Por Maribel Flamand Sánchez Martes,
Por primera vez la joven Gretel asiste a un desfile por el Día Internacional de los Trabajadores. Antes lo hizo muchas veces junto a sus padres y participar en esas multitudinarias marchas, corear canciones, decir consignas y hasta bailar al ritmo de una conga, no pasaba de ser una diversión para ella.
Ahora asiste como afiliada al sindicato de Comercio, Gastronomía y Servicios. También se divierte, disfruta feliz el reencuentro con antiguos compañeros de estudios, ahora obreros como ella.
Igualmente corea consignas, porta banderas y canta la melodía de El Necio, canción de Silvio Rodríguez, que le llega desde un equipo de audio cercano y se estremece con cada estrofa.
Mientras espera por el comienzo del acto en su querida Plaza de la Revolución Mayor Calixto García Iñiguez, en Holguín, recuerda la conversación sostenida recientemente con su tía radicada en España: “…aquí las cosas no andan bien, cada día mucha gente pierde su empleo que es como perder la vida.
No intervengo en manifestación alguna, pero desde hace algún tiempo no cesan en las calles y cada vez son más masivas. La gente anda temerosa de perder sus garantías sociales y económicas por los planes de reajustes y en cuanto al desempleo los jóvenes se llevan la peor parte…”
“Los jóvenes se llevan la peor parte”, fue esta la frase que más le impactó, y no pudo más que comparar aquello con el proceso de reordenamiento laboral, que emprende la sociedad cubana, tras el fortalecimiento de nuestra economía, proceso que ya experimentó en su propio centro de trabajo y que a pesar de su juventud y reciente inicio en la vida laboral, no fueron obstáculos para mantenerse en su puesto.
Manifiesta seguridad, razona en que a pesar del férreo bloqueo yanqui, de carencias materiales e insuficiencias internas, aquí nada tenemos que ver con despidos masivos ni pérdidas de nuestras principales garantía sociales, que por el contrario se refuerzan y son prioridad para el Estado Cubano.
Por razones como estas Gretel acude al desfile por el Primero de Mayo. Ahora comprende mejor por qué para el trabajador cubano es un día de fiesta. Hay muchas razones para celebrar, y también para apoyar las causas justas que este día cada obrero defiende con más empeño, aunque sucedan en el rincón más remoto del planeta.
Comienza la marcha y la joven holguinera se pierde entre la multitud que muestra carteles, pancartas, banderas, que corea consignas, reafirma compromisos, ratifica fidelidad a su revolución y a sus líderes…
Ahora entiende mejor por qué desde el amanecer, cuando se disponía a partir para la cita proletaria manifestaba una inexplicable emoción, y por qué luego de concluida esta jorna siempre histórica no dejaba de tararear la misma estrofa de la famosa pieza del poeta trovador: …Yo no sé lo que es el destino, caminando fui lo que fui. Allá Dios, que será divino. Yo me muero como viví…
Por primera vez la joven Gretel asiste a un desfile por el Día Internacional de los Trabajadores. Antes lo hizo muchas veces junto a sus padres y participar en esas multitudinarias marchas, corear canciones, decir consignas y hasta bailar al ritmo de una conga, no pasaba de ser una diversión para ella.
Ahora asiste como afiliada al sindicato de Comercio, Gastronomía y Servicios. También se divierte, disfruta feliz el reencuentro con antiguos compañeros de estudios, ahora obreros como ella.
Igualmente corea consignas, porta banderas y canta la melodía de El Necio, canción de Silvio Rodríguez, que le llega desde un equipo de audio cercano y se estremece con cada estrofa.
Mientras espera por el comienzo del acto en su querida Plaza de la Revolución Mayor Calixto García Iñiguez, en Holguín, recuerda la conversación sostenida recientemente con su tía radicada en España: “…aquí las cosas no andan bien, cada día mucha gente pierde su empleo que es como perder la vida.
No intervengo en manifestación alguna, pero desde hace algún tiempo no cesan en las calles y cada vez son más masivas. La gente anda temerosa de perder sus garantías sociales y económicas por los planes de reajustes y en cuanto al desempleo los jóvenes se llevan la peor parte…”
“Los jóvenes se llevan la peor parte”, fue esta la frase que más le impactó, y no pudo más que comparar aquello con el proceso de reordenamiento laboral, que emprende la sociedad cubana, tras el fortalecimiento de nuestra economía, proceso que ya experimentó en su propio centro de trabajo y que a pesar de su juventud y reciente inicio en la vida laboral, no fueron obstáculos para mantenerse en su puesto.
Manifiesta seguridad, razona en que a pesar del férreo bloqueo yanqui, de carencias materiales e insuficiencias internas, aquí nada tenemos que ver con despidos masivos ni pérdidas de nuestras principales garantía sociales, que por el contrario se refuerzan y son prioridad para el Estado Cubano.
Por razones como estas Gretel acude al desfile por el Primero de Mayo. Ahora comprende mejor por qué para el trabajador cubano es un día de fiesta. Hay muchas razones para celebrar, y también para apoyar las causas justas que este día cada obrero defiende con más empeño, aunque sucedan en el rincón más remoto del planeta.
Comienza la marcha y la joven holguinera se pierde entre la multitud que muestra carteles, pancartas, banderas, que corea consignas, reafirma compromisos, ratifica fidelidad a su revolución y a sus líderes…
Ahora entiende mejor por qué desde el amanecer, cuando se disponía a partir para la cita proletaria manifestaba una inexplicable emoción, y por qué luego de concluida esta jorna siempre histórica no dejaba de tararear la misma estrofa de la famosa pieza del poeta trovador: …Yo no sé lo que es el destino, caminando fui lo que fui. Allá Dios, que será divino. Yo me muero como viví…
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