Dicen que Silvio Rodríguez no escribe canciones: deja pedazos de alma en forma de acordes. Pero pocos saben que una de sus letras más conocidas, “Ojalá”, nació de una despedida que casi nadie entendió del todo.
No fue solo por amor —o al menos no uno romántico. Silvio tenía una pareja que se fue al exilio en los años duros de Cuba, y esa partida lo dejó con una mezcla imposible de rabia y ternura. Durante semanas no pudo componer nada… hasta que una madrugada, en una terraza del Vedado, mirando el mar oscuro, escribió: “Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan”.
No era una maldición. Era un deseo contradictorio: querer que esa persona siguiera viva… pero lejos. Por eso la canción suena dulce y cruel al mismo tiempo.
Décadas después, en una entrevista, le preguntaron si “Ojalá” era una canción de amor o de odio. Él solo sonrió y dijo:
—Depende del día en que la escuche.
Y desde entonces, cada vez que alguien la canta, queda la duda: ¿a quién realmente le estaba hablando Silvio? #SilvioRodríguez #Ojalá #HistoriaDeUnaCanción #LeyendasDeLaMúsica #MisteriosDeLaMúsica

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