La Habana, 10 de mayo de 1997.
Troperos:Después de un rato de ocho meses sin aparecer, aquí estoy saludándoles. Me disculpo, claro, aunque advierto que no he vivido ajeno a vuestra existencia. Incluso he visto a algunos, a principios de marzo. En la universidad de Puerto Rico se alzó una muchacha, que venía de la Florida, a defender a Cuba. Hablaba en su nombre y en el de otros troperos y amigos.Se manifestó con una convicción que estremeció la sala. Sé que en el concierto que hicimos el día siete había muchos de ustedes, llegados de diferentes países.
Llevaba en mente saludarlos, pero hace rato que sé que no me debo fiar de todos mis propósitos en un concierto. Cuando estás ahí arriba, encañonado por las luces y las almas, sólo un pedazo de tu mente habitual funciona. Se duermen partes de uno mismo y despiertan otras que sólo aparecen en esa situación. Por eso uno olvida cosas del cotidiano que uno es, y también descubre otras que no sabe.
Buena parte de las cosas que entonces se descubren se deben a la química del momento, a la comunión que se produce. Es algo difícil de prever.De allí viajé a París y, a mi llegada al aeropuerto, un joven con una guitarra se despegó de una columna y amablemente me pidió que se la firmara. A mí ahora me parece un sacrilegio garabatear guitarras, pero lo hice para no contrariarlo (y porque tengo memoria).
Le pregunté que cómo sabía de mi llegada. Me dijo: "Soy tropero". Bastó.O sea que nos percibimos. Señales de otra química, la del éter. No esta nada mal.Por cierto que la palabra tropero me parece muy sugestiva, porque además de identificar al integrante de "la tropa cósmica" parece aludir a quienes tienen que ver con los tropos, ingrediente sustancial de la poesía. Por mi parte la he incluido, en varias acepciones, en mi diccionario personal.Unos días antes de viajar a Puerto Rico recibimos por telefax, desde Miami, un grupo de preguntas que debía responder para "El Nuevo Herald". No pude hacerlo entonces, pero lo hice en abril, cuando llegué a La Habana.
Hace casi un mes que enviamos las respuestas, nos dieron acuso de recibo, pero la entrevista no se ha publicado. Como no me gusta trabajar en balde (gasté dos días en ese interrogatorio), se la publico yo a ustedes, por si les interesa.Estos temas pudieran ser parte de los de intercambio, si nos reunimos aquí en La Habana, durante la primera semana de agosto. Lo digo por si se mantiene en pie la propuesta de algunos de ustedes de venir, para saludarnos. Al respecto había pensado en crear condiciones para pasar un rato juntos.
Avisen si vienen o no. Creo que, en principio, pudiéramos fijar el día siete (7) para encontrarnos en algún lugar de La Habana. Un parque o algo así, ya veremos.Por último discúlpenme, por favor, la falta de tiempo para responderles uno a uno. Espero no llegar a herirles demasiado.Fraternalmente con ustedes, el aprendiz
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