Por:
Giusette León García / CubaSí
9 Septiembre 2024
En el caso de Malva Rodríguez, no se trata solo de llevar la música en la sangre, lo cual es una verdad indiscutible si hablamos de la hija de los maestros Silvio Rodríguez y Niurka González, pero esta joven pianista supera los márgenes de la herencia y vive este arte como un descubrimiento personal, una elección constante.
—De hecho, no siguió a pie juntillas la ruta de ninguno de sus padres: cantautor y flautista. Desde segundo grado eligió el piano, ¿por qué?
—Verdaderamente, no escogí el piano en segundo grado: le dije a mi mamá que yo quería tocar piano cuando tenía tres o cuatro años y ella me puso a dar clases, después paré como a los seis, y de siete a ocho estuve estudiando cello. Cuando me tocó, en segundo grado, hacer las pruebas de la escuela de música, uno siempre pone dos posibles instrumentos, pero yo sabía que quería regresar a tocar piano, entonces siento que haber tenido esa incursión, después dejarlo, probar otra cosa, siento que me hizo tener más confianza en la decisión que estaba tomando en aquel momento. Yo disfruto mucho mi día a día sentándome a estudiar en el piano, me gusta mucho como suena, me gustan sus posibilidades técnicas, el repertorio es infinito, maravilloso, bello…
«Escogería de nuevo el piano, por todas las posibilidades que me ha dado de tocar con mis amigos, tocar con mis padres, toda la versatilidad que tiene el instrumento, que yo mañana podría decir: ya no quiero tocar más música clásica, pues hay diez mil repertorios posibles, porque es un instrumento muy versátil».
—Has crecido entre músicos, y buenos músicos. ¿Te exigen mucho en casa?
—Sí, pero no demasiado. En mi opinión, es la exigencia que tendría cualquier persona que se dedica a la música y quiere transmitir el respeto y compromiso con su profesión. La música es divertida, pero también es una disciplina que debe ser afrontada con seriedad y siempre buscando hacer un buen trabajo en cada cosa que uno haga.
—¿Consideras a tus padres una influencia en tu carrera?
—Diría que, sobre todo, en el sentido de la ética de trabajo, la importancia que se le da a los detalles, la constancia, porque tanto mi mamá como mi papá son personas muy trabajadoras, que siempre me han enseñado que la disciplina y el esfuerzo son muy importantes. Mi papá todavía va todos los días a trabajar al estudio. Y ahora que también he empezado a cantar un poco, mi profesora me dice que en algunas cosas tengo influencias de mi papá, también es la persona que más he escuchado cantar en toda mi vida, así que es lógico. Por mi mamá, por supuesto, también estoy muy influenciada.
«La música para nosotros es una forma de vida, no es una cosa que hacemos puntual en un momento equis, en mi casa todo el tiempo se está hablando de música y uno ni se da cuenta».
—Últimamente has incursionado en el canto. ¿Qué tan en serio te tomas esa faceta?
—A mí me gusta cantar, me parece muy bonito saber controlar tu voz, les tengo mucho respeto y aprecio a las personas que lo saben hacer bien, no me considero una de ellas, pero realmente cuando voy a cantar, me lo tomo muy en serio, ensayo, me aprendo lo mejor posible lo que voy a cantar... En estos últimos años empecé a recibir clases de canto porque pensé: bueno, si voy a hacer esto de vez en cuando, aunque sea esporádicamente, yo quiero darle el tiempo y el respeto que se merece. Yo no soy, ni me considero, cantante de profesión, pero bueno, lo disfruto de vez en cuando y es una faceta diferente que también me ha dado la posibilidad de participar en proyectos bonitos, siempre muy cercanos, muy familiares; hasta ahora siempre lo he hecho con personas que quiero mucho, que considero familia.
—¿Cómo te ves en el futuro?
—A mí me gustaría verme tocando mucho, principalmente música clásica, haciendo música de cámara, quizás cantando de vez en cuando… Me encanta hacer música y compartirla, disfruto la cotidianidad de eso y la magia que hay en prepararse, en superarse, o sea, yo no estoy estudiando piano y mirando un objetivo, una meta; yo estoy disfrutando el proceso de ir perfeccionando, mejorando mis habilidades artísticas en todos los ámbitos que decida explorar, siempre con el piano como centro de mi universo.
«De vez en cuando edito videos, estuvo la época del maquillaje, ahora estoy empezando a escribir críticas y crónicas, que también me gusta mucho, lo disfruto, pero no hay un objetivo y un lugar al que yo quiera llegar, estoy disfrutando el proceso. Hay cosas que me gustaría hacer, por ejemplo, tocar con orquesta, hacer alguna gira, viajar tocando y, como te decía, seguir perfeccionando cada vez más mis habilidades con el piano, mejorar mi primera vista, son objetivos que me propongo, pero es simplemente irme moldeando y perfeccionando. Si existiera una cosa que quiero ser, es artista, yo quiero ser una artista, comunicar y compartir lo que yo hago, encontrar conexiones con la gente a través del arte, a través de la música».
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