confió en mí desde que lo conocí cuando tenía 16 años y me invitó a tocar bajo su prestigiosa batuta, en lo que fue mi debut con la Orquesta Sinfónica Nacional. Luego he tenido la suerte de seguir colaborando con él y de interpretar casi todas las obras que ha escrito para flauta. Es muy satisfactoria la oportunidad de trabajar con uno de los más grandes compositores y músicos de todos los tiempos.



—¿Cuál ha sido el mayor reto interpretativo dentro del repertorio flautístico que has tenido que enfrentar?



—Para mí todo es un reto. Porque trato de sacar el máximo de lo que toco o estudio. Los que me conocen nunca me han escuchado decir que una música es fácil.



—¿Qué representó para ti una experiencia como participar en la 5ta. Convención Internacional de Flauta? ¿Es común que los cubanos asistan a eventos como estos?



—Una experiencia muy estimulante. La del 2006 fue una convención muy concurrida; se viven días intensamente flautísticos. Además de los conciertos propios, asistes a todos los recitales, masterclasses, presentaciones, etc., y compartes con colegas de todo el mundo. En estos eventos los conciertos no son remunerados. La estancia y demás gastos corren por los participantes. Me atrevo a pensar que es por eso que la presencia de Cuba no es común, pues asistir implica gastos.



—Impartes clases justamente en el Instituto Superior de Arte, donde te graduaste. ¿No roba demasiado tiempo esa labor a tu preparación como instrumentista?



—El perfil pedagógico dentro de la música es una vocación. A mí me gusta enseñar porque siento que me enriquece y porque aporto algo concreto. Ver avanzar a tus alumnos, verlos crecer es algo palpable que disfruto. Así que no lo veo como un robo de tiempo sino como una ganancia porque es un aprendizaje para mí también.



—¿A qué atribuyes que en la actualidad haya tantas mujeres estudiando flauta?


—Se ha dicho que la flauta es «femenina» y eso pudiera ser una razón, pero sinceramente no sé bien por qué hay tantas mujeres flautistas aquí en Cuba. En el mundo es bastante pareja la proporción de flautistas de ambos sexos. En nuestro país la matrícula de estudiantes de flauta se ha incrementado muchísimo en los últimos años. Debemos trabajar todos para elevar el nivel con que se gradúa esa gran cantidad de flautistas, que serán los maestros de las próximas generaciones.



—¿Por qué tanto tiempo sin volver a grabar, si Flauta virtuosa, tu primer CD en solitario, alcanzó un premio Cubadisco?



—Tienes toda la razón en eso; otras personas también me lo dicen. Debo volver a grabar y me esforzaré por hacer un tiempo. Tengo pensado hacer esta vez un disco que tenga su fuerte en el repertorio de nuestro continente, también con María del Henar Navarro, con quien trabajo hace ya 11 años.



—Con frecuencia tus créditos aparecen en producciones discográficas de renombrados músicos cubanos. ¿Qué te lleva a aceptar esos proyectos?



—He disfrutado y aprendido mucho con todas esas colaboraciones. Yo siempre encantada de que piensen en mí y de... ¡que se repita!



—¿Volverías a emprender una expedición por las prisiones cubanas?



—Lo volvería a hacer. Esta Expedición ha sido uno de los proyectos más emocionantes en los que he participado. Me dio la posibilidad de comprobar cuán fundamental puede ser el arte para el ser humano, cuánto mejora. Es poco todo lo que se pueda hacer para que la cultura sea, más que una necesidad, un derecho que contribuya a mejorarnos por dentro y por fuera. Además, vivo con el orgullo de haber sido parte de un cálido grupo de hermanos y hermanas expedicionarios.



—Se habla de un próximo concierto tuyo con Solistas de La Habana y luego con la Orquesta Sinfónica Nacional. ¿Qué nos puedes adelantar de esas presentaciones?



—Bueno el Concierto con Solistas será en noviembre con música del maestro Leo Brouwer. El concierto con la Sinfónica será el día 21 de septiembre y tocaré el Concierto para flauta y orquesta; de Carl Reinecke, bajo la dirección de la maestra colombiana Cecilia Espinosa. Creo que es la primera vez que se tocará este concierto en Cuba y es una obra romántica, muy inspirada.
«También con el dúo Ondina (con María del Henar) tendremos varias presentaciones en lo que queda de año, la primera el día 30 de agosto en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, con un repertorio de obras fundamentales del repertorio flautístico».




—¿Cómo se las arreglan la instrumentista virtuosa, la profesora, la esposa de Silvio y la mamá de Malva?


—Por suerte, en mi caso, ninguna de esas condiciones se contradice sino que conviven en perfecta armonía. Tengo total apoyo de mi familia y me siento muy afortunada de vivir cada día en un hogar lleno de amor y respeto. Eso facilita hasta las cosas más difíciles.



«Ser madre, esposa y parte de mi familia, es lo más importante de mi vida, porque es del ser humano que sale la música, eso es lo que me hace poder tocar la flauta. Somos, además, muy afortunados porque tenemos mucho trabajo que compartimos, y cuando no lo compartimos disfrutamos el trabajo ajeno como propio. Vivo con los pies en la tierra, lo que quiere decir que no soy ajena a problemas que nos conciernen a todos, pero en general me considero una persona feliz».

lunes, julio 07, 2008

Dos genios:una misma pasión


abril 9, 2008 - Luis Enrique Mejía Godoy Les escribo, un mes después del regreso de Silvio Rodríguez a Nicaragua, tomándome el tiempo para hacerlo con tranquilidad, especialmente para enviarles una especie de reflexión que he hecho, basada en lo que me produjo personalmente y viví en el concierto de Silvio el dos de marzo en nuestro país. Lo estoy enviando porque me parece que hubo comentarios fuera de lugar y un gran vacío en los medios de comunicación en relación al concierto de este querido hermano.





Crónica de un concierto anunciadísimo y una canción desesperada... Pretextos para un texto con texturas Por Luis Enrique Mejía Godoy



¿Qué tiene la música que cada mañana se nutre de vida la desesperanza...? (LEMG) Fue la historia común de nuestros pueblos, Cuba y Nicaragua, la que quiso que Silvio Rodríguez y yo nos conociéramos allá por 1978 en el Festival de la Nueva Trova Cubana, en Santiago de Cuba, durante el XI Festival de la Juventud y los Estudiantes, unos meses antes de las primeras insurrecciones en Nicaragua, en el mismo año en que mi hermano Carlos y yo, empezamos a escribir, treinta años atrás, las primeras ideas de lo que sería la obra musical Guitarra Armada, que nunca fue un instructivo para hacer la guerra como piensan algunos, sino un manual para defendernos de la violencia y la represión.




Precisamente, once años atrás, se realizaba el Primer encuentro de la Canción Protesta, organizado por Haydeé Santamaría en Casa de las Américas, La Habana, del 24 de julio al 8 de agosto de 1967, actividad en la que participaron Daniel Viglietti de Uruguay, Barbara Dane de EEU. Carlos Puebla de Cuba, y los iniciadores del Movimiento de la Nueva Trova Cubana, apenas dando sus primeros pasos, los jóvenes cantautores, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Vicente Feliú y Noel Nicola. Empezaba con este evento un acercamiento inevitable de nuestros pueblos, realidades y sueños, a través del canto popular. Sin prisa, los recuerdos vienen nítidos a mi memoria...




Yo conocí las canciones de Silvio, Pablo Milanés, Vicente Feliú, Noel Nicola, Sara González, el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos), el grupo Manguaré y el grupo Moncada, especialmente, por los discos de acetato de Larga Duración que lograban llegar a Costa Rica a mediados de los años sesenta, a través de una de las primeras embajadas de Cuba en América Latina y del Instituto Cultural Costarricense Cubano. Yo vivía en San José y ya cantaba mis primeras canciones de contenido social, donde éramos, sin conocernos aún, parte de un fenómeno de la canción popular latinoamericana llamado Nueva Trova Cubana, Nueva Canción Chilena y Canto Nuevo, Nuevo cancionero Argentino, Canto Testimonial Nicaragüense, Nueva Canción Costarricense, o de forma general, con el membrete de Canción Protesta, Canto Revolucionario y, que empezaba a tener importante divulgación, especialmente después del triunfo de la Unidad Popular de Chile en 1971, que, con las banderas en alto, la consigna del Pueblo Unido jamás será vencido y las canciones de Victor Jara, Ángel e Isabel Parra, Patricio Mans, Quilapayún e Inti Illimani, celebraban la decisión del pueblo chileno de elegir, por los votos, democráticamente, y apoyaban al primer gobierno socialista de Chile encabezado por el Dr. Salvador Allende. En 1973, cuando la CIA y la Derecha Chilena dieron el golpe militar y asesinaron a miles de ciudadanos chilenos, entre ellos, Salvador Allende y Víctor Jara, mi hermano Carlos y yo escribimos canciones urgentes y solidarias con la resistencia chilena. Pinocho Pinochet y Chile Vencerá fueron tema s que empezamos divulgar en las múltiples actividades de solidaridad con Chile en muchos países de América Latina y Europa, cuando en Nicaragua, apenas a un año del terremoto que destruyó Managua, seguíamos sobreviviendo bajo la dictadura de los Somoza. Por supuesto, antes de todo esto, las canciones de Atahualpa Yupanqui, Horacio Guaraní, Violeta Parra y Carlos Puebla, y la voz de Mercedes Sosa y Alfredo Zitarrosa nos habían estimulado con sus canciones de tal manera, que sabíamos que tarde o temprano romperíamos las fronteras y nos íbamos encontrar, llenos de energía y esperanza en esa 'Canción con todos' que escribió el querido poeta Armando Tejada Gómez con música de César Isella y que mis hermanos del grupo vocal Quinteto Tiempo de Argentina hicieran que me emocionara hasta las lágrimas, allá en aquel Festival de la Canción Política en la RDA, durante el X Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, en Berlín, Alemania Democrática, en Febrero de 1973. Vuelvo al presente. Supe que Silvio estaba planeando una deseada gira por Centroamérica desde el 2007. Nos comunicamos por correo electrónico para confirmarlo, porque no quería estar ausente en tan importante evento.


Silvio vendría a Guatemala y El Salvador por primera vez y regresaba a Nicaragua después de veinticinco años, desde que nos juntamos, la última vez, en el Festival por la Paz, en aquel hermoso 23 de abril de 1983 en la Plaza de la Revolución, organizado por el Ministerio de Cultura, con el apoyo de la UNESCO y con el financiamiento de la solidaridad internacional, especialmente de Holanda. En ese concierto también participaron Mercedes Sosa, Alí Primera, Daniel Viglietti, Amparo Ochoa, Gabino Palomares, el Grupo Moncada, Chico Buarque, Fagner, Adrián Goizueta y el Grupo Experimental, Isabel Parra, Luis Rico y Silverio Pérez.





A casi todos los habíamos conocido en distintos escenarios del mundo y les habíamos prometido, sin imaginarnos que sería tan pronto, vernos en Nicaragua al triunfo de la insurrección contra la dictadura somocista. Mi hermano Carlos y yo fuimos los anfitriones de aquel encuentro que ahora nos parece un sueño. Abril en Managua fue no solo un concierto, sino una Jornada de la Nueva canción que duró una semana con conciertos en el anfiteatro de la Laguna de Tiscapa y en distintas cabeceras departamentales. Después de escribirnos varios correos con Silvio y su hermana María de los Ángeles, que es su representante, nos dijeron que se había pospuesto la gira para el verano del 2008 ya que lo de Nicaragua no estaba claro y no querían dejar a nuestro país por fuera. Le agradecí a Silvio.




Fue mejor la decisión porque se posponía para el verano del 2008, les comentamos que no había un lugar cubierto para hacer un concierto en invierno con capacidad para más de 1.200 personas. Hablaron de la posibilidad de organizar la gira entre febrero y marzo para hacer conciertos masivos y populares por primera vez en Guatemala y El Salvador, y cumplir con su deseo de regresar a Nicaragua, como todos sabemos, en circunstancias muy distintas y después de la derrota del Frente Sandinista en 1990, con dieciséis años de gobiernos neoliberales y un año después de haber ganado las elecciones Daniel Ortega en el 2006.





La primera vez que nos vimos con Silvio en Nicaragua fue para recibir, desde la Plaza de la Revolución, a miles de jóvenes que regresaban de alfabetizar en las montañas de Nicaragua recién liberada. Nos vimos solo unos minutos porque ese mismo día, yo salía con el grupo Mancotal a una gira por Costa Rica. Silvio se emocionó mucho en la plaza porque volvía a vivir, de alguna manera, su experiencia de joven en Cuba... El ha comentado que fue como una eclosión, una especie de revelación... Actualmente en Nicaragua vivimos una historia muy distinta de aquella, Silvio y yo lo sabemos muy bien, aunque hasta el día de hoy no hemos hablado de esto... Ya con la noticia confirmada de que venía Silvio, lo único que se nos ocurrió a mi esposa Lucía y a mí, fue recomendarle a él y su hermana que no hicieran el concierto en ningún lugar que no fuera el Estadio Nacional.



Que Silvio, sus admiradores y nuestro pueblo se lo merecían y que no había ningún otro lugar seguro y con condiciones como para hacer un evento de esa categoría. Sería la primera vez, en estos últimos dieciocho años que un cantautor de 'la otra música' se presentaría en un concierto masivo, porque tanto Mercedes Sosa, Joan Manuel Serrat, Alberto Cortez y Facundo Cabral, por mencionar algunos, se habían presentado solamente en la sala mayor del Teatro Rubén Darío. Poco a poco se fueron definiendo las fechas y el orden de los países de la gira. A Nicaragua le tocó el dos de marzo y fue anunciado con algunas contradicciones en la información, sobre todo en el lugar, los precios de los boletos y los patrocinadores.




Primero se habló del Estadio Nacional. Luego se habló de la posibilidad de un concierto gratuito en la concha acústica del Malecón patrocinado exclusivamente por la Alcaldía de Managua, lo cual me pareció un riesgo con un costo inmenso en la logística y la técnica de audio y luces y me parecía un poco populista ofrecer un concierto gratuito cuando en nuestro país sigue habiendo mucha politización. Hasta que, finalmente, se confirmó que se haría en el parqueo del Casino Pharaohs, empresa gringa de juegos al mejor estilo de Las Vegas, donde comúnmente se organizan peleas de boxeo. Me pareció una broma primero, luego, al confirmarlo, me pareció que los productores se estaban equivocando totalmente de concepto y que sería una locura presentar a Silvio ahí.




Todo estaba por verse. En los siguientes días, hubo más información por los medios escritos y por los canales eficientes de los cuechos, chismes y bolas de Radio Bemba... Finalmente, empezó a salir la publicidad en viñetas de radio, spots de TV y en la forma más popular de anunciar todo tipo de eventos en Managua, las famosas mantas que se colocan en las principales calles de nuestra caótica capital. A propósito, este año, Managua había sido declarada, a pesar de todo, Capital Iberoamericana de la Cultura. Por esta razón, se llegó a especular, y con razón, que la Alcaldía de Managua, a lo mejor, patrocinaría totalmente el concierto de Silvio Rodríguez. Al Trovador de América lo anunciaron con letras ilegibles en las mantas publicitarias del magno concierto, y más bien parecía la promoción de una actividad colegial o el anuncio de un concierto de un desconocido artista en cualquier bar de Managua.




Luego, al ver el spot de TV., pude comprender que los Productores nicas no estaban dándole el nivel ni la seriedad profesional que correspondía a un concierto tan esperado por una generación de jóvenes que conoció las canciones más populares de Silvio a través de sus abuelos, padres o hermanos mayores, todos, casi sin excepción, dueños de una nostalgia personal o colectiva de los difíciles pero hermosos años de la Revolución Sandinista. Bueno, viene Silvio. Todo parece estar claro y confirmado. Abrirá el concierto el Dúo Guardabarranco y Moisés Gadea. Me pareció una decisión muy acertada la de invitar, no como teloneros, sino como anfitriones, a estos compañeros, destacados y queridos cantautores nacionales. Se dice que Silvio lo solicitó personalmente a los organizadores, no lo dudo. Todos sabemos, además, que Katia Cardenal, en el año 2001 grabó un CD realizado entre Nicaragua, Noruega y Cuba, con canciones de Silvio donde él participó compartiendo con ella su emblemática canción 'Playa Girón'.




De tal manera, que el reencuentro con Katia le daba también un sabor especial a la noche en la que, yo pensé, que Katia cantaría a dúo con Silvio una de sus canciones, espontáneamente, talvez como había sucedido en el concierto de Mercedes Sosa, hacía unos días en el Teatro Rubén Darío, donde la Negra Sosa invitó a cantar a Norma Helena Gadea un par de canciones. Otra cosa que me llamó la atención en la publicidad es que, en ningún momento se destacó, a excepción de una nota de El Nuevo Diario, de la presencia, junto a Silvio, de otro cantautor fundador de la Nueva Trova Cubana, como es nuestro hermano Vicente Feliú. Quizás por eso mismo, cuando Vicente salió al escenario invitado por Silvio para cantar Créeme y El Colibrí (que me imagino, la mayoría del público no se enteró que esta canción es el mismo Romance Español 'El Colibrí', también recopilado en las montañas de Nicaragua, esta vez, en versión de habanera como se canta en Cuba este tema folklórico que cuenta Silvio que lo inspiró para componer sus primeras canciones).





El rumor de la gente al dejar Silvio a Vicente solo con su guitarra hizo sentirme mal, lo confieso. Vicente fue tan humilde que dijo 'No se preocupen, Silvio vuelve...' Algunos que conocían la canción Créeme, la cantaron tímidamente, pero después del Colibrí el público, en su mayoría, quedó más perdido que un zanate en mitad de las Cataratas del Niágara... Esos pequeños detalles del concierto, para mí, fueron muy lindos y los disfruté en total silencio, imaginándome quizás, que estaba en el corredor de un vieja casona del algún pueblo de nuestro Caribe. Comenté con algunos amigos músicos que el lugar que habían escogido para el concierto, una vez que le negaron el estadio a la productora, no sé por qué razones, era un lugar inconveniente y hasta me atreví a decir que pésimo.





Para colmo, los vientos de esta época del año anunciaban anticipadamente polvaredas que seguramente afectarían al público y a los artistas. Salieron los boletos a la venta... Todos los días se comentaba la respuesta del público en la adquisición de entradas. A última hora se anunció el precio especial para estudiantes y personas de la tercera edad, me pareció una muy buena decisión. Yo acabo de cumplir sesenta y tres años y agradezco la cortesía que hay en los Bancos para la gente mayor de edad, pero no tenía pensado ir al concierto, sabiendo que iba a estar incómodo, expuesto al polvo y al humo de las fritangas y los fumadores. Pero, de todo corazón, deseaba que fuera una noche inolvidable, mágica, contagiosa y que, (aunque dudaba alcanzaran las 15.000 personas que los organizadores apostaban lograr ingresar), que Silvio, Vicente y sus compañeros músicos, tuvieran un público con la adrenalina al tope y con el mayor de los respetos para el trabajo en el escenario de este hermano del canto latinoamericano y el exponente, junto a Pablito Milanés, más destacado de la Nueva Trova Cubana y de la Canción Latinoamericana.





La otra música, como nos gusta llamarla a algunos. Vuelvo al pasado y los recuerdos...Con Silvio tuvimos la oportunidad, que no siempre se tiene entre artistas que se encuentran en los famosos Festivales Internacionales, de conocernos un poco más. Fue de regreso de una Jornada de la Canción Latinoamericana en Uruguay, cuando ese país hermano regresó a la Democracia en 1985 y Viglietti, Los Olimareños y otros cantautores de Uruguay nos invitaron para un multitudinario concierto que nos recordó nuevamente el de Managua en 1983. Antes, con Silvio habíamos estado representando a nuestros respectivos pueblos y revoluciones, en el XII Festival Internacional de la Juventud y los Estudiantes en la Unión Soviética . Pero después de los noventa, solo nos habíamos hablado un par de veces por teléfono, nos habíamos enviado recados con amigos comunes, y últimamente, como ya he contado, nos escribimos por correo electrónico.





Esto sucede con muchos amigos, especialmente entre artistas, aunque casi nunca nos veamos, seguimos manteniendo una amistad mucho más allá de los años y las distancias. Mucho más allá de los silencios y los cambios de realidades en nuestros países, mucho más allá de la urgencia de una canción aún no escrita...Algunos de estos compañeros de oficio han muerto y han dejado una huella imborrable, como es el caso de Víctor Jara, Alí Primera, Amparo Ochoa, Alfredo Zitarrosa, Noel Nicola, Orlando Gamboa, Caito Diaz . Todos tenemos que envejecer y morir, pero sabemos que las canciones ahí están, nuevecitas, como la primera vez, cargadas de una gran humanidad y un deseo siempre renovado de defenderlas desde el lado izquierdo del corazón, donde la esperanza pasta como un unicornio... También sabía que Silvio había tenido problemas por el frío y el viento en el estadio de Guatemala.





Lo vi en una foto de un periódico guatemalteco, por Internet. El concierto en El Salvador, fue muy especial por el recuerdo de la amistad con el poeta Roque Dalton y su hijo Roquito. Silvio vino a Nicaragua cansado pero siempre dispuesto a cerrar este ciclo histórico en Centroamérica. Yo sé lo que es cantar casi afónico y con problemas en los pulmones. También conozco el 'miedo escénico'... que nunca se supera. El público casi nunca se entera de esto porque los artistas generalmente nos entregamos en cuerpo y en alma, precisamente, cuando hacemos una diferencia entre lo que es el arte y lo que es la industria del arte o la empresa comercial... Independientemente del derecho que tenemos de que nuestro trabajo sea justamente remunerado, que nuestros derechos de autor sean respetados y nuestro trabajo artístico apoyado de la mejor manera, profesionalmente con la tecnología moderna, más allá de lo que cada uno escoge como tema y contenido. Finalmente, todos los rumores, bolas y cuechos alrededor de la llegada de Silvio Rodríguez empezaron a confirmarse.





Yo me encontraba camino a San Juan del Sur, para realizar un concierto en prevención contra el VIH y el sida organizado por la Fundación Mejía Godoy y otras organismos, en la tarde del domingo 1º. de marzo, cuando Silvio, su hermana, Vicente Feliú, los músicos del grupo Trovarrocco y el equipo de técnicos, llegaban por fin a Nicaragua. Sabía que no íbamos a poder vernos. El tiempo era limitadísimo entre pruebas de sonido, descanso y preparación del concierto. Solo faltaba entonces el último concierto tan esperado en Nicaragua que inclusive, había alborotado a muchos fans de Silvio en Costa Rica y Honduras, quienes organizaron una caravana que viajó ese mismo día para hacer una infinita cola por más de dos horas y media cuando ya el cantautor nacional Moisés Gadea y el Dúo Guardabarranco había iniciado su parte introductoria. Yo estaba afuera en esa larga fila, no me lo contaron.





Me imagino, o quiero imaginarme que, Silvio, cuando vio desde el avión, los patios baldíos de la vieja Managua (a los que se refirió Julio Cortázar en su poema Declaración de amor a Nicaragua, poema que después le puso música mi hermano Carlos), y haber reconocido la Plaza de la Revolución, antes llamada Plaza de la República, después bautizada Plaza de la Fuente Musical, y hoy, nuevamente confirmada Plaza de la Revolución, pudo haber recordado, quizás, aquella tarde del Concierto por la Paz en Abril de 1983, donde nuestro pueblo, en medio de una guerra fraticida, un bloqueo bárbaro e injusto impuesto por los gringos, y un calor casi llegando a los cuarenta grados, pedía a gritos a Silvio sus canciones más queridas, y él en un gesto solidario, muy común entre los trovadores de nuestra América, estrenó su Canción Urgente para Nicaragua, acompañada por el grupo Manguaré (que según cuentan, Silvio la escribió en el avión en el que venía de La Habana) y que quedó registrada para siempre en el corazón, la conciencia y la memoria de nuestro pueblo, pero también en un CD y un en Video que se grabó ese día y que contribuyó a denunciar la guerra que contra Nicaragua imponía el gobierno de Mr. Ronald Reagan, gobernante de la potencia más grande del mundo que insistía en convencer en sus discursos que el mundo era en blanco-y-negro, como las películas de vaqueros que él protagonizó en el Hollywood de los años cuarenta. Como que es hoy, ahí están las imágenes del concierto por la Paz. En video y en fotos, los rostros de los muchachas y muchachos, curtidos por el sol, con sus gorras verde olivo, sus sombreros de palma y sus pañuelos rojinegros en el cuello. Con sus sonrisas brillantes como el sol de abril, a pesar de la escasez y la pobreza... Los padres y madres con sus hijos en brazos.





En aquel emblemático Festival, las banderas de Nicaragua y el FSLN ondeando entre la multitud que había acudido desde tempranas horas de la mañana. Los Comandantes, por primera vez, confundidos entre el público y no en la tarima. La poesía y el canto de nuestro Continente presidiendo este inolvidable e irrepetible festival... La Cultura en el poder. El poder de la Cultura. 'Solo le pido a Dios', del querido trovador argentino León Gieco,vibrando en la potente voz de Mercedes Sosa. En ese mismo concierto que tuve el honor de abrir con mi canción 'Yo soy de un Pueblo Sencillo'. El pueblo cantó a coro cerrado con Daniel Viglietti su conocidísima canción 'A desalambrar' y escuchó otro tema que esa tarde estrenó, 'El sombrero en alto de Sandino'. El corazón aceleraba su ritmo.





El zenzontle mexicano, Amparo Ochoa, a dúo con Gabino Palomares nos cantó esa canción fundamental para nuestra resistencia cultural 'La maldición de la Malinche'. Alí Primera, desde Venezuela, vino especialmente para abrazar al pueblo salvadoreño con 'El sombrero azul', que desde entonces se convirtió en un himno de la lucha por la paz del Pulgarcito de Centroamérica. En fin, Chico Buarque y Fagner de Brasil, Isabel Parra de Chile, Luis Rico de Bolivia, Silverio Pérez de Puerto Rico, Adrián Goizueta de Costa Rica, hicieron con sus canciones una fiesta de amor y de solidaridad. Mi hermano Carlos y su grupo, Los de Palacagüina, cantaron el poema-canción de Gioconda Belli que se hizo consigna 'No pasarán' y Nicaragua, Nicaragüita se convirtió a partir de esa tarde en la más hermosa canción de amor a Nicaragua .





Hoy, todavía se me encharcan los ojos. Estoy seguro que Silvio tampoco olvida ese día. 'Solo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente...'. 'Andará Nicaragua su camino en la gloria...'. 'Se me Rugama el corazón... Es el sombrero en alto de Sandino...'. 'No pasarán, amor no pasarán...', 'Pero ahora que ya sos libre, yo te quiero mucho más...'. Yo pienso que Nicaragua nunca fue ni será ayer igual que hoy, ni será mañana igual que ayer, aunque nosotros sigamos siendo los mismos... Somos los que fuimos y fuimos lo que éramos. 'Yo no sé lo que es el destino, caminando fui lo que fui. Allá Dios, que será divino, Yo me muero como viví...' afirma Silvio en su canción 'El Necio', la canción que escogió para iniciar su concierto del dos de marzo del 2008. Al terminar el concierto del 23 de abril del 83, cuando desarmaron la enorme tarima de la Plaza de la Revolución, y regresaron los equipos sofisticados de audio y luces a Holanda por barco desde el puerto de Corinto por donde habían llegado hace unos días.





Cuando las cámaras de TV. que grabaron el concierto se apagaron y el pueblo regresó a sus casas, tranquilo, sin temor a ser asaltado, a pie, al 'ride' o amontonado en una camioneta o un camión IFA, allá, en la Plaza de la Revolución, dentro de la estructura de hierro y cemento de las ruinas de la vieja Catedral, quedó, como un eco aquel canto solidario que este dos de marzo del 2008 volví a escuchar en el concierto de Silvio, y se me coló de nuevo 'entre el espanto y la ternura', mientras, después de hacer una fila durante una hora y media, decidí buscar otra manera de entrar (por donde más tarde entraría Silvio con su guitarra) y dije que éramos invitados de él, pues a media noche, mientras yo regresaba de mi concierto de San Juan del Sur, mi esposa Lucía, recibió una llamada de Maria de los Ángeles, para decirnos que Silvio nos invitaba a su concierto. Pasamos a recoger los boletos de cortesía. Ya Guardabarranco interpretaba sus últimas canciones. 'Guerrero del amor' era coreada por una buena parte del público, aunque la mayoría de ellos no estuvieron en los Frentes de Guerra en los años 80... Los más desesperados pedían, mejor dicho, reclamaban la presencia de Silvio.





La canción 'Casa abierta' salió del corazón de Salvador y Katia, abriéndole las puertas de nuestro país a Silvio, que no es hoy la misma Nicaragüita que él conoció, mientras el público, todavía en su mayoría haciendo fila afuera, presionaba contra el único portón, logrando romperlo después, lo que permitió entrar a empujones y codazos a los rezagados y pacientes fans y uno que otro 'colado' que pasaba por ahí y que no entendía por que tanta bulla para escuchar las canciones, que no eran regaetones de moda ni con un volumen ensordecedor, de un hombre que con una guitarra sobre sus rodillas proponía uno de los temas más cantados por 'moros y cristianos' y que esa noche coreaban furiosa y alegremente los jóvenes de ayer y de hoy: 'Ojalá que el deseo se vaya tras de ti a tu viejo gobierno de difuntos y flores...' Un niño como de doce años saltó de su silla, como impulsado por un resorte, al reconocer el tema que había esperado hasta entonces, se abrazó a su madre que trataba de secarse la lágrimas sin echar a perder su maquillaje.





Porque Silvio, en este concierto, cosa que disfruté muchísimo, hizo versiones muy distintas, sobre todo, en las introducciones, intermezzos y solos del grupo maravilloso de músicos que lo acompañaron, propuesta acústica, delicada, más para un teatro que para un concierto al aire libre, según mi opinión... El tres cubano hilvanando melodías del punto guajiro, o recorriendo las venas de nuestra América con el son, la habanera y la chacarera. Cajón, bongoes, batería, congas, o simplemente con un pandeiro brasileño como sucedió con una de mis canciones favoritas, 'Pequeña Serenata diurna'. Silvio haciendo segunda voz con su público. El concierto se desarrollaba sobre un pedregoso camino y el Juglar proponía la belleza como única forma de vencer los espejismos, como también propone el cantautor español Luis Eduardo Auté. Un concepto hermoso pero lamentablemente muy mal aprovechado por los productores que confundieron el concierto de Silvio con una pelea de Rosendo Alvarez.





Solo faltó el ring, porque la barra al final pidió urgentemente otro round. Silvio regresó dos veces al escenario para seguir proponiendo 'aflojar odios y apretar amores...' como dice en su canción 'Reparador de Sueños'. Apenas comenzaba la noche y la canción (de marketing, como el mismo Silvio la llama, ironizando...) 'El Necio' aún no era más que la propuesta del trovador para iniciar el concierto que iba a ser acompañado por el trío Trovarroco (formado por Rachid López, César Bacaró y Maikel Elizarde, especializados en temas clásicos del barroco y del Renacimiento), el percusionista Oliver Valdés y una joven flautista, afinada y precisa, que parecía uno de los ángeles que suele pintar Silvio en sus canciones.




Estoy seguro que Silvio ya sabía que además de las canciones coreadas, en más de dos horas de concierto, la mayoría muy conocidas y popularizadas por los vendedores piratas de CDs que seguramente hicieron su agosto este dos de marzo, no faltarían las gargantas que desde casi la mitad del concierto propusieran, rogaran, solicitaran, exigieran, la famosa 'Canción Urgente para Nicaragua' que al final, después de la decisión de Silvio de no cantarla, o explicar que tenía problemas con esta canción y hasta pedir disculpas, se iba a convertir en el tema de la noche... La suerte estaba echada.





La voz del trovador se proyectaba por encima del rumor que recogía un micrófono abierto para captar el ambiente del concierto... Era casi como estar en un bar enorme donde la gente hablaba, gritaba, pedía un trago o simplemente comentaba la canción de turno. Yo seguía en silencio, intentaba concentrarme en el trabajo del tres y la guitarra que muchas veces se perdió por la mala sonorización. Desde el rincón más lúcido de mi corazón y mi conciencia me hacía cómplice de Silvio.





Me seguían llegando los recuerdos...Ahora me fluyen como un río de aguas transparentes y tranquilas... En una oportunidad, a finales de los años noventa, en un bar de la capital frecuentado por jóvenes de clase media, muchos, hijos de Sandinistas o disidentes del FSLN, me pidieron hacer un concierto. Por supuesto, pagado. Fue una aventura y un riesgo que quise correr. En medio de cervezas, rones, tequilas, mucho humo de cigarrillos, gritos, coros desafinados, una que otra lágrima y un rumor insoportable pero natural en esos ambientes nocturnos, logré salir adelante, como un torero que sale ileso del ruedo, o un alambrista que logra el equilibrio necesario sobre la cuerda floja... Al final, al despedirme, después de cantar 'Somos hijos del maíz' y 'Nicaragua Nicaragüita', me pidieron a gritos 'La Consigna', canción de la guerrilla del FSLN, compuesta por mi hermano Carlos en los años setenta e inevitable de incluir en el repertorio de los conciertos y actividades políticas en las plazas de nuestro país en los años ochenta.




Me negué a cantarla diciéndoles que no la tenía en repertorio y que no me la sabía. En realidad, no quería cantarla ni ahí ni en ninguna parte. En el concierto de Silvio, cuando le pidieron 'Canción urgente para Nicaragua' y Silvio respondió lo que todos sabemos, inevitablemente recordé mi experiencia. Yo recibí una rechifla y protestas en aquel bar. Empezaron a golpear las mesas con las botellas y con las manos. Podrían haberlo hecho con las tarjetas de crédito, (parodiando lo que dijo John Lennon). Yo me retiré del escenario.




El propietario del lugar me rogó que saliera a cantar de nuevo antes de que los jóvenes rompieran el local. La verdad es que esto ha pasado en este y el otro lado del mar. Hay miles de historias escritas y por escribir... Entonces les dije a los jóvenes que si querían cantar ellos 'La Consigna', mi grupo y yo los acompañaríamos, y así fue... Esto me trae también el recuerdo de una experiencia en Guatemala, donde me negué a cantar la canción 'Comandante Carlos Fonseca' por tratarse de un himno que no tenía que ver nada con el concierto de aquella noche en el local 'Trovajazz'. Yo mismo, por mucho tiempo me había censurado de cantar 'Yo soy de un pueblo sencillo' después de la derrota electoral del FSLN, pero con el pasar de los años, yo mismo, sin ninguna presión volví a incluirla en mi repertorio para cantarla en el lugar y el momento que deseo hacerlo y creo conveniente. Pero este es mi caso y no el de otro y es mi propia decisión. Silvio hizo lo que tenía que hacer. Yo hubiera hecho lo mismo.




Leí algunos comentarios que se publicaron en El Nuevo Diario, además de otros artículos que se escribieron después del concierto de Silvio, en relación a la comercialización del arte y los artistas, al ser o no revolucionario por cobrar honorarios y pedir condiciones técnicas y logísticas para nuestro trabajo. Y hasta comparar a Silvio con cualquier artista que se sube a un escenario a divertir a la gente. Me parecieron comentarios totalmente equivocados y hasta groseros. Entonces se me ocurre contar un par de anécdotas. Después de la derrota del FSLN, alguien que llegó a vernos a un concierto al Café Concert La Buena Nota, reclamó que por qué se estaba cobrando la entrada si los Mejía Godoy habíamos cantado siempre en plazas públicas y de forma gratuita para el pueblo. La respuesta fue simple, porque vivimos de nuestro trabajo, dijimos. Luego, cuando exigimos que requeríamos de una producción profesional en audio y luces para nuestros espectáculos, que no necesariamente fueran en el Teatro Rubén Darío, nos dijeron que se nos estaban subiendo los humos a la cabeza y que ahora cantábamos solo para la burguesía... o que ahora nos estábamos pareciendo a los artistas comerciales...




Por último, una vez, recién el triunfo de la Revolución, me encontraba haciendo una presentación en el pueblito de Terrabona, cerca de Sébaco, y un niño que nos seguía a unos pasos de distancia, finalmente se me acercó y me dijo,'Tóqueme la Josefana', y metiéndose la mano en el bolsillo sacó una moneda de veinticinco centavos y me la dio. Era todo lo que andaba ese niño en su bolsa. 'O casi todo, o casi nada, que no es lo mismo pero es igual...' No quería escribir estas palabras que no son necesariamente una crítica a los organizadores del concierto, ni una cobertura periodística, ni una reflexión ni una defensa de Silvio ni material para un debate ni nada que se le parezca, sin dejar que los recuerdos fluyeran sin prisa y compartir la emoción, las contradicciones que sentí y el silencio que hice durante todo el concierto de Silvio porque me estremecieron sus canciones como a cualquiera que sabe que frente a nosotros estaba el cantor, el juglar, el trovador, el poeta, el ser humano, el artista, comunicándose como él lo sabe hacer, con esa su voz tan particular y acurrucando su guitarra, con una carga de honestidad, sinceridad y coherencia a toda prueba. A lo mejor más de un problema había resultado en su visita a Nicaragua.




Con un audio que dejó mucho que desear y no logró mostrar de la mejor manera el trabajo profesional de los increíbles músicos originarios de Santa Clara. Al fondo del escenario una pantalla negra en la que se intentaba proyectar estrellitas y figuras geométricas más bien distraían... Y un público era más lo que hablaba y gritaba que lo que escuchaba, con su respectiva dosis de banderas de Cuba, Nicaragua y el FSLN como si se trataba de un acto político en aquel terreno, propiedad de uno de los Casinos de Juegos que han invadido el país en los últimos años de la nueva Nicaragua y la propuesta de la clase política de 'desarrollo y prosperidad...' Solo faltaron los candidatos a alcaldes.



¿Andará Nicaragua su camino en la gloria...? No sé, pero estoy seguro que fue la sangre sabia de los héroes la que escribió nuestra historia, hasta que las cosas cambiaron para mal. Me lo dijo un hermano que ha sangrado conmigo, me lo dijo un cubano que supo cantarnos que la era paría un corazón (cuando el Ché era asesinado), mientras en nuestras pequeñas 'Bananas Republics' de Centroamérica, bajo la bota de las dictaduras tropicales, seguía teniendo más valor una mula que la vida de un obrero. Se llevaron el oro y nos dejaron los pulmones perforados. Se fueron las Bananeras y nos quedaron las secuelas del Nemagón y la indiferencia de los gobiernos de turno en los últimos dieciocho años... Vinieron las Maquilas en la Nueva Era y seguimos, quinientos años después de haber cambiado oro por espejos de vidrio, esperando nuestra redención.



Mientras tanto, la sombra vertical de Sandino, desde la Loma de Tiscapa seguirá siendo un espectro con Bolivar, el Ché, Leonel Rugada, Roque Dalton, y muchos más. Cuando Silvio dedicó su hermosa canción (que escuché por primera vez en abril de 1983) 'El dulce abismo' a los cinco hermanos cubanos prisioneros políticos en las cárceles de EEUU, sonreí con los ojos húmedos y la piel de gallina, cómplice con su pueblo en la amistad, la solidaridad y la ternura.


Quizás muchos no se dieron cuenta de qué hablaba Silvio, porque quizás lo llegaron a ver cantar sus éxitos, que por supuesto, no tiene nada de malo. 'Solo el amor de tanta sangre derramada hizo posible tanta luz en nuestras vidas. Solo el amor reverdecido entre la muerte donde con actos se respaldan las palabras... ' dice una estrofa de una canción que escribí en 1993. Solo el amor hizo posible este concierto, digo ahora.


Sigue siendo urgente una nueva canción para todos los tiempos. Gracias a Silvio, hermano, compañero y amigo, por su entrega sin bozal, más allá de los pronósticos y los comentarios... Gracias por seguir echando redes a los sueños... Quiero que Silvio sepa que su visita nos ha servido para reafirmar más nuestro oficio de trovadores itinerantes, comprometidos con el arte y la cultura. Sé que ahora estamos más unidos que nunca, en la lucha contra cualquier tipo de guerra y de injusticia en el mundo. Sé que él vino a sumar por encima de las diferencias, con su poesía y su música, para replantearnos los sueños... lo siento por los que urgían escuchar una canción en particular.



Para terminar, recuerdo los versos de una canción que escribí en 1972 pero que pude haberla escrito después del concierto de Silvio. «El cantor no tiene estrella porque es dueño de la noche cuando llora su guitarra se llena de mariposas el sendero que ha escogido junto al pueblo va venciendo va luchando, caminando, con el grito en la garganta y el corazón en la mano...»

viernes, julio 04, 2008

mision internacionalista

Memorias trovadas de la revolución
Joseba Sanz



A Revolución de los Claveles en Portugal había creado expectativas de éxito para el Movimiento Popular de Liberación de Angola que, liderado por Agostinho Neto, venía luchando desde los años 60 por la liberación nacional. El 10 de enero de 1975 se firmaron los acuerdos de Alvor en los que se acordó la creación de un gobierno de transición, integrado por el MPLA y los movimientos Frente Nacional de Liberación de Angola (FNLA) y Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), y se fijó la fecha para la Independencia definitiva: el II de noviembre de 1975. Estas dos últimas organizaciones no respetaron los acuerdos y comenzaron a enfrentarse al MPLA con el asesinato de varios de sus miembros en un claro intento de tomar el poder. fueron expulsados de Luanda y se establecieron en los alrededores, desde donde lanzarían sus ataques a todo el país.













Con el apoyo de las fuerzas del Zaire y de Sudáfrica, a las que pronto se uniría el ELP (Ejército de Liberación Portuq ges que se oponía a la independencia, tomaron varias localidades y provincias. El entonces secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger aprobó grandes sumas de dinero para las dos organizaciones contrarrevolucionarias. Ante la inminente agresión extranjera Agosthino Neto pidió ayuda a Fidel Castro. En octubre de 1975 a bordo de un Boeing 747 de la línea portuguesa TAP llegaron a Luanda los primeros asesores militares cubanos en misión internacionalista. Diez años después de que el Che pisara tierras africanas para establecer un frente guerrillero, la solidaridad cubana era solicitada por un pueblo hermano, expoliado por el colonialismo, en busca de su propia liberación.


El conflicto, pasando por varias etapas de estabilidad, se alargaría muchos años y unos 30.000 soldados cubanos pisarían suelo angoleño. No era sino una muestra mas de la política internacionalista cubana. Los primeros pasos los habían dado, años antes, en Argelia, en Vietnam o en la guerra de Yom Kipur, apoyando a Siria contra Irak, y seguirían, a partir de entonces, demostrando su solidaridad, enviando tropas a Etiopia, Nicaragua, Yemen del Sur y otros muchos países, acogiendo en su territorio a lisiados salvadoreños, niños soviéticos afectados por el accidente de Chernobyl y refugiados de todo el planeta o enviando médicos y maestro a mas de 30 países del Tercer Mundo, convirtiéndose en un autentico baluarte antiimperialista. La solidaridad internacionalista estaba arraigado profundamente en el corazón de cada cubano, como se pondría de manifiesto en numerosas ocasiones: en el terremoto de Irán o el huracán Joan en Nicaragua y como ya habían demostrado en el terremoto de Perú, en el 70, ocasión en que donaron mas plasma sanguíneo que el propio Perú y contribuyeron enviando alimentos de su propia libreta de racionamiento.






La política solidaria de Cuba, sin embargo, le supondría a largo plazo, un gran esfuerzo humano y sobre todo económico, el mismo perjuicio que le produce mantener activo el mayor ejercito del continente después del de EEUU.






Tras el envió de los primeros asesores comenzaron a movilizarse tropas hacia Angola. La primera gran batalla librada en tierras de Angola fue la de Cabinda, pequeña provincia situada al norte del país y desgajada del resto, rodeada por terreno del Zaite y Congo. Debido a su gran riqueza petrolífera las fuerzas zairenses tenían especial interés conquistarla. Las tropas cubanas y del MPLA consiguieron vencer en 72 horas a los agresores, en lo que fue una especie de “Girón africano”, y el 11 de noviembre de 1975 a las 12 de la noche fue proclamada la independencia de Angola.






En la Habana pronto se supo que estaba yendo combatientes y las colas de voluntarios eran enormes en los Comités Militares. La joven generación, que no había vivido en su propia carne los primeros y combativos años de la Revolución, deseaba apoyar al pueblo Angola, deseaba luchar por unos ideales al igual que lo habían hecho Fidel, el Che, Abel, Camilo y tantos otros. “Todo el mundo necesita su Moncada” dijo Fidel al despedir a los primeros combatientes. El Che había dicho en la carta que dejo a la partida hacia su primer proyecto revolucionario fuera de Cuba.: “Libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de mi ejemplo”. Siguiendo este ejemplo varios jóvenes en el 69 y 70 habían sido capturados cuando trataban de abandonar ilegalmente la isla para incorporarse a una guerrilla en Latinoamérica. Ahora era la oportunidad para hacer realidad la lucha libertadora en otras tierras, cumpliendo los sueños del Che.






Cada uno se las ingeniaba como podía para ir a Angola. Había personas que sabia que eran necesarios chóferes y decían que lo eran y al llegar a África se comprobaba que eran ingenieros o médicos. Silvio se entero de que se estaba reclutando voluntarios para Angola por lo que el Che denominaba “Radio Bemba”; era un secreto a voces. Para la gente de la trova era mas difícil, ya que eran conocidos de la televisión, pero ellos mas que nadie, que le habían cantado a la solidaridad y al internacionalismo, deseaban ir.






Cada cual comenzó a hacer gestiones por su cuenta y algunos tuvieron suerte antes que otros y fueron llamados a una unidad militar para su preparación. Al final, descubierto el pastel, serian enviados como “brigada artística” pero con uniforme militar y armados. Se les reunió se les dijo:
-A ustedes igual les toca combatí, porque ustedes van a recorrer los frentes y es posible que les hagan una emboscada, o les toque combatir un día, pero es preferible que allá les canten a los soldados y se muevan, a que vayan y estén fijos, metidos en una trinchera donde a lo mejor ni combaten.






El plan no podía ser mas interesante. Silvio se sentía orgulloso. A lo largo de la Revolución había corrido peligros, pero sentía el reto de ir un poco mas allá, una especie de auto-desafió que le impulsaba a exponer un poco su seguridad en pos de una idea que consideraba justa. Sudáfrica todavía ocupaba buena parte del sur del país y los contrarrevolucionarios continuaban su actividad en casi todo el territorio. Era consciente del peligro que correría y de que existía posibilidades de no volver, pero estaba dispuesto a afrontarlo. Cuando estaban recibiendo la preparación física y militar, antes de partir, compuso testamento.



Aquel primer grupo estuvo formado por varios artística que se dividieron en tres brigadas. La primera la formaba grupo Manguaré. Otra el grupo Los Cañas y la tercera lo componían Vicente Feliú, Silvio, y el mago y prestidigitador de Santiago de Cuba José Álvarez Ayra, conocido como mago Ayra”, que en la actualidad dirige un programa en Televisión cubana. En febrero de 1976 salieron hacia África ,4 Tras muchísimas horas de vuelo y varios transbordos estaban llegando a Cabinda. Desde la avioneta podían ve el verdor exuberante de la región en contraste con las sabana y desiertos sobrevolados horas antes. Era una nueva expe riencia para él observar desde el aire estas tierras y recordaba emocionado los tiempos en que estuvo navegando en las costas de Namibia, años atrás, a bordo del Playa Girón Ahora regresaba a África con nuevos propósitos, nuevas ilusiones, defendiendo la causa del internacionalismo y dispuesto a quemar el cielo si es preciso por cualquier hom bre del mundo, en cualquier selva”.



En Cabinda estarían durante un mes. Poco antes de la llegada había tenido lugar el ataque enemigo y era muy peligroso estar allí. El FLEC (Frente para la liberación del en clave de Cabinda) continuaba operando unido a las fuerzas del Zaire y mercenarios blancos. Silvio en las noches África nas, plagadas de estrellas, tras frugales cena de mandioca y café, evocaba su niñez cantando El Papalote y hablaba de El mocho. Los rostros negros de los combatientes le miraban con respeto y cantaban sus canciones. Cubanos y angoleños unidos por un mismo ideal cantaban al Che, al internacionalismo, a la fraternidad universal. Vicente Feliú también hacía vibrar a los angoleños con su canción Pablo, dedicada al cubano Pablo de la Torriente Brau que fue a luchar a España en la Guerra Civil al lado de la República, junto a otros mil voluntarios, y que cayó en el frente de Madrid, o con Créeme, compuesta poco antes e interpretada a dúo con Silvio.




Una de las más bellas canciones de amor creadas en Cuba: Cróeme, cuando te diga que el amor me espanta, que me derrumbo ante un “te quiero” dulce, que soy feliz abriendo una trinchera. Las cartas, aros y pañuelos del Mago Ayra también estuvieron presentes en aquellas noches, al calor del fuego. Por influencia de Silvio y Vicente los angoleños se hicieron guitarras de madera con cuerdas de alambre. En una ocasión visitaron Bocusao, al norte de Cabinda, en la Selva de Mayombe. Existía una infiltración del FLEC y se estaban dando combates simultáneos en tres o cuatro zonas dentro de la provincia. Al regreso, el general Espinosa, que dirigía la operación, se opuso a volver durante el día. Se levantaron a las tres de la madrugada, medio dormidos, comentando: —Este Espinosa, siempre jodiendo, siempre cuidándolo a uno. Montaron en los jeeps y comenzaron el retorno. A medio camino hicieron una parada y Silvio salió a orinar entre los dos jeeps. Espinosa ordenó apagar las luces. Montó en el vehículo y continuaron el camino.




Con las primeras luces del alba llegaron a un lugar llamado Landana. A los cinco minutos de haber llegado ellos, llegó otro jeep reventado, hecho un colador. Le habían disparado y tirado granadas, si haberles causado, de milagro, ninguna baja. En el mismo lugar donde Silvio se había bajado había una emboscada puesta. Se habían librado por los pelos. Al dejar Cabinda los cubanos muertos llegaban a 35. De allá se fueron al frente Norte y recorrieron toda la zona de San salvador (hoy M’BanZa Congo), Noqui, Mama Rosa y Maquela do Zombo, a lo largo de la frontera norte con Zaire Se les encomendó la misión de actuar en los frentes y algunas ciudades. Fueron pueblo por pueblo, cantando para los combatientes. Hicieron cientos de actividades y sus recitales llegaban hasta lo más recóndito de los frentes. Al terminar el frente norte se fueron al sur, que era mucho más extenso, y allí estuvieron durante más de tres meses. Les dieron una guagüita Mercedes Benz, fusiles AK, un botiquín de campaña, algunos lanzacohetes y un mapa, y les dijeron —Los cubanos están aquí, aquí y aquí.




Esa es la carretera. El peligro en el sur era aún mayor. Les pusieron una escolta y dos compañeros experimentados para protegerlos. La expulsión de los sudafricanos del frente sur estaba casi acabada, pero el peligro era constante. Cayeron en varias emboscadas y tuvieron que defenderse. En uno de los batallones se encontraron a Lázaro García, amigo trovador y fundador del Movimiento de la Nueva Troya. En aquel primer viaje Silvio se encontró con José Caza ñas, compañero de la revista Verde Olivo. El estaba en Angola de corresponsal de la revista, al igual que otros muchos, enviados por la Agencia de Noticias Prensa Latina, la revista Bohemia, el diario Granilla, Estudios Fílmicos de las Far, etc. José CazañaS conocía la presencia de Silvio en Angola, pero habían coincidido. Fue una gran alegría para los dos. Cuando CazañaS le encontró le vio muy entusiasma0, a pesar de las situaciones de peligro. Le contó sus proyectos, su canciones. Estaba feliz y a veces, en los mejores momentos recordaba a pablo: —1Si pablo estuviera aquí Silvio ya había hecho la canción Pioneros, dedicada a lo pequeños niños angoleños armados con grandes fusiles, m creando la melodía del himno nacional cubano. Le impresiono la dura vida y el futuro incierto de estos niños. Es una sencilla canción en la que recuerda a su pequeña hija Violeta que dejo en La Habana



Regresó a Cuba en julio del mismo año. A su regreso recibió diplomas de Combatiente Internacionalista y de Trabajador Internacionalista. A la vuelta de aquella primera experiencia declaró: “El pueblo angoleño es un grupo humano digno de que se le ayude. Allí nosotros no descansamos un instante para ofrecerle numerosas presentaciones por todo el país”. “Fuimos aldea por aldea, ciudad por ciudad, y en todas partes recibimos el calor del Pueblo”. Estaba impresionado por el altruismo y desinterés con que Cuba es capaz de practicar el internacionalismo Como él diría: “La guerra es dura, pero los ideales por s que se lucha la hacen soportable”. Durante el verano el 76, mientras Silvio estaba en Angola, la Nueva Trova cubana había girado por España: Pablo Milanés, Sara Gonzáles y Amaury Pérez. El público se volcó en los teatros.



Ia primera gira de la Nueva Troya cubana en el Estado español y los cubanos encontraron una gran receptividad en el público. En La Habana Silvio se encontró con José Cazañas que había a regresado antes que él, ya que llevaba allí mucho mas tiempo. Ambos se intercambiaron sus chapillas militares la 3.565 de Silvio por la 2.106 de José: “Entonces fue un gesto que él tuvo cuando vino, porque regresó antes que nosotros y me dio la chapilla aquí en La Habana. Ahora que recuerdo , fue en su casa o en mi casa, con alguna botella de por medio. Pero bueno, fue un gesto de ésos... porque la chapilla significa mucho para quien va a cumplir misión internacionalista Un gesto como ése, es entregarle a un amigo su nombre su identidad”.



El 29 de noviembre, justo el día de su cumpleaños, volvió a Angola. En aquella ocasión fue mucha gente, entre ellos Pablo. Se convirtió en una tradición y se harían habituales a partir de entonces las brigadas artísticas. Alguien consiguió una botella de whisky y cruzaron el atlántico celebrando el cumpleaños de Silvio en aquella ocasión atravesaron todo el país por el centro, en caravana. Estaban Pablo, Noel, Vicente, el trovador Virulo y el grupo Los Papines, y gran parte del viaje lo hicieron todos juntos.



Había una canción que se escuchaba mucho por entonces: ¿Quién mato a Amilcar Cabral? A Pablo le gusto el sentido musical de los angoleños y que asimilaron el sentido político de la canción, pero también que le bailaran. No había razón para no poder bailar las canciones con contenidos político o dedicados a los mártires revolucionarios.
Otra canciones compuestas por Silvio en Angola son la Gaviota y Canción para mi soldado.Esta canción, creada en las trincheras angoleñas, constituye una de las máximas expresiones del internacionalismo en la obra de Silvio.


Un luminoso y radiante día de enero del 77 regreso a Cuba. Los sudafricanos se habían retirado del frente sur y la situación del país parecía controlada por las fuerzas angoleñas y cubanas. Había pasado, disparando sus canciones con su mejor arma, casi todo el 76 en Angola y al fin, dando por cumplida su misión, regresaba intacto a su querida Habana.


Corrían los días de a fines de guerra y allí estaban, como siempre había estado, la Catedral, el Capitolio, el Castillo del Morro, el Malecón que contenía las olas del Caribe. La atmósfera era clara y transparente. Elevo los ojos, respiro profundo, la palabra cielo se hizo en su boca