El PAIS
Este viernes y sábado, el trovador cubano se presentará en Montevideo con entradas agotadas.
La canción que le dedicó a Mujica, el aviso que se hace sobre su show y qué piensa hoy del socialismo.
Silvio Rodríguez en 2025.Foto: EFE |
Pocas veces se ve algo como esto: un aviso que anuncia que “será un concierto para entregarse al arte de la música a través de la canción, por lo que no usaremos pantallas laterales” y que cierra así, “Gracias por su comprensión”.
Pocas veces, también, las entradas para una doble fecha en el Antel Arena se agotan tan rápido.
Para esa escala, el éxito comercial suele ser un acontecimiento reservado más que nada a los artistas del momento, a las modas pop, al espectáculo en la acepción más reluciente del término.:
A 13 años de una última presentación en la Tribuna Olímpica del Estadio Centenario, en una noche de viento en la que quedó grabada su bufanda protegiéndolo de la intemperie, el trovador cubano volverá a cantarle al público uruguayo.
Hay un vínculo singular entre su pluma, su sentir y esta tierra. Dos Antel Arena llenos son prueba suficiente.
Mañana y el sábado, Rodríguez —78 años— cantará en Montevideo en el marco de la gira Quería saber, que presenta el disco de 2024 en el que la fineza de su poesía y la calidez de su voz se mantienen estoicas, en conversación con un repertorio que hizo de “Ojalá”, “Óleo de una mujer con sombrero”, “Ángel para un final” o “La era está pariendo un corazón” canciones para siempre. Mainé Hermo abre el primer día; IKA, el segundo.
Rodríguez, que llega con su guitarra y banda completa —su pareja, la flautista y clarinetista Niurka González, Oliver Valdés en batería y percusión, Jorge Reyes en contrabajo, Jorge Aragón en piano, Emilio Vega en vibráfono y los guitarristas de Trovarroco, Rachid López y Maikel Elizarde—, propone un encuentro con “el arte de la música” y eso explica que la reseña del diario argentino La Nación, tras su reciente presentación en Buenos Aires, se haya referido a “una reunión íntima entre amigos de años, de los que se conocen y se quieren”, más que a un recital.
El fin de semana, el trovador llenó dos veces el Movistar porteño, adonde volverá el próximo martes. En la previa visitó a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que escribió: “Silvio Rodríguez no requiere demasiada presentación: genial cantautor y poeta cubano y militante comprometido con las causas justas en todo el mundo. Sus canciones nos marcaron a fuego como generación y siguen deslumbrando por su belleza. Silvio es exactamente eso... Autor y cantor de canciones bellas”.
Ese rasgo, la delicada forma en que fusiona su instrumento acústico con la poesía y el compromiso con las ideas de izquierda hicieron de Silvio Rodríguez un nombre fundamental en la música latinoamericana.
Silvio Rodríguez, con la canción y la lucha de la mano
Trovador y dibujante, su vida está atravesada por la Revolución Cubana.
Integró las brigadas Conrado Benítez en la Campaña Nacional de Alfabetización impulsada por el Che Guevara, y ayudó a dar clases en las montañas mientras aún era menor de edad. Fue parte de las milicias estudiantiles desde la primera hora y, en 1964, de los primeros llamados a hacer el Servicio Militar Obligatorio.
Selló su compromiso con la música justo en ese momento de la vida, cuando encontró refugio y aire —en tiempos del servicio militar— en la escritura y la composición. Se dio cuenta, ha dicho, de que tenía cosas para decir. Así, en su caso, lucha y canción fueron siempre de la mano.
En 1968, junto con Pablo Milanés, Noel Nicola, Martín Rojas, Eduardo Ramos y Vicente Feliú, participó en Casa de las Américas del que se considera el concierto fundacional de la nueva trova. Lanzó su primer disco solista, Días y flores, en 1975. Desde entonces, su voz comenzó a expandirse por el mundo.
Llegó a Uruguay por primera vez en 1985, para participar de los festejos por el retorno a la democracia. Actuó junto a Pablo Milanés en la explanada de la Intendencia —el concierto, grabado en vivo, está disponible en Spotify— y a partir de ahí fue hilando recitales y entablando amistades.
Compartió más de una vez con Daniel Viglietti, y este año estrenó “Más porvenir”, dedicada a José Mujica. Había empezado a escribirla en 2009, tras escuchar un discurso del Pepe, y la lanzó cuatro meses antes de su muerte. Se espera que la haga en vivo en Uruguay.
Hoy, con más de una veintena de discos, dos libros (Canciones del mar y Cancionero), música para películas, obras de teatro y series de televisión, y varios premios a cuestas, Rodríguez —que en 1997 fue nombrado Artista UNESCO por la Paz— está al frente de un grupo de artistas que giran por los barrios carenciados de La Habana.
Mucho de su último disco, Quería saber, dialoga con ese recorrido. Según dijo en la nota que acompañó el lanzamiento, salvo “Tonada para dos poemas de Rubén Martínez Villena”, una pieza que arrastra desde inicios de los setenta, todas las demás “las canté en muchos conciertos de barrio. Y creo que son como este joven y maltrecho siglo, al que espero que un buen día le crezcan las alas”.
En paralelo a la salida del álbum, reconfirmó su compromiso con la izquierda en una entrada de su blog, Zurrón del Aprendiz, con la que quiso contestar a los medios que insinuaban que él estaba “cambiando de principios”.
“Nunca fui militante porque me cuesta acatar sin discusión lo que se les ocurre a otros, pero cuando estoy de acuerdo ni el miedo a la muerte me ha podido apartar de lo que considero deber”, escribió entonces.
“Estar vivo sin evolucionar es absurdo. Ver el mundo y aprender no significa dejar de ser solidario ni abandonar los deseos de justicia social. Sigo trabajando para un mundo más justo, donde en vez de invertir en armas se invierta en oportunidades para todo el que nace. Sigo pensando que el socialismo tiene mejores posibilidades humanas que el capitalismo; pero tendrá que ser un socialismo verdaderamente superior, como tanto se ha dicho y se ha cantado, aunque debamos usar ‘melladas herramientas’ mientras no seamos capaces de una energía mejor. Abajo los dogmas. Viva la libertad. ‘Con todos y para el bien de todos’. Solo así siento que honro el sacrificio de mi pueblo”.
A la música, en tanto, la honra cantando. Sin artificios, sin pantallas, con su voz como ofrenda.
Silvio Rodríguez en conferencia de prensa en su primera visita a Uruguay, en 1985.
Foto: Archivo El País
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