Con la música y la naturaleza en la sangre
Sin tantos rodeos, la reconocida cantautora nicaragüense Katia Cardenal me contó todo, o al menos casi todo respecto a su carrera artística como Dúo Guardabarranco, como solista y también sobre la pasión por el medio ambiente a través de la música.
La artista es hija de Salvador Cardenal Vargas (q.e.p.d.) y Leyla Barquero Bendaña, tercera de cinco hermanos: Violeta, Salvador, Katia, Paola, María Leyla.
Sentada frente a mí en una pequeña sala que ocupa Moka Discos, una disquera dedicada al apoyo a la música nicaragüense, me miraba fijamente y con la sencillez y timidez que le caracteriza inició a narrarme la historia de su carrera artística.
“Yo empecé a cantar con el coro del Colegio Teresiano en el 78, cuando tenía 14 años. Mi hermano (Salvador Cardenal) se fue a Panamá a estudiar para ser sacerdote Jesuita, allá le regalaron una guitarra y así fue como empezó a tocar en las misas y empezó componer. Cuando (Salvador) regresó a Nicaragua, yo estoy cantando con el coro del colegio y él haciendo canciones. Entonces, en una reunión familiar nos pusimos a cantar. Él quedó impresionado conmigo y me dijo: hagamos un dúo”, compartió.
Salvador estuvo en el 78 y 79 en Panamá. Vino para la alfabetización y ya no volvió al seminario, aseguró la artista.
“En ese momento ya teníamos el nombre Guardabarranco, que el mismo Salvador propuso”, recordó.
Guardabarranco “fue elegido no solo pensando en el ave nacional, sino también porque tiene una característica muy especial: no se puede enjaular porque se pega contra los barrotes”, dijo, estrellando un puño contra su otra mano abierta imitando el acto “y lo otro, porque cuando los otros animales del bosque escuchan al ave, saben que ahí hay peligro”, explicó.
“Eso era un simbolismo de que nuestra música iba a advertirle a las personas sobre el peligro de la maldad, del egoísmo, las tentaciones que hacen que el hombre sucumba en la corrupción, en la avaricia, que son temas que nosotros tocamos en nuestras canciones”, manifestó Cardenal.
Agregó que el Guardabarranco es el único pájaro que tiene una cola con dos plumas, “como dos péndulos”, entonces “nos quedó perfecto, porque nosotros éramos dos”.
Para 1980, Katia acariciaba apenas sus 16 años y fue entonces cuando el dúo salió hacia Panamá, a participar en un festival universitario, “después fuimos a Cuba en 1981, con repertorio propio, con canciones que Salvador escribió”, subrayó.
“Los primeros dos meses cantamos canciones de Luis Enrique y Carlos Mejía Godoy, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés”, rememoró.
El primer disco
En 1982 salió el primer disco del Dúo Guardabarranco, llamado “Un trago de horizonte”, patrocinado por el Ministerio de Cultura. Ese mismo año hicieron su primera gira por Finlandia, Rusia, Suecia y Canadá.
En la misma línea biográfica, “Abril en Managua”, es un festival que se realizaba cada año y en 1983 el Dúo Guardabarranco participó. “Fue un festival impresionante”, recuerda Katia, “vinieron todos los exponentes de la nueva canción, como Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Kilapayún, Gabino Palomares, Amparo Ochoa…”.
Guardabarranco vuela más lejos
El primer viaje del dúo por Estados Unidos fue en 1984, donde visitaron al músico norteamericano Jasckon Browne.
“Le encantamos y por eso nos produjo nuestro segundo disco, llamado ‘Si buscabas’, también nos consiguió un contrato disquero con Redwood Records”, contó Cardenal.
Con la ayuda de este músico, el dúo hizo varias giras en 1984 y 1985, pero en esta última fecha, Katia quedó embarazada de su hija Alfonsina y “con eso, el dúo tuvo su primera separación, porque “me fui a tener a la niña a Honduras”, explicó la artista.
Katia venía a Nicaragua a cantar, hacían giras, pero la separación duró cuatro años.
Su carrera como solista Fue en 1989 que la cantante regresó a su tierra y cantó en el Festival OTI. “Quedamos en décimo lugar, luego vino la convocatoria en 1990 y Salvador escribió la canción ‘Dame tu corazón’ y gané el segundo lugar a nivel internacional”, recordó. Agregó que como Dúo Guardabarranco cantaron “Días de amar”.
Pero fue ahí que el nombre de Katia se empezó a escuchar como solista.
“Jamás pensé hacer carrera como solista, pero ahora ya tengo diez discos grabados”, subrayó orgullosa.
Añadió que la OTI les abrió muchas puertas, “porque la gente nos tenía etiquetados como músicos políticos, panfletarios o músicos sandinistas, por el hecho que cantábamos música con contenido social”.
Tanta fue la influencia de la OTI en la carrera de este par, que un productor cubano les llamó y les produjo los temas ‘Dame tu corazón’ y ‘Soy latino’, con los mejores músicos de Miami y “eso ya formó parte del disco ‘Casa abierta’ (1994), pero antes grabamos en Dinamarca con la cooperación de los noruegos y daneses el disco ‘Días de amar’ (1990)”, mencionó la artista.
Aseguró que esto les abrió las puertas al mercado escandinavo y empezaron a realizar giras a Suecia, Noruega y Dinamarca.
Un cambio drástico
La historia política en Nicaragua dio un giro de 180 grados cuando el partido FSLN perdió las elecciones en 1990, trastocando también el aspecto cultural.
“El mercado de la música cambió y nosotros nos dedicamos a viajar e íbamos una o dos veces al año a Estados Unidos”, recordó Katia, agregando que fue en ese país donde grabaron “Casa Abierta”.
Su etapa en Noruega
En 1993 Katia se casó con un noruego y procreó 3 hijos (Sebastián, Adriano y Alexander). “Me casé en el 94 y en 1996 me fui a vivir a Noruega, esta fue la segunda gran separación del Dúo Guardabarranco”, refrescó su memoria.
Por este viaje la carrera de Katia como solista despegó, pero antes preparó un disco llamado ‘Brazos de sol’.
“Lo grabé con Eduardo Araica en la guitarra,” –explicó- “porque quería irme a Noruega con algo mío, pues no podía llegar con el catálogo del dúo si estaba sola”.
Llegando a Noruega le sugirieron traducir temas de Alf Proysen, “que es como el Carlos Mejía noruego”.
“Entonces traduje varias canciones e hice dos discos: uno de trova y otro para niños”, comentó.
“Cuando salió el disco de trova me llamaron del canal más fuerte de Noruega para una entrevista. Fui con mi noruego mal machacado, pero ¡salí hablando noruego!”, festejó entre risas.
Cuando salió al aire la entrevista, el titular, según Cardenal, fue que Proysen fue traducido al español. “El disco fue un ‘boom’, tanto que el primer mes se fue a la posición número 10 del Top 40 en Noruega y en ocho meses vendió 25 mil copias”, dijo.
Esto lanzó a Katia a colocarse al máximo nivel de artista en ese país. La casa disquera llamada Taller Cultural, de la Iglesia, le contrató para hacer cinco discos más.
Bajo esa firma Katia grabó “Navega por las costas” (disco de oro), “Reveslandia”, “Ven a mi casa esta Navidad”, “Fragancias” (canciones suecas en español).
“Ese disco lo grabé en Cuba”, señaló la artista. Después grabó “Sueños de una noche de verano”, con canciones de Silvio Rodríguez.
“En ese entonces tenía seis discos como solista y el que faltaba era la Misa Campesina, el cual tardé nueve años en terminar”, explicó.
La Misa Campesina
Este disco salió en 2008, dado que Katia volvió a Nicaragua en 2000, debido a que su esposo obtuvo trabajo aquí.
“Eso para mí fue caos total, porque tenía un contrato allá y la Misa Campesina quedó en el aire”, recuerda.
Dijo que para grabarla tuvo que pagar la mitad de su costo, porque la casa disquera no quiso pagarlo, porque ya no vivía en Noruega”.
La Misa Campesina se grabó en Nicaragua con quienes ahora conforman la Cuneta Son Machín, “y para la otra parte, me fui a Noruega a dirigir a un coro de 40 integrantes noruegos”, mencionó Cardenal.
Antes Katia grabó otros discos: “Una noche con Guardabarranco” (2001) y luego ‘Verdadero pan’, con Salvador (2003), y en 2004 “Hojarasca” con la casa disquera Majo Records, “que fue mi primera producción sola, y fundé en ese mismo año Moka Discos, mi sello disquero”, expresó.
El divorcio y retoma Guardabarranco
El divorcio de Katia se dio en enero de 2003. Fue entonces cuando retoma el Dúo Guardabarranco.
“Tenía dos carreras paralelas”, dijo, “porque en 2004 Majo Records me propone sacar ‘Hojarasca’ en Noruega, así que regresé”.
En ese entonces la artista andaba de novia con el cantautor nicaragüense Moisés Gadea y se casó con él ese año en Noruega.
En 2004 y 2005 Katia y Moisés con su guitarra, se quedaron en Noruega, trabajaron juntos en varias giras.
Al regresar en 2007 a Nicaragua, la cantautora graba “Mariposas de alas rotas”. El dúo continuó, aunque Salvador ya estaba muy enfermo.
“Fue una época bien difícil para los dos, porque su enfermedad fue deteriorando su ánimo, su carácter. Pasaba mucho tiempo en el hospital con transfusiones, cancelamos muchos conciertos y yo me iba con Moisés sola a cantar en vez de Salvador.
Debido a las circunstancias, en 2008 sale el disco llamado “Soy juventud”, el último que grabaron juntos Katia y Salvador como Dúo Guardabarranco.
“En total” -hizo el conteo Katia- “grabamos seis discos de música original, los otros son recopilaciones, compilaciones y colaboraciones”, detalló.
Guardabarranco y el medio ambiente
El amor por la naturaleza se debe a que desde la niñez “nuestros padres nos llevaban a pasear a ríos, lagos y sitios campestres”, explicó.
“Me acuerdo que cuando hizo erupción el Cerro Negro, yo tenía 7 años y mi hermana tenía 3 meses de nacida. Mi mamá la metió en una canasta, nos fuimos hasta León a ver la erupción como que fuera cinema: ahí sobre la carretera sentados con una bolsa de sándwiches y Coca Cola… así nos criaron”, recordó.
“Tuvimos perros, gatos, loras, conejos y hasta un chompipe y cada vez que se podía, íbamos al mar o nos bañábamos en calzones en los ríos. Mi mama tenía unos jardines divinos, siempre tuvimos ese contacto directo con la naturaleza”, agregó.
A raíz de esto, Katia estudió Ecología y música en el conservatorio, mientras su hermano Salvador ingresó a la UCA a estudiar Teología y Filosofía.
“A mi hermano le atrajo mi carrera y decidió también tomarla”, contó Katia, quien en calidad de artista ha viajado por más de 25 países.
Cardenal habló con igual entusiasmo de la Fundación Dúo Guardabarranco, la cual, comentó, ya estaba en planes antes de la muerte de Salvador.
“Esto lo hago para seguir promoviendo las obras de Salvador”, dijo Katia, rescatar sus obras inéditas, hacer libros de sus obras tanto como poeta, pintor y músico, dejó dos libros de poesía hechos, además dos proyectos sin terminar: un disco con 18 canciones ecológicas llamado ‘Verde verdad’, también sacaremos un libro con todas las canciones que fueron editadas (104) de las cuales más de 80 fueron grabadas con el dúo y el resto como solista, con su partitura, sus acordes para guitarra y su letra”, declaró esta orgullosa hermana.
El MIFIC, en este caso, aprobó la entrega de este patrimonio nacional a las arcas de Nicaragua para que quede registrada la obra de Salvador Cardenal.
Asimismo se está desarrollando el Museo de Salvador Cardenal, en donde el cantor había iniciado con una colección de piezas precolombinas.
“Yo he conseguido fondos con varios patrocinadores y ese museo, espero, lo vamos a abrir como en un mes donde se podrá escuchar su música, leer sus libros, comprar sus discos, habrá un parque infantil, escenario para conciertos de cantautores, habrá una cafetería…”, detalló la artista.
“Recientemente firmé un convenio con la Embajada de Dinamarca, ellos nos van a apoyar con la consolidación y fortalecimiento de esta fundación, además nos ayudarán a reeditar todos los discos agotados del dúo”, informó la cantautora.
“Yo no voy a permitir que la gente se olvide de la música de Salvador, porque me parece que es demasiado buena”, selló la entrevista.
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