El cantautor cubano Silvio Rodríguez resolvió salir a las calles de Cuba para dar 40 conciertos gratuitos. Según dijo a BBC Mundo, siempre que su país "se mueve", él toma este tipo de iniciativas. Informe de la BBC, en La Habana, Cuba. La Habana (BBC Mundo y La Tribuna de la Habana).
El cantautor cubano Silvio Rodríguez resolvió salir a las calles de Cuba para dar 40 conciertos gratuitos. Según dijo a BBC Mundo, siempre que su país "se mueve", él toma este tipo de iniciativas. En el barrio Jata de Guanabacoa, hasta los más jóvenes aprecian la música y la poesía de Rodríguez, quien más allá de su mensaje político ha logrado que sus canciones se conozcan en toda la región. En el video del corresponsal de BBC Mundo en La Habana, Fernando Ravsberg, se puede escuchar al artista y a sus aficionados en uno de los eventos del pasado fin de semana. Silvio brindó su concierto en el barrio periférico La Jata, en el municipio habanero de Guanabacoa, aclamado por cientos de vecinos y con la presencia de Abel Prieto, Ministro de Cultura, de personalidades de las artes y las letras, y de quien constituye una institución: Enriquito, el legendario babalao, cuya fama posee repercusión internacional, pues cuenta con más de tres mil ahijados. Desde varias horas antes, cientos de personas participaron en propuestas culturales diversas, en el área prevista para la puesta musical, en la calle Central del barrio, que dio inicio a las 7:00 p.m., bajo fuerte ovación. El entusiasmo era evidente en el auditorio, lo cual se reflejaba en su alegría, traducida en palabras, como en el decir de Belkis Cortina, estudiante de Arquitectura de la Ciudad Universitaria José Antonio Echeverría: “es muy buena la idea de Silvio de llevar su concierto por los barrios, como aquí en La Jata, donde casi nunca llegan grandes artistas como él”.
Alvaro Pérez Fernández, jubilado y miembro de la Asociación de Combatientes de la Revolución, manifiesta que “actividades como esta deben hacerse más a menudo, porque es muy lindo ver esta alegría en el pueblo, por poder ver tan de cerca de artistas tan populares como Silvio y sus invitados”. La profesora Odalys Díaz, acompañada por veinte estudiantes de la Secundaria Básica Mártires de Guanabacoa: “nos sentimos muy emocionados porque es la primera vez que vemos tan de cerca a un cantante de tanto prestigio como él y quisiéramos que se repita esta iniciativa”. Silvio Salió a escena y anunció que piensan continuar esta gira por 30 ó 40 barrios de La Habana y seguir por otros lugares con estos pequeños conciertos con músicos invitados. Añadió que esa noche daría inicio con una sonata de Haydn, interpretada por la cellista Amparo del Riego, la flautista Niurka González y la violinista Helen. Fueron breves momentos de música de cámara de excepcional calidad que el público supo apreciar y le tributó cálidos aplausos.
El cantautor Eduardo Sosa irrumpió en escena con una obra multigenérica en la cual la trova abrazó al son, a la zarzuela, al bolero, a la guarachaa, Mozambique y a la música clásica. y recordó a todas las Marías cuyo nombre ha titulado páginas emblemáticas de la música cubana y latinoamericana, desde María la O, María Caracoles y María Bonita. Silvio recibió la más alta condecoración que confiere el consejo popular La Jata Naranjo: la Palma Jata, y brindó un hermoso concierto, acompañado por la flautista Niurka Rodríguez y el grupo Trovarroco.
Resumió el cantautor lo más representativo de su repertorio en temas plenos de lirismo que coreó el público con gran entusiasmo, como: La canción de la trova, Oleo de una mujer con sombrero, El escaramujo, entre otras. También seleccionó títulos que hablan de su amor por la Patria y por la Revolución, como La maza, La era está pariendo un corazón y le insufló un aliento muy sentido a El elegido, dedicado a Abel Santamaría.
Como un grupo de niños le pidiera más canciones, aun faltando buen tiempo, para el final, Silvio, al poco rato cantó dos temas muy bellos, dedicados a la infancia, particularmente Pioneros, inspirado en la evocación de su niña de un combatiente internacionalista que conoció en Angola, y su antológico Reparador de sueños. Con El Necio respondió a quienes han intentado hacerle cambiar su vertical postura revolucionaria, a lo cual siguió La rabia y luego Mayor, Quien fuera, como final. Y el auditorio reclamó otro tema, al que respondió con Pequeña serenata diurna, donde expresa: “vivo en un país libre (…)Y soy feliz porque soy gigante”.
Y El unicornio azul fue su segunda respuesta a las aclamaciones de aquel público que no cesaba de aplaudir, hasta que Silvio anunció la llegada de Los Papines. Entonces, la rumba al llamado del tambor llegó a la calle y La Jata comenzó a bailar con la pasión de siempre, porque allí la rumba late en la sangre y aflora en las cadencias del baile. .
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