A solicitud del trovador Silvio Rodríguez La Jiribilla reproducio dos mensajes de Pablo Milanés ( en negrilla)publicados en el blog Segunda Cita.
Me escribió este amigo diciéndome que Pablo le había enviado estas respuestas. Yo las reproduzco como entrada oficial de mi blog. Me gustaría que Cubadebate y otros medios también las publicaran, como hicieron con los intercambios de comentarios anteriores.
Silvio Rodríguez
Juan Pin, esto es lo que pienso de todo lo que he venido leyendo. Si te parece lo publicas.
Un abrazo. Pablo
Juan Pin, hermano, esta es una más de las diatribas incontroladas de Silvio frente a mí, llena de mentiras y tergiversaciones, como cuando me venía pidiendo perdón por todas ellas, desde hace más de veinte años, y yo no lo perdono. Es posible que una vez más llore, se arrepienta y pida el perdón que jamás le voy a conceder; más aún cuando ha tenido el impudor de hacer público su viejo rencor (no sé de qué categoría, que lo analicen los psicólogos) y que ha llegado a comprometer mi dignidad y mi militancia revolucionaria. No deseo involucrarme en un debate reducido sólo a los usuarios de estas nuevas tecnologías, que al final son la mínima expresión de la información en Cuba.
Un abrazo, tu hermano,
Pablo
Juan Pin, si te he escrito estos dos correos es porque sé que tienes el conocimiento y la disposición suficiente para entender lo que quiero manifestar, así como dar a conocer, si es que lo deseas, estos dos documentos que resumen lo que siento y pienso, sin entrar en más polémicas.
Juan Pin, si ayer perdoné a los verdugos que indiscriminadamente me lanzaron con 23 años a los campos de concentración y a 48 000 compañeros más de desgracia, perdoné, te repito, porque no quiero que esta revolución sea como las otras que han devorado a sus hijos. Así mismo, no perdonaré la doble traición que acaba de efectuar públicamente Silvio Rodríguez a quien una vez fue su hermano.
Hace años que lucho porque nuestra revolución brote con nuevos frutos y nuevos conceptos que no nos anquilosen en el mismo fracaso que otras revoluciones anteriores. Por eso, no me he callado, he hablado con valentía, ante la cobardía de los demás, solamente para tener el país que he soñado, que me hicieron soñar y que se está perdiendo gracias a la falsedad y al extremismo de los que se llaman "verdaderos revolucionarios". Estoy absolutamente seguro de que el tiempo me dará la razón y en mi país, en mi casa, en mi barrio, esperaré como mismo he sido, a que este sueño se cumpla.
Tu hermano,
Pablo
Me escribió este amigo diciéndome que Pablo le había enviado estas respuestas. Yo las reproduzco como entrada oficial de mi blog. Me gustaría que Cubadebate y otros medios también las publicaran, como hicieron con los intercambios de comentarios anteriores.
Silvio Rodríguez
Juan Pin, esto es lo que pienso de todo lo que he venido leyendo. Si te parece lo publicas.
Un abrazo. Pablo
Juan Pin, hermano, esta es una más de las diatribas incontroladas de Silvio frente a mí, llena de mentiras y tergiversaciones, como cuando me venía pidiendo perdón por todas ellas, desde hace más de veinte años, y yo no lo perdono. Es posible que una vez más llore, se arrepienta y pida el perdón que jamás le voy a conceder; más aún cuando ha tenido el impudor de hacer público su viejo rencor (no sé de qué categoría, que lo analicen los psicólogos) y que ha llegado a comprometer mi dignidad y mi militancia revolucionaria. No deseo involucrarme en un debate reducido sólo a los usuarios de estas nuevas tecnologías, que al final son la mínima expresión de la información en Cuba.
Un abrazo, tu hermano,
Pablo
Juan Pin, si te he escrito estos dos correos es porque sé que tienes el conocimiento y la disposición suficiente para entender lo que quiero manifestar, así como dar a conocer, si es que lo deseas, estos dos documentos que resumen lo que siento y pienso, sin entrar en más polémicas.
Juan Pin, si ayer perdoné a los verdugos que indiscriminadamente me lanzaron con 23 años a los campos de concentración y a 48 000 compañeros más de desgracia, perdoné, te repito, porque no quiero que esta revolución sea como las otras que han devorado a sus hijos. Así mismo, no perdonaré la doble traición que acaba de efectuar públicamente Silvio Rodríguez a quien una vez fue su hermano.
Hace años que lucho porque nuestra revolución brote con nuevos frutos y nuevos conceptos que no nos anquilosen en el mismo fracaso que otras revoluciones anteriores. Por eso, no me he callado, he hablado con valentía, ante la cobardía de los demás, solamente para tener el país que he soñado, que me hicieron soñar y que se está perdiendo gracias a la falsedad y al extremismo de los que se llaman "verdaderos revolucionarios". Estoy absolutamente seguro de que el tiempo me dará la razón y en mi país, en mi casa, en mi barrio, esperaré como mismo he sido, a que este sueño se cumpla.
Tu hermano,
Pablo
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