El pitazo del tren, un barrio reunido y gente que se llegó hasta La Juanita, en Cienfuegos, hicieron un Claro de Luna para celebrar con Silvio Rodríguez los 30 años de vida artística de los hermanos Novo, esos trovadores nuestros que son parte de esta ciudad marinera y que le han escrito canciones trocadas en crónicas a la Perla del Sur.
Y sí, ratificaron eso, que son cubanos de Cienfuegos, entre Brisas y olas, sentados con los viejitos de su parque. Y como para que la tradición siga en pie, se llegó hasta el escenario improvisado en medio de la calle de Santa Cruz, Gabriel Novo, el benjamín de la familia, quien ejecutara, a guitarra limpia, un Vals Latinoamericano, El pica pica. También vino al concierto, Lázaro García, quien no podía faltar.
Silvio estuvo soberbio, nos hizo pasear por un repertorio antológico, que sacó a la gente de las casas, y poco a poco fueron colmando el lugar hasta un lleno total, para terminar interpretando el clásico Ojalá, a coro con los vecinos de La Juanita, y hasta de un poco más allá. Pero no fue suficiente, el coro de ¡Silvio!, ¡Silvio!, le hizo tomar la guitarra cuando ya se despedía y entonar una última pieza.
Se hizo acompañar, como viene siendo costumbre, de los muchachos de Trovarroco y la flautista Niurka González, quien le imprime un tono melódico a esas letras que conocemos de memoria de tanto manosearlas en los oídos, que van desde el amor al compromiso.
En verdad fue una noche memorable, ¡Silvio Rodríguez en Cienfuegos!, incluso en medio de los play off de la pelota cubana, en un juego contra Industriales, su público le rindió culto, porque hacerlo es como volver a vivir, soñar y amar.
Para el domingo, a las 7:00 de la noche, se anuncia el segundo de los conciertos que ofrecerá acá, en la barriada de Reina, un asentamiento rodeado de mar, poblado en su mayoría por pescadores y gente sencilla, pero que mientras pasan la noche encendiendo luceros en el litoral, entonan Unicornio, como un himno de hermandad.
(Tomado de Periódico 5 de Septiembre)
Y sí, ratificaron eso, que son cubanos de Cienfuegos, entre Brisas y olas, sentados con los viejitos de su parque. Y como para que la tradición siga en pie, se llegó hasta el escenario improvisado en medio de la calle de Santa Cruz, Gabriel Novo, el benjamín de la familia, quien ejecutara, a guitarra limpia, un Vals Latinoamericano, El pica pica. También vino al concierto, Lázaro García, quien no podía faltar.
Silvio estuvo soberbio, nos hizo pasear por un repertorio antológico, que sacó a la gente de las casas, y poco a poco fueron colmando el lugar hasta un lleno total, para terminar interpretando el clásico Ojalá, a coro con los vecinos de La Juanita, y hasta de un poco más allá. Pero no fue suficiente, el coro de ¡Silvio!, ¡Silvio!, le hizo tomar la guitarra cuando ya se despedía y entonar una última pieza.
Se hizo acompañar, como viene siendo costumbre, de los muchachos de Trovarroco y la flautista Niurka González, quien le imprime un tono melódico a esas letras que conocemos de memoria de tanto manosearlas en los oídos, que van desde el amor al compromiso.
En verdad fue una noche memorable, ¡Silvio Rodríguez en Cienfuegos!, incluso en medio de los play off de la pelota cubana, en un juego contra Industriales, su público le rindió culto, porque hacerlo es como volver a vivir, soñar y amar.
Para el domingo, a las 7:00 de la noche, se anuncia el segundo de los conciertos que ofrecerá acá, en la barriada de Reina, un asentamiento rodeado de mar, poblado en su mayoría por pescadores y gente sencilla, pero que mientras pasan la noche encendiendo luceros en el litoral, entonan Unicornio, como un himno de hermandad.
(Tomado de Periódico 5 de Septiembre)
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