viernes, noviembre 25, 2022

Noel Nicola ¿Trovador sin suerte?

  

🖋 Por: Frank Padrón Nodarse

Junto a Silvio y Pablo, es de los fundadores. Allí estaba, en los conciertos auspiciados por Casa de las Américas, estimulados por Haydee Santamaría; en los de la Cinemateca de Cuba, con el grupo ICAIC, que integró desde los inicios; en peñas y teatros donde la Nueva Trova plantaba sus semillas que serían, con el tiempo, árboles frondosos.


Sin embargo Noel Nicola (1946-2005), hijo de Isaac (uno de los fundadores de la Escuela cubana de guitarra, maestro de Leo Brouwer) no fue de los más favorecidos por la popularidad, si bien es respetado y admirado por muchos. Como trovador en sí, nunca llegó a  tener el poder de convocatoria de sus principales colegas.

Ello no puede ocultar el hecho de que se trata de uno de los grandes de la Nueva Trova, de la trova cubana toda. Lo digo así, de un tirón, sin regodeos.

Muchas de las piezas de Noel Nicola figuran entre las más acabadas y sobresalientes, no solo dentro ese contexto, sino de toda la cancionística cubana. Incluso, algunas de ellas han sido tan populares que las cantan no pocos intérpretes, más incluso que él mismo. Por ejemplo, Son oscuro, convertida en hit hace varios años.

Noel cuidó siempre mucho los arreglos, pero en esencia fue un trovador; me gustó mucho escucharlo  siempre con aquella voz aguda y de raro timbre, lanzando al viento sus elevadas metáforas, sus textos profundos, sus solfas complejas pero pegajosas. Representa otra línea que, pese a sus inevitables puntos de contacto, no tiene que ver con Silvio, Pablo u otras poéticas de la Nueva canción cubana.

Radiografía de una apariencia; Comienzo el día; Con las letras, la luz; Para una imaginaria María del Carmen; Es más, te perdono (pequeña joya de la canción erótica entre nosotros); Cuatro cosas bien; Leí su carta ayer; Ya están las semillas; Cueca con tu nombre escondido, son algunas de mis favoritas en la espaciosa «arca de Noel».

Ha musicalizado, asimismo, un puñado de versos de un poeta que mucho lo ha influido, un lírico de cabecera de varios cantautores que empezaron junto a él: César Vallejo. 

En una simpática pieza, de corte muy posmoderno, que da título a un CD suyo, Noel se confiesa un «trovador sin suerte», acaso aludiendo a algunos de estas razones que he comentado. Pero esto es solo la «radiografía de una apariencia», porque este cantautor cuenta con una obra rotunda, henchida de momentos gigantes, que van desde la irreverencia y la iconoclasia hasta el lirismo y la ternura, y se apoyan en un arsenal armónico tan rico y henchido que en este campo supera a no pocos de sus colegas, por lo cual es una cancionística (que dicho sea de paso, supera los 300 títulos)  insertada por derecho propio en la historia de nuestra música.


Del libro Ella y yo. Diccionario personal de la trova (Ed. José Martí, 2015)




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