Silvio Rodríguez
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viernes, mayo 02, 2025
Detalles de los conciertos en Uruguay y Argentina(actualizado)
jueves, mayo 01, 2025
martes, abril 29, 2025
“Mis compañeros de trova son compañeros de vida”
Artista icónico, resiste y sigue cantando: con 79 años, regresará al país en octubre. Antes de su visita, dialogó en exclusiva con EL DIA sobre la música, los muchachos de la Nueva Trova, el presente y el porvenir
Nunca quiso un lugarcito en ningún altar, pero ¿existen hoy voces más grandes en la música que la de Silvio Rodríguez? Para los argentinos, al menos, pocas: artesano de canciones obligadas en la adolescencia de varias generaciones, el artista cubano es un ícono de su tiempo, de los días de la Nueva Trova, y también de este tiempo, cuando se erige sin querer ser estatua como una de las últimas voces que canta avisando que “la era está pariendo un corazón, y hay que acudir corriendo pues se cae el porvenir”.
Silvio resiste. Al paso del tiempo, que tanto se ha llevado, pero también a tiempos estos, donde la música se viste de entretenimiento, se disfraza a la moda y se despoja de políticas para atravesar fronteras globales. Silvio resiste necio: sigue viviendo como siempre vivió, guitarra en mano, haciendo música. Y sin muchos misterios: ante la pregunta de cómo nutre su proceso creativo, responde que simplemente “soy muy común” y que “como a cualquiera, algo se me queda de todo lo que veo y lo que escucho, y no solamente de las artes. Me pasa hasta con lo que sueño e imagino”.
“Cierto que hay sudor e incluso experiencia en mi quehacer, pero respetando siempre la chispa que enciende la pradera”
Silvio habló vía mail con EL DIA en el marco de su regreso al país. El 11 de octubre visitará Argentina (en el Movistar Arena) en el marco de su gira latinoamericana, su vuelta tras 7 años: en 2018, visitó Avellaneda y tocó ante más de 100 mil personas. “Unos años antes habíamos hecho otro, también bastante concurrido, en Lugano”, relata. “Por aquellos años yo hacía eso todos los meses en mi país. Después nos detuvo la pandemia. Cierto que lo de Avellaneda fue impresionante. Siempre recuerdo que, al final del concierto, detrás del escenario, tuve la suerte de conocer a Norita Cortiñas, con quien tuve un breve intercambio inolvidable”.
- En Argentina estamos atravesando un momento político complejo, con tensiones fuertes entre generaciones y visiones del país muy contrapuestas. ¿Cómo ve a nuestro país en la actualidad?
- No sé separar a Argentina del mundo, como tampoco sé hacerlo con Cuba. Es un momento muy especial y crítico, a nivel planetario, el que estamos compartiendo. Por un lado tenemos al más grande imperio de la historia en franca decadencia, lanzando zarpazos; pero lo que subyace es el enfrentamiento de dos concepciones de lo que deben ser las sociedades humanas. Creo que en la actualidad no hay país que se salve de este enfrentamiento que, espero, se resuelva lo menos dolorosamente posible.
- ¿Cómo siente que ha evolucionado su forma de componer desde los inicios de la Nueva Trova hasta tu obra más reciente? ¿Cómo elige hoy los temas que lo mueven a escribir, en un mundo tan distinto al de sus inicios?
- Parece referirse usted a lo que dicen las palabras, a lo que suele llamarse el contenido. Debo aclarar que, en mi caso, no es tan simple como elegir temáticas. A veces se tienen claros los asuntos y no aparecen las palabras. Soy incapaz de forzar esas apariciones porque de ello depende, en considerable medida, la autenticidad y eficacia del resultado. Cierto que hay sudor e incluso experiencia en mi quehacer, pero respetando siempre la chispa que enciende la pradera.
Silvio Rodríguez vuelve con su guitarra: la cita será el 11 de octubre en el Movistar Arena
PASADO Y PORVENIR
Son, efectivamente, otros tiempos respecto a aquellos de la Nueva Trova. Así lo atestiguan los caídos: ya no están Pablo Milanés ni Vicente Feliú, tampoco Noel Nicola o Lázaro García. Las utopías del ayer también flaquean, y Cuba, ya sin Fidel Castro, tampoco es aquella a la que le cantaron los trovadores.
Silvio, sin embargo, sigue. No claudica. Hace música, brinda conciertos, usa Instagram, escribe en su sitio. El año pasado lanzó un nuevo disco, “Quería saber”, una colección de once temas compuestos entre 2015 y 2019 donde se combinan letras intimistas y sociales, canciones ricamente instrumentadas y otras reducidas a su esencia mínima. Es su tercer disco en 5 años. Y se embarca ahora en una gira por cinco países de Latinoamérica, incluido el nuestro, para seguir cantando esas utopías y desmintiendo al tiempo, a los nuevos tiempos.
- Después de la partida de Vicente Feliú, colaboró en la publicación de su disco póstumo “Heréticas”. ¿Cómo fue ese proceso para usted, desde lo artístico y desde lo personal? ¿Qué siente que dejó Vicente en ese último gesto creativo?
- Lo hice primero con Noel Nicola y muy recientemente con otro excelente trovador: Ángel Quintero. Es lo menos que puedo hacer por mis compañeros de trova, que son compañeros de vida. El caso de Vicente tiene de especial que somos amigos desde la escuela secundaria, cuando todavía no tocábamos guitarras y mucho menos hacíamos canciones. Así que imagínese. Hace 20 o 25 años le insistí mucho en que grabara todos sus temas iniciales, que vi nacer, y por fortuna me hizo caso. De ahí salieron las “Heréticas” y otros dos títulos que están en camino.
“Es un momento muy especial y crítico, a nivel planetario, el que estamos compartiendo. Lo que subyace es el enfrentamiento de dos concepciones de lo que deben ser las sociedades humanas”
- El mundo musical ha cambiado mucho con el auge de las plataformas digitales. ¿Cómo percibe el consumo de la música en la actualidad? ¿Qué impacto siente que tienen el streaming y los algoritmos sobre la relación entre el artista y sus oyentes?
- Cuando yo empezaba, mediados de los 60s, era un lío grabar. Las grabadoras eran enormes, pesadas y caras. Para un registro profesional había que tener mucha suerte o mucho dinero. Hoy, con un teléfono y un par de programas construyes lo tuyo, lo filmas y lo lanzas al éter. Tanta facilidad por supuesto que tiene dos caras, como casi todo.
- Como contrapunto, ha habido un resurgir del vinilo como formato, alcanzando nuevas generaciones: ¿se ha planteado la posibilidad de relanzar su discografía en este formato? ¿Qué le genera la vuelta del vinilo, tanto a nivel de sonido como de conexión con el formato físico?
- La aparición de la música digital fue impactante porque eliminaba todo lo que no era música; pero resulta que cuando escuchamos música en vivo también estamos oyendo los sonidos de ambientes. O sea, la digitalización del sonido, aunque sea sonido puro, es un tanto irreal. Creo que por eso se está volviendo a lo analógico. Y sí, tengo planes de hacer una colección de mi discografía de esta forma. Si logro hacerla, se la voy a dedicar a mi amigo puertorriqueño Benicio del Toro, que me ha insistido en que lo haga.
- Sabemos que hay muchas grabaciones de sus primeros años que nunca fueron editadas oficialmente o que se encuentran en discos de vinilo que no se han vuelto a publicar. ¿Existe la posibilidad de una recopilación futura que rescate ese material?
- Uno de los proyectos que tengo entre manos son versiones de aquellas canciones viejas, idea que empecé en “Érase que se era”. Por otra parte, también tengo en mente tomar algunas de las viejas grabaciones que hice para la radio, la televisión y el cine –por supuesto las mejor conservadas– y hacer uno o varios trabajos con ellas.
Referente de la nueva trova cubana, Rodríguez regresa al país tras siete años |
jueves, abril 24, 2025
miércoles, abril 23, 2025
“Estamos analizando la posibilidad de agregar algún otro”
El cantautor cubano profundizó con Publimetro sobre su vínculo con el país, destacando su admiración por Violeta Parra y su relación con Víctor Jara: “Nos llevábamos bien, discutíamos muy fraternalmente”.
Silvio Rodríguez Domínguez. (Instagram)
Por Nibaldo Pérez Bravo
22 de abril 2025 a las 10:30 hrs.
Mientras los fanáticos de Silvio Rodríguez cuentan los días para verlo en escena en alguno de los cuatro conciertos que agendó en nuestro país, una luz de esperanza se abre para otros miles de seguidores del cantautor cubano que no lograron conseguir una entrada, luego que éstas se agotaran en un par de horas para sus presentaciones del 29 de septiembre y el 1, 5 y 6 de octubre próximos.
Fue el propio Silvio quien confirmó a Publimetro que estudian sumar un quinto concierto en Chile y de paso advirtió “que no me será posible hacer entrevistas durante la gira”, por lo que las actividades estarían enfocadas en sus presentaciones.
¿Qué le parece que en algunas horas se hayan acabado las entradas para los 4 conciertos que agendó en Chile? ¿Existe la posibilidad de fijar otra fecha para los miles de seguidores que no podrán verlo en el país?
Fue una total sorpresa para mí que se vendieran tan rápido las entradas para 4 conciertos. Estamos analizando la posibilidad de agregar algún otro. En día próximos veremos si se puede.
¿Cuál será el repertorio que traerá esta nueva gira por Latinoamérica?
Algunas canciones de mis últimos trabajos y también esas otras que no pueden faltar en mis conciertos.
En algunos meses nuestro país tendrá elecciones de presidente ¿Qué opinión le merece el gobierno de Gabriel Boric?
No considero importante mi opinión sobre elecciones que no sean las cubanas. Me gusta ser respetuoso. Por otra parte, simpatizo con quienes comprenden y respetan a mi país, sean de donde sean y militen donde militen.
“Lucho Gatica fue la primera noción que tuve de que Chile existía”
El primer país latinoamericano que visitó Silvio Rodríguez fue Chile en septiembre de 1972. En la ocasión, participó de un congreso de la Jota, grabó algunas canciones, visitó la Peña de los Parra, cantó junto a Víctor Jara y fue recibido por el expresidente Salvador Allende en La Moneda.
En innumerables entrevistas ha destacado el lazo que lo une a nuestro país resaltando a la familia Parra ¿Qué fue lo primero que lo vinculó a Chile y cuándo?
Cuando era niño, Lucho Gatica fue la primera noción que tuve de que Chile existía. En Cuba fue muy querido. Después, las hermanas Sonia y Miriam. Tremendo dúo, también muy queridas en Cuba. Cuando crecí un poquito llegaron los poetas: Nicanor, Neruda, Huidobro, y muy poco después la inmensidad indescriptible de Violeta Parra, la consecuencia artística de sus hijos. Víctor Jara, sin duda, también es mucho Chile. Fui amigo y admiro mucho a Roberto Matta.
En el documental “Que levante la mano la guitarra” señala que tuvo el honor de cantar con Víctor Jara en dos ocasiones, primero en La Habana y luego en Santiago de Chile ¿Qué recuerda de esas presentaciones y cómo era su relación con Víctor Jara?
Sí, en La Habana nos vimos en Casa de las Américas y en Chile, la primera vez que llegamos, estaba esperandonos en el aeropuerto, junto a Chabela, Ángel y muchos otros compañeros. Recuerdo que también nos vimos en la Isla de la Juventud, en Cuba, en un Festival de la Nueva Trova. Nos llevábamos bien, discutíamos muy fraternalmente; éramos de realidades muy diferentes, pero nos unía el compromiso del oficio y el enfoque que teníamos del mismo.
Este 2025 se cumplen 53 años desde que vino por primera vez al país en septiembre de 1972 junto a Noel Nicola y Pablo Milanés ¿Cómo se gesta esa visita y qué impresión se llevó del Chile de la Unidad Popular?
Chile estaba en guerra, o al menos Santiago lo estaba. Vivíamos en el centro, salíamos a la calle y era raro el día en que no nos veíamos envueltos en una pelea entre civiles y carabineros: bombas lacrimógenas, chorros de agua, etc. No estábamos acostumbrados a eso, aunque nos resultaba interesante, incluso atractivo. Vimos a los mineros con un cartel que decía: “Chicho, danos las armas”. Por las noches nos íbamos a la Peña de los Parra y por allí desfilaba toda la nueva canción, hasta a Gerardo Vandré estaba por esos días. Comimos muchas empanadas y bebimos vino blanco.
¿Es efectivo que en esa visita usted grabó en una radio chilena el disco Tetralogía?
Acompañé a Chabela Parra en una o dos canciones, creo que para Alerce. Tetralogía lo grabé tiempo después, en La Habana.
¿Qué influencia tuvo para sus letras y música la obra de Violeta Parra?
Toda la buena poesía y la buena música que se escuchan dejan ganas de ser así de buenos. Pasa también con el buen teatro y el buen cine. Hasta con las buenas personas pasa. Violeta es una revolucionaria, en terminos artísticos. Y no lo es por hacer lo mismo sino porque transgrede. Esa es la excelencia que un genio como Violeta tiene para enseñar.
¿Existe en la actualidad alguna banda o cantante chileno al que admire o escuche?
Siempre hay expresiones dignas de admiración en Chile. Pero temo no conocer lo suficiente el panorama como para ser justo.
Su primera canción
En el documental “Que levante la mano la guitarra”, usted señala que la primera canción que compuso cuando tenía 15 o 16 años la tituló: “El rock de los fantasmas”. ¿De qué trata su letra y qué fue de ella?
Una tontería:
“Los fantasmas, los fantasmas
roqueando con cadenas y guitarras…”
En el mismo libro cuenta también que en 1969 grabó su primer disco individual que tenía cuatro canciones ¿Cuáles eran? ¿Alguna vez las incluyó en algún disco?
Fue para un libro-disco que no salió: “De la ausencia y de ti, Velia”, “No pienses, no digas” y “Cuántas veces al día”. Me falta una que no recuerdo. La primera y la última creo que están en discos o al menos las he cantado mucho.
Silvio Rodríguez Domínguez. (Instagram)
¿Por qué razón en 1969 te embarcas en el Playa Girón y cómo definirías esa experiencia en tu carrera musical y poética?
Recientemente se había creado la Flota Cubana de Pesca, integrada sobre todo por jóvenes, quienes pasaban largos meses pescando en el Ártico o en África. La idea era pasar de barco en barco, haciendo recitales y viviendo la experiencia. Y así lo hice durante cuatro meses y una semana. Por cierto, en esas travesías leí “La amortajada”, de María Luisa Bombal.
En 1975 en una carta dirigida a Alfredo Guevara, en ese entonces presidente del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), le pidió ser parte de los artistas que se embarcarían a Angola en 1976, señalando le “gustaría ir como combatiente” ¿Combatió en Angola? ¿Qué canciones son fruto de esa experiencia?
Fui dos veces a Angola, en 1976. En total estuve 7 meses en aquel país que, cuando llegamos, estaba invadido hasta la mitad por la Sudáfrica del Apartheid. Fui como militar (mi chapilla era 35665), pero me dieron la misión –junto a otros artistas que también se habían presentado voluntarios– de recorrer los frentes para animar las tropas cubanas y angoleñas. Mi brigada estaba compuesta por el trovador Vicente Feliú, el mago José Álvarez Ayra y yo. En los primeros 4 meses hicimos cientos de actividades, moviéndonos por tierra, en territorios complicados, pero tuvimos mucha suerte. Al segundo viaje también fueron Pablo Milanés y Noel Nicola. Fue un poco más corto pero también interesante. Angola es un país inmenso, de diversas culturas y costumbres.
¿Tiene un cálculo de cuántas canciones ha compuesto en su carrera?
No tengo idea.
De ellas, ¿Cuáles recomendaría escuchar para entender su obra?
No tengo idea.
De las canciones que ha compuesto, ¿Cuáles son aquellas que no podría dejar fuera si tuviera que hacer una compilación de su obra?
Hicimos una antología, llamada Cancionero. Ahora mismo estamos trabajando la segunda edición. Y contiene cientos de canciones. Puede que haya escrito demasiado.
¿Qué canción suya lo define de mejor forma?
Las canciones se hacen en una circunstancia particular A todas les pasa lo mismo: es la idea que uno tiene y trasmite en ese preciso momento. Supongo que las mejores deben ser las que son más útiles, las que nos mejoran, pero eso debe ser distinto para cada persona.
Mientras estuvo en la revista Mella, entre 1961 a 1962, dibujó historietas y quiso ser periodista. ¿Qué lo llevó a elegir la música?
Siempre me gustó la música. Mi madre cantaba, tuvo un dúo con una hermana a los 15 años. Mis tíos fundaron diversos proyectos musicales en mi pueblo. Aunque todavía me gustaría ser periodista.
Silvio Rodríguez Domínguez. (Instagram)
¿Aún se sigue considerando un “pintor frustrado”?
No logré desarrollarme en ese sentido (tropecé con una guitarra).
¿Qué lo motiva hoy hacer canciones? ¿Cómo es un día de Silvio Rodríguez en 2025? ¿Es muy distinto a los días de cuándo se inició en la música?
Me motiva lo de siempre: es la guitarra la que me sugiere todo. Lamentablemente no me le acerco para intimar todos los días. Voy al estudio cada mañana, trabajo en canciones recientes o viejas, grabo lo que se me ocurre. Y sí que son distintos estos días de aquellos. Por entonces donde único podía grabar era en la memoria.
¿Alguna vez pensó que sus composiciones musicales iban a traspasar a tantas generaciones y cree que eso le endosa una mayor trascendencia a su obra?
Aunque a veces pueda encontrar vigencia en algo que canté, nunca me propuse escribir para el devenir. Conste que no se me escapa la ambigüedad de este tipo de trascendencia, que no solo distingue el amor sino también lo que arrastramos de lamentable.
En el tema Testamento dice que le debe una canción a la sonrisa, a lo que supo, a los pecados, a la mentira, a lo oportuno, a las fronteras, a una bala, al compañero, a la muerte y a lo imposible. A 50 años de ese testamento, ¿A qué o a quién más le debe una canción?
Si le respondo esta no voy a necesitar cantarlo. Así que, por favor, excúseme la omisión.
Silvio Rodríguez Domínguez. (Instagram)
Silvio Rodríguez, el gran tejedor de nuestras luchas en la óptica de una silviófila
20 Abr 2025
Por María Alejandra Benítez Hurtado
Hay canciones que no se escuchan, se viven; y Silvio Rodríguez, ese trovador que lleva el mapa de América Latina tatuado en la guitarra, vuelve a recorrerlo con versos que son más urgentes que nunca.
El trovador cubano anunció en sus redes sociales una gira por cinco países de Latinoamérica, arrancando en Chile y culminando en Colombia, entre los meses de septiembre y noviembre de este año. Según algunas fuentes cercanas al cantautor, estaría el próximo 31 de octubre en la ciudad de Medellín.
María Alejandra Benítez |
Su gira se erige como un reencuentro íntimo y sincero con las voces y corazones que han acompañado nuestras causas sociales: a lo largo de su carrera, Silvio Rodríguez ha defendido la autodeterminación de los pueblos, los derechos humanos, la solidaridad con Latinoamérica y la lucha contra el imperialismo. En mi caso, conocí la música de Silvio Rodríguez muy pequeña, de la mano de mi abuelo materno, y al ingresar a la Universidad de Cartagena esa afinidad y gusto se profundizó porque la universidad pública es un terreno fértil para la formación ideológica y la sensibilidad hacia las causas y luchas populares, por una combinación de factores como la activa participación estudiantil y profesoral en debates sobre temas locales y nacionales, en la organización de eventos y movilizaciones, y en la producción de pensamiento crítico que busca transformar la realidad social.
Muchos jóvenes universitarios de mi época leíamos tanto a los históricos como Marx, Lenin, Gramsci, hasta los autores más contemporáneos como Butler y Galeano; así como también ciertas tardes se exploraba el pensar profundo de Bateman como un intento fructífero para comprender la alquimia del amor en perspectiva social. Ahí aparecía el gran Silvio Rodríguez, tan íntimo y expresivo, y por primera vez en una clase de Derecho Constitucional el maestro David Mercado (q.e.p.d.) hizo alusión a ‘Canción en harapos’ frente a un cuestionamiento que hice alrededor de las libertades intelectuales. Muchas de esas libertades las ansían jóvenes de los barrios marginados de la ciudad que tienen sueños de estudiar en la universidad pública, pero que habían barreras muy grandes para entrar, y le colocaba el ejemplo de la odisea a mis 14 años para pagar el pin del examen de admisión en el Banco Popular, y su respuesta fue muy sentimental (él maestro nunca acostumbró a dar respuestas de ese tipo en una clase, tan terriblemente poéticas y trágicamente hermosas a la vez): esa juventud barrial y popular me recuerda al sujeto plural de ‘Canción en harapos’, los desgastados, los ignorados, pero que también son valientes al tejer esperanza desde los hilos rotos del sistema, este sistema que cada día intenta convertirnos en monstruos, quitándonos nuestra humanidad.
Silvio Rodríguez es un pedagogo de la resistencia: En ‘La maza’ nos enseñó que, sin utopía, la lucha se vuelve piedra inerte; en ‘El necio’ nos recordó que la terquedad es un acto de amor cuando el mundo pide sumisión. No es para menos: su música, como nuestras movilizaciones, no busca aplausos: busca grietas. Grietas donde plantar la semilla de lo que algún día será -porque tiene que ser – distinto.
Ahora, cuando anuncia su gira abriremos el corazón porque sus canciones son abrazos para los que seguimos creyendo que la educación, la justicia y la dignidad no son privilegios, sino derechos. Para líderes y ciudadanos que aún llevamos en la piel los maltratos del Estado y el grito de la violencia, Silvio Rodríguez es el recordatorio de que hasta los harapos pueden volverse bandera.
Mi adolescente rebelde universitaria interior, que aún subyace entre las líneas del Plan Nacional de Desarrollo de este gobierno en cabeza de Gustavo Petro en materia de Educación, cumplirá su sueño de tener a su cantante favorito en su patria, de volver a llorar en un concierto y de corear con la emoción desbordada, los versos de un cubano universal, de un trovador con inteligencia incalculable que han sido refugio y estandarte. Los silviófilos prepararemos ese viaje a Medellín y cantaremos ‘Ojalá’ convirtiéndonos en espejos donde se reflejan los rostros de todos los que, en harapos o con títulos recién estrenados, seguimos con la esperanza a cuestas, con el corazón en llamas, luchando por lo que es inherente -y debería seguir siendo – al ser humano.
* Abogada; magíster en Derecho Administrativo; gerente regional Bolívar de Prosperidad Social y designada del presidente de la República en el Consejo Superior de la Universidad de Cartagena.
A propósito de su próxima gira por Latinoamérica,
resurge una paradoja insoslayable: Silvio Rodríguez, voz de los pueblos y poeta de la revolución, es unánimemente celebrado y sistemáticamente ignorado por las "élites musicales". Su obra, profunda y transformadora, no encaja en los moldes comerciales del imperialismo cultural. Un solo Grammy en su carrera, por una colaboración en 2015, parece una burla al talento de un artista cuya dimensión trasciende cualquier trofeo... Aunque nosotros sabemos bien, que Silvio no es hombre de Grammy, no va con él... Más bien, sería feo que Silvio sea artista Grammy! 😌
Necio en sus convicciones (como él mismo cantó), nunca ha necesitado validaciones. Su legado se mide en la piel de quienes encuentran en sus canciones consuelo, rebeldía y luz. La prueba más reciente: el fervor en Chile, donde más de 180.000 personas colapsaron sistemas digitales por un boleto, obligándolo a sumar dos conciertos. Esa es la gramática verdadera del éxito: la que se escribe con abrazos masivos, no con galardones efímeros.
Mientras otros artistas se doblegan al oportunismo, canjeando principios por un lugar en el circo mediático, Silvio permanece fiel a sí mismo y a su tierra. Su integridad es, quizás, su obra maestra. Las élites podrán mirarlo de reojo, pero él ya ganó el premio que pocos alcanzan: el amor inquebrantable de quienes reconocen la autenticidad y la calidad innegable del artista.
Como advirtió Martí: "Los premios no son más que flor de un día; lo que queda es la semilla". La de Silvio echó raíces hace décadas, y hoy da sombra a generaciones. Te queremos Silvio! 🫶
Silvio Rodríguez: lo poético y lo político de la revolución
Por Alex Ibarra Peña
18 de abril de 2025
“Eso no está muerto
no me lo mataron
ni con la distancia
ni con el vil soldado”.
(Santiago de Chile, Silvio Rodríguez)
Gran parte de la Trova Cubana fue una muestra de que la praxis revolucionaria, recordándonos de que la única violencia legítima es la de las víctimas, puede ser poetizada. Soñar un mundo posible capaz de transformar el orden de la dominación es un deber ciudadano con un imperativo ético que se ampara en la justicia a favor de las simetrías sociales en pos de la igualdad. Eso fue el programa de la Revolución Cubana que inspiró a varios movimientos políticos, especialmente en América Latina, convirtiéndose en Lumen Gentium aportando un sentido escatológico para nuestra historia.
La poesía de esa Trova Cubana, sin renunciar a lo político, apeló a un ideal que iba más allá de lo ético y que abrió la puerta a una estetización de apertura a la construcción de lo bello asumiendo el postulado del Pseudo Longino enfrentándonos a otro imperativo: que asume que es posible construir la belleza. Grandes trovadores cubanos tomaron la pluma y empuñaron la guitarra, dando el testimonio de que todos pueden participar de la acción revolucionaria desde sus dones.
Silvio Rodríguez es un artista de la Revolución Cubana que fue estímulo para las juventudes del continente. Recuerdo los años noventa viajando desde el Maule a Santiago y a Viña del Mar, aprendiendo que el Estadio Nacional no sólo era un lugar para el fútbol, ahí se torturó y se mató a varios ciudadanos que se les consideró peligrosos para el régimen cívico-militar de la dictadura de Pinochet (perrochet se decía en la época, advirtiendo las disculpas a esta noble especie animal), y que la Quinta Vergara no era puro festival televisivo. La emoción en ese estadio conmovía con las canciones del cantautor cubano en ese encuentro con el pueblo chileno.
Conocí las canciones de Silvio en cassettes piratas en conversaciones de encierro con amigos en los duros inviernos, las canté en las fogatas en Vilches y una que otra en un programa radial que se llamaba “el sereno de la medianoche”. Siempre me impactó la interpretación de las composiciones en guitarra, las cuales intenté tocar reduciendo la ejecución a muy pocos acordes, sólo los virtuosos podían imitarle sus magistrales interpretaciones siguiendo algunos cancioneros. Hasta hoy puedo repetir algunas partes, un poco más complejas que quedaron en mi memoria musical.
La relación de Silvio con el pueblo de Chile, es una larga historia de amor. Ha cantado en grandes escenarios de nuestro país, no sólo en Santiago, también estuvo apoyando encuentros en organizaciones comunitarias en las que se reunían los opositores a la Dictadura en reuniones más o menos clandestinas como bien lo ha recordado Eduardo Peralta en algunas entrevistas, de ambos hay una foto testimonial en el subterráneo de El Mesón Nerudiano.
Estos días causó furor el anuncio de su vuelta a Chile, no quiero decir visita, ya que según lo anterior me tiento a considerarlo un nuestro. Las entradas se agotaron de inmediato y tuvo que agendar más conciertos que también se agotaron rápidamente. Entre los jóvenes de esta época se dijo que se hizo “viral”, tal vez sí, pero dada su trayectoria esto sería una explicación injusta. Como sea Silvio nos vuelve a hacer un regalo que conmueve esta vez posibilitando el encuentro de generaciones que poco dialogan y que pocos ideales comunes comparten, de ahí que la visita de este trovador constituye un hito con renovadora esperanza en tiempos en que es necesario volver a creer que es posible cambiar el orden político escapando del escepticismo y del relativismo político. La Revolución Cubana sigue siendo un hito histórico para la liberación de los pueblos oprimidos, la traición del recién fallecido Mario Vargas Llosa no constituye un relato inapelable, más bien es un relato de la traición de todos aquellos que se voltearon al servicio de los privilegiados.
Alex Ibarra Peña.
Dr. En Estudios Americanos.
@apatrimoniovivo_alexibarra
jueves, abril 17, 2025
Reventa de entradas dispara precios para ver a Silvio Rodríguez: ya superan los $358 mil, casi cinco veces el valor original
En Viagogo, plataforma secundaria de venta de entradas para eventos en vivo en todo el mundo, se pueden encontrar boletos para los shows del artista cubano. Algunas ubicaciones en el Movistar Arena que se vendieron originalmente a cerca de $45 mil, hoy se revenden a más de $200 mil.
Por Felipe Betancour
El regreso de Silvio Rodríguez a Chile provocó fervor entre la fanaticada local. El artista cubano agotó cuatro fechas en el Movistar Arena. Desde las 12 horas de este martes comenzaron a agotarse las entradas. Sin embargo, usuarios han denunciado que estas se están revendiendo por hasta cuatro veces su precio original.
Los usuarios reportaron que la fila virtual alcanzó las 115 mil personas. Tras dos horas, las entradas fueron un completo éxito: se agotaron por completo y la productora anunció dos nuevas fechas, el 5 y 6 de octubre, las que también se agotaron rápidamente.
La alta demanda se trasladó a otros sitios, esta vez al portal de reventas Viagogo, donde se pueden encontrar entradas hasta cuatro veces más caras.
La entrada más cara en reventa corresponde a la ubicación Diamante, cuyo precio original era de $138.000 y que hoy se ofrece a $358.893. La misma cifra se repite para la categoría Golden, que inicialmente costaba $74.750. Esto representa un incremento de más del 380 % respecto al valor oficial.
Otras localidades también muestran fuertes alzas. En Platea Baja Golden, el precio pasó de $97.750 a $248.139, mientras que en Platea Baja Silver, subió de $86.250 a $154.120. En sectores más económicos como Tribuna, el precio se quintuplicó: de $34.500 a $163.728.
En algunos casos, como las entradas Platinum y Silver, no hay precios disponibles en reventa, lo que podría deberse a la alta demanda o a la baja oferta en esas zonas.
Incluso las ubicaciones más alejadas del escenario, como Platea Alta Silver o Platea Alta Golden (originalmente a $46.000), presentan precios actuales de reventa que superan los $200.000.
La legislación chilena no prohíbe la reventa de entradas ni establece cómo debe realizarse la transacción, y mucho menos fija un precio para dicha venta. Esto sí ocurría hasta 1980, cuando se derogó la normativa que lo prohibía. En la actualidad, solo se sanciona la venta por sobre el valor original en el caso de eventos deportivos, por razones de seguridad, aunque en la práctica esta medida rara vez se aplica.
A pesar de que no es ilegal, en redes sociales los usuarios se quejaron. Un usuario culpó a PuntoTicket por no poner límite a la compra de entradas: “140 lucas la reventa más barata para ver a Silvio Rodríguez. PuntoTicket permite venta ilimitada de entradas y se logran este tipo de situaciones”.
Otro usuario molesto escribió: “En este momento las están vendiendo al doble del precio, incluso más. ¿Esto es legal? Y si es así, ¿nadie regula esto? Confirmado: vivimos en un país turbio en todos sus niveles. Miles nos quedamos con las ganas de escuchar y ver a Silvio gracias a ’empresas’…”
lunes, abril 14, 2025
El anuncio de la gira de conciertos por América Latina con las fechas y los recintos anunciados hasta ahora(actualizado)
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Perú |
Argentina:Según pudo confirmar Página/12, el músico cubano se presentará el sábado 11 de octubre en el Movistar Arena (Humboldt 450). La de Buenos Aires será la única fecha en el país.
No me preocupa lo que se escriba de mí. No me hago ilusiones, para colmo soy de un país perseguido”
El más influyente y popular de los cantautores cubanos vuelve a Chile con dos shows en el Movistar Arena. En entrevista con Culto, habla de sus lazos con el país, del día en que estuvo con Víctor Jara pero se quedó durmiendo en un auto, del paso de los años y de la situación actual en Cuba: "No soy de los que culpan de todo al bloqueo".
Por Claudio Vergara12 ABRIL 2025
Silvio Rodríguez: “No me preocupa lo que se escriba de mí. No me hago ilusiones, para colmo soy de un país perseguido” |
“No lo pensé dos veces”.
Silvio Rodríguez (78) recuerda con claridad y detalle su reacción cuando le ofrecieron venir a Chile un ya lejano 31 de marzo de 1990: ese día, ofreció un multitudinario concierto ante 80 mil personas en el Estadio Nacional de Santiago, no sólo en el amanecer de los megaeventos locales, sino que también en los albores del retorno democrático, cuando su nombre y su música ya se podían escuchar con libertad, sin la mirada sospechosa de los militares que habían proscrito sus canciones en los días de dictadura. Fue uno de los encuentros masivos más memorables de la primera parte de los 90 en el país.
“Llevábamos 18 años ‘clandestinos’ en Chile. Algunos compraban nuestros discos en España, les sacaban las portadas y enmascaraban las placas en otras envolturas. Muchos chilenos nos contaban esas cosas que también se hacían con los casetes. De pronto vino el cambio político y la posibilidad de viajar a Chile. Dije que sí inmediatamente”, profundiza el cantautor cubano, en conversación vía mail con Culto, la forma que escoge para dialogar con la prensa desde hace décadas.
Luego retoma: “Entonces, tuve conciencia de la montaña de trabajo que significaría preparar un concierto para ese encuentro. Era febrero y el Festival de Jazz de la Habana iba a comenzar. Chucho Valdés era casi el patrocinador de ese evento, pero cuando lo invité a que se sumara con Irakere (a Santiago) tampoco lo pensó dos veces. Empezamos a ensayar enseguida, en un pequeño centro nocturno que hay en el sótano del Teatro Nacional. En unas tres semanas de trabajo montamos casi 4 horas de concierto. Chucho hizo todas las orquestaciones, transcribió los temas que yo hacía con Afrocuba –que acababa de desintegrarse– y, para colmo, escribió una obra increíble que hizo con Irakere para abrir la noche: Concierto Andino. Todo fue un tanto vertiginoso pero también muy motivador”.
Su nueva visita
A partir de ahí, el músico ha fortalecido una relación en vivo frecuente con Chile, extendida en las más diversas presentaciones, actos y recitales incluso en regiones. Un vínculo que revivirá con dos espectáculos fijados para el segundo semestre: serán el lunes 29 de septiembre y miércoles 1 de octubre, a las 21.00 horas, en el Movistar Arena. Se trata de su retorno a la capital luego de 2018, cuando hizo tres fechas en el mismo recinto del Parque O’Higgins. Las entradas se pondrán a la venta este martes 15 de abril al mediodía por Puntoticket.
“Voy a estar acompañado por músicos extraordinarios, son amigos con los que me divierto desde hace años. Eso siempre es una garantía”, adelanta con respecto a sus presentaciones en la capital, donde mostrará parte de su último título, Quería saber (2024).
-¿Cuál es la importancia de Chile en su carrera?
Para empezar, fue el primer país latinoamericano que visité. En setiembre de 1972, Gladys Marín, a quien conocí por Isabel Parra, nos invitó a Noel Nicola, Pablo Milanés y a mí a un congreso de la Jota. Simultáneamente se estaba haciendo una exposición internacional en Santiago y recuerdo haber grabado un grupo de canciones para la sede cubana en ese evento. Todas las noches íbamos para la Peña de los Parra, donde tuvimos una idea de lo amplio que era el movimiento de la canción de entonces. Por aquellos días fuimos a Valparaíso con Víctor Jara, a cantar en la Universidad, pero yo me quedé durmiendo en el auto porque estaba enfermo de la garganta. También recuerdo que el presidente Allende nos recibió en La Moneda. Estuve en tres ocasiones cerca de él.
-Usted ha vuelto un par de veces a algunos eventos puntuales en el Estadio Nacional de Santiago. Pero, ¿le hubiera gustado retornar alguna vez para un show en solitario, tal como lo hizo en 1990? ¿Se dio esa oportunidad?
Desde 1990 hasta hace unos años hice unas cuantas presentaciones en solitario en varios estadios chilenos, en todos los casos con muy buena asistencia, pero, hasta donde sé, no se volvió a dar la oportunidad de hacerlo en el Estadio Nacional.
-En abril del año pasado, la banda chilena Los Bunkers ofreció su primer show en el Estadio Nacional de Santiago. Ellos hicieron un disco completo interpretando canciones de usted en Música Libre (2010). ¿Se dio alguna gestión para que usted hubiera participado en ese show?
Sí. Ellos tuvieron la gentileza de invitarme y confieso que me hubiera gustado mucho acompañarlos. Lamentablemente, no me fue posible. Casualmente, hace unos días vi un video de ellos interpretando El necio en un concierto. Sin duda, consiguen una versión muy poderosa.
¿Retiro?
-El año pasado, usted también dio una entrevista a Culto y dijo que no pensaba promover su último disco, Quería saber, a través de una gira. Ahora viene a Chile en el segundo semestre presentando este álbum en vivo. ¿Qué lo hizo cambiar de opinión?
Los próximos conciertos no pretenden ser la presentación de Quería saber. Incluso es probable que lance otro disco antes de la gira. Por supuesto que haré algunas canciones de mis últimos trabajos. También habrá otras que tengo entre manos, además de algunas inevitables que suelen estar en todos los conciertos.
-¿Qué es lo que más lo motiva hoy para salir de gira?
Siempre me motiva hacer música –o soñar que la hago–. Tuve la inmensa suerte de poderme dedicar a algo divertido, que da gusto compartir.
-¿Nunca le ha cansado presentarse en vivo?
Yo no empecé pensando en cantar mis canciones. Yo solo quería escribir para que otros interpretaran. Pero un gran músico cubano, llamado Mario Romeu, me escuchó, me orquestó un par de temas y me presentó en la televisión. Cuando vine a ver, estaba hasta conduciendo un programa. A los 20 años estas cosas pueden ser muy estimulantes. Después, a lo largo del tiempo, he pasado varias veces por etapas de cansancio; pero un buen descanso puede regresar las ganas. Al menos hasta ahora.
-¿Hasta cuándo se ve publicando discos y realizando conciertos?
Puede que esté más tiempo publicando discos que haciendo conciertos.
-¿La palabra “retiro” forma parte de su léxico inmediato?
Oficialmente, para las leyes de mi país, me jubilé cuando cumplí 60 años. Hice una fiesta y todo. Aunque desde entonces he trabajado tanto o más que antes.
-Si en el resto de su carrera le dieran la opción de colaborar con algún artista, ¿a quién elegiría?
Si Ud. supiera… El año pasado tuve que publicar un texto declarando que no iba a hacer más colaboraciones. Es que constantemente llegan peticiones; tantas que he llegado a colaborar con cientos de proyectos ajenos. Pero los años me han hecho pensar que debo dedicarme a lo mucho que he dejado a medias; a veces canciones; otras veces discos enteros comenzados y abandonados por las giras. Sin contar lo que se me sigue ocurriendo, si merece atención.
-¿Le preocupa lo que se escriba de usted en el futuro, el legado que vaya a dejar su música, cómo se analizará su obra en las generaciones que lo sucedan?
No me preocupa lo que se escriba de mí en el futuro –ni siquiera en el presente–. No me hago ilusiones al respecto. Soy consciente de que no soy anglosajón –la cultura más difundida en los medios del mundo, por su poderío económico–. No le debo nada a las transnacionales ni a las disqueras poderosas. Para colmo soy de un país marginado y perseguido por rebelde y contestón. Sencillamente he hecho lo que he podido dentro de los maravillosos mundos de la música y la palabra, y lo he disfrutado. En Cuba se suele decir: “A mí, que me quiten lo bailao”.
Los dogmas y la música urbana
-¿Tiene alguna opinión de la música actual? Hoy reina en la música en español la llamada “música urbana” y artistas como Bad Bunny.
He escuchado diferentes expresiones de la llamada “música urbana”. Conozco el hip hop, el rap, el trap, el reggaetón. Ahora, en Cuba, hay una variante de esta música a la que llaman reparto, o reparterismo. Son expresiones que parecen surgir de sectores humildes y supongo que, en parte, son resultado de las nuevas tecnologías, programas de música que ruedan hasta en los teléfonos.
-Hay una canción muy interesante en su último álbum: Para no botar el sofá. Ahí dice: “No quiero el abrazo con horma, ni el beso como obligación, no quiero que vicios y dogmas dispongan en mi corazón. Los vi truncar publicaciones, inteligentes, y descalificar canciones por diferentes”. ¿Qué es lo que intentó retratar en esta composición?
Nunca me ha gustado explicar las canciones. Esa la hice una de las veces que conversábamos en mi blog sobre nuestra realidad, desde diferentes puntos de vista. Solo estoy hablando de que prefiero el libre albedrío, no las imposiciones (cosa difícil en este mundo).
-¿Se consideró en algún momento una persona dogmática?
El dogmatismo, en los mejores casos, no es más que ignorancia y tozudez. Por mi parte, siempre he tenido el vicio de hacerme preguntas, e incluso de no conformarme con lo primero que me parece. Creo que se nota en mis canciones. Desde joven me identifiqué con la palabra Aprendiz.
-Usted dice “los vi descalificar canciones por diferentes” en este tema. Tengo entendido que se refería a la desconfianza que generó la aparición de trovadores cubanos en tiempos de la Revolución. ¿Por qué cree que se generó eso? ¿Qué clase de desconfianza despertaron?
En primerísimo lugar, nuestras canciones empezaron a usar muchas palabras que no eran habituales en lo que se escuchaba por entonces. Unos empezaron a decir que éramos “raros”, otros a decir que “surrealistas”, otros que “elitistas”, otros que “extranjerizantes” y algunos, también, se atrevieron a usar la palabra “contrarrevolucionarios”. Es algo que suele pasar cuando surge algo diferente, no visto, no escuchado. Es el apego incondicional a lo conocido, por “seguro”, y el rechazo a lo nuevo, a lo desconocido, por “transgresor”. Algo que ha pasado muchas veces en la historia del mundo, en todas latitudes.
-¿Cree que esa generación de cantautores es irrepetible?
Como todas las generaciones, la mía es resultado de un devenir, de una historia y de circunstancias específicas; y claro que también resultado del desarrollo de la tecnología y las comunicaciones. En mi época grabar una canción era poco menos que imposible. Ahora cualquiera lo hace con un teléfono, e incluso se filma y se proyecta al éter. Bien diferente.
La situación en Cuba
-En un posteo reciente en su blog Segunda cita, dijo con respecto a Cuba: “Distintas señales sugieren que está ocurriendo una especie de desaparición paulatina del sentido de dignidad nacional. Lo siento en hechos ciudadanos del día a día”. ¿A qué se refiere? ¿Cree que está desapareciendo el sentido de dignidad nacional en su país?
Cuba es víctima de un bloqueo genocida –como lo calificó Gabriel García Márquez– desde hace más de 60 años. Esto nos ha obligado a gastar enormes recursos resistiendo y tratando de burlarlo. Para colmo, nuestros enemigos nos tienen en una lista de países terroristas, lo que nos limita aún más el comercio y las relaciones con el mundo. Aunque vivo convencido de que el bloqueo ha generado nuestras mayores dificultades, no soy de los que lo culpan de todo; soy consciente de que en la desesperada lucha por la supervivencia, también se han cometido errores, dogmatismos políticos y económicos. Este conjunto de factores ha provocado un desgaste no solo material sino también espiritual, lo que se refleja en frivolidades y desidias ciudadanas con las que lidiamos cotidianamente. No es la primera vez que digo que algún día se va a escribir un trabajo científico sobre el profundo daño que al pueblo cubano le ha hecho esta situación de odio y acoso constante y creciente. Acaban de demostrar su vigencia las amenazantes declaraciones del jefe del Comando Sur del poderoso ejército norteamericano y las de otros funcionarios imperiales.
(Photo by Alfredo ESTRELLA / AFP) ALFREDO ESTRELLA |
-¿Le preocupa el ascenso de la ultraderecha y de las ideas totalitarias que se ha visto en distintos países en los últimos años?
Me preocupan muchas cosas. En primer lugar que haya tanta codicia, egoísmo, brutalidad; tanta impiedad, tanto crimen y genocidio impune. Es insoportable ver lo que hacen a diario, a la vista del mundo, al pueblo palestino. Me preocupa profundamente el ejemplo, la terrible enseñanza que todo esto está dejando en las nuevas generaciones. También me preocupa que haya dogmas que distorsionen ideas nobles. A veces pareciera que no somos capaces de aprender. José Martí, el Apóstol de Cuba, dijo que tenía fe en el mejoramiento humano. Son tiempos donde no es fácil mantener esa fe. Pero hay que sobreponerse y continuar.
A 35 años (y cinco días) del aquel concierto en Chile
sábado, 5 de abril de 2025
Hace unos días se cumplieron 35 años del concierto que Chucho Valdés, Irakere y yo hicimos en el Estadio Nacional de Chile. A propósito se han producido algunos comentarios. En Cuba incluso se hizo un programa de televisión, recordándolo. Algunas personas han dicho que les gustaría que contara algo. Aquí voy.
Chile fue el primer país Latinoamericano que visité. En setiembre de 1972 Gladys Marín, a quien conocí por Isabel Parra, nos invitó a Noel Nicola, Pablo Milanés y a mí a un congreso de la Jota. Ya en Santiago, todas las noches íbamos para la Peña de los Parra, donde tuvimos una idea de lo amplio que era el movimiento de la canción chilena de entonces. Por aquellos días fuimos a Valparaíso, con Víctor Jara, a cantar en la Universidad, pero yo me quedé durmiendo en el auto porque estaba enfermo de la garganta. También recuerdo que el presidente Allende nos recibió en La Moneda. Estuve en tres ocasiones muy cerca de él.
Por todo esto, desde hacía mucho quería volver a Chile. Pero hacía 18 años que, por el gobierno militar, era imposible que alguien de Cuba viajara a ese país. Sin embargo, teníamos noticias de que nuestras canciones solían circular clandestinamente. Sabíamos, por amigos, que nuestros discos y casetes eran camuflados para pasarlos por las aduanas. También hubo promotores y artistas, como Ricardo García y Gloria Simonetti, que se arriesgaron a reproducir nuestros temas. Son factores que sin duda contribuyeron mucho a crear la carga emotiva necesaria para que se produjera aquel encuentro en el Estadio Nacional.
Todos los que habíamos estado en Chile y habíamos conocido a Allende; todos los que después habíamos seguido el trágico proceso del golpe, las torturas, los asesinatos y los campos de concentración, vivíamos en vilo, esperando el cambio. Y el cambio de pronto llegó y a los pocos días me propusieron hacer el concierto y, sin pensarlo dos veces, dije claro que sí.
Recuerdo que volamos directo a Buenos Aires. Yo no sabía que allí me estaba esperando Santiago Feliú, que llevaba más de medio año perdido de Cuba, donde algunos pensaban que había emigrado definitivamente. La realidad era que Santi había estado viviendo interesantes experiencias en varios países, sobre todo en Colombia, donde conoció a Carlos Pizarro y pasó algún tiempo en las montañas, acompañando a su insurgente nuevo amigo.
Santiago había perdido su pasaporte y cruzaba fronteras con mucho riesgo, pero lo único que quería era volver a su país. Así que lo amarré a mi destino y, haciendo malabares, logré que volara a Santiago de Chile como parte de nuestro grupo y, por último, que regresara a Cuba con nosotros. Recuerdo que pasó todo el concierto sentado en la escalera de acceso al escenario.
A lo largo de mis casi seis décadas de actividad profesional he tenido la suerte de tocar junto músicos extraordinarios. Pero, si me preguntaran sobre alguna impresión especialísima, podría empezar mencionando a Chucho Valdés.
Todos lo hemos visto crear y tocar maravillas, pero yo tuve el privilegio de verlo realizar un milagro: las tres horas y media de música que montó con su banda para acompañarme en aquel concierto. Quizá alguien dirá: y ¿qué tienen de extraordinario tres horas y media de música? Y ahí ripostaré que todo ese trabajo se hizo mientras él e Irakere participaban en el Festival Jazz Plaza del 90, ¡en solo tres semanas!
Hace algunos años, estando en Ojalá, sonó el teléfono y era Chucho. Me sorprendió un poco su llamada porque él no es de llamar mucho. Entonces, de pronto, me soltó: “Silvio, estuve escuchando el concierto nuestro en Chile. Y déjame decirte que creo que eso es lo mejor que yo he hecho en mi vida. Quería que lo supieras. Nos vemos.” Y colgó.
Como se sabe, toda la primera etapa de mi generación de trovadores fue un tanto turbulenta. La revolución era joven, el personal variado; las ideas chocaban, no estaba formado un criterio profundo, realmente humano sobre algunas cuestiones importantes. Por eso varios jóvenes trovadores fuimos vistos como proscritos. En 1971 Isabel Parra vino a Cuba por segunda vez (había estado en el Encuentro de la Canción Protesta de 1967, auspiciado por Casa de las Américas). Una mañana tocaron a la puerta de mi apartamento y –oh, sorpresa– era ella. Sus palabras, casi exactas, fueron:
—¿Tú eres Silvio? Bien; yo soy Isabel Parra, y vengo a ver si eres tan malito como dicen algunos.
Aquel encuentro nos hermanó para siempre. Tiempo después llegó el exilio, cuya primera parte pasó por supuesto en Cuba, donde compartió conciertos con el Grupo de experimentación Sonora. Luego se fue a París, donde siempre nos vimos cuando yo pasaba por allá. Alguna vez viajó a España, para vernos; la recuerdo en un avión, poniéndome unos cascos para que descubriera a The Police. Y luego vino Buenos Aires, donde esperaba el cambio para cruzar la cordillera.
La verdad es que no podía hacer aquel concierto de reencuentro con Chile sin mi querida amiga –grandísima de la canción latinoamericana– Isabel Parra, que, si mal no recuerdo, estuvo con su hija Tita, con su sobrino Angelito y con otros jóvenes músicos.
Con lo que me pagaron empecé a reunir para hacer estudios de grabación más avanzados en mi país. Ojalá, Abdala y los estudios Eusebio Delfín son testigos.
Debo confesar que al día siguiente del concierto, en un mercado popular de Santiago, tuve la debilidad de comprar una escafandra –quién fuera– que todavía vive en un lavabo de mi casa.
Silvio Rodríguez: Poética del amor revolucionario
Por: Víctor Casaus
8 abril 2025 |
Silvio Rodríguez: Poética del amor revolucionario. Foto: Cubadebate
A lo largo de una trayectoria de más de medio siglo, Silvio Rodríguez se ha convertido en referente indispensable de la poesía y la canción latinoamericanas. Nombrarlo es también pensar en Cuba y en su historia, sobre todo a partir del triunfo de la Revolución,cuyo discurso ético y político ha sido fundamental para la creación de su poética del amor revolucionario, lanzada a sus oyentes desde el lugar en el que se define como trovador: una zona limítrofe entre la poesía y la canción.
En este libro, que nace de una disertación premiada por la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, Limarí Rivera Ríos parte de ese lugar fronterizo para llevarlo hacia los orígenes de la canción, las tradiciones con las cuales el trovador establece sus parentescos y los temas que se suscitan en ese viaje a los principios: cómo aborda Silvio el tema racial en sus canciones; de qué forma enfrenta la modernidad y la posmodernidad; cómo representa al sujeto femenino, en especial a partir del discurso del heroísmo revolucionario en sus canciones; de qué manera estas dialogan con la poesía de Nicolás Guillén o la de José Martí, y cómo hilvana en ellas la poética del amor revolucionario: sus desafíos, tensiones, contradicciones...
Estos y otros temas confluyen en la indagación de una poética sugerente y profunda: la de una figura artística, intelectual y política esencial que, si bien ha sido objeto de biografías y estudios de musicología, merecía una investigación que integrara la poesía, la canción, la filosofía, la perspectiva racial y feminista con espíritu crítico y rigor académico.
(Ediciones Katatay)
Trovadora cubana Liuba María Hevia cerró visita a Chile en Feria del Libro de Recoleta
Santiago de Chile, 9 abr (Prensa Latina) Liuba María Hevia, una de las voces emblemáticas hoy de la trova cubana, finalizó una visita a Chile con un concierto en la Feria Internacional del Libro y las Ciencias Sociales (Filcs2025) en la comuna de Recoleta.
Fotos: PL-Chile
Acerca de su viaje, la cantante dijo a Prensa Latina que es la primera mitad de una gira por Sudamérica y en esta ocasión abarca a Argentina (donde dará en total siete conciertos) y Chile.
En este país se presentó en la Sala Máster de la Universidad de Chile y concluyó con su participación en la Filcs en una actuación –según sus palabras- un poco informal e íntima constatando la cercanía entre la gente.
Aprovechó, además, para conversar con el público acerca de su libro infantil Mi niña imaginada, editado en España y donde aparecen varias de sus canciones, así como de la compositora Ada Elba Pérez, de quien Liuba interpreta numerosos títulos.
El volumen, señaló, contiene láminas para colorear y además porta los códigos QR para que los niños accedan a varios animados infantiles, y entonces resulta como una fiesta, dijo.
Ante un público formado principalmente por adultos, cuando solicitó sugerencias sobre las canciones a interpretar varias de ellas estuvieron referidas a piezas infantiles, como Señor Arcoíris y Estela.
La trovadora comentó que le causa mucho orgullo y alegría cuando se encuentra con alguien joven, o personas no tan jóvenes, y le dicen haber crecido escuchando sus canciones.
Al cierre de su presentación, Liuba María Hevia se refirió a dos mujeres a quienes calificó como gigantes de nuestro continente, la Premio Nobel de Literatura Gabriela Mistral y la compositora y cantante cubana Teresita Fernández.
Es un momento muy especial para mí, aseguró, poder hacer un homenaje a ambas a través de la Ronda compuesta por Mistral y musicalizada por Fernández, y acto seguido cantó acompañada por el público “Dame la mano y danzaremos”.