jueves, diciembre 11, 2025

Joseba Sanz siempre en el corazón

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Joseba Sanz Arranz, nació en Bilbao (1970/03/17) y el 12 de diciembre de 2023 murió con 53 años. Joseba siempre estuvo interesado en los Balcanes, en los últimos años trabajó allí de guía de viajes/montaña en varias ocasiones, además, participó en varios actos de la Drina Zubia Kultural Elkartea, entre otros, en los Jugoslavia Eguna.El texto que sigue es la traducción al castellano del original escrito en euskera;que leímos en su despedida del 14 de diciembre de 2023:

 Joseba, viajero y aventurero, escritor, insumiso, fotógrafo y periodista, sociólogo, director de cine, maestro de la filosofía y mucho más, pero sobre todo amigo, muy buen amigo. 

 Era un soñador romántico. Su aportación para acabar con la mili la hizo en la cárcel. 

En la escuela y entorno castellanoparlante de Bilbao fue capaz de aprender euskera y llegó a cursar en la universidad los estudios de sociología en nuestro idioma. Joseba era un utópico de esos que tratan de hacer realidad sus sueños, aunque el lugar donde nos conocimos en 2002 no era demasiado utópico, ambos trabajábamos en el Juzgado de Primera Instancia número siete de Vitoria-Gasteiz. 

Él apareció en el juzgado tras haber ascendido en el Himalaya el Cho Oyu (8200 metros). Una de las primeras historias que me contó fue su viaje a Cuba de 1990. El vuelo era más barato con Aeroflot, por ello, en su camino a La Habana pasó por la moribunda Unión Soviética. Gracias a una larga escala vio las extensas colas alrededor del McDonald’s recién abierto en Moscú, a pesar de tener ante sus ojos el hundimiento de una utopía, aquel joven tenía viva la ilusión por un mundo más justo. Silvio y Cuba unían su utopía artística, política y de amor.: Me dio un ejemplar de “Silvio: Memoria trovada de una revolución en el restaurante chino donde solíamos comer en Vitoria-Gasteiz. Sabía algo de Silvio, pero no porque escuchara su música, sino porque a la chica que me gustaba en la época del Instituto le entusiasmaba. 

Recuerdo que, en 1994, tras la primera autoedición, cuando Txalaparta lo publicó, Nagore y yo nos sentábamos juntos y ella siempre tenía a su lado el libro de Joseba. Cuántas veces nos hemos reído de ello Joseba y yo. Él no sabía que tenía tantas seguidoras entre las jóvenes, siempre decía ¡aaay si lo hubiera sabido! 

 El nuestro era un juzgado especial: Andikona, Bego P., Bego C., Elena, Olatz, Julia… la mayoría éramos jóvenes y cogíamos el teléfono en euskera, por eso nuestros compañeros del Palacio de Justicia nos llamaban el Juzgado vertical-ali Kale Borroka El secretario judicial era un vascoparlante vividor y nuestro juez, Paco, recién llegado de Valencia, además de ser de izquierdas, comenzó a aprender euskera. Entre Paco y Joseba había química, el magistrado disfrutaba con los interminables vacileos de Joseba. Es una pena que, en uno de los desplazamientos de Valencia a Vitoria-Gasteiz, un accidente de coche le dejó moribundo; al final no pudo salir de ahí y, finalmente, el hombre murió, eso sí antes de que muriese tuvimos una comida de despedida.

 Seguro que la mayoría de los que hemos conocido a Joseba hemos echado en falta el privilegio de tener una última comida o cena con él, a gusto habríamos escuchado aquello que tenemos en la punta de la lengua y que no somos capaces de verbalizar por su boca, sin filtros y con su particular humor. Joseba nos ha demostrado que no importa tanto cuidar la imagen y lo que decimos para complacer a los demás; él, siendo crudamente honesto, está rodeado de personas que le quieren. 


 Nuestro joven y colorido juzgado, como suele suceder en la administración, con el tiempo se agrisó. Mientras trabajaba en Vitoria-Gasteiz seguía haciendo el doctorado en Leioa y, entre otras cosas, con Pedro, Rafa, Iñaki, Mario, Igor y Zesar pusimos en marcha el grupo de investigación Parte Hartuz. En el año 2003, en cuanto Parte Hartuz consiguió el reconocimiento oficial y financiación, me marché a la universidad. Estábamos poniendo en marcha un postgrado de Participación Ciudadana y para que todo funcionara correctamente necesitábamos una persona que gestionara administrativamente el curso, trabajara la creatividad, hiciera vídeos y pusiera a bailar a los profesores; sabía que conocía la persona adecuada para ello.

 Joseba hizo suyos Parte Hartuz y nuestro posgrado. Como en todos los proyectos de su vida, en los viajes, en el trabajo, en los retos personales, en la lucha y en el amor, la implicación fue al 100%, pues no sabe moderarse en lo que hace con pasión. Ambos vivíamos para Parte Hartuz. Papeles de administración, coordinación de profesorado, atención personalizada de lujo para el profesorado externo con comidas y cenas que castigaban nuestros hígados. Todas las semanas estábamos subiendo y bajando en la A8, de Bilbao a Donostia y de Donostia a Bilbao en el viejo coche de Joseba para que los ponentes pudieran impartir clases de postgrado y seminarios dirigidos al personal técnico de los municipios vascos. Eso era militancia de 24 horas. El modelo se extendió a nuevas compañeras, como Andere, Miren, Imanol, Álvaro, Alicia, Jonatan, Noemí, Izaro, Mercè, Izaskun, etcétera. Según aumentaba la familia de Parte Hartuz, aumentaba los conflictos internos. 

 Seguir el ritmo de Joseba no es fácil y la universidad paga muy mal el esfuerzo y la entrega, imaginad que ahora nuestras sustitutas cobran un sueldo de miseria de 850 euros. La universidad también es administración, el ambiente se deteriora y se agrisa, quizá más despacio que en el juzgado, pero también llega ese momento. Joseba huyó, aunque volvió de vez en cuando, como estudiante de comunicación y también como profesor de Ciencia Política.

 Entre tanto hizo de todo, incluso aprendió a ligar. Lo de bailar tendrá que esperar para otra vida. No le gustaba nada el fútbol, pero oigan, en 2004 se fue al EVEREST a subir la bandera del Athletic. Tenía el reto de ascender en solitario y sin ayuda de oxígeno, lamentablemente en la recta final el mal tiempo lo impidió. Pero lo suyo no podía ser sólo un deporte, el legado de esta aventura está en el documental “Everest: El lado oscuro”, que nos acerca a los pueblos del Himalaya, recoge un poco de historia del alpinismo y contiene reflexiones críticas sobre la ética montañera, el negocio alpino y el occidentalcentrismo.

 Más tarde sus aventuras prosiguieron por todo el mundo, atravesó el Atlántico en vela, se solidarizó con las refugiadas en Euskal Herria y fuera. En los Balcanes nos enseñó el sufrimiento para atravesar las malditas fronteras que hemos construido. En casa, denunció la sangrienta y olvidada guerra de Yemen y con Ongi Etorri Errefuxiatuak, MOC-KEM y otras muchas compañeras Joseba nos mostró que las guerras del mundo comienzan aquí, en nuestras industrias militares y puertos.": 

 En Bolivia quiso conocer las últimas horas;de la vida del Che Guevara. Ernesto fue asesinado el 9 de octubre de 1967, Joseba preguntó a las vecinas del lugar cómo sucedió y recogió numerosos testimonios, entre ellos Julia Cortesena, maestra del colegio La Higuera, le explicó que alimentó al Che las últimas 24 horas antes de que perdiera su vida y que tuvo la oportunidad de hablar y reflexionar con él.

 Hemos envejecido Joseba, nos fallaron las promesas, liderazgos y revoluciones de quienes venían a cambiar el mundo, nos hemos refugiado con frecuencia en el pragmatismo, la ironía y el sarcasmo. Pero como haces con los amigos, siempre ahí estás dispuesto a ayudar, nunca has perdido la necesidad de empatizar con las personas excluidas y vulnerables. Has mantenido las ganas de cambiar las cosas, aunque sea desde lo pequeño. 

 Compañero Joseba, de trabajo, de risas, de conversaciones inagotables, de fiestas y de anhelos de un mundo mejor, más humano, más justo, sin guerras y con más y mejor sexo. ¡Hasta no sé qué victoria, pero hasta la victoria siempre compañero! 

 Osasuna eta askatasuna! Lurra arina izan. dakizula.

Asier Blas Mendoza

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