miércoles, octubre 19, 2011

A propósito de un muy doloroso asunto

Vicente Feliú
Creeme
Últimamente he leido algunos artículos que hacen alusión a cierta polémica en la que se pretende involucrar a Silvio Rodríguez con Pablo Milanés, y estoy convencido que no existe tal, entre otras cosas por imposible. Polémica ha sido la actitud de Pablo consigo mismo y con sus canciones, las mismas que a centenares de miles de personas en el mundo conmovieron y ofrecieron asideros para la reflexión durante más de cuarenta y cinco años.

Que Silvio, trovador mayor, decida salir en defensa de los intelectuales cubanos a los que Pablo acusa de cobardes por firmar una adhesión a defender Cuba, atacada constantemente desde el Miami punta de lanza de la derecha fascista de los Estados Unidos, es la cosa más natural del mundo. (Por cierto, creo que el único intelectual miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba que no firmó fue Pablo).

Que hombres y mujeres de Cuba y de otros lares, para quienes Pablo ha sido una compañía sonora de dignidad, solidaridad y amor se sientan defraudados y quieran decirle su enfado, me parece la cosa más natural del mundo.

Lo que no me parece natural es que con todas las opiniones que ha tenido Pablo Milanés, no hubiera expresado siquiera alguna de ellas en la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, órgano máximo de gobierno del país de la que fue miembro aunque jamás asistió, ni tampoco en las asambleas del barrio donde se han discutido infinidad de planteamientos muy sólidos en los últimos años.

Lo que no me parece natural es que tantas opiniones no hayan dado lugar a canciones, de las que Pablo sabía componer muy bien.

Lo que no me parece natural es que no haya ofrecido opiniones a la prensa cubana, también considerada muy mal por Pablo, porque hace muchos no acepta entrevistas.

Lo que no me parece natural es que en la gira que Pablo realizó por Cuba hace pocos meses no dijera una sola de las opiniones que ofrece a la prensa española y ahora a la más reclacitrante prensa enemiga de nuestro país.

Lo que no me parece natural es que teniendo en las venas sangre del Bayamo irrredento no haya pensado que a la Trova Cubana no se le debe traicionar porque es la Patria misma.

En muchas partes del mundo no se comprende bien el concepto que los cubanos tenemos sobre la Patria. Quizás pudieran leerlo en José Martí, en cualquier texto desde que era un adolescente, y ya con más definición y potencia en los textos escritos en los Estados Unidos. Quizás pudieran dar una ojeada el concepto que tienen George W. Bush o Barack Obama y hacer justamente lo contrario.

El origen de esta situación -repito que no entre Silvio y Pablo sino entre Pablo y medio mundo-, es la bronca cubana con los gobiernos estadounidenses que viene desde el Siglo XIX cuando intervinieron en nuestra guerra de independencia, ya prácticamente ganada contra el colonialismo español, arrebatándonos la victoria. Durante todo el Siglo XX intervinieron cada vez que levantábamos vuelo, cortando alas, hasta que irrumpió Fidel en la historia de Cuba. Luego en enero de 1959, los mismos yanquis que apoyaron al tirano Batista hasta el 31 de diciembre de 1958, recibieron a TODOS los asesinos batistianos que lograron huir y que habían colaborado en la muerte y de sapariciones de 20,000 personas, revolucionarias o no, entre 1953 y 1958, y que se robaron el erario público de la nación cubana. Parte de esos dineros sirvieron de base después a diversas organizaciones contrarrevolucionarias en los Estados Unidos, entre ellas la Fundación Nacional Cubano Americana, la de Jorge Más Canosa, Ileana Ross Lethinen, Lincoln y Mario Díaz Balart, Luis Posada Carriles, José Basulto, Carlos Alberto Montaner y muchísimos teroristas y asesinos más durante estos 50 y tantos años.

Las Damas de Blanco, señoras por lo general esposas y parientes de hombres que, pagados por los Estados Unidos hacían trabajos disímiles contra el gobierno cubano (en muchísimos países a eso le llaman traición, mercenarismo y cosas por el estilo) y por ello guardaban prisión con diversas condenas, marchaban en silencio por la 5ta Avenida de Miramar, vía por donde se transita a zonas importantes de embajadas, centros comerciales y de negocios, y también por donde se mueven los dirigentes más altos del país. Bueno, ya hace un tiempo TODOS sus parientes salieron de la cárcel y la mayoría también del país, y ellas siguen marchando en silencio porque de lo contrario no cobrarían los dividendos que les siguen pagando los funcionarios de la oficina de intereses de los Estados Unidos en La Habana. (Esto puede verificarse con cables de Wikileaks, si no se quiere investigar por Cubadebate u otros blogs más o menos oficiales.)

Los Cinco cubanos presos en Estados Unidos desde hace trece años, lo están porque buscaban información que nos permitiera evitar los desmanes de los que, desde ese país e impunemente, contrataban mercenarios para poner bombas y llevar a cabo todo tipo de actos terroristas contra Cuba y a veces también dentro de los mismos Estados Unidos. La información que Cuba le ofreció al gobierno norteamericano para que detuviera a los terroristas que tenía en su territorio fue utilizada para encarcelar, exclusivamente y de manera innombrable por vergonzosa, a estos Cinco Héroes de la República de Cuba. Los terroristas verdaderos están siendo homenajeados y paseándose por Miami.

Nuestra relación con los Estados Unidos es, lamentablemente, política, y también por el lado de allá. Por lo que no podemos ni ser ingenuos ni pecar de tontos. Porque “En el imperialismo no se puede confiar ni tantico así”.

A la fauna mafiosa mencionada más arriba le rindió pleitesía nuestro Pablo, y además por Radio y Televisión Martí, engendros de la falsificación mediática. Para muchísimos de nosotros, trovadores vivos y muertos, es algo que resulta imperdonable.

Los ídolos, mientras más altura alcanzan, más bajo caen. Creo que Silvio salió en defensa de todos a quienes Pablo explícitamente tachó de cobardes y vendidos al gobierno. Nadie más podía haberlo hecho con más derecho, en nombre de la Trova Cubana desde Castillo, Céspedes y Fornaris y de la Cultura en general.

Estoy convencido que Pablo está mal de su cabeza. Nadie en sano juicio es capaz de decir que va a cantar para los cubanos en Miami, de los cuales un por ciento altísimo creció con sus canciones -entre otras- y luego hablar especialmente para los batistianos sirviendo su propia cabeza en bandeja de plata. A nadie se le habría ocurrido. Solo a un ego perdido en sí mismo le resultaría posible.

Coincidimos muchos en que quien más pierde es la Cultura Cubana, es decir, la Patria. Pero la traición es común a los hombres, y de peores Cuba, aunque lacerada, ha salido y seguirá saliendo ilesa.

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