martes, noviembre 08, 2011

Jalisco Park

Joseba Sanz
Silvio, memoria trovada de una revolución
Canción: http://www.megaupload.com/?d=879DPEK7

El sabado, 30 de enero de 1988, Silvio y Afrocuba ofrecieron un recital en La Habana Vieja, en la Plaza de la Catedral, al que asistieron miles de personas. La entrada era por todas los accesos a la Plaza. la recaudación, que era voluntaria, se depositó en varias urnas y seria dedicada al sufragar los labores de restauraciín de La Habana Vieja, uno de los conjuntos arquitectonicas coloniales mas completos de Ámerica, declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. La idea surgío cuando Eusebio Leal, historiador de la ciudad, conducía a Silvio por La Habana a la busca de lugares para las fotos de la carátula de disco Oh Melancolía.

Como invitado actuaron Carlos Varela y Gerardo Alfonso, dos jóvenes trovadores de una altísima calidad pertenecientes a la nueva promoción de trovadores cubanos, entre los que están Donato Poveda, Santiago Felíu, Alberto Tosca, Frank Delgado, Xiomara Laugart, Anabel Lopez y Albita Rodriguez. Todos ellos están asumiendo su papel de nuevos trovadores en una sociedad compleja y se enfrentan-con bastante éxito- a la renovación temática, superando los temas de los años heroicos de la Revolución, expresando nuevas inquietudes y en algunos casos, como el de Albita, revitalizando la música campesina u otros campos de la musica populas.

Carlos Varela había logrado ya una gran popularidad en Cuba. Su musica está en conexión directa con la realidad social cubana y su crítica de los aspectos negativo o contradictorios es realmente fuerte. La juventud se ha identificado enormemente con él. De alguna manera está afrontando un momento de muy fuerte contradicción social, similar aunque con otras razones, al que Silvio vivio en su primeros años.

Incluso los salseros Van-Van han críticado en sus canciones aspectos como el problema de la vivienda en La Habana (una ciudad de dos millones de habitantes), la burocracia, las colas o los problemas de suministros, pero Carlos Varela va mucho más alla. En Jalisco Park relata los años de la Revolución poniendo como excusa el parque infantil Jalisco Park, situado en el habanero barrio del Vedado, donde él cuando era pequeño iba a jugar. Es una canción dedicada a Silvio.
Refleja la muerte del Che y la aparición de Silvio como "un loco que al principio nadie entendio". Habla, también, de un amigo suyo que marchó a Miami con sus padres y reafirma su intención de hacer Revolución a su modo, con sus canciones, en contra de los enemigos que "le quieren descarrilar" como al carrusel de Jalisco Park. Es de algún modo un nuevo Silvio que se enfrenta a las contradicciones de su tiempo.

Jalico Park,tras una etapa de absoluta decadencia se cerró. Antes de cerrarlo, tan sólo se vendía ron en el establecimiento del mismo, ni caramelos ni refrescos para los niños, y los viejos aparatos ya no funcionaban. El cierre de Jalisco Park fue el resultado del burocratismo, del pragmatismo, excesivo a veces, de la Revolución.

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Algunos mayores echan de menos el colorido de las calles habaneras en los tiempos anteriores a la Revolución.
Muchos de ellos ven La Habana de hoy como muerta, gris, triste, con sus vacíos escaparates, las deslucidas paredes de los decrépitos edificios coloniales y los vetustos Chevrolet y Plymouth americanos de los 50 que aún circulan por La Habana, creando la impresión de que el tiempo se ha detenido. La visión de Carlos se limita a analizar el resultado, no necesariamente justo, en el parque de su niñez por el que también ha pasado el tiempo y a la vez cuestiona los posibles errores de la Revolución.

Todos los domingos me iba a la ciudad
de los chocolates para ir a escalar
la montaña rusa, la estrella polar,
los carritos locos,
todo un paraíso de metal.
Me iba a la laguna para navegar
con los botecitos en el mismo lugar.
Magos y payasos, ganas de volar
como los avioncitos de Jalisco Park.

Todo daba vueltas como el carrusel
y todos mis amigos girando con él.

Allí pase mi infancia, en aquel rincón
y entre los aparatos buscaba una razón,
por eso la vida solo me enseñó
a través del parque lo que nos pasó.

A la montaña ruso la quisieron descarrilar
con todas las calunmias de la Patria Potestad
y luego a mi amiguito el padre se lo llevó
a montar el barquito y nunca regresó.

Todo daba vueltas como el carrusel
y todos sus amigos lloramos por él.

Un día jugando no supe por qué
en el 67 mataron al Che
y así gió su historia como el carrusel
y la soñada idea de ser como él.
Después el pelo largo la moda y la confusión
llegaban al 70 con el sueño del millón.
Y así surgió aquel loco que primer nadie entendio
diciendo cosas raras como en aquella canción:
"La era está pariendo un corazón
no puede más, se muere de dolor..."
Ha pasado el tiempo y soló quedan ya
aparatos muertos puestos a girar
y aunque no fui payaso ni mago ni aviador
sigo dando vueltas sin pensar quien soy.
Y así tengo enemigos que que me quieren descarrilar
haciéndome la guerra porque me puse a cantar, pero pongo la historia por encima de su razón y sé con qué canciones quiero hacer resolución, aunque se me quede sin voz, aunque no me vengan a escuchar,
aunque me dején solo como a Jalisco Park.

Silvio le comentaria a Carlos: "Estas ha sido una de las pocas veces que una canción ha servido de verdad para transformar la sociedad", En efectos, Jalisco Park se volveria abrir a comienzos de los 90. Carlos Varela está consiguiendo, como en su tiempo logró la nueva trova, expresar inquietudes y contradicciones que encuentran respuesta en la Revolución. Carlos es el Silvio de Debo partirme en dos cuando afirma: "Solo quiero decir, sólo quiero cantar y no importa que luego me suspenda la función", o el que reconoce tener enemigos en Resumen de noticias o el inconforme de Hay un grupo que dice o de Mientras Tanto.



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