jueves, mayo 17, 2007

Silvio en Chile-II

Silvio:memorias trovadas de una revolución. Joseba Sanz.Editorial txalaparta.

El día 12 de marzo de 1990 Roberto Bravo tocaba al piano te recuerdo Amanda en el Estadio Nacional de Chile, durante el primer encuentro del nuevo presidente Patricio Aylwin con el pueblo. 17 años de terror fascista habían tocado a su fin y un largo periplo se abría para los chilenos en la recuperación de sus libertades, en la consecución de la amnistía absoluta para los presos, en la búsqueda de una autentica democracia. El camino no estaba haciendo mas que comenzar, pero la esperanza había vuelto a los corazones de todos los que esa noche escucharon aquella canción de Víctor dedicada a su madre Amanda
Te recuerdo Amanda,
La calle mojada,
Corriendo a la fabrica
Donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha,
La lluvia en el pelo,
No importaba nada,
Ibas a encontrarte con él..

Diecinueve días después, el 31 de marzo, el cubano Silvio Rodríguez actuaba en el mismo estadio para 80.000 personas.

Silvio se había convertido en una leyenda para los chilenos. Su música había comenzado a escucharse en círculos de intelectuales y estudiantes, y muy pronto sus cassettes, mil y una vez reproducidos, pasaron de mano en mano para llegar a todo el pueblo, convirtiéndose en símbolo de la resistencia. Su música entraba al país camuflaba como música de El Puma o de Julio Iglesias o escondidas en los lugares mas disímiles. Silvio era una autentica bandera de la rebeldía.

Los cantores chilenos encontrarían a través de Silvio su propia identidad en una sociedad dominada por la cultura norteamericana y a la vez lo usarían como instrumento de lucha contra la dictadura. El relevo de Isabel Parra no fue tomado hasta los finales de los 70, en que comenzaron a cantarse las canciones de Silvio. El primero que lo hizo fue un canto popular llamado Florcita Motuda, pero sin dar a conocer el autor, diciendo que era un tal. J. Rodríguez. Mas tarde Gloria Simonetti, cantante muy identificada con el régimen, canto Ojala en el Festival de Viña de Mar, dando el nombre del autor. Esta canción adquiría gran popularidad, comenzaría a radiarse y Gloria Simonetti continuaría cantándola en televisión.

En la voz de la Simonetti, partidaria del gobierno fascista e incensurable en los medios de comunicación, la canción adquiría un doble sentido. Para ella era una bella y profunda canción de amor(lo que en realidad siempre fue), pero para el pueblo chileno aquel Ojala significaba el repudio a Pinochet y su gobierno. A pesar de que la cantante había cambiado el verso que decía "a tu viejo gobierno de difuntos y flores" por " a tu viejo invierno" todo Chile deseaba con mayores fuerzas al escuchar aquella canción que algo borrara súbitamente a aquel anciano loco.

Ojala se te acabe la mirada constante,
La palabra precisa, la sonrisa perfecta,
Ojala pase algo que te borre de pronto…
Gloria Simonetti, sin darse cuenta, estaba alimentado la oposición al régimen.

Florcida Motuda, Cecilia Etxenike y el pianista Roberto Bravo, que incorporaría Unicornio y Te amare y otros temas a su repertorio, continuaron dando a conocer la obra de Silvio, y Ricardo García comenzaría a editar, con muchos problemas-siendo incluso acusado de introducir material subversivo- los discos de Silvio.

Silvio y Víctor Jara habían permanecido vivos, a pesar de los años, como leyendas imperecederas dentro de cada chileno.

La Alameda, llamada Avenida Bernardo O´Higgins, lucia oscura y tenebrosa en aquella madrugada del otoño austral, tal como Silvio la viera en el 72. En las paredes se percibía una extraña homogeneidad. Sobre los carteles de la reciente campaña electoral una imagen se repetía constantemente campaña electoral una imagen se repetía constantemente haciendo detener la vista. Un cubano, Silvio Rodríguez, iba a ofrecer un único concierto en el Estadio Nacional. El sueño de muchos chilenos iba a verse hecho realidad. Un chileno amigo de Silvio, que había estudiado Medicina en Cuba en el 71, había luchado por conseguir que volviera a Chile para decir adiós a la pesadilla recién vivida y ofrecer el mayor concierto jamás visto en Santiago de Chile.
Anteriormente, durante la dictadura, Silvio había pensado en revivir la aventura del cineasta Miguel Littin y entrar clandestino a Chile para cantar sus canciones al pueblo. Ahora, ya no era necesario, Chile le esperaba con los brazos abiertos.

Antes de partir declaro a Prensa Latina. "Quiero volver a cantar para los chilenos y desde ahora estoy emocionado. Tengo una gran expectativa en vísperas del reencuentro con un publico que se mantuvo fiel, durante casi dos décadas, a mis canciones. Este va a ser uno de los momentos mas importantes de mi vida artística".

En el aeropuerto de Pudahuel recibió la primera impresión fuerte del viaje. "Allí recibí el primer latigazo. Me estaban esperando, entre todo ese publico, Isabel Parra, su hijos y otros amigos, y recordé que la primera vez que estuve en Chile, en el año 72, estaban Isabel y Víctor Jara. Ahora cuando abrace a Isabel, mire entre la gente y comprendí que estaba esperando encontrar el rostro de Víctor entre ellos".

De camino a la ciudad una enorme pancarta le daba la bienvenida."¡SILVIO TE QUEREMOS COÑOOOOO!".

Al día siguiente Silvio visito el Estadio Nacional. Estaba completamente vació y le parecía inmenso."Fue impresionante ver sus proporciones estando vació. Saber, además, que estaba totalmente vendido y tratar de imaginármelo lleno me produjo una sensación escalofriante".

En los alrededores del estadio se vendían souvernirs con su nombre y su figura: cintas, afiches, camisetas, carteras, bolsos, brazaletes. Todo el mundo reconoció por la calle a Silvio, le saludaban desde los autobuses, se ofrecían a llevarle en coche cuando iba caminando, le pedían autógrafos, le estrechaban la mano. Las conferenciantes de prensa que ofreció fueron tumultuosas y para el concierto había mas de 600 periodistas acreditados de Chile y otros 17 países, incluidos Inglaterra, Francia y Noruega. En el mercado se podían encontrar todos sus discos, al fin legales, publicados por el sello Alerce, e incluso una cinta de video de la Gira por la Patria, Álvaro Godoy, que habían conocido en la cárcel la música de Silvio, había conocido en la cárcel la música de Silvio, había fundado la revista musical La Bicicleta, que incluía textos de sus canciones y estaba editando varios libros con toda la obra musical de Silvio. En los últimos meses Silvio había inundado las programaciones radiofónicas y la prensa hablaba constantemente de él. Su visita era todo un acontecimiento.

En rueda de prensa declaro. "El concierto se va a realizar. Si las condiciones climáticas lo impiden este sábado, esperaremos. Yo el día 17 tengo una guardia en el CDR de mi barrio, así que puedo estar aquí hasta el 15".

Le acompañaba Irakere, uno de los mejores grupos de jazz de Cuba y del mundo entero, reconocido y admirado en los mejores escenarios internacionales, incluido EE.UU.
Cuando surgió la posibilidad del concierto Silvio había dado por terminada su etapa con Afrocuba. Ellos estaban inmersos en su propio trabajo y le pareció el momento oportuno para hacer algo con Irakere. Había montar el concierto en apenas mes y medio, preparar las orquestaciones y los arreglos, ensayar; el reto era importante. La disciplina y la profesionalidad obraron el milagro.
Los componentes de Irakere eran: Chucho Valdes, director y tecladista; Orlando Valle, flauta y teclados; Enrique Pla y Oscar Valdes(hijo), drums; Oscar Valdes y Miguel Anga, percusión cubana; Adalberto Lara y Juan Munguia, trompetas; Javier Zalva y Cesar López, saxos; Carlos Álvarez, trombon; Carlos del Puerto y Diego Valdes, bajos; y Carlos Emilio Morales, guitarra.
Los mayores expertos chilenos en este tipo de "megaeventos" fueron contratados para el concierto. Doce días antes había comenzado la instalación del gigantesco escenario y las cuatro pantallas de video, y la potencia de iluminación seria de 800.000 watios. El concierto seria grabado por la Televisión chilena y ofrecido en diferido para millones de personas. También se editaría un disco triple. Ni Willie Colon ni Rod Stewart ni Bon Jovi había logrado en Santiago lo que Silvio lograría aquella noche. Un titular de prensa había anunciado días ante. "No queda ni media entrada para ver a Silvio".

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