viernes, noviembre 21, 2025

Silvio Rodríguez y el canto compartido

El trovador cubano forjó lazos culturales, desafiando esquemas junto a generaciones de artistas Stiven Rodríguez Volcán El primer gesto rebelde y poético de Silvio Rodríguez nació en la Cuba de los años sesenta, cuando, en medio del servicio militar obligatorio, se escabullía en silencio de las bases para marcharse lejos, guitarra en mano, a cantar y componer. En esa soledad germinó la necesidad de un trovador que no se conformaría con el aislamiento: buscaba voces afines, jóvenes cantores y músicos con quienes tejer lazos de amistad

Pronto dejó su casa y se lanzó a los espacios de la creación y la comunicación. A los 21 años consiguió su propio programa televisivo, Mientras Tanto, donde compartía canciones y videos junto a obras de otros artistas. Fue allí, un día cualquiera, cuando al bajar las escaleras del estudio se cruzó con Omara Portuondo, que subía acompañada de un que subía acompañada de un joven. Silvio lo reconoció de inmediato: era Pablo Milanés. Se sentaron en un estudio, y con una guitarra comenzaron a cantar.

Para Silvio, aquel encuentro fue más que el inicio de una amistad: fue un proceso de formación y creación compartida que dio origen a la Nueva Trova Cubana. “Éramos sangre nueva, veníamos a romper los esquemas, como hacen todas las generaciones. Ahora lo hacen también, y lo seguirán haciendo”, recordaría después en una entrevista.

Para Silvio, aquel encuentro fue más que el inicio de una amistad: fue un proceso de formación y creación compartida que dio origen a la Nueva Trova Cubana. “Éramos sangre nueva, veníamos a romper los esquemas, como hacen todas las generaciones. Ahora lo hacen también, y lo seguirán haciendo”, recordaría después en una entrevista.


Las colaboraciones de Silvio son diálogos poéticos que trascienden, donde se entrelazan la amistad y el amor.
Entre ellas destaca, sin duda, el histórico concierto junto a Milanés en Argentina (1984), apenas concluida la dictadura. Aquellas canciones que habían sido censuradas por el régimen resonaron entonces con energía en las voces del público.

Aunque nunca compusieron a dúo, la voz de América, Mercedes Sosa, llevó al mundo canciones de Silvio en los años ochenta. En esa misma década, el trovador se adentró en nuevas búsquedas sonoras con la banda de jazz Afrocuba. También colaboró con Chico Buarque cantando «Pequeña serenata diurna».

A lo largo del tiempo, esas colaboraciones se multiplicaron y aún hoy siguen sumándose, como prueba viva de una obra que no deja de crecer.

Colaboraciones recientes


«Luciérnagas» (2025) es una canción del cantautor argentino Milo J. Aquí Silvio presta su voz en un dueto que transmite la experiencia de perder a un ser querido y cómo la memoria y la música pueden resignificar esa ausencia.



«La tempestad» (2017)
 se ha convertido en un himno del grupo cubano Buena Fe. En este sencillo el poeta se une para cantar letras de resiliencia.


«Ojos color sol» (2014)
 es una canción de la banda puertorriqueña Calle 13. Silvio aparece con la melodía de su voz para expresar que la mirada de un ser amado es capaz de embellecer al mundo.


«Quererte» (2025) es una pieza del cantautor español Pedro Pastor. El trovador cubano evoca un amor cercano y profundo.




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